lunes, 25 de abril de 2016

HUELLAS ROMANAS EN OVIEDO

El Otero

Huellas romanas en Oviedo

Los restos encontrados y perdidos en San Pedro de los Arcos y en el Cristo

25.04.2016 
Huellas romanas en Oviedo
Huellas romanas en Oviedo

En palabras de García Márquez "la vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda". Bien podría aplicarse también a nuestra historia: quizá la historia no es la que fue, sino aquella de la que quedó constancia. Por eso es tan importante preservar nuestro patrimonio. Es nuestra raíz. Nuestro propio pasado que está ahí diciéndonos, de alguna manera, lo que fuimos. 
Hace días lamentaba la pérdida de los castros que hubo en la ciudad. Ninguno queda. Hemos borrado esa página. Y eso es irreparable. Algo similar ocurrió con los restos de la que fueron edificaciones de época romana. Y es que, a día de hoy, sospecho que ya nadie pondrá en duda la existencia de un Oviedo anterior al siglo VIII. El descubrimiento de la fuente de la Rúa abrió un debate al respecto, olvidando, quizá, que no resulta nada novedoso. José Fernández Buelta y Víctor Hevia dejaron constancia en "Ruinas del Oviedo Primitivo" de muchos hallazgos que lo corroboran y, como ellos mismos dicen, "a fin de cuentas, ¿no se suceden unas ciudades a otras, un poblado a otro, una civilización a otra en el mismo sitio? 
Tomo como ejemplo San Pedro de los Arcos, mi lugar vital, y Paraxuga, en la zona del Cristo. Y recurro al profesor José Manuel González y Fernández Valdés, que da fe de la aparición de restos en la zona: "Las tejas romanas de San Pedro de los Arcos de las que las primeras muestras fueron descubiertas por el joven estudiante J. Manuel García el día 29 de marzo de 1971, al SO de La Matorra, en un solar situado sobre la calle que da acceso a la iglesia de San Pedro, pero cuya procedencia es el emplazamiento de la iglesia indicada, en donde después el descubridor y el firmante recogimos otros varios fragmentos mayores de tales materiales (?) Al enumerar las huellas romanas de Oviedo, se han citado las localizadas últimamente en el emplazamiento de la iglesia de San Pedro de los Arcos, llamada anteriormente de San Pedro de Otero por hallarse en un otero o altozano", 
¿Y qué interpretación se dio en aquel momento a estos hallazgos? "No se sabe exactamente cuándo cesó el empleo de las tégulas o tejas romanas planas en las construcciones de la región, por lo que no es forzoso atribuir a las de San Pedro de los Arcos una cronología romana estricta. Por otra parte, es un hecho frecuente la persistencia del culto religioso en los mismos lugares desde los tiempos más antiguos. Creemos por tanto muy probable que el emplazamiento de la iglesia de San Pedro de los Arcos en el altozano que ocupa tenga su más remoto antecedente en un templo cristiano, de la importancia que fuese, erigido en el mismo lugar, en fecha impredecible de la época visigótica", concluye José Manuel González. 
El mismo J.M. González localizó en 1957, en los terrenos de la actual Facultad de Medicina, en la zona conocida como "Las Murias de Paraxuga", unos restos por él identificados como de una villa. Allí afloraron numerosos restos de edificaciones, fragmentos de tégulas y cerámica. En una posterior excavación dirigida por Jordá Cerdá se encontró una moneda de la época de Constantino datada entre los años 306 y 337 d.C. 
La construcción de la Facultad hizo desaparecer todo el yacimiento.

Basten estos dos ejemplos como muestra de un pasado que permanece oculto, debajo de nuestros pasos, esperando, paciente, que algún día se reconcilie con el presente. 

http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/04/25/huellas-romanas-oviedo/1916688.html

viernes, 15 de abril de 2016

OVIEDO, 14 DE ABRIL DE 1931

Oviedo, 14 de abril de 1931

Sobre la proclamación de la II República en la ciudad

15.04.2016
Oviedo, 14 de abril de 1931

El 12 de abril de abril de 1931 fueron convocadas en España elecciones municipales. Para confrontar a los monárquicos se estableció una alianza electoral republicana socialista. El tono plebiscitario de estