miércoles, 30 de octubre de 2013

"TEMPUS FUGIT"

http://www.lne.es/oviedo/2013/10/30/tempus-fugit/1491668.html

El Otero

Tempus fugit

Una reflexión sobre cómo afrontar la vida

30.10.2013 
Tempus fugit
Tempus fugit
Pocos tópicos tan ciertos como ese que constantemente aparece en incontables conversaciones: "Hay que ver cómo pasa el tiempo, si parece que fue ayer...". Lugar común, sin duda, y, temo, cierto. ¡El tiempo vuela! Caminar por los senderos de la vida permite tener, cada día que pasa, lógicamente, una perspectiva mayor. Miramos hacia atrás y vemos el punto de partida cada vez más pequeño, más lejano, aunque fresco en la memoria; pero esa mirada evocadora tampoco sirve de mucho; es preferible fijar la vista hacia adelante, y aunque no sepamos hacia dónde nos conduce el camino, ni en qué lugar estará escrito nuestro particular destino, disfrutar, al menos, de cada etapa del viaje.
Ya en el siglo XI, el poeta y astrónomo persa Omar Khayyam decía una frase breve, sensata y que debería mover a reflexión sobre el tipo de vida que ocupa la mayor parte de las hojas de almanaque que arrancamos cada noche: "La vida pasa, rápida caravana, detén tu montura y procura ser feliz".
Hace años, hablaba con Basilio, un viejo pastor de un pequeño pueblo de los Picos de Europa, cuyos surcos profundos en el rostro reflejaban mucha vida a cuestas; la suficiente como para adquirir una sabiduría y un sentido común, a pesar de casi no haber pisado la escuela en su infancia, envidiable y superior a la media; pues bien, hablando sobre la vida en la ciudad, las prisas, el estrés -término que desconocía- y todas esas mandangas, dijo algo que me hizo gracia, pero que, lógicamente, me dio que pensar: "Mira, guaje, yo no entiendo esi afán que tenéis de andar alloriaos y a les carreres si no corre nadie detrás de vosotros". Lo decía tan tranquilo, liando un "pitu" de picadura, como si tal cosa. ¿Tendría razón Basilio? Es posible.
Ummm... no sé si me estará yendo un poco la pinza. Bueno, pues esto viene a cuento porque hay fechas, un poco puñeteras ellas, que por sí solas tienen la capacidad de mover a reflexión, a incitar a revisar qué has hecho en ese camino que has andado y, sobre todo, a retorcerte para que intentes definir cómo quieres ruar lo que te queda de camino.
Hace unos días ordenaba un montón de fotos antiguas de Oviedo que gusto coleccionar, y aparecían muchas de un Oviedo que conocí y que ya no es. Esa ciudad ya extinta forma parte de ese camino que muchos ovetenses hemos recorrido. Calles, edificios, comercios, coches... congelados en una imagen ya imposible. Instantáneas que forman parte de esa ciudad que ha ido mutando poco a poco, transformándose de día en día, casi sin darnos cuenta. Escenas que, en su día, fueron noticia y que ya nadie recuerda. Y me dio una idea. La hemeroteca de LA NUEVA ESPAÑA es como una especie de máquina del tiempo en la que puedes entrar y ver, como si fuera en el momento que ocurrió, cómo era el Oviedo de, por ejemplo, hace cincuenta años. Revolver entre alguna de esas noticias que el polvo del tiempo y el olvido ha cubierto, rescatarla y traerla de nuevo a la actualidad. Puede ser un ejercicio divertido e interesante. Cada mes echar el lazo a uno de esos titulares ya descoloridos y caducados, y ponerlos de nuevo en primera línea del quiosco de nuestro presente. Leerla de nuevo con la perspectiva de este medio siglo vivido e intentar desmenuzar qué ha quedado de aquello. Nos sorprenderá ver que, en el fondo, hay cosas que no han cambiado tanto. A ver qué sale.
Publicado el 30 de octubre de 2013

