domingo, 18 de junio de 2017

AQUELLAS JIRAS AL NARANCO

Aquellas jiras al Naranco

Evocación íntima e histórica de la popular romería ovetense que se recupera este verano

18.06.2017
En la imagen de arriba del todo, una de las primeras ediciones de la jira al Naranco, en la que participaron varios miles de personas. Debajo, un dibujo de Alfonso Iglesias inspirado en la romería. Sobre estas líneas, dos dibujos promocionales de la tradicional cita. 
Alguien me dijo en una ocasión: ten cuidado con lo que sueñes, puede hacerse realidad. Quien más quien menos alberga sus pequeñas o grandes ilusiones, sus pequeños o grandes deseos, con la esperanza de que algún día se puedan materializar. 
Pues bien, yo tengo un montón. Y aunque los más relevantes tengan que ver con cuestiones poco materiales, hay uno que sí está a punto de verse cumplido. Y es que desde que hace muchos años empecé a conocer datos de aquellas fantásticas jiras al Naranco, que llegaron a reunir en 1933 a 25.000 personas, empecé a soñar con ver de nuevo a cientos de ovetenses compartiendo y disfrutando de nuestro monte. 
Y cuando el 2 de abril de 2014 presentamos en sociedad, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA la nueva asociación "Manos por el Naranco", ya anunciamos que una de nuestras intenciones a medio plazo era recuperar esa Jira. En estos últimos tres años fuimos madurando la idea y, por fin, este año, la propuesta encontró en nuestro Ayuntamiento el eco, la complicidad, la ilusión y, cómo no, los recursos necesarios para ponerla de nuevo en marcha. 
Pero nada nuevo estamos descubriendo. Seguimos los pasos de los pioneros que, en su día, pensaron que el Naranco sería un lugar idóneo para compartir un día de encuentro festivo. Y entre esos nombres destacan los de José María Fernández Ladreda, Juan Uría y, especialmente, Ángel Fernández Gala, al que podríamos considerar como el principal impulsor de la Jira. 
La primera edición fue el domingo 7 de julio de 1929. Fue todo un éxito. Unas 15.000 personas acudieron a la cita. Fue organizada por la Sociedad "Amigos del Naranco", fundada también por Ángel Fernández Gala, y la Coral Vetusta. Se celebraba el primer domingo de julio en lo que hoy es el área recreativa y alrededores. El éxito no fue cuestión de azar. Hubo un trabajo previo de difusión a través de carteles y octavillas por toda la región. 
José Luis García López del Vallado, muy probablemente el mejor conocedor del Naranco, escribía en 2004 en LA NUEVA ESPAÑA sobre la celebración de esa primera Jira: "El 7 de julio de 1929 el tiempo fue bueno y en Oviedo la respuesta de la población fue multitudinaria. Para la Jira se salía oficialmente de la plaza de la Escandalera pero los romeros subían cuando les parecía bien. Las calles era ríos de gente alborozada, con el paquete de comida bajo el brazo y la ropa ligera de verano (más tarde se aprendería que también se necesitaba la de invierno, porque incluso en julio puede subir por la reguera del Cabañas una brisa como un cuchillo), y luego una gran muchedumbre fue confluyendo en la falda del monte y hormigueó ladera arriba: desde la ciudad se veían móviles puntitos de colores. Amigos y familias se habían concertado para subir en grupos, algunos muy grandes en los que no cesaría el jolgorio en todo el día. Arriba tocaba la banda del Hospicio, pero también había gaitas, concursos, fotógrafos del minuto y decenas de tenderetes y puestos de pasteles, avellanas, caramelos, frutas, bebidas y comidas. Pero lo mejor de la animación venía de los propios romeros que formaban grupos y corros, a veces gigantescos". 
La de 1936 fue la última que se celebró como se venía celebrando hasta ese momento. Bien es cierto que siempre estuvo en la memoria y fueron varios los intentos de recuperación. Las ganas de Jira nunca desaparecieron. En los años cuarenta y cincuenta se celebraron varias. La de 1960 fue multitudinaria coincidiendo con el Corpus. Hay no pocas fotografías en lugares del Naranco, como el Centro Asturiano, pero nunca consiguieron ni la asistencia ni el empaque de aquellas primigenias Jiras que incluso celebraban importantes verbenas la noche del sábado en el entorno de las calles Doctor Casal, Nueve de Mayo y Campoamor. La propia sociedad Amigos del Naranco intentó su recuperación pero no cuajó. Tampoco conviene confundir con la Jira al Sagrado Corazón. Incluso en 1988, asociaciones vecinales hicieron una fiesta en lo alto del Naranco que la prensa calificó como "popular y reivindicativa" y en la que se contó con Manolo Avello como pregonero. Hubo concursos de pintura infantil y se distribuían unas pegatinas con el lema: "Ye nuestru, defiéndelu". 
Pues bien, hayan sido más o menos los intentos de revivirla, lo importante es que los ovetenses vamos a tener la oportunidad de hacer un guiño a nuestra propia historia. De recuperar una tradición que se perdió en las sombras del tiempo. Una oportunidad de compartir y disfrutar de una jornada alegre y de encuentro. Y también, por qué no, con la que pedir disculpas al Naranco por todos estos años en los que le hemos dado sistemáticamente la espalda. Una ocasión de encontrarnos de nuevo con La Cuesta. 
Marcos del Torniello escribía en 1934: "Viste todo el payar de punta en blanco/ y encamen la famosa romería/ millares del romeros del Naranco." 
También en 1934, en uno de los porfolios que se hacían previamente a la Jira, los organizadores decían: 
"Pocas palabras más, estamos en plenas fiestas y queremos sumarnos al regocijo general, pasando unas horas de diversión, pues la vida bastante triste es para que logremos una compensación, aunque solo sea pasajera, en este perenne avatar de las pasiones humanas. A divertirse pues todos y contribuir con vuestra presencia a dar realce a estas fiestas que os brindan Los Romeros del Naranco". Dicho queda.
http://www.lne.es/oviedo/2017/06/18/jiras-naranco/2122697.html#EnlaceComentarios

