lunes, 26 de octubre de 2020

LA VEGA: UNA HISTÓRICA INJUSTICIA

EL OTERO

La Vega: una histórica injusticia

Las irregularidades en la expulsión de las monjas de su cenobio a medidados del siglo XIX

Carlos Llaneza 26.10.2020



Cuenta el Padre Risco en su obra "España Sagrada" de 1793: "Habiendo fallecido en año de 1150 Don García, Rey de Navarra, su mujer la Reyna Doña Urraca, hija del Emperador Don Alonso, se restituyó a la corte de León y palacio de su padre. Y deseando éste que su hija se mantuviese hasta la muerte con la dignidad y grandeza correspondiente y con el título de Reyna que había tenido desde el año de 1144, en que se llevaron sus bodas con el Rey de Navarra, determinó hacerla Señora y Reyna de Asturias. El mismo Emperador llevó para este fin a su hija a Oviedo, donde se declaró el honor con que pretendía condecorar a Doña Urraca. Hízose esto en el año de 1153. Hallándose pues el Emperador en Oviedo, se dio la carta de fundación a un Monasterio dedicado a la Virgen María y llamado por el sitio en el que se fundó, Santa María de la Vega. Fue su fundadora Doña Gontrodo, hija del Conde Don Pedro Díaz y Doña María Ordóñez, y madre de la Reyna Doña Urraca. Había por ese tiempo en Francia un célebre Monasterio de religiosas que se decía de Fuente Ebraldo, donde vivían las monjas con rigurosa clausura y mucha virtud. Movida pues Doña Gontrodo de la religiosidad y fama de este Monasterio, determinó que el de Oviedo que ella fundaba fuese también unido al de Fuente Ebraldo. Hizo la fundación juntamente con su hija Doña Urraca (?) Dotó también ricamente a su Monasterio, concediéndole muchas heredades, de las cuales unas le fueron donadas por el Emperador Don Alonso, y otras la habían tocado por sus parientes que eran de linaje ilustrísimo en Asturias". 

Risco no cuenta la génesis. Tiempo después se escribió el principio del fin. El 31 de julio de 1854, a las seis de la mañana, las monjas salían de su monasterio con destino al de San Pelayo. La causa era que la Junta de Gobierno de Asturias y el Ayuntamiento las habían conminado a abandonarlo con el fin, supuestamente, de crear en sus dependencias un hospital ante un brote de cólera que despertaba gran preocupación en Asturias desde el inicio de 1854. La indefensa comunidad de La Vega se muestra incapaz de impedir "tan arbitraria e ilegal decisión". Manteniendo íntegra su dignidad, la abadesa rechaza la oferta del Alcalde que les facilita el desalojo en carruajes: "Debo advertir a V.S. que no necesitamos de otro aparato que el de la presencia de V.S. a la hora competente, sin necesidad de carruaje alguno teniendo entendido que ninguna monja montará en él". Esa misma noche, "la comunidad por evitar algún atropellamiento que se susurraba y lan-zando gritos al cielo se resolvió a dejar su inolvidable morada". Así cuenta este triste episodio Andrés Martínez Vega, buen conocedor de toda la historia relativa a este monasterio ovetense y que recoge en el libro "El Monasterio de la Vega de Oviedo" y en la publicación "El ocaso del Monasterio de la Vega de Oviedo a través de la actividad epistolar de su última abadesa", trabajos necesarios que ya cité en otra ocasión y que plantean muchas preguntas. Un día después de ese injustificado traslado, el 1 de agosto, la Junta Provincial de Gobierno, ya desocupado el monasterio, se pone de acuerdo con el director de la fábrica de armas "para que se haga la distribución de la parte que ocupar". 

Desde entonces, las monjas de Santa María de la Vega se integraron en el Monasterio de San Pelayo hasta el fallecimiento de Manuela Mier Castañón, única heredera por tanto de todos los bienes de la comunidad de La Vega, quien ingresa ca-nónicamente en San Pelayo el 24 de octubre de 1891 y fallece como tal el 2 de junio de 1898 por lo que la comunidad de San Pelayo pasa a ser la beneficiaria de los bienes de la comunidad extinta. 860 años de vida conventual en la ciudad quedan atrás. Historia irrecuperable víctima de oscuros intereses. Y un vergonzante capítulo ovetense sin resolver adecuadamente. Y digo sin resolver porque, después de hablar con juristas e historiadores llego a una conclusión compartida: no existe ningún documento de expropiación, venta, cesión o permuta que pueda justificar la actual propiedad de la Vega. 