MÁS ALLÁ DEL PASEO DE LOS ÁLAMOS


ANTONIO SUÁREZ: UN GIJONÉS CON HUELLA EN OVIEDO

Admiro profundamente a los pintores. Les envidio. Son capaces de plasmar en un lienzo una mirada, un instante, su visión de la vida. Abren los ojos a su realidad y la convierten en personales trazos de color y ensoñación. Para Horacio, una pintura es un poema sin palabras; no seré yo quien le contradiga. Por eso cada vez que un pintor, un artista, nos dice adiós, queda un hueco en el mundo que es imposible de rellenar. 
La semana pasada nos dejó Antonio Suárez, artista nacido en Gijón hace 90 años aunque residente en Madrid desde hace cinco décadas. Fue, sin duda, uno de los grandes creadores asturianos del siglo XX. Miembro fundador en 1957 del colectivo de artistas vanguardistas de posguerra “El Paso” y protagonista de una densa y fructífera vida que no pretendo glosar. Pero sí hay una faceta que me gustaría compartir y que me ha sorprendido: la huella, no pequeña, que ha dejado en Oviedo, y, especialmente, muy vinculada a la arquitectura. Sea este repaso a una parte de su herencia en la ciudad, mi pequeño homenaje a un artista que creo merece la pena conocer y recordar. 
Iniciemos, pues, ese paseo por la obra ovetense:

