domingo, 23 de mayo de 2010

Si la nieve resbala por el sendero (30 de enero de 2007)

Si la nieve resbala por el sendero

Ansiábamos el invierno. Y el invierno llegó... Y no podemos decir que haya llegado sin previo aviso, aunque el sol del fin de semana pueda desdibujar el recuerdo. Advertidos estábamos suficientemente, pero una vez más la nieve, lejos de pintar cualquier grácil postal invernal y bucólica, nos cogió «en pelota» sumiendo al tráfico de Oviedo de nuevo en el caos. Y así la mañana del jueves se convirtió en una forma de terapia colectiva donde poner a prueba la capacidad de autocontrol de cientos de conductores ante las más variopintas maldiciones y los improperios más floreados. De nada sirvió que el señor Reinares se fotografiara cual Felipe II lamentando que no había mandado sus máquinas a luchar contra los elementos; el propio tiempo fue el que nos dio con su tregua la solución. De haber seguido nevando en esa mañana, la tendríamos armada. ¿Se acuerdan del año pasado? Fue un sábado y aunque a lo largo del domingo no nevó, de muchos lugares del municipio no se pudo salir hasta bien entrado el lunes e incluso el martes en determinadas zonas rurales.

Y con todo lo que estaba cayendo (y nunca mejor dicho) el señor Ovidio Sánchez denunciaba «falta de previsión y recursos» por parte del Principado. Si Oviedo estuviera gobernada por el Partido Socialista, habríamos escuchado, estoy seguro, que la situación vivida es fruto de una manifiesta incompetencia, de un descontrol total sobre los recursos técnicos y humanos, que de nuevo somos fruto de un terrible cerco, que cuatro copos de nada ponen de relieve el desastre de gobierno local que tenemos, y poco menos que todo obedece a un contubernio y/o extraña conspiración y bla, bla, blaÉ Esa capacidad de cambio de discurso en el PP, no deja de sorprenderme, palabra.

Personalmente, no voy a decirles nada. Prefiero evitar la crítica por la crítica. Incluso podría entender las circunstancias especiales que concurrieron. Sólo les pediría que aprendan de la experiencia y que junto con su presidente regional del PP, dejen de ver la paja en el ojo ajeno y no vean la viga en los propios. Que las alertas rojas son para algo. Que hagan lo que tienen que hacer para que esto no vuelva a suceder (obviamente, me refiero a la prevención y control de las consecuencias, no a que ningún responsable local ejerza de «Nuberu») y que me alegro de que nuestro Alcalde, responsable último de nuestro Ayuntamiento y de todo lo que en él acontece, no gobierne ninguna ciudad sueca o finlandesa, por el bien de los conductores nórdicos, claro.

Dice una canción popular: «Si la nieve resbala por el sendero, ya no veré a la niña que yo más quiero. ¡Ay! Amor, si la nieve resbala por el sendero, ¡qué haré yo!». Desde luego, de estar el sendero en cuestión en Oviedo, amigo mío, quedarte compuesto y sin novia...

Publicado en La Nueva España el 30 de enero de 2007

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