lunes, 30 de diciembre de 2019

IMAGINA

El Otero

Imagina

Los deseos de Año Nuevo para el futuro próximo de la ciudad

Carlos Fernández Llaneza 30.12.2019 
¿Comparten conmigo esa curiosa percepción de que cada año pasa más rápido que el anterior? Sí, sí; sé que eso de que el tiempo vuela es el más típico de los tópicos pero? Así que ahora que encaramos el cambio de turno entre este gastado 2019 y ese 2020 a estrenar -momento idóneo para balances y propósitos- caigo en la cuenta de que no debemos correr el riesgo de dejar que el tiempo se nos escabulla de las manos como el agua de un cesto. Es, por tanto, ocasión de planificar, sí, pero también, por qué no, de soñar. Pero no hablemos de mis propios sueños, que son muchos y variados. Ni de los suyos. Seguro que también serán numerosos y encaminados a no dar la razón a Borges cuando se lamentaba de haber cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer: no ser feliz. Hablemos hoy de los sueños para este espacio común compartido: Oviedo. Deseos en pos de un futuro mejor. Realizables. Y, sobre todo, que nuestros sueños, en palabras de Gandhi, "no sean bagatelas en el aire". Él deseaba "convertir mis sueños en realidad". Yo también. ¿Y qué sueños son? 
Mi intención inicial era hacer una lista, una prolija carta a los Reyes Magos de Oriente, pero -pensé- ¿qué interés tiene? Así que no. Prefiero hacerles trabajar y que piensen en sus propios deseos para la ciudad. Elijan. Y confíen. Sólo diré que me gustaría que la ciudad del futuro sea ambiciosa. Una ciudad por y para las personas. Priorizando lo social, medioambiental y cultural. Que entre todos imaginemos la ciudad de la que seguir sintiéndonos orgullosos. Porque un elemento característico de los ovetenses es que, aun en los años más grises de nuestro pasado, siempre nos hemos sentido orgullosos de Oviedo. 
Ojalá que este próximo año venga repleto de buenos momentos para todos. Que sigamos soñando juntos. Y, ya puestos, que la mayoría de esos sueños se cumplan y no se ronquen, como ironizaba Jardiel Poncela. 
Soñar no es de ilusos. Es necesario. Y ser ambiciosos con el futuro es obligado. En tiempos de demasiadas estrategias cortoplacistas, de abundantes mediocridades y de excesivos cabreos, alejamientos y decepciones con el ejercicio de la política es vital soñar. 
Y junto con mis mejores deseos para el nuevo año, les dejo con música. John Lennon, escribió en 1971 un tema que acabó siendo un himno: "Imagine". No es mal epílogo para este 2019 que ya es parte de nuestro pasado y adecuado prólogo para un 2020 a punto de desenvolver: "Quizá digas que soy un soñador / Pero no soy el único. / Espero que algún día te unas a nosotros / Y el mundo será solo uno". 
Sean felices.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/12/30/imagina/2577917.html

martes, 24 de diciembre de 2019

UN MUNDO AL REVÉS

El Otero

El mundo al revés

El estado de los accesos a los monumentos y la inversión regional

Carlos Llaneza 23.12.2019 

"Érase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos. Y había también un príncipe malo, una bruja hermosa y un pirata honrado. Todas estas cosas había una vez. Cuando yo soñaba un mundo al revés". Hermoso poema del gran José Agustín Goytisolo que tan bien musicó Paco Ibáñez en ese doble LP que quedó para la posteridad y en nuestro recuerdo musical: "Paco Ibáñez en el Olympia". A menudo, en curiosa asociación de ideas, recuerdo estos simpáticos versos cuando veo cosas que no me cuadran. Ante situaciones paradójicas, hechos rocambolescos o noticias inverosímiles que, haberlas, como las vecinas meigas, las hay. 
Bien. Pues hace unos días, en la diaria lectura de LA NUEVA ESPAÑA, me encontré con este titular: "La Laboral y Niemeyer reciben para su deuda cuatro veces más que el Prerrománico". La partida de la Consejería de Cultura para la conservación del singular y único arte asturiano, Patrimonio de la Humanidad, es de 100.000 euros, un rácano 0,21% del presupuesto de la Consejería. A esto habría que sumar, en su caso, fondos fruto de convenios con el Ministerio de Cultura. Teniendo en cuenta los graves problemas de humedades que aún perduran tanto en Santa María del Naranco como, especialmente, en San Miguel de Lillo, parece que esta partida es insuficiente. 
Los asturianos en general y los ovetenses de forma especial, hemos recibido un legado de un valor tan incuestionable como incalculable. Cualquier región o ciudad del mundo estarían felices de contar con un patrimonio de estas características. Pero por estos pagos, parece, no es una prioridad absoluta su cuidado. 
Por otra parte, si estos días de lluvias generosas tienen intención de acceder desde el aparcamiento hasta los monumentos les doy un consejo: vayan pertrechados de unas buenas katiuskas. Por no decir de una piragua si me dejara llevar por la hipérbole. Sobre el lavadero circular de Sánchez del Río contiguo al Centro de Interpretación del Prerrománico (que inexplicablemente continúa sin su paraguas desde que un camión de la Coca Cola lo rompió hace años y abonara la empresa la correspondiente indemnización) cae una auténtica cascada. Los caminos de acceso, a los que antes me refería, están como para ver salmones remontándolos. Y nadie, ni en la administración autonómica ni municipal -competente ésta última de los accesos- se pone colorado. El otro día una buena señora me preguntaba por el camino de acceso a las "capillas". Le respondí que estaba en él. Su mirada de asombro y perplejidad fue tan elocuente que no hubo comentario alguno más. Y eso que aún el agua no arrollaba por sus fueros. Son accesos muy dificultosos para cualquier persona con limitación de movilidad y, en cualquier caso, totalmente inadecuados Esa es nuestra carta de presentación ante el mundo que viene a disfrutar de este patrimonio incomparable. 
Por tanto, permítanme que siga recordando a Goytisolo.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/12/23/mundo-reves/2575548.html