  • Vidriera emplomada en la Capilla de las Dominicas. Obra de Castelao, bendecida el 19 de abril de 1951.
  • Mural al fresco en el salón y cinco paredes en la vivienda del Dr. Joaquín García Morán, obra también de Castelao de 1958, demolida en la actualidad.
  • Tapices para “Kopa Club”, fieltro y tela pegados a tabla. Encargo de Juan Vallaure en 1958. Tras el cierre del bar en 1973, la obra fue abandonada por lo que se apolilló y descompuso.
  • Dos mosaicos y una vidriera con nervios de hormigón en los portales del Edificio del Serrucho, en la calle Cervantes, 15. Proyecto de Castelao. Edificio habitado en diciembre de 1958.
  • Mural para el local de máquinas de coser “Alfa” en las casas del Cuitu, calle Uría, 27-29. A finales de los cincuenta, Vallaure reforma el local en los bajos del edificio, proyecto de Ulpiano Muñoz de 1913, encargando este mural que representa a una mujer en una máquina de coser. Con una nueva reforma en 1991, quedan tapados tras unos tabiques de pladur.
  • Distintos murales en la capilla del Colegio Mayor Santa Catalina, residencia femenina de estudiantes, año de 1942.
  • Capilla del Hospital General de Asturias, edificio parcialmente inaugurado el 1 de marzo de 1961. Trasladada por remodelaciones internas a la primera planta en 1985, el espacio liberado quedó para uso de despachos que en la actualidad acogen los laboratorios de análisis clínicos. El mural que formaba parte del baptisterio permanece allí, aunque con numerosos daños. En 1998 se produce un segundo cambio y ahora se encuentra en la que era Residencia Sanitaria Ntra. Sra. de Covadonga. Las vidrieras, desmontadas, se conservan en el propio hospital y el Vía Crucis en el Museo de Bellas Artes de Oviedo.
  • Mural de panel cerámico representando unas copas para el bar “Sport” en la calle García Conde esquina La Luna. Obra también de Juan Vallaure de 1962. Fue destruido tras el cierre del bar a finales de 1990.
  • Numerosas obras en la fachada, el altar, el baptisterio y la capilla de invierno en la iglesia de Ventanielles, obra del arquitecto José Fonseca y Llamedo, inaugurada en marzo de 1963.
  • Mural en óleo sobre cemento realizado sobre el encofrado de la pared del portal, representando un paisaje industrial, en un edificio, obra de Juan Vallaure en 1963, en la calle García Conde. 
  • Mural cerámico en el interior, vidrieras y trabajo en forja en el vestíbulo, en un edificio para mutua de seguros en la calle García Conde, 5, realizado en 1963.
  • Mural para edificio de viviendas representando un paisaje agrario en un edificio de viviendas, proyecto de Castelao de 1963, en la calle Santa Susana, 35.
  • Talla de madera de San Juan Bautista, sagrario de teselas sobre puertas metálicas, Vía Crucis en pirograbado sobre madera, vidriera con una adoración de los ángeles, vidrieras con nervios de hormigón representando la predicación de Cristo y vidrieras del coro emplomadas entre teselas cerámicas, teselas cerámicas sobre cemento en el baptisterio en la iglesia de la Corredoria, obra de Juan Vallaure, inaugurada el 19 de marzo de 1964.
  • Vidrieras de la capilla del colegio Santa María del Naranco. Situadas en la planta baja, representan la Anunciación, la Visitación y el Nacimiento. Había también un Vía Crucis, que actualmente está descolgado por su excesivo peso. 1964.
  • Mosaicos para paños frontales y varios murales y vidrieras para la Delegación Provincial de Hacienda, Convento de Santa Clara, obra de reforma de 1966.
  • Paseo de los Álamos. Pavimento de 3689 m2. Obra de 1966.
  • Capilla de la escuela de enfermería del Hospital General de Asturias. 1968.
  • Vidrieras emplomadas en la Facultad de Filosofía y Letras.
  • Pavimento del gran vestíbulo de la facultad de CC Biológicas y Geológicas. Proyecto de Castelao de 1967.
  • Mural con teselas cerámicas sobre cemento representando a niños jugando al corro y a otros sentados en pupitres, en el Colegio Público de la Corredoria. Proyecto de Florencio Muñiz Uribe, inaugurado el 1 de marzo de 1969.
  • Óleo sobre tabla para la oficina del BBVA en el local que ocupaba el antiguo Café Peñalba. Proyecto de reforma de Vallaure de 1970.
  • Vidrieras en la capilla del asilo de las Hermanitas de los ancianos desamparados. 1973.
  • Cerámicas en la fachadas, vidrieras y murales en el palacio de los deportes. 1975.
  • Por último, el Museo de Bellas Artes de Asturias alberga en su fondo veinticinco obras del artista: trece pinturas, ocho dibujos y dos murales, uno con incrustaciones de tesela y el otro, un fresco, además de una serigrafía y prirograbados con escenas de la pasión de Cristo.

No cabe duda de que su huella en Oviedo es notable. Antonio Suárez se irá, pero su obra permanecerá para siempre.

Bibliografía y fuentes:
  • Artistas Asturianos. Ed. Hércules Astur. Oviedo, 2006.
  • Enciclopedia temática asturiana. Silverio Cañada editor. Gijón, 2001
  • El arte de Antonio Suárez aplicado a la arquitectura. Ana Gago. Gijón 2009.
  • Museo de Bellas Artes de Asturias, Oviedo. 
  • Hemeroteca de La Nueva España.
Publicado el 27 de octubre de 2013.

jueves, 24 de octubre de 2013

OVIEDO, ¿CIUDAD CREATIVA?

http://www.lne.es/oviedo/2013/10/24/oviedo-ciudad-creativa/1488706.html

El Otero

Oviedo, ¿ciudad creativa?