lunes, 12 de junio de 2017

USO CONVENIENTE

El Otero

Uso conveniente

Sobre la publicidad local en 1888

12.06.2017 
Publicidad de El Negro. 
Uso conveniente. No parece mal encabezamiento para el anuncio de una bebida alcohólica. Invita a la moderación y uso diligente de los caldos espirituosos de los que, ya se sabe, el exceso no suele ser recomendable. Bien, pues en ese pozo de las maravillas que es la publicidad local del finales del siglo XIX y, de nuevo, en un almanaque de 1888 de "El Carbayón", encontramos un curioso anuncio que bajo el título de "Uso conveniente" reza así: "Hace algunos años que el desarrollo de la industria y fabricación de alcoholes es tan considerable como perjudicial a la salud pública (pues empezamos bien?) Eran recomendables como higiénicas, las bebidas alcohólicas usadas con moderación, siempre que procediesen de verdadero espíritu de vino. España producía su exquisito aguardiente de Anís, (he ahí el Mono, marca mítica do las haya o nuestro más patrio 'La Asturiana'), Francia contaba con sus acreditados aguardientes de Cognacs, extraídos también del vino. Hoy, desgraciadamente, el alcohol de patata, remolacha (vamos, puxarra total) y otros aun inferiores, son empleados en la fabricación de dichos aguardientes y solo a precios extraordinarios se obtienen anisados finos y puros y los Cognacs verdaderos: son, pues, muy pocos los que se pueden pagar y conseguir las clases buenas (lo del garrafón ya viene de lejos). No está sujeto a esta contrariedad el Ron puro y legítimo de la Jamaica, que se produce en cantidades fabulosas, en condiciones baratas y superior en cualidades higiénicas a las demás bebidas alcohólicas. La marca más acreditada es la de El Negro, cuya exportación se hace directamente de la Jamaica, en botellas especiales, que evitan la falsificación (siempre hubo mucho espabilado, hombre) y se vende en los establecimientos de más crédito de España. Agentes exclusivos para las ventas al por mayor en esta provincia, son los señores Campomanes y Aza. Mon, 10. Oviedo. No confundir el Ron puro de la Jamaica de la marca El Negro con otras clases más inferiores e imitadas". 
¿A que no tiene desperdicio? Dejemos al margen si el logo y el nombre de la marca serían hoy "políticamente correctos" porque entre éste y el famoso negrito del África tropical, estaríamos cayendo en publicidad racista como mínimo. Bien, han cambiado los tiempos. Hoy anuncios como "Soberano es cosa de hombres" y otros de la época que, para anunciar una cocina, una colonia o una bebida, presentaban mujeres sumisas y hacendosas, al servicio de su hogar y de su marido, serían impensables y -con toda razón- escandalosos. 
Seguro que aún queda mucho por mejorar en este aspecto, pero, mirando a la publicidad que leían los ovetenses de 1888, no podemos por menos, que esbozar una sonrisa. 
Y bueno, si se animan, la próxima vez que se tomen un "cubalibre" pidan ron El Negro. Igual todavía hay por ahí, durmiendo el sueño de los justos, alguna botella perdida.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2017/06/12/conveniente/2119291.html