lunes, 16 de diciembre de 2019

UN LUGAR AL QUE VOLVER

Un lugar al que volver

La huella imborrable de los recuerdos infantiles

Carlos Fernández Llaneza 16.12.2019


¿Se han preguntado alguna vez cuál es su verdadera patria? Y no me refiero sólo a un lugar al que nos unan vínculos jurídicos, sino afectivos. A una unión cálida y emotiva con un espacio concreto. Tal vez Rilke tuviera razón: la verdadera patria del hombre es la infancia, decía. Puede ser. Porque la infancia, desde la perspectiva de adultos, también puede haberse transformado en un estadio tangible. Y agradable. Pero seguro que todos tenemos un lugar en el que nos sentimos en casa. Ese espacio al que, por más que viajemos por el mundo, siempre deseamos volver. Repleto de imágenes vívidas por más años que hayan pasado. Un paréntesis vital. Inundado de olores que nos retrotraen a momentos concretos. Sensaciones de hogar. De placidez. De serenidad. Donde la vida arraigó por más que hayamos rodado por horas plenas o días huérfanos. 
Yo tengo uno. El que vi por vez primera cuando me asomaron a la ventana de la habitación en la que nací. Sobre el horizonte que presidía mi vista y un montón de tejados de hogar de aquel Vallobín, Arcadia feliz, sobresalía una cúpula bermeja que presidía el cercano altozano. Allí me llevaban muchos días a merendar. Allí asistí al colegio. De marinero recibí un domingo de mayo la primera comunión. Años después, aquella fe infantil maduró tras el encuentro con una comunidad cristiana, encarnada y comprometida con su entorno social, que me ayudó a moldear, en buena medida, lo que soy. Allí viví. Y allí viviré. Aquella loma milenaria vio pasar a sus pies buena parte de la historia ovetense. Desde tiempo inmemorial fue testigo del crecimiento de una ciudad que rompía sus antiguas costuras. Protagonista, sin querer, de sucesos trágicos. De hechos gozosos. Y de muchas vidas. Como velando por Oviedo. Sí, el viejo otero de San Pedro es mi lugar. Por eso, cuando hace ya siete años, tuve la fortuna de poder abrir cada semana esta ventana, no dudé en darle ese título: El Otero. Porque ha sido testigo de mi vida, sí, pero también de la de miles de ovetenses. Y desde esa ventana, abierta a Oviedo, hemos compartido, semana a semana, vivencias, pensamientos, recuerdos, historia? Y no hay mayor satisfacción que poder brindarles todas esas líneas escritas con tinta ovetense. Y me siento muy agradecido por ello. 
Ahora algunas de esas historias se agrupan para que no queden desperdigadas por el limbo de lo virtual. 
Hoy parte de esas relatos contados quedarán cobijados en un libro para que se los puedan llevar a casa. Anotaciones del alma que quedan escritas como anotados quedaron en el tiempo, miles de sucesos ovetenses que, con gozos o llantos, corrieron a los pies del otero. 
Y allí abajo, Oviedo, seguirá tejiendo vida para contar. Y para escribir. Y, si ustedes quieren, la seguiremos compartiendo. 
Oviedo siempre.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/12/16/lugar-volver/2572320.html

lunes, 9 de diciembre de 2019

OVIEDO CIUDAD ACCESIBLE

El Otero

Oviedo, ciudad accesible

La necesidad de que todos los vecinos se muevan por nuestras calles de forma cómoda y sin barreras