La necesidad de más participación para llegar a ser una capital inteligente

24.10.2013 

Oviedo, ¿ciudad creativa?
Oviedo, ¿ciudad creativa?
Qué duda cabe que la lectura diaria de prensa tiene, además de la lógica cuota informativa, un aporte de reflexión ante los distintos planteamientos que la actualidad impone. Leer y pensar las cosas dos veces, con los dedos manchados de tinta, es una oportunidad única para definir nuestro posicionamiento ante cualquier tema que sea capaz de saltar del papel y quedarse enganchado en nuestro interés; aunque a menudo, más que respuestas, me encuentre con más preguntas; pues bien, hace unos días me encontré en LA NUEVA ESPAÑA una interesante noticia titulada: "La ciudad ingeniosa ganará dinero", en la que Fernando Rubiera, profesor de la Universidad de Oviedo, decía: "Las ciudades creativas son las que han articulado una apuesta decidida por el ingenio en sus diferentes modalidades y han entendido que el talento se contagia y engendra más talento. Que estimulando la capacidad de iniciativa ésta se transmite de unos sectores a otros, que va del arte a la ciencia y de aquí en todas direcciones, y que la innovación atrae capital y fabrica entornos atractivos para la localización de actividad económica. Que así se compone una cultura emprendedora, y a largo plazo toda esa cadena acaba engendrando progreso". Acojonante (RAE: "Impresiona profundamente, deja estupefacto"). Y ahí empiezan las preguntas a correr cual galgos ligeros.
La política municipal es como la infantería de primera línea. Tiene la capacidad de poder mejorar, de forma cercana e inmediata, la calidad de vida de la gente. Es la política de a pie, de proximidad. Y, sin duda, alberga un gran potencial. Ha de velar por las pequeñas cosas, aparentemente de menor importancia, pero también portar la batuta con la que coordinar el hacer y definir ciudad. Pero, volviendo al principio, me pregunto, ¿es Oviedo una ciudad creativa? ¿Apostamos en Oviedo decididamente por el ingenio, por el talento? ¿Estimulamos esa capacidad de iniciativa? La política a veces sólo tiene que echar a andar la partitura, facilitar las cosas, actuar como agente catalizador que anime a los ciudadanos a emprender, a crear, a desarrollar en distintos ámbitos. Quizá, por ejemplo, sea bueno poner en marcha todos los consejos municipales, que son los que canalizan de mejor forma la participación ciudadana, sin temores y decididamente. Trabajar más de la mano con colectivos de diferentes orientaciones y ámbitos; el mundo de la cultura, de la empresa, emprendedores, autónomos, Universidad, asociaciones gremiales y vecinales; en resumen, participación vecinal.
¿Fue, por ejemplo, la reciente celebración de la Noche Blanca un pequeño primer paso en ese sentido? Seguramente. Oviedo llevaba mucho tiempo imitándose a sí misma, haciendo gala de su esencia más decimonónica y necesitaba darse la vuelta como un calcetín.
Supongo que, especialmente en estos tiempos, serían más deseables certidumbres que preguntas, pero tampoco viene mal un ejercicio de reflexión para saber, al menos, a qué preguntas debemos dar respuestas. Nuestra ciudad está llamada a ser una ciudad abierta, moderna, integradora, europea, sin renuncias ni complejos. Las ideas están ahí, esperando, sólo tenemos que salir a buscarlas, entre todos, sin exclusiones ni descalificaciones, con la única vocación de que cada día Oviedo sea una ciudad más humana, una ciudad que se supere en pro de un futuro mejor.