Por tanto, ahora que cada día se habla de los terrenos de la Fábrica de Armas, de tasaciones o de negociaciones con Defensa, me pregunto: ¿no hay nadie que defienda la tesis de que las monjas benedictinas de San Pelayo son las legítimas propietarias de parte, al menos, de los terrenos en liza? 

Las Pelayas, así lo han dicho en alguna ocasión, no tienen ningún interés espurio ni crematístico sobre estos terrenos y estarían dispuestas a cederlos a la ciudad. Por tanto, quizá no estaría de más que la abogacía consistorial o algún experto en derecho dedicase un poco de atención a revisar la historia. Quizá, además de reparar una evidente injusticia, podríamos abrir una nueva vía para desenredar la madeja de la Vega.

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2020/10/26/vega-historica-injusticia/2700381.html

martes, 20 de octubre de 2020

OVIEDO: CALIDAD DE VIDA

EL OTERO

Oviedo: calidad de vida

Las bondades como ciudad de la capital asturiana

Carlos Fernández Llaneza 19.10.2020 

No descubro nada nuevo diciendo que Oviedo es una gran ciudad para vivir. Hace años que presumo de ello donde quiera que voy. Siempre me sentí muy orgulloso de ser ovetense. Por eso no me sorprenden los datos que arroja un estudio encargado por la Dirección General de Política Regional y Urbana de la Comisión Europea: Oviedo y Málaga destacan como las ciudades de mayor calidad de vida en España. Este estudio analiza, entre 79 ciudades europeas, la satisfacción de los residentes con sus infraestructuras, situación de la vivienda, empleo, seguridad, servicios, limpieza, polución o espacios verdes. Oviedo destaca en limpieza, compartiendo el galardón con Luxemburgo. También es manifiesta la satisfacción de los ovetenses en seguridad ciudadana, espacios públicos, confianza en los conciudadanos y relación calidad precio en la vivienda. En global, Copenhague se lleva el primer premio; sus ciudadanos son los europeos más satisfechos con su ciudad. 

Bien está que Oviedo destaque. Y me alegra porque las noticias en positivo no abundan. La actualidad diaria en el ámbito sanitario, político y económico deja mucho que desear. La preocupante desafección de los ciudadanos con la política en general crece de día en día. Los consensos, tan necesarios en tiempos de crisis, aunque se esperan, de momento, no están. Así que bien está encontrar un hueco en el periódico que nos diga que los ovetenses nos sentimos orgullosos de nuestra ciudad. 

Pero estos datos de la Comisión Europea quizá nos puedan servir también para ir un poco más allá y mover a reflexión; me explico. Supongo que al igual que muchos de ustedes, me sentía muy orgulloso de Oviedo aun cuando mis calles eran de barro sempiterno en invierno y polvo a mansalva en verano. Y también alardeaba de mi ciudad incluso cuando abundantes edificios señeros eran más grises que polícromos. Por tanto, la satisfacción con la ciudad quizá no se base solo en parámetros mensurables. Hay algo en Oviedo que nos llega muy dentro. Intangible e inconcreto. Por eso nos enfadamos cuando vemos algunas de nuestras señas de identidad en un manifiesto deterioro. Nos indigna profundamente constatar la cantidad de patrimonio arquitectónico, histórico o natural que han dejado caer. Y nos irrita hondamente cuando vemos que se escapan magníficas oportunidades de construir una ciudad mejor. 

Por otra parte, es lógico que este estudio nos congratule; pero no nos durmamos en la complacencia. Estos datos bien pueden servir de acicate para trabajar por un futuro más ambicioso. Y ese futuro pasa por diseñar el camino hacia la ciudad sostenible, solidaria, justa, inclusiva y saludable que ha de ser. Dejando atrás rivalidades estériles y posicionamientos sectarios. Huyendo de ocurrencias controplacistas. Construyendo y aportando entre todos; pero eso sí, desde un pragmático realismo y sentido común, no vayamos a ir, como en el cuento, tan ensimismados camino de ese futuro utópico con nuestro cántaro de leche en la mano que no veamos las piedras del camino y ¡zas! leche y sueños por los suelos. 

