miércoles, 25 de marzo de 2015

COSAS QUE NO (O SÍ) IMPORTAN

El Otero

Cosas que no (o sí) importan

Los hechos nimios que pasan desapercibidos a nuestro alrededor

25.03.2015 
Cosas que no (o sí) importan
Cosas que no (o sí) importan
Fue suficiente un paseo dominical por la ciudad para ver dos cosas que, inmediatamente, me precipitaron sobre el papel en blanco: ya hay mimosas en El Fontán y empiezan a florecer los magnolios. Sumemos que por los caminos de nuestro entorno natural ya asoman las prímulas y ya está: ¡llegó! No sé si como Machado seguimos sin saber cómo ha sido pero, aun a pesar de este frío recuperado y de la lluvia testaruda, la primavera ha venido.
En el Campo, desde el año 2003 y para siempre, permanece en escultura de bronce, obra de Santarúa, el espíritu de Manolo Avello. Cada año, indefectiblemente, desde aquella ventana de "El Carbayón jovial" en estas páginas de LA NUEVA ESPAÑA, anunciaba urbi et orbi la floración de los magnolios como si el acontecer natural y periódico de las estaciones y sus consecuencias fuera noticia esencial. Y quizá lo sea. Son sucesos menores que pasan sin pena ni gloria entre tantas noticias truculentas. Hechos nimios desapercibidos entre la crónica político judicial diaria. Sucedidos camuflados entre páginas entintadas de dolor porque el mundo, definitivamente, parece obcecado en seguir ofreciendo imágenes de odio y escarnio; como empeñado en ir camino del barranco de la estupidez estólida.
Todos y cada uno de nosotros seríamos capaces de configurar, en un personal decálogo, las noticias más relevantes; a buen seguro que coincidiríamos en unas cuantas. Nuevas que ocupan cada día las páginas del periódico que tenemos en las manos y que parecen, en muchos casos, emperradas en repetirse como un mantra infinito. Lo que ocurre a nuestro alrededor nos afecta. De lo que piensan, proponen, planifican y ejecutan otros depende, en buena medida, una parte de nuestras vidas, así que cuidadín, cuidadín... vayamos con tiento que la res publica quizá no a todos preocupa, pero a todos ocupa. En fin, a lo que íbamos. Que presupongo -digo por decir- que en ese particular decálogo, no figurarán la floración de los magnolios, las prímulas o las mimosas. Como tampoco estarán -y sigo suponiendo- los primeros cantos de los grillos. Ni la sincera satisfacción de un perro revolcándose panza arriba en la yerba. Ni unos tímidos rayos de sol filtrándose a media tarde delante del escenario sublime del horizonte de las tierras del occidente. Quizá tampoco esté el fresco olor de una tarde de lluvia por los caminos naranquinos o la familiar fragancia de una pradera recién segada. O el viento, tenaz y redentor, en alguna de nuestras alturas carbayonas. Ni el placer del silencio en un mágico atardecer. Ni tantos y tantos instantes mínimos y, quizá, insignificantes. Verdaderos relámpagos de satisfacción, que son los que configuran esos paréntesis cotidianos de auténtica felicidad. Lo que sucede cada día en la vida política, social o económica de nuestra ciudad y de nuestro país es importante, ¡claro que sí! Pero hoy, aunque el grajo debe seguir volando bajo porque hace un frío del carajo, me vale el gozo de ver florecer los magnolios, o constatar, que un año más, ya hay mimosas en El Fontán y las veredas de los caminos se tiñen del color de las prímulas. Bien lo decía, con todo su sentido, Neruda: "Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera". Y caramba, un canto a la esperanza así ¡claro que es noticia!
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/03/25/cosas-o-importan/1732329.html