miércoles, 16 de octubre de 2013

OVIEDO MULTICOLOR

http://www.lne.es/oviedo/2013/10/16/oviedo-multicolor/1484578.html

El Otero

Oviedo multicolor

Un análisis sobre el éxito de la Noche Blanca

16.10.2013 
Oviedo multicolor
Oviedo multicolor
La noche de Oviedo se tornó de muchos colores hace unos días. Gustó más o menos, que opiniones hay para todos los gustos, sabido es. Bien está que la cultura en variadas expresiones salga de los muros en los que a veces se la quiere encerrar y se haga callejera, abierta, al alcance de la mano, que es lo que tiene que ser: popular, cercana, original, de todos. Y cuando es así, la cosa funciona.
De ese cajón de sastre en el que se transformó la noche ovetense saco alguna lectura. Aplaudo a los padres de la idea de poner voces a la voz que Gabriel Celaya definió como un arma cargada de futuro: la poesía. Imagino a los poetas estrellándose en un papel cuando los sentimientos ya no les caben dentro de sí y revientan sus propias fronteras, guareciéndose entre versos y sueños cuando la realidad se vuelve torva; poetas porque sí, porque es su manera de ser cuando es difícil ser. Ojos de niño aún en vidas gastadas, pero siempre mirada esperanzada. No imagino mayor espacio de libertad que una hoja en blanco ante el corazón inquieto y rebelde de un poeta travieso. Versos a la noche de la ciudad, qué mejor.
Y en la noche serena vuelve del ayer, como un espectro, nuestro tótem gentilicio: el carbayón, reclamando como propio su espacio histórico hurtado por la inevitable expansión urbanística o por la secular y miserable especulación, quién sabe. El caso es que ahí estaba redivido nuestro recuperado carbayón, orgulloso, altivo, casi vanidoso, satisfecho con su recuperada y efímera vida. Pasado y presente de un emblema ovetense se dan mágicamente la mano por un pasillo invisible en el tiempo sobre una certeza inamovible: Oviedo.
Paz. Eso es lo que respiro en las Pelayas, parada exitosa en esta noche singular. Por algo será. Monasterio de San Pelayo. Nuestras Pelayas. Cuna, corazón y raíz de Oviedo. Entrar en el monasterio es como abrir un relajante paréntesis en el ritmo apresurado y alocado de la ciudad. Detener el tiempo. Serenar el espíritu. Quizá andemos demasiado acelerados en nuestro discurrir cotidiano y necesitemos, de vez en cuando, enfrentarnos al sosiego. Encontrarnos en el silencio. Si la escritora inglesa Storm Jameson estaba en lo cierto, la felicidad depende de nuestra capacidad de sentir profundamente, disfrutar simplemente, pensar libremente, aventurar la vida si es necesario. Entre los muros benedictinos, esencia genética ovetense, esa forma de entender la felicidad se comprende, seguro, mucho mejor. No me sorprende nada el éxito de esta iniciativa sumada a última hora y repetida el pasado sábado, las Pelayas son garantía en cualquier empresa que lleven a cabo. Me alegro.
La Catedral no gana para sustos. Apenas recuperada de la folixa mateína, asistió atónita, supongo, a una peculiar suelta de globos que como incoherentes copos de nieve contradictorios hicieran el camino al revés. Globos de belleza muda y perenne al cielo de la plaza catedralicia, pues vale. Comparto la inquietud de muchos sobre el destino de las pequeñas pilas que, como aliens infiltrados, portaban cada uno y que acabaron sembradas por doquier, no sé, no sé...
Cuando de estudiantes decíamos que nos quedábamos "en blanco" era que el santo se nos había ido al cielo, o que, sencillamente, no teníamos ni idea de lo que nos preguntaban. Oviedo, esta vez, sí tuvo ideas, y que cada quien emita el juicio que le parezca pertinente sobre cada una de las ofertas de esta noche singular y multicolor.
Publicado el 16 de octubre de 2013

