domingo, 23 de mayo de 2010

Consejo Municipal de medio Ambiente, por fin. (31 de diciembre de 2006)

El pasado lunes 18 se convocó por el al Consejo Municipal de Medio Ambiente. Lejos queda ya el Pleno celebrado el 6 de noviembre de 1990, cuando siendo Alcalde Antonio Masip (aprovecho para enviarle un cariñoso abrazo y mis más sinceros deseos de pronta y total recuperación) se aprobó la creación de este órgano. El 2 de agosto de 1991, ya con Gabino de Lorenzo en la Alcaldía, se aprobó definitivamente el reglamento que rige su funcionamiento, pero después si te vi no me acuerdo. Desde el Grupo Municipal Socialista llevamos casi dos años reclamando una puesta en marcha de este importante Consejo y el lunes, por fin, fue una realidad. Una realidad ilusionante y esperanzadora, siempre y cuando el equipo de gobierno del PP crea en él, apueste por él y le de la importancia que merece. Los problemas medioambientales ya no son una preocupación marginal. Cada vez son más y más cualificadas las voces que llaman a la reflexión y a la toma de conciencia ante un problema que puede adquirir tintes más que preocupantes a pocas décadas vista. Y desde las ciudades y desde nuestros hogares sí que podemos actuar. Podemos y debemos. Son muchos los aspectos de mejora en la ciudad: calidad del aire, transporte, saneamiento, reciclaje, alumbrado, zonas verdes, el propio urbanismo, energías renovables... y muchas más cuestiones que se deben abordar. Este consejo es el punto de encuentro, de debate y de propuestas idóneo para iniciar una política medioambiental que, sin duda alguna, debería definirse como ambiciosa. Y para ello tenemos una herramienta: la agenda local XXI.
El 6 de junio de 2004, el Pleno del Ayuntamiento aprobó la adhesión de Oviedo a la declaración asturiana por la sostenibilidad, conocida como declaración de Llanes (¿brindis al sol...?), lo que implicaría más o menos asumir un compromiso por parte de nuestro Ayuntamiento por el que nos obligaríamos a planificar el desarrollo local, de manera que sea social, económica y ambientalmente sostenible. Este modelo implicaría implantar y desarrollar un sistema de gestión municipal que tuviera en cuenta las políticas ambientales, sociales, económicas y culturales del municipio, que persiguiera y tuviera el objetivo de lograr la sostenibilidad local, lo que implicaría la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos de un municipio de tal modo que se integre:
La supervivencia y respeto del entorno; un respeto por el medio ambiente, medio en el que vivimos y tenemos que conservar para nuestros hijos e hijas.
La necesidad de equidad o justicia social; un desarrollo social más justo en el que se eliminen o disminuyan las desigualdades.
Equilibrio económico; un desarrollo económico más equilibrado en el que se consuman menos recursos y se genere menos residuos.
Objetivos ambiciosos, sin duda. Tenemos la letra, ahora hay que poner la música. El Consejo municipal de medio ambiente es un importante y acertado paso para ir en esa dirección. No nos vaya a pasar lo que dice un amigo muy querido con un sentido del humor envidiable: "En Oviedo, el medio ambiente anda fatal, no llegar ni al cuarto..."
En definitiva, se trata de que todos los ciudadanos tengamos un poco más de calidad de vida; y eso, no les quepa duda, es lo que debe pretender lograr en último término con esa herramienta que ustedes nos ponen en la mano cada cuatro años: la política.

Publicado en La Nueva España el 31 de diciembre de 2006

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