Sigamos sintiéndonos orgullosos de este Oviedo; es tarea de todos. Y que los ovetenses del futuro, ojalá, puedan decir lo mismo.

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2020/10/19/oviedo-calidad-vida/2697268.html

lunes, 12 de octubre de 2020

OVIEDO Y EL PILAR

EL OTERO

Oviedo y el Pilar

Apuntes sobre una festividad con raigambre en la ciudad

Carlos Fernández Llaneza 12.10.2020




Las fiestas en Oviedo siempre fueron más que San Mateo, la Balesquida o la Ascensión. Raro era el barrio que no tenía sus propios festejos. Muchas sociedades hacían lo imposible por brindar unos días de fiesta que contribuyeran a romper la cotidiana monotonía. Son muchos nombres; seguro que ustedes recordarán no pocos. Pero hoy, movido una vez más por la fuerza de la curiosidad, y dada la fecha que marca el calendario, me pregunto: ¿se celebró alguna vez el Pilar en Oviedo? Y sí. Veamos. En 1916 se funda la Sociedad de Nuestra Señora del Pilar. Probablemente muy vinculada al acueducto de los Pilares y a la gran polémica vivida en Oviedo por su derribo, en 1915. Sin duda, uno de los mayores errores de la historia ovetense. Presidida por Aurelio Suárez, fallecido al poco tiempo, surgió por iniciativa de vecinos de la zona de Pilares. Comenzó con apenas una veintena de socios, pero, en su apogeo, rozó los dos mil. Junto con Suárez, figuraban nombres como Pedro Medina, Tristán Suárez, Alfonso González, Ángel Pueyo, Nicanor Muñoz y Ramón Álvarez (tesorero), quien contaba que la sociedad se inició "en una de aquellas reuniones que, los domingos y festivos, celebrábamos compartiendo los días de descanso en franca cordialidad y camaradería". En 1934 deciden editar su primer álbum de fiestas. En su introducción declaraban: "Nosotros, pobres de intelecto, sabedores de lo poco que valemos y, solamente por realzar la Sociedad, intentamos la confección de este álbum que se edita por vez primera después de largos años de existencia y, si en sus páginas encontraras expansión de tu espíritu, consiguiendo entretenerte, nos consideramos suficientemente compensados". 

El programa festivo se dividía a lo largo de tres días. Empezaba a primera hora de la tarde con un gran concurso de bolos en Casa Julio. A las diez de la noche hacían entrada las bandas de música de la Residencia Provincial y la Musical Ovetense, que "a los acordes de airosos pasodobles amenizarán la inauguración de la gran iluminación eléctrica". Concluía la jornada a la una de la madrugada, "con la elevación de un hermoso globo". Al día siguiente, el programa comenzaba con el reparto del "bollo con chorizo y un litro de exquisito vino Tierra de León o una botella de blanco terciado de Nava". La banda de música ameniza el reparto, que termina a la una, "elevándose al espacio un bonito globo con la inscripción de la Sociedad". Ya en la tarde, encuentro de fútbol infantil en un campo próximo a la carretera de los Monumentos. A las cinco, gran verbena en los campos de San Pedro. Y el último día, concursos de llave y rana y romería en el campo de Los Pilares, además de un curioso sorteo de "veinte cartillas de ahorro del Banco Central con la imposición de una peseta entre los socios menores de siete años". Acababan estos tres días festivos a las diez de la noche con "la tercera y última iluminación eléctrica, en la cual se organizará alguna sorpresa para animación de los asistentes". 

Pues bien, este es el reflejo de las "populares fiestas de Ntra. Sra. del Pilar" a la que Oviedo también homenajeaba. Al igual que muchos vecinos que llegaban a Oviedo y que, para entrar en la ciudad, pasaban por debajo de uno de los arcos de los Pilares, en cuya pilastra había una hornacina con la Virgen del Pilar frente a la que se santiguaban y le rezaban una salve. Y entre rezo y rezo también cantarían aquella copla: "Una vez fui contigo a San Pedro los Pilares, arrimásteme la cesta. Eso sí que son pesares. / El mandil de ringo rango, ¿cuánto te costó, Ramona? / A la salida de Oviedo (por los Pilares) peseta menos perrona".