miércoles, 9 de octubre de 2013

EL OVIEDO RURAL

http://www.lne.es/oviedo/2013/10/09/oviedo-rural/1480881.html


El Otero

El Oviedo rural

Las necesidades de los ovetenses de los pueblos

09.10.2013 
El Oviedo rural
El Oviedo rural
Existe otro Oviedo, pero está en este. Esta frase podría servir adecuadamente como pórtico al tema que me ocupa hoy: el Oviedo rural. Cuando hablamos de Oviedo solemos pensar en la ciudad, en la urbe; pero es bien cierto que hay una parte de nuestro municipio a la que podríamos denominar «extramuros». Una zona hermosa y digna de conocer. Un paisaje seductor que rompe en multitud de verdes, horizontes polícromos en óleo real. Panorama abrazado y acogido por una montaña amable y cercana. Un Oviedo testigo inmutable de una historia de siglos que fluye como las aguas del río Nora que nos circunda. Un Oviedo que, sin dejar de ser Oviedo, adopta el nombre de Agüeria, Bendones, Box, Brañes, Caces, San Esteban de las Cruces, Godos, Latores, Lillo, Limanes, Loriana. Manjoya, Manzaneda, Naranco, Naves, Nora, Olloniego, Pando, Pereda, Piedramuelle, Pintoria, Priorio, Puerto, San Claudio, Santianes, Sograndio, Trubia, Udrión y Villaperi. Nombres cercanos, familiares. Nuestros. Unos 15.500 ovetenses viven en esta periferia natural. Últimos eslabones de una invisible cadena que ha traído hasta hoy una herencia secular de tradiciones rurales enraizadas en la Asturias de siempre. Ovetenses orgullosos de esa trayectoria y depositarios de ese patrimonio natural. Ciudadanos que cumplen con sus obligaciones como cualquier otro, pero que, en ocasiones, temo, se sientan discriminados. Ese espacio rural y natural que rodea a la ciudad, y que no pretendo retratar como si fuera la mismísima Arcadia feliz, tiene, al igual que la propia ciudad, sus carencias y necesidades. Y no hay que ir a muchos de sus núcleos ni charlar con muchos de sus vecinos para sentir enseguida una corriente de solidaridad por lo evidente y razonable de muchas de sus demandas. En el último casi cuarto de siglo de trayectoria democrática de nuestro Consistorio, ha habido, sin duda, muy buenos concejales responsables de esta área, pero es cierto que quedan muchas cosas por hacer. Recuerdo en una visita a San Andrés de Trubia que parte de sus reivindicaciones, entre otras, que no veían la televisión o que carecían de un simple panel para poner avisos y de una marquesina en la que resguardarse en la espera del autobús. Suelen ser frecuentes los problemas de transporte público, como ocurre en toda la zona oeste del Naranco, donde temen perder el que tanto trabajo costó conseguir; o de asfaltado de caminos. Hay aún en la actualidad, núcleos que carecen de saneamiento, aceras...

Y como para una muestra bien vale un botón, traigo hoy un caso que me resulta especialmente chocante. En los núcleos de Rodiella y La Vega, a un par de kilómetros de Puente Gallegos, a día de hoy, en pleno siglo XXI, todavía carecen de traída de agua. Años llevan reclamando algo tan básico, e incluso existe un presupuesto de 70.000 euros; pero, en este otoño de 2013, el agua no está y desconozco si se la espera.

No estaría mal mirar un poco más a esa zona tan ovetense y singular. Favorecer unas condiciones de vida óptimas y propiciar un crecimiento sostenible de los núcleos de población. Oviedo no debería permitirse el lujo de perder una población capaz de continuar con actividad agrícola y ganadera, porque esa es una de las formas, si se hace con criterio, de asentar población en el municipio y de seguir preservando un espacio tan singular, hermoso y esencial como es la zona rural de Oviedo.

Si, para Averroes, en la naturaleza no hay nada superfluo, tendríamos que cuidar de que tampoco, en nuestro Oviedo rural, nada esté de más, pero tampoco, por supuesto, de menos.
Publicado el 9 de octubre de 2013

miércoles, 2 de octubre de 2013

LA PISTA FINLANDESA: EL HOY

http://www.lne.es/oviedo/2013/10/02/pista-finlandesa-hoy/1477244.html

El Otero

La pista finlandesa: el hoy

Las maravillas y las necesidades de un paseo mágico

02.10.2013 
La pista finlandesa: el hoy
La pista finlandesa: el hoy
Nos habíamos quedado la pasada semana trazando pequeños bosquejos del origen del paseo de Valdeflora, pista finlandesa. Qué duda cabe que entrar por este paseo tiene algo de relajante; mucho de atrayente. La ciudad y el monte en paralelo, de la mano, en fronteras desdibujadas. El verde se huele, se palpa, se siente fresco y renovado. Aves, árboles, plantas, nos indican que estamos en un lugar de linde. La naturaleza sale a nuestro encuentro.

