martes, 25 de mayo de 2010

¿Demagogia? (Octubre 2005)

¿DEMAGOGIA?


Hace días que tengo idea de escribir este artículo, pero no me acababa de decidir por diversos motivos que no vienen al caso; concretamente tenía la intención de compartir esta reflexión en voz alta desde que hace unos días leí en la prensa, en una pequeñita columna perdida en las páginas centrales una noticia que decía: “Cada cuatro segundos, muere de hambre un niño en el mundo”. Sin comentarios. Creo que hay noticias que se comentan por sí solas. Confieso que me dio mucho que pensar y me dejó cierta inquietud. ¿Cómo podemos estar volviéndonos tan insensibles? ¿Acaso es cierto que no podemos hacer nada? Hoy no toca criticar a nuestro gobierno local, por mucho que nos den sobradas razones, ni tampoco voy a proponer ninguna iniciativa al respecto; eso para otro día. Hoy sólo quiero hacer una especie de terapia de grupo compartiendo con todos ustedes esta inquietud. ¿Se imaginan que de pronto empezaran a morir cada cuatro segundos una persona en este planeta por culpa, por ejemplo, de la fiebre de los pobres pollos…? Creo que sí, que serán capaces de imaginar la que se montaría. Estamos asistiendo cada cuatro segundos a una auténtica catástrofe humanitaria, no comparable a nada, a nada de lo que hayamos visto. Estamos hablando de un problema que afecta a unos 800 millones de personas según Médicos Sin Fronteras. 800 millones de desnutridos, de fantasmas mudos, casi invisibles, cuya solución no precisa de actos heroicos. Una auténtica emergencia silenciosa, según escribía J.J. Millás en su columna de El País recientemente.

Creo que no hace falta dar muchos más datos, ni poner fotos de niños famélicos, ni nada de eso. Mantengamos al menos la memoria viva, aun cuando estas imágenes desaparezcan de las primeras páginas de la información internacional. Hace falta no perder la tensión solidaria, bien individualmente, o bien desde las instituciones, incluida nuestra administración municipal. ¿Debería de ser esta una prioridad en las agendas de los políticos, sea cual sea su ideología y sea cual sea su responsabilidad? Repito. Es un tema que me da que pensar y me desazona por igual.

Ya que estamos celebrando el 25º aniversario de la Fundación Príncipe de Asturias, tomo prestado parte de los discursos de dos premiados para completar mis palabras, que hoy encuentro torpes y vacías; de verdad, no se muy bien qué decir y cómo transmitirlo… Porque hay tanto que gritar que no sabría cómo. Las primeras son de Nelson Mandela, premio de cooperación internacional en 1992: “El desarrollo es del interés de toda la raza humana. La inmensa desigualdad de nuestro planeta es peligrosa, injusta, desestabilizadora de igual manera que las desigualdades dentro de un país. El debate Norte Sur debe renovarse y las estructuras internacionales de cooperación se deben de reforzar.”

Las otras son de la General de las Hijas de la Caridad, premio de la Concordia 2005 y dicen: “Vivir la solidaridad compromete a ir más allá y más lejos en la búsqueda de recursos suficientes que permitan mejorar las condiciones de vida de quienes están condenados a sobrevivir ya sea perdidos en el laberinto de la marginación, o forzados a dejar su país en frágiles pateras, vergüenza de nuestra sociedad”.

Poco más se puede decir. Y repito una vez más: no quiero más que compartir esta reflexión. Compartir una sensación o llámenlo como quieran, pero les aseguro que si entendemos por demagogia, la actitud y comportamiento político caracterizado por el intento de conseguir el afecto popular o el incremento de adeptos a una determinada causa, les doy mi palabra de que no pretendo con este artículo ni lo uno ni lo otro.

Hagan cada uno su propio juicio.

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