domingo, 4 de junio de 2017

MEDIO SIGLO DE CLASES AL PIE DEL NARANCO

El Otero

Medio siglo de clases al pie del Naranco

El colegio San Pedro de los Arcos nació en noviembre de 1967 para resolver el problema de la elevada población infantil en la Argañosa, Ferreros y en la falda del monte ovetense

04.06.2017 
Arriba, una foto aérea de las primeros tiempos del colegio San Pedro de los Arcos, cuyo escudo se reproduce a la derecha. A la izquierda, una imagen actual del centro. 
Una de las muchas certezas que, supongo, albergaba Pitágoras era la creencia de que si se educara al niño no sería preciso castigar al adulto. El Talmud judío sostiene que el futuro pende del aliento de los niños que van a la escuela. El porvenir está en manos del maestro de escuela, opinaba Víctor Hugo. Y podríamos llenar esta página con numerosas referencias al papel clave que, desde antiguo, posee la educación. Es, sin duda, la piedra angular. Todos somos fruto, en alguna medida, de esa escuela en la que hemos invertido tantas horas de vida y que, seguro, ocupa buena parte de las estanterías de nuestra propia memoria. Por eso, a nada que cerremos un poco los ojos, están ahí, esperando la oportunidad de revivirlos, montones de recuerdos con olor a tiza. A goma de borrar. A libros flamantes repletos de mil historias a estrenar. A cuadernos que, frescos, impolutos e impacientes, aguardan a ser rellenados con el ansia por crecer y saber. Olor a un futuro que se nos antojaba inalcanzable. Reminiscencias de una infancia tan lejana que aún la tocamos con la punta de los dedos. 
En la alacena de mis propios recuerdos guardo también nombres de maestros esforzados en enseñarme a ser lo que fui capaz de ser y que, en su mayoría, ya no están aquí. Atesoro también, evocaciones, casi desdibujadas, de compañeros por orden alfabético. De recreos rebosantes de miradas furtivas y tímidas hacia "ellas". De sudores fríos ante los exámenes. De sentimientos de regocijo en el fin de curso. De pánico escénico cada ver que me enfrentaba al plinto. Del miedo, cuando venían mal dadas, a llevar las notas a casa? Sin que fuéramos conscientes, estábamos cimentando lo que hoy somos. 
No recuerdo mucho de lo que estudié, pero sí los nombres de los maestros que intentaron enseñarnos a pensar por nosotros mismos. A respetarnos. Maestros que quisieron inculcarnos el arte de ser felices, de vivir una vida plena. De valorar el esfuerzo para conseguir metas. Quizá eche de menos que no nos hubieran contado más sobre sí mismos. De lo que aprendieron enseñando. De lo que les hizo ser felices. Y lo que les dolió. Me hubiera gustado que nos hubieran abierto sus vidas, no sólo sus libros. Maestros que nos enseñaron el camino con y en libertad. Hoy ya no sé hacer una raíz cuadrada, pero sí recuerdo muchas de esas enseñanzas humanas que nos transmitieron con su ejemplo. 
Y en el viejo otero de San Pedro de los Arcos está enraizada buena parte de esa remembranza. 