Carlos Fernández Llaneza 09.12.2019
¿Cuántos días internacionales de lo que sea conocen? No me respondan: demasiados. Tantos que muchos pasan totalmente desapercibidos. Pues bien, el pasado martes se conmemoró uno de ellos. Veamos. Con el fin de promover los derechos y el bienestar de las personas con discapacidades en todos los ámbitos de la sociedad y el desarrollo, así como concienciar sobre su situación en todos los aspectos de la vida política, social, económica y cultural, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró en 1992 el 3 de diciembre como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. 
Con frecuencia suelo recortar noticias que me llaman la atención y la semana pasada recordé una de esas noticias que tenía traspapelada en una caótica carpeta. LA NUEVA ESPAÑA del 28 de mayo publicaba: "La caca de perro, enemiga de las sillas de ruedas". Por si no fueran poca dificultad la que presentan numerosos bordillos infranqueables, aceras estrechas, pendientes imposibles, accesos a multitud de edificios o comercios insalvables y un largo etcétera que bien conocen las personas con movilidad reducida, hay que sumar una más como consecuencia de la falta de educación básica de muchos propietarios de mascotas. Así lo lamentaban miembros de colectivos como Aspaym y Cermi. Como reza el dicho popular: donde éramos pocos, parió la güela. Por si no bastara la diaria carrera de obstáculos a la que muchos convecinos se enfrentan, añadamos esto. Es intolerable que un usuario de una silla de ruedas se tenga que llevar excrementos de perros en las ruedas o, peor aún, en sus manos. Salir de casa puede llegar a convertirse en un arduo reto. 
Bien podría mentar ahora la Constitución Española, que proclama los derechos de los ciudadanos a disfrutar sin marginación alguna de servicios, formación... Y que exige a las administraciones la provisión de los medios precisos para que ello sea posible. Así mismo, podría citar también el Manual Europeo de Accesibilidad: "El entorno debe disponerse de modo que permita a todos desenvolverse igualmente y de la forma más independiente". Amplia es la legislación europea, estatal y autonómica que contempla medidas en pro de la promoción de la accesibilidad, pero? 
¿No sería mejor apelar al sentido común más básico? Todos hemos de tender una mano para eliminar todo tipo de barreras empezando por favorecer el respeto, la comprensión y la empatía con aquellos que más las sufren. 
Y Oviedo ha de ser ambiciosa en este sentido. No estaría de más que se llevaran a cabo todos los esfuerzos necesarios para aspirar al reconocimiento de "Ciudad accesible", distinción que otorgan la Comisión Europea y el Foro Europeo de Discapacidad a aquellas ciudades que demuestren que han mejorado la accesibilidad de la vida urbana de forma clara y sostenible, y que tienen planes concretos para seguir haciéndolo. Aunque se haya avanzado en estos últimos años, ¿no les parece un objetivo tan razonable como deseable? 
Sí. No renunciemos al anhelo de vivir en una ciudad realmente más fácil para todos. Una ciudad que, al ser totalmente accesible, no permita que nadie sea "discapacitado", tal como manifiesta la periodista Stella Young: "Mi discapacidad no existe porque uso una silla de ruedas, sino porque el entorno más amplio no es accesible".
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/12/09/oviedo-ciudad-accesible/2569252.html

lunes, 2 de diciembre de 2019

RONDA NORTE "REVISITED"

Ronda Norte "revisited"