Si caminamos hacia el este, más allá de los límites urbanos, sobresale Peñamayor, el Sueve, el Cuera, y por encima de todo y de todos, orgullosos, casi presumidos, los Picos. En día despejado y al atardecer verlos con sus galas anaranjadas ensancha el alma. A nuestro lado, al sur, nos acompañan las alturas de Caso, de Aller, de Pajares... Y si dirigimos nuestros pasos al oeste, inevitable y seductor, nos saluda el Monsacro, nuestro monte mágico, como atalaya y avanzadilla del Aramo, erguido sobre Oviedo, donde sus cumbres nos anuncian cada año con pinceladas de blanco, que el invierno planea sobre nosotros. Y detrás montes de Quirós, Proaza, Teverga y un occidente que se adivina allá donde el sol se rinde. Es como si Asturias entera quisiera abrazar la ciudad que se estira por los costados y a nuestros pies. La ciudad que late, que crece, que siente, que vive... Y como compañero de paseo, abrigándonos, protegiéndonos, el Naranco. Siempre ahí. En determinados lugares, tal pareciera que la ciudad quisiera trepar por el verde, amenazante, prados arriba, como queriendo colonizar un terreno que no es suyo. Pero seguimos paseando. Contemplando. Pensando. Disfrutando... ¡Cómo no nos va a gustar sentir este camino esencial!

Por eso son tantos los que lo disfrutan y los que anhelan una pista mejor. Y como esta ventana está abierta a la ciudad, entran voces pidiendo que diga algún día en voz alta que a la pista le vendría bien que le dieran algunos mimos más.

Ya en octubre de 2003, cuando ostentaba el honor de ser concejal de esta ciudad, una de mis primeras mociones fue, precisamente, para demandar mejoras en ella: arreglo del firme con aglomerado en frío, idóneo para caminar o correr, mejora de los aparatos, del arbolado, servicios higiénicos, e iluminación. Diez años después, el firme se ha parcheado, se han instalado unos buenos aparatos para gimnasia, pero queda tarea por hacer. Así que sugiero desde aquí a quien corresponda, que quizá algún cuidado más vendría bien. Que son muchos los ovetenses que disfrutan la pista cuando salen de sus trabajos, y en invierno, a partir de las seis de la tarde, ya uno imagina al jabalí al acecho en la oscuridad, boca de lobo que asedia en cualquier vericueto. Sin duda, unos puntos de luz, bajos, tipo baliza, vendrían muy bien.

Hay, también, quien dice que está cansada de esconderse por los bardiales cuando hay que cumplir con las necesidades fisiológicas y que vendrían de perlas unos servicios higiénicos. Claro que se podrían hacer más mejoras: un pavimento más adecuado a corredores y caminantes, limpieza de caminos que de forma radial, como venas secundarias, parten de esta arteria principal y nos permitirían adentrarnos en el monte y otras; con el tiempo y una caña... Empezar por favorecer el uso nocturno a tantos ovetenses que gustan de ir a diario en invierno, con una iluminación adecuada, sería un primer paso deseable. Dicho queda; ahora, el que tenga oídos, que oiga.

Y no puedo poner el punto final sin recordar a mi amigo Enrique Quirós, jardinero mayor del Ayuntamiento y responsable del diseño de la pista y de otras zonas verdes de la ciudad, fallecido en 1989 junto con Tere, Pablo, Juan y Antonio en un lamentable accidente. Seguís viviendo en nuestro recuerdo.
Publicado el 2 de octubre de 2013