miércoles, 18 de marzo de 2015

LA VACA QUE RÍE

El Otero

La vaca que ríe

Sobre los secretos que guardan las tallas de las puertas de la Catedral

18.03.2015 
La vaca que ríe
La vaca que ríe
¡Cuánto no se habrá escrito sobre la Catedral de Oviedo! Quizá, sencillamente, sea inabarcable. ¡Es magnífica! Entrar en ella es acceder a otro espacio. Su silencio, su luz, su espíritu, su historia, su olor... sobrecogen. Flanquear su puerta es casi sumergirse en otro tiempo. Con nosotros, son miles de peregrinos los que han cruzado esa línea invisible entre la realidad cotidiana y un espacio con un tiempo difuminado e inmensurable.
En 1723, un rayo, tal vez celoso de esos privilegios mundanos, causó importantes destrozos en la torre por lo que, aprovechando las obras posteriores, el Cabildo decidió, en marzo de 1746, que "cuanto antes manden hacer unas puertas nuevas para la Iglesia, las que sean fuertes y bien adornadas en talla y moldura". José Bernardo de la Meana fue el responsable de su factura. Germán Ramallo, coautor del libro "La Catedral de Oviedo", nos brinda información sobre estas puertas centrales: "Están formadas por dos grandes hojas completas estructuradas en tres zonas de decoración. La central acoge figuras humanas (el Salvador y Santa Eulalia); la inferior, rodeada y coronada por marcos de máscaras y animales fantásticos, y la superior en la que está la zona heráldica con el escudo de España, en la hoja de la izquierda, sobre el Salvador, y la Cruz de los Ángeles, en el de la derecha, sobre Santa Eulalia. El Salvador protege a la ciudad de Oviedo, representada por la torre de su catedral y la fachada de la capilla del Rey Casto, y Santa Eulalia regando los campos. La estructura es de castaño y los paneles labrados de madera de nogal, paneles que en origen estabas cubiertos de pan de oro y policromía".
A finales de los 80, a Luis Suárez Saro y Jesús Puras se les encargó una restauración de estas puertas, por lo que el Cabildo, hace un año, les confió de nuevo un tratamiento de "conservación preventiva" para que luzcan su magnífico aspecto actual.
Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con el título de la vaca risueña? Lejos de mí hacer publicidad a ninguna empresa láctea. Ahora bien, datos sobre la historia de la Catedral y sus vicisitudes a lo largo de los siglos -que tenerlas, las tuvo y abondo- hay muchos y buenos, pero en el capítulo de las anécdotas de cada cuál... eso ya es otra cosa. Pues bien, mi primer acercamiento a estas puertas centrales de la Sancta Ovetensis no vino de la mano de ninguno de los muy buenos maestros que tuve en mi EGB, de ningún historiador ni de la lectura de la variada bibliografía que he ido reuniendo al respecto, sino del reto de encontrar entre las tallas barrocas ¡una vaca riendo! ¿Qué no me creen? Acérquense a la Catedral y busquen. Quizá, junto con la vaca, encuentren la misma satisfacción que aquellos niños que se contagiaban, no de la majestuosidad de la imponente construcción que nos rodeaba, sino de la sencilla y simple talla de una vaca que lleva casi trescientos años sonriendo a los ovetenses que, conservando aún la mirada cándida de un niño, quieran compartir esa sonrisa.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/03/18/vaca-rie/1728790.html