El atentado al monte Naranco que plantea la circunvalación




02.12.2019
Dicen en Gijón que Bob Dylan escribió una versión de la extraordinaria canción de "Highway 61 revisited" cuando tuvo noticias de una autopista a la entrada de Oviedo de la que se llevaba años discutiendo, se desconocía su origen, su final y su trayecto y aún no se había puesto la primera piedra. En esa versión, en vez de la autopista 61 que baja de Ontario a Nueva Orleans siguiendo el curso del río Misisipi en gran parte de su trayecto, la acción discurre en la Ronda Norte de Oviedo 
No andaban descaminados en Gijón. Para muchos ovetenses entre los que nos contamos, la Ronda Norte se incluye en la sección de realismo mágico asociado a la política. No es para menos. Llevamos asistiendo con cierta perplejidad desde la última década del siglo XX, a la presentación de varios proyectos de una ronda por el Naranco con cargo a fondos mineros, después de una más que construiría el Ministerio de Fomento, luego de una ronda verde municipal con un viaducto y un túnel bajo el parque de Pura Tomás. Como en la canción, el tiempo pasará? y la zona de Prados de la Fuente, donde todos los proyectos planteaban la construcción de una autopista de cuatro carriles, con mediana, arcenes, carriles de incorporación y salida, cambia completamente su fisonomía. Lo que hace 30 años eran praos se ha transformado en un espacio colmatado de viviendas y equipamientos escolares como el Fundoma, Colegio Loyola, Colegio Parque Infantil, y el IES Monte Naranco. 
Algunos empezábamos a dormir algo más tranquilos pensando que hay gente pá tó, pero que la sensatez suele terminar por imponerse y esa pesadilla de una brecha de hormigón por la falda de la Cuesta fue quedando en el olvido, mientras intentábamos mantener la moral pensando que en el peor de los casos pelearíamos en la última trinchera de Santa María del Naranco. 
No estábamos preparados para una de las últimas alternativas presentadas. Un túnel de Pando a San Claudio. No es únicamente que nos refiramos a una zona con conocidos y graves problemas de filtraciones de aguas, ni que se pretenda realizar perforaciones continuas bajo monumentos Patrimonio de la Humanidad y a los que cualquier sociedad civilizada debería evitar estos sobresaltos. Sinceramente, ¿merece la pena este destrozo?, ¿qué aspectos del tráfico de Oviedo mejoraría ese túnel sin salidas desde Pando hasta Las Mazas? 
Sabemos que no es conveniente pedir a los criadores de ternera Asturiana de los Valles que defiendan los postulados del colectivo vegano; así que, como representantes de dos asociaciones comprometidas con la defensa de nuestro monte ovetense y, desde el respeto a las opiniones divergentes, manifestamos nuestra total oposición. Pero no por capricho. 
Nos oponemos porque sería una infraestructura ineficaz para mejorar cualquier tráfico urbano, con un inasumible y continuo impacto ambiental, y que, de hacerse serviría para establecer una frontera más entre la ciudad y el Naranco, aislando zonas urbanas con el engañoso pretexto de mejorar su comunicación y movilidad. Parece un sarcasmo que, cuando Oviedo está tratando de eliminar los desastres originados por infraestructuras que produjeron importantes fracturas en el tejido urbano de la ciudad en La Corredoria, Rubín, Ventanielles, La Tenderina, Otero y San Lázaro, se gaste dinero público en una edición no corregida sino ampliada de aquellos dislates. 
Nos oponemos porque la mayoría del tráfico generado en las zonas periféricas de la ciudad, en torno a un 80% de éste, se dirige hacia el centro urbano, como demuestran todos los estudios monitorizados por el Ayuntamiento de Oviedo, con lo que la pretendida ronda poco solucionaría. 
Nos oponemos porque llevamos años esperando por pequeñas actuaciones que sí mejorarían el tráfico de la ciudad como la conexión de San Claudio con la autovía A-63, un vial que conecte las Campas con la glorieta de Santa Marina de Piedramue- lle, la ampliación de Nicolás Soria, que lleva años rebotando por los presupuestos generales del Estado, o el desdoblamiento de la salida hacia la glorieta de Luis Oliver, además de un enlace desde el Fundoma con la AS-II para dar curso al tráfico procedente de Prados de la Fuente y Ciudad Naranco. Con estas actuaciones, realizables y sencillas, se racionalizarían las salidas y entradas del este a un coste razonable y con impactos positivos sobre el tráfico urbano. Por otra parte, es falso que Oviedo sea la única ciudad sin ronda exterior. Sí la hay. No conocemos la ronda norte de Gijón, ni de Santander, ni de Bilbao porque a nadie se le ocurrió pasar el tráfico de esas ciudades bajo el mar. 
Nos oponemos porque según el Plan para la Movilidad Multimodal en el Área Metropolitana de Asturias 2018-2030 encargado por el Principado de Asturias, los tráficos de vehículos particulares descenderían en un 40% en las próxima década, lo que cuestiona aún más la necesidad de esta agresiva infraestructura.
Por otra parte, cada vez un número menor de jóvenes en España acceden al permiso de conducción; de más de 800.000 a menos de 200.00 en una década, lo que apunta a un sustancial cambio del uso de vehículos particulares. Además, el Plan de la Unión Europea de 0 emisiones en 2050 nos señala un futuro con muchos menos coches y más transporte público no contaminante.  
Creemos sinceramente que es un buen momento para la transparencia y la responsabilidad, por parte del Gobierno Autonómico, el Ministerio de Fomento, y el Ayuntamiento de Oviedo, que deben informar con claridad a los ovetenses de las alternativas proyectadas. La gente en general no es experta en obras públicas ni en urbanismo, ni tiene por qué serlo. Es el urbanismo el que debe hacerse para la gente y es bueno para todos los ovetenses estar informados de las medidas que toman los poderes públicos en un ámbito tan sensible como el monte Naranco.
Por tanto, nuestro deseo sería que nos olvidáramos de esta obra innecesaria y, mejor, que se centren los esfuerzos en recuperar el Naranco como el espacio de gran valor medioambiental que debería de ser.

Qué pena que no supieran en Gijón y por tanto no lo pudo conocer Dylan, que un veterano alcalde achacaba de mal fario a una obra que se llevó por delante a todos los que tuvieron algo que ver con ella, concluyendo: “además ¿para qué vamos a gastar las perras en una ronda si con medio quilómetro de cuatro carriles enlazamos la autovía de Grado con San Claudio y con eso tenemos ronda y media...”.  
https://www.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2019/12/02/ronda-norte-revisited/2566134.html

lunes, 25 de noviembre de 2019

EL ÁNGEL GAITERO

El Otero

El ángel gaitero

Decoración singular en el monasterio de San Pelayo

25.11.2019





"Alabad al Señor en su templo, (..) Alabadlo tocando trompetas, / alabadlo con arpas y cítaras; / alabadlo con tambores y danzas, / alabadlo con trompas y flautas: / alabadlo con platillos sonoros, / alabadlo con platillos vibrantes./ Todo ser que alienta alabe al Señor". El salmo 150 es un canto hermoso que exhorta a alabar a Dios con instrumentos musicales varios. Asimismo, a lo largo de la historia, son miles las figuras de ángeles representados, tanto en pintura como en escultura, tocando algún instrumento musical. Este concepto musical del ángel está basado en la división de las Huestes Celestiales en coros de ángeles, quienes cantan continuamente las alabanzas al Creador tañendo citarás, arpas o haciendo sonar trompetas. Pero, por más que lo he buscado no he encontrado ningún ángel tocando la gaita. 
Hace un tiempo traíamos a esta ventana la figura del conejo que desde las seculares páginas del libro de la "regla colorada", custodiado en el archivo de nuestra Catedral, ufano, tocaba la gaita. Hoy vamos a asomarnos a uno de los puntos neurálgicos de la ciudad: al monasterio de San Pelayo. Para otro día dejaremos la historia de este niño de trece años, ejemplo de coherencia y dignidad y cuyos restos son recibidos por la comunidad benedictina ovetense en el año 994. Desde entonces son custodiados en Oviedo. Este hecho llegó incluso a mudar el nombre del monasterio: de San Juan Bautista al de San Pelayo. Las reliquias del joven mártir reposan en una hermosa urna depositada bajo el altar de la iglesia del monasterio. Esta arqueta se debe a Félix Granda Buylla, eclesiástico formado en Oviedo y decorador sacro nacido en Pola de Lena en 1868 y fallecido en Madrid el 21 de febrero de 1954. Dedicado también a la orfebrería, consiguió la medalla de oro en la exposición de arte decorativo celebrada en Madrid en 1911. Animado por ese éxito abre un taller en Madrid que pronto alcanzó gran prestigio. En un escrito firmado por el propio Granda dirigido a la abadesa de la Pelayas en julio de 1926, se refiere a la arqueta en estos términos: "he puesto madera de cedro en el interior, me parece que así tiene más semejanza con la caja mortuoria y con la tradición. (..) En la parte superior la estatua yacente del mártir con la palma en la mano, símbolo de su martirio, niños músicos en las hornacinas y en los dos frentes, en uno David niño vence a Goliat símbolo de la victoria que consiguió con su muerte sobre las tentaciones y seducciones del mundo. En el otro el Santo Niño y el Obispo delante del tesoro. En la parte superior, cuatro grupos también de niños, sostienen los escudos de la orden y en los otros, tres cartelas en donde se consigna una oración, fechas y datos. La ornamentación esmaltes sobre plata, flores que indican que es glorioso el sepulcro de los que mueren por Cristo". Y por último, cuatro tortugas que sirven de pie a la caja y que representan la tierra. 
Pues bien, rodeado de toda esta historia, queda para la posteridad ese ángel niño tocando su gaita; quien sabe, quizá en Oviedo tengamos, entre tantos ángeles representados a lo largo de la historia tocando diversos instrumentos, la fortuna de tener el único ángel gaitero. 
Un motivo más -y no son pocos- para acercarnos al monasterio benedictino de San Pelayo, enclave primigenio que me atrevería a decir ejerce, quizá compartido con ese otro lugar sacro que es la Cámara Santa, como alma de nuestra ciudad.

https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/11/25/angel-gaitero/2562882.html

lunes, 18 de noviembre de 2019

OVIEDO EN UNAS LÍNEAS

El Otero

Oviedo en unas líneas

Un resumen del espíritu de la ciudad

Carlos Fernández Llaneza 18.11.2019
Acudí a ver hace unos días "Mientras dure la guerra", la última película de Amenábar. No pretendo hacer crítica alguna de la película. Pero sí incentivó mi curiosidad y me dio pie a conocer algo más sobre la vida de Miguel de Unamuno y, releyendo alguno de sus textos encontré una mención de Unamuno sobre lo que, a fin de cuentas, nos concita cada semana: Oviedo que, como decía Canella "¡es mucho Oviedo este Oviedo!". Pues bien, escribe don Miguel: "¡Qué casonas reumáticas / con casacas de piedra / trencilladas de hierro, / en obrado embozadas, / y un cielo de plata / donde expira, ahusándose, / la torre de la Catedral!". Y no hizo falta más para encender la mecha de la curiosidad y preguntarme qué habrían dicho sobre Oviedo otros escritores. Y empiezo esa labor inquisitiva y me sorprende lo mucho que se ha dicho de esta ciudad desde sus albores hasta la actualidad. No son pocos los viajeros que a lo largo de los siglos dejaron por escrito sus impresiones. Numerosos los escritores que se refirieron a ella, incluso poniendo la urbe como escenario de sus novelas. 
Recopilar tantas referencias me temo que convertirían estas líneas en algo demasiado prolijo. Así que vamos a obviarlas; a fin de cuentas, somos muchos los que en las diarias conversaciones, en algún momento, tenemos a Oviedo como telón de fondo. Y cada uno -estoy seguro- tendrá, al igual que los numerosos viajeros que testimoniaron su paso por la ciudad, su propia impresión. Su propia definición. Su propia opinión. ¿Se atrevería, amigo lector que lee desde el otro lado de esta ventana, a dar ahora mismo su propia descripción de Oviedo? 
"Oviedo, como cualquier ciudad, es una suma de entes, un caleidoscopio, una galaxia urbana, un enjambre social, un conglomerado: un todo, cuya definición será siempre incompleta, partidista, parcial, subjetiva, intencionada, informal, controvertida, cismática?, mercenaria, restrictiva, particular, nebulosa, insumisa, divergente?, ingrávida? Oviedo, la bien, la mal, la muy novelada, la ciudad, se dice, que atrajo sobre sí una más copiosa y valiosa atención literaria, la población española, dicen, que disfruta de una más abundante bibliografía, la muy no-ble, la muy leal, benemérita, invicta, heroica y buena ciudad de Oviedo es, por todo ello, un endiablado asunto al que la rectitud de conciencia y el cabal conocimiento del mundo circundante -es decir, la humildad y el realismo- aconsejan enfrentarse con docilidad, neutralidad, magnanimidad, laboriosidad? y sindéresis." Quien esto tan bien escribe, que me sirve en cierta forma de epílogo a estas líneas dispersas, es Evaristo Arce, autor de uno de los libros esenciales de esa caudalosa bibliografía local: "Oviedo y los ovetenses". Poco más se podría añadir. Cada semana acudo a esta cita -al menos lo intento- con un único interés: hablar del Oviedo que fue y del que pudo ser. Del Oviedo que es. Del Oviedo soñado. Del Oviedo de todos. Ese Oviedo cercano. De andar por casa. Una ciudad en blanco y negro y, a la vez, en multicolor. Un Oviedo que nos duele y nos hace felices. Una ciudad contradictoria, pero maravillosa. Ya lo decía Arce: "El caso es hablar de Oviedo, escribir de Oviedo. Esa es la cuestión". 
Y todo esto, ya ven, gracias a Unamuno.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/11/18/oviedo-lineas/2559592.html

lunes, 11 de noviembre de 2019

EN SANTA MARÍA DE LA VEGA HAY GATO ENCERRADO

El Otero

En Santa María de la Vega hay gato encerrado

Los derechos de la comunidad de San Pelayo sobre los terrenos de la fábrica de armas de la ciudad

11.11.2019 


Se habla mucho de la Vega. O, para ser estrictos, de los solares huérfanos tras el abandono fabril de las instalaciones de la fábrica de armas. Pero hoy quiero mirar hacia sus inicios: al monasterio de Santa María de la Vega, fundado por doña Gontrodo Petri, amante de Alfonso VII y madre de doña Urraca la Asturiana. Hacia 1125 se estableció en el monasterio la Orden de Fonterrault. Una historia fecunda pareja al devenir de la ciudad. Sobre sus días finales cuenta Aurelio de Llano: "La iglesia de este convento -el cual vino a parar en fábrica de fusiles- fue derribada por mí en 1917. Era grande. Los arcos torales y bóvedas, al caer sobre el pavimento, metían un ruido semejante al trueno. ¡Qué pena al ver caer tan hermosa obra! Del lado del Evangelio, a la altura del arranque del arco triunfal, encontramos la momia de un gato que había sido emparedado vivo; se mandó al Museo de Historia Natural de la Universidad de Oviedo". Parece ser, en opinión de Llano, que en tiempos lejanos, cuando se construía un convento era costumbre emparedar un gato vivo. Afortunadamente, esas costumbres han desaparecido. Lo dejamos ahí de momento. Volvamos a la historia del monasterio: 31 de julio de 1854. Seis de la mañana. Las religiosas de La Vega abandonaban su monasterio con destino al de San Pelayo. La razón es que la Junta de Gobierno de Asturias y el Ayuntamiento las habían conminado a abandonarlo con el fin, supuestamente, de crear en sus dependencias un hospital ante la posibilidad de un brote de cólera que despertaba gran preocupación en Asturias desde el inicio de 1854. 
La atemorizada comunidad de La Vega no atisba ninguna posibilidad de impedir "tan arbitraria e ilegal decisión". Esa misma noche, "la comunidad por evitar algún atropellamiento que se susurraba y lanzando gritos al cielo se resolvió a dejar su inolvidable morada". Un día después de ese injustificado traslado, la Junta Provincial de Gobierno, ya desocupado el monasterio, se pone de acuerdo con el director de la fábrica de armas "para que se haga la distribución de la parte que ocupar". Así se consumó el traslado de esta comunidad hacia el monasterio de San Pelayo. Allí estuvieron hasta que sólo quedaba con vida Manuela Mier Castañón, única heredera, por tanto, de todos los bienes de la comunidad de La Vega. Había ingresado canónicamente en San Pelayo el 24 de octubre de 1891, falleciendo el 2 de junio de 1898. Así pues, la comunidad de San Pelayo pasa a ser la beneficiaria de los bienes de la comunidad extinta. Atrás quedaban 860 años de vida conventual en la ciudad. Bien, pues ahora que se habla de las negociaciones con Defensa sobre la futura propiedad de la Vega, surgen, ante los contundentes datos de la historia, unas preguntas tan simples como pertinentes: ¿Hay algún documento que demuestre la venta, cesión o expropiación del monasterio por parte de alguna administración pública? Me temo que la respuesta es no. No lo hay. Por tanto, ¿no será la actual comunidad de San Pelayo la legítima propietaria de una buena parte de la parcela? Todo parece indicar que así es. Las monjas nunca han reclamado, como recuerda Andrés Martínez Vega -autor del libro "El Monasterio de la Vega de Oviedo" y de la publicación "El ocaso del Monasterio de la Vega de Oviedo a través de la actividad epistolar de su última abadesa"- títulos de propiedad, "sólo pretenden difundir su identidad benedictina, protestar contra el injusto trato del que fueron objeto y dejar manifiesta su clara decisión de que su patrimonio debería ponerse al servicio de toda la sociedad asturiana y ovetense en particular". Pues bien, a la vista de todo lo anterior, bien podría decirse, que en La Vega, sí hay gato encerrado.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/11/11/santa-maria-vega-hay-gato/2556413.html

lunes, 4 de noviembre de 2019

TIEMPO DE OTOÑO

El Otero

Tiempo de otoño

Las sensaciones que despierta la estación en curso

Carlos Fernández Llaneza 04.11.2019



Me gusta el otoño. Pertenezco a él. Es la estación para mirar al cielo y no a la tierra. Para entender qué es el color. Para comprender que la naturaleza, en su juiciosa sabiduría, ahorra para dar después con dadivosidad. Quizá, para algunos, resulte algo melancólico. No para mí. No. Es espera; antesala de un porvenir de luz. Sé que añorar el pasado es como correr tras una nube y que, como decía San Agustín, el pasado ya no es y el futuro no es todavía, así que mejor vivir el presente que es lo único que realmente atesoramos. Pero algunos días de otoño me hacen evocar momentos que se han quedado en calendarios vencidos; no sé, tal vez la luz del atardecer, el aroma acuoso de la hojarasca en su mansa metamorfosis, los días de viento... Quién sabe por qué y cómo se activa ese enigmático resorte que despierta memorias dormidas. Y bastó un día de viento recio y testarudo. Cuando canta el viento y gimen los troncos. Cuando lloran las hojas vapuleadas, arremolinadas en un bullicioso caos para alfombrar nuestros pasos con incontables tonos ocres. Los recuerdos saltan y brincan a tardes de estruendoso viento que retorcía los enormes negrillos de San Pedro; añosos olmos altivos: una sinfonía que me mecía y alborotaba a la que me abandonaba dócil e inerte. En ocasiones, buscaba las alturas cercanas para escuchar al viento. De cerca. Cara a cara. Y desvanecer el instante. 
Otoño. Momento que dicta el calendario para recordar, aún más si cabe, a los que ya no están. En mis otoños, desdibujados por la perezosa memoria, estaba la cita obligada al pequeño cementerio de Santa Marina de Piedramuelle. Allí aguardaba el olor a lamparillas de aceite. A la humedad silenciosa de la tierra que acoge tantas añoranzas. Velas que aguantaban su calmo tiritar frente al frío de noviembre. Humildes llamas trémulas cumpliendo su misión, discretas y respetuosas, ante el dolor de la ausencia. Y acabado el recuerdo, regreso por caminos arcaicos entre espesas alfombras de hojas de castaño. Senderos que vieron al padre que me acompañaba transitar, calzado de madreñas, día a día de casa al colegio y de la escuela a casa en un tiempo tan distinto y distante que bien pareciera irreal. Cómo echo de menos esos caminos y esas historias contadas y vividas en un presente ya imposible. 
El otoño trae la luz menguante. Salir del colegio a las seis de la tarde con la anochecida, en un colegio que compartía patio de juegos con el cementerio de San Pedro de los Arcos, era para valientes que no se arredrasen ante los infantiles miedos compartidos, tan irracionales como inocentes. Tiempos sin disfraces ni caretas impostadas e importadas. Ni falta que hacían; nuestra desbocada imaginación conseguía acelerar pulsos y pasos. 
En fin, imágenes guardadas en mi propio álbum carentes, posiblemente, de valor alguno para ustedes. O tal vez sí. Porque con ellas quizá consiga despertar sus propias otoñadas. Días que vivieron quién sabe cuándo y dónde. Que a nada que rasquen un poco en su propia memoria aparecerán vivos e intensos. Sus colores. Sus olores. Sus momentos. Dense una oportunidad de desandar todos esos almanaques ya gastados. 
De revivir su propio tiempo de otoño.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/11/04/tiempo-otono/2553039.html