Durante siglos, sus praderas estuvieron ocupadas solo por su iglesia cimera, testigo silente de un Oviedo que, con los años, rompía sus costuras y se estiraba por el valle. Y con su viejo cementerio adyacente, testigo de tantos acontecimientos dolorosos en el turbulento siglo XX. Y un pequeño puñado de casas dispersas en un Oviedo extramuros diametralmente opuesto al que hoy es. 
Pero todo cambia. Y llegó el siglo XX. Había que dar respuesta a las crecientes necesidades de escolarización. Y así, según consta en el expediente municipal al efecto: "Con el objeto de resolver el problema existente en la zona de la Argañosa, falda del Naranco, y Ferreros, con elevada población infantil, se redacta proyecto de Grupo Escolar que se emplazará en un terreno propiedad municipal sito en San Pedro de los Arcos, inmediato a la zona destinada a parque infantil". El proyecto, redactado por el arquitecto municipal, Florencio Muñiz Uribe, era la génesis del colegio de San Pedro de los Arcos. Mi colegio. Inaugurado el 20 de noviembre de 1967. LA NUEVA ESPAÑA recogía la noticia el sábado el sábado anterior: "El próximo lunes comenzarán las clases en el grupo escolar San Pedro de los Arcos". Aunque sería una inauguración en precario por falta de parte del mobiliario. Aun así, fue el inicio para seiscientos treinta y cinco niños que integraban la matrícula. Pronto se quedó pequeño. A inicios de los setenta el número de alumnos superaba el millar y fue precisa la ampliación del colegio. Lo mismo que la del patio, colindante con el viejo cementerio parroquial cuya clausura fue ordenada en 1956 "por manifiestas razones de higiene, salubridad y urbanismo". Los trabajos de monda y traslado de restos se concluyeron en 1968 y, por tanto, el alcalde de la ciudad se dirige al Obispado en julio de 1969 para solicitarle "autorización para destinar los terrenos del antiguo cementerio a campo escolar y de juegos del colegio". Cesión que fue aprobada en noviembre de 1970 hasta que en diciembre de 1976, el Ayuntamiento acuerda "adquirir en trámite expropiatorio de convenio amistoso los 1551,85 m2 que estaban cedidos en precario por importe de 1.551.850 ptas.". 
El desmontaje del cementerio, imagen archivada en la memoria de muchos que hasta entonces lo utilizamos como prolongación del propio patio del colegio, comenzaba el 8 de febrero de 1971. Y el resto es ya otra historia. 
Por tanto, ha llegado nuestro colegio a cincuentón. Y, claro, una efeméride así no se podía dejar pasar sin más. La dirección del centro ha organizado una serie de actos para los días 8, 15 y 16 de junio y de los que se informará convenientemente. 
Medio siglo de escuela pública desde el Otero de San Pedro. Medio siglo contribuyendo a educar a tantos miles de niños que hemos pasado por sus aulas. 
Escribiendo estas líneas, son tantos los recuerdos que se agolpan que lo mejor será poner el punto final y quedarme con esa sonrisa que, sin darme cuenta, se dibuja en mi rostro. 
Fuimos felices entre sus paredes y lo peor es que, probablemente, no lo sabíamos.
http://suscriptor.lne.es/oviedo/2017/06/04/medio-siglo-clases-pie-naranco/2115455.html