miércoles, 11 de marzo de 2015

LA FESTIVIDAD DE LAS SANTAS RELIQUIAS

El Otero

La festividad de las santas reliquias

Curiosos pasajes de la historia caídos en el olvido

11.03.2015
La festividad de las santas reliquias
La festividad de las santas reliquias
De los ovetenses decía Canella: " Alegres y decidores los más. Muy aficionados a la música y suele decirse de todos los nacidos cobijados por la torre gótica: Xente d'Uvieo tambor y gaita".
Siempre es buena la ocasión que justifique una fiesta. Sin embargo, hay celebraciones que, con el correr del tiempo, se fueron quedando varadas por los rincones de la memoria colectiva. Fiestas antiguas y muy distintas cuyos ecos apenas llegaron a nuestros día. Tal es es el caso de la romería de las Naranjas, que se celebraba en el entorno del monasterio de San Pelayo el 2 y 3 de febrero (San Blas), o la festividad de las Santas Reliquias, vinculada a la Catedral y que yo, al menos, desconocía. Y para iluminar mi ignorancia me sirvo de las respuestas dadas por un anónimo informador a un cuestionario enviado por Gil de Jaz a mediados del siglo XVIII y recogidas en el libro "Timbres históricos de la Ciudad de Oviedo": "En el 13 del mes de marzo se celebra en la Santa Iglesia Cathedral la solemnísima fiesta de las Santas reliquias, que por estar franqueada aquel gran día, a la común veneración de los fieles la Cámara Santa, y el indecible atractivo de la devoción que infunden puede reputarse el concurso, así de ciudadanos como forasteros, por uno de los numerosos del año. Trae su origen esta festividad desde el año 1075 en el que, viernes 13 de este mes (marzo), el Rey Don Alonso Sexto de Castilla, trayendo en su Real y heroico corazón las bastas empresas que meditaba, y después consiguió su valor (vino a este incomparable santuario de Oviedo, como hacían en aquella antigüedad nuestros cathólicos Reyes siempre y primero que empeñasen sus armas en ampliar la religión y libertad de estos Reynos de el yugo mahometano). Vino con él la Infanta Doña Urraca, su hermana, Señora propietaria de Zamora, muchos prelados y magnates de el Reyno (que no permite la estrechez del asumpto más ensanches) y hallando la Santa Arca de las Reliquias cerrada (pues nadie se atrevió a abrirla desde el Obispo Ponce lo intentó con necia curiosidad, quedando ciego con quantos lo acompañaban) el Rey inspirado de el cielo o porque su celo y fin era distinto, y habiendo precedido muchas preparaciones de sacrificios, rogativas y penitencias públicas y secretas se resolvió con el más reverente y Christiano valor a franquear la Arca Santa, reconociendo el celestial thesoro que encerraba, y sacar fuera de ella las que veneramos hoy en aquella oficina Sacrosanta (aunque no todas llegaron en la perdida de España) dexando dentro de la Arca otros dones de inapreciable estima, como aquella casulla prodigiosa con la que la Beatísima Virgen bajó en Cuerpo y Alma gloriosa a honrar a su Capellán San Ildephonso en la Santa Iglesia de Toledo".
Fue en tiempos del obispo Gutierre de Toledo (1377-1390) cuando se instituyó como fiesta de Oviedo gozando de oficio propio. Sobre él escribe el autor del extracto de Documentos referentes a las Sagradas Reliquias: "Las lecciones del segundo Nocturno de Maitines del oficio de fiesta, en las cuales se hace una relación de todo, pasaron a figurar en el Breviario antiguo de Oviedo, impreso en 1556, a petición del clero de la Diócesis, reunido en Sínodo, bajo el pontificado de Don Cristóbal de Rojas y Sandoval".
Pasaje curioso de nuestra historia que bien merece ser traído de nuevo a nuestros días.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/03/11/festividad-santas-reliquias/1725263.html

miércoles, 4 de marzo de 2015

CARTA DEL NARANCO A LOS OVETENSES

El Otero

Carta del Naranco a los ovetenses

Sobre la falta de respuesta institucional a los problemas del mítico monte del concejo

04.03.2015
El monumento prerrománico de Santa María del Naranco.
El monumento prerrománico de Santa María del Naranco. 
Mis queridos vecinos de Oviedo: 
Un año ya desde que, por este mismo medio, os trasladé en una carta mis temores e inquietudes. Un año. En todo este tiempo, desde mis alturas serenas, seguí velando y celando vuestra vida cotidiana. Confiado en que alguna de mis demandas encontrara el eco adecuado. Todo un año ha pasado y aquí sigo. Esperando. Y con cierta frustración, para qué vamos a negarlo. Quise hacer vuestros mis muchos miedos con la esperanza de que hicierais mi voz vuestra voz. Con la ilusión de que vuestra fuerza fuera mi fuerza. Con la creencia de que vuestra determinación se convertiría en mi impulso. Vuestra voluntad en mi oportunidad. Vuestra decisión en mi futuro. La realidad... Pues la realidad es la que es. La certeza a la que estoy resignado: todo sigue igual.
He asumido que mis problemas no son solamente la deforestación, las canteras, las líneas de alta tensión... Esos tendrían solución. ¿Sabéis cuál creo que es mi mayor problema? La indiferencia. Siento que no os importo. Que nada de lo que me ocurre os preocupa. Que nada de lo que me pasa es motivo suficiente para mover vuestra voluntad. Y la rabia y la pena me pueden. Tan sólo os pido que, de verdad, me ayudéis a ser lo que siempre fui: vuestro espacio natural por excelencia. ¡Vuestro bosque! No necesito más. No preciso de grandes inversiones. No deseo grandes e innecesarias infraestructuras.
Tampoco quiero convertirme en parte de los papeles de nadie, ocupando unas cuantas líneas de compromiso que se sacan a pasear convenientemente antes de vuestras citas electorales para luego condenarme, de nuevo, al olvido de algún cajón oscuro en vete tú a saber que despacho perdido.
Necesito vuestra ayuda sólo para ser lo que necesito ser. ¿No os dais cuenta aún? Me necesitáis tanto como yo os necesito. Qué bien me entendió ese escritor de vuestro vecino concejo de Grado, Valentín Andrés, cuando dijo esa frase que gusto de repetir y de la que me siento orgulloso: "Millares de siglos antes de existir Oviedo, el Naranco ya era ovetense".
Soy vuestra historia, vuestra vida, vuestro silueta esencial, vuestros recuerdos, vuestro horizonte, vuestro espacio vital, vuestro paisaje ancestral, vuestro abrigo, vuestro propio aire, vuestro reto, vuestro destino, ¡soy vosotros mismos!
¿De verdad es tan complicado aunar esfuerzos y voluntades para empezar a hacer algo, por poco que sea?
¿De verdad es tan difícil, que miréis para mí y decidáis llegado el momento de alzar la voz para reclamar lo que por historia, por derecho y por sentido común me corresponde? ¿De verdad es tan complejo sellar un compromiso real y firme con mi futuro?
Miradme. Entendedme. ¡Ayudadme!.
Os sigo esperando.
Siempre.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/03/04/carta-naranco-ovetenses/1721818.html