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2020/10/12/oviedo-pilar/2694266.html

lunes, 5 de octubre de 2020

COLUMNAS DE LA MEMORIA

Columnas de la memoria

La historia de la ciudad, en la plaza del Fontán

Carlos Fernández Llaneza 05.10.2020




Que una descripción llegue a formar parte de la memoria colectiva de la ciudad no es fácil. Muy pocos lo han logrado. Lean ésta: "Un ruedo de casas corcovadas, caducas, seniles. Vencidas ya de la edad, buscan una apoyatura sobre las columnas de los porches. La plaza es como una tertulia de viejas tullidas, que se apuntalan en sus muletas y hacen el corrillo de la maledicencia. En este corrillo de viejas chismosas se vierten todas las murmuraciones y cuentos de la ciudad. La Plaza del Mercado es el archivo histórico de Pilares". Es magnífica. Pérez de Ayala retrata, con exquisita sensibilidad, el alma del Fontán. Otra de esas piezas imprescindibles que configuran el Oviedo esencial. Cierren los ojos. Pocos ovetenses no se verán, en unos de esos emotivos viajes de la memoria, paseando por el mercado asidos a la seguridad de la mano de los padres. Mirando con ojos curiosos o deseando volver al barrio para retomar los juegos en libertad. Sin ser conscientes de que estábamos formando parte de una imagen del Oviedo sustancial. Siguiendo las palabras de Dolores Medio, vivíamos un instante en el corazón de Oviedo. "Un corazón que latía humildemente, fiel a la tradición de un tiempo ya pasado, que el nuevo tiempo no consigue desplazar". Dolores Medio estaba segura de que en el Fontán se podría encontrar "una vieja y deliciosa estampa de lo que Oviedo fue en otro tiempo. Como si el reloj del tiempo hubiese detenido sus manecillas en el pasado siglo o en los primeros del presente". 

A su historia ya nos hemos asomado alguna vez desde esta ventana con tantas y variadas miradas, así que hoy no, no hablaremos de su devenir; ¿para qué?, como se preguntaba Juan Antonio Cabezas. Para él, "en el Fontán no cuenta la historia. Lo importante allí es la poesía y el ambiente. Históricamente el Fontán es poca cosa. Como recipiente urbano de esencias y peculiaridades ambientales, es inmenso". Me parece oportuno este preámbulo para resaltar el valor primario de este espacio para Oviedo. Para los ovetenses. Por eso nunca entendí el atentado que se cometió contra él en 1997. El Fontán estaba herido, sí. Presentaba achaques propios de la edad. Pero ante esos achaques la decisión fue la peor: el derribo. Uno más en la extensa nómina de atentados contra el patrimonio ovetense. Se podía haber restaurado. Como así hizo el propietario de Casa Ramón en 1993. Demostrando que es posible dar vida de nuevo al inmueble sin necesidad de arrasar nada. 

Una carretilla derribó hace unos días una de las columnas originales del Fontán. Noticia que reactivó amargos recuerdos. De esas columnas primigenias aún se conservan once: cuatro en el interior de la plaza porticada y siete en los soportales. Ahí siguen formando parte de la historia de Oviedo desde finales del XVIII. Y, dicho sea de paso, en mejor estado que las del pastiche que se construyó después. Restaurar no es arrasar. Restaurar un edificio es reparar su deterioro, recuperarlo, volverlo a su estado original con la mayor fidelidad. Y eso no se hizo en el Fontán para sonrojo de los responsables municipales. Doña Piqueta campaba a sus anchas. Una vez más, fue más fácil derribar. Y, de nuevo, me vienen a la mente las palabras de Fermín Canella cuando, indignado ante el derribo de otro emblema de Oviedo, los Pilares, clamó: "Por un acuerdo notorio, fue rasgo de ediles famosos del consistorio, / Y, sordos los clamores del arte como de historia local, / nuestros regidores creyeron, solo por eso, / con una piqueta ajena, rendir tributo al progreso. / ¡Qué fácil es destruir! ¡Qué difícil levantar! ¡más no sabiendo sentir. / ¡Bravo! Con recurso tal tendrá una fuente argentina / el arca municipal; y por ganancia liviana / cualquier día pueden vender nuestra fronda franciscana; / o con interés más vivo dar en remate y subasta / los diplomas del archivo? / ¡Ay! Entonces despojados de populares preseas, / por tales medios medrados, del arte y de la historia en cueros, / dirán con lástima muchos: hijos de Oviedo ¡incluseros!". 

Después de Canella, sólo resta el silencio.

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2020/10/05/columnas-memoria/2691267.html