lunes, 28 de octubre de 2019

EL BARÓN DE VILLAFRÍA

El Otero

El barón de Villafría

Noticia histórica de Longoria Carbajal

28.10.2019 





En una charla sobre nuestro malogrado acueducto de los Pilares, hace unos días, decía que el principio del fin de los Arcos fue la puesta en marcha de la traída de Pérez de la Sala que captaba aguas de los manantiales de Boo, Ules, Lillo y Fitoria. A efectos de conmemorar la finalización de la obra se construyó la fuente del Bombé en la que figuran los nombres de los cuatro manantiales naranquinos. La inauguración, el 21 de septiembre de 1875, dio un relieve excepcional a las fiestas de aquel año. Pues bien, en el coloquio final de la charla, uno de los asistentes recordó, con envidiable memoria, unos versos, fruto de esa socarronería tan nuestra, que hacían mención al alcalde de entonces: José González Longoria Carbajal y al que, al parecer, le gustaba dejar constancia de su nombre en todas las obras que emprendía; costumbre de la que hoy en día hacen gala no pocos regidores. En la fuente del Bombé el ayuntamiento había colocado una placa, desaparecida hace años, de más de dos metros con la inscripción: "Se inauguró solemnemente esta obra y fueron bendecidas las aguas por el Ilmo. Sr. obispo siendo alcalde don José Longoria Carbajal en 21 de septiembre de 1875". Y claro, era de esperar, la "coña" ovetense no tardó en responder en forma de versos: "Esta urna funeral / de las aguas de Fitoria / eterniza la memoria / de Longoria Carbajal: / el ser más original / de cuantos el mundo cría / el que tiene la manía / de poner su nombre en todo / y a quien llaman por apodo / el barón de Villafría". Como ven, en Oviedo, andaban ágiles de reflejos. La cita a Villafría se debe a que Longoria Carbajal era propietario de una casa y finca en la zona. Hasta mediados de los noventa se conservó la capilla, bajo la advocación de San José, en cuyo frontispicio podía leerse: "Se hizo a expensas de D. José Longoria Carbajal. Año de 1872". 
Longoria Carbajal nació en Grado el 29 de abril de 1827. Estudió Filosofía en la Universidad de Oviedo y posteriormente se licenció en medicina en Santiago ejerciendo como médico en su villa natal. Vino a Oviedo por mediación de su amigo el marqués de Gastañaga. Poseía distintas condecoraciones, pertenecía a diversos Institutos y Academias Médicas, llegó a ser Doctor honoris causa por la Universidad de Filadelfia, fue diputado provincial de 1878 a 1879 y, durante dos décadas, miembro de la Corporación ovetense de la que fue alcalde durante más de quince. 
Bajo su mandato se llevaron a cabo obras como la apertura de las calles Campomanes, Uría, Fruela o la entonces travesía entre Caveda y Covadonga que lleva su nombre. Fue, asimismo, responsabilidad suya la construcción del cementerio del Salvador, el teatro Campoamor, la Casa de Socorro, la creación de una Banda municipal de música o significativas mejoras en el Campo San Francisco. 
Longoria falleció el 30 de septiembre de 1910 a los ochenta y tres años, recibiendo sepultura en la capilla de su finca de Villafría. 
Pues de aquella cereza que sacamos del cesto de la curiosidad con la foto de la inauguración de la traída de aguas en el Bombé han salido engarzadas todas las demás. Así es la historia.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/10/28/baron-villafria/2549895.html