lunes, 2 de marzo de 2015

SOMBRAS ANÓNIMAS

El Otero

Sombras anónimas

El cruel destino de los que viven en la calle

25.02.2015 
Sombras anónimas
Sombras anónimas
Fue el pasado sábado. El día de nuestro singular carnaval cuaresmal. Caminaba por las calles espejadas con rumbo a ningún sitio; mero placer de callejear en este invierno redivivo que tal parece quisiera sentar sus reales con decisión antes de despedirse.
En una esquina cualquiera, de una calle cualquiera, ¡qué más da!, la vi. Acurrucada. Aovillada en su aparente derrota. Inmóvil dentro de sus silencios. Quién sabe si pidiendo una limosna, mendigando un futuro o, simplemente, sobreviviendo. De esa edad intermedia, indefinida y, seguro, exagerada por el frío y la soledad. Invisible. Inexistente a las decenas de personas que ante ella pasaban con mil disfraces para vivir durante unas horas en un pellejo que no es el suyo una realidad fingida. Imaginé que ojalá para ella su existencia fuera también de plástico y cartón. No. No lo es. Durante un segundo nuestras miradas se cruzaron. Y ese segundo se hizo eternidad. Y esa mirada abrió un abismo de incómodas preguntas. Me hubiera gustado sentarme a su lado. Acercarme a su cotidianidad. Conocer, siquiera, su nombre. Saber qué había pasado en su ayer para que su hoy fuera una fría e incómoda acera de Oviedo. Un presente, supongo, nunca previsto ni imaginado. No me atreví. Seguí mi camino con el eco de esa gélida y angustiosa mirada que me había taladrado y que anidaba en mi conciencia.
Seguí mi camino hasta el coche en el que me esperaba el calor y la comodidad para volver a casa. La música que me acompañaba en mi regreso, azar del destino, era un CD de Rafael Amor. Su peculiar voz, entre grave y melosa, con ese característico y amable acento porteño, cantaba: "Tiene un dolor de barca abandonada, en las arenas de una playa quieta y una niñez que baja a refugiarse en su madera seca. Violeta tiene un nombre de poema garabateado en una servilleta por esos parias en alcohol perdidos, tan solitarios, tristes y poetas". Y sí. Mi recuerdo se fue de inmediato hacia aquella acera. Podría llamarse Violeta. Seguramente no. Pero su vida es, desgraciadamente, la de multitud de seres humanos a los que el destino, a veces cruel, en ocasiones injusto, y la indiferencia de muchos -espectadores pasivos- empuja hacia unas cunetas invisibles por las que la dignidad y la justicia corren, inadvertidas, como el agua de esta tenaz lluvia de febrero fluye hacia las alcantarillas. Sombras anónimas en calles insensibles. Siluetas silentes. Deportados del primer mundo hacia los huecos de la impasibilidad social.
Violeta, vamos a suponer que se llamara así, que más da, nunca leerá estas líneas. Y si las leyera, seguramente le importarían poco. De nada le servirían. Nada le aportarían.
"...por una calle de un país cualquiera mi corazón, me dijo, es como el tuyo, late soñando con otras riveras, y yo que vivo yéndome de todo, al fin me fui sin volver la cabeza..."
Y con la música de Rafael Amor me fui, también, sin volver la cabeza...
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/02/25/sombras-anonimas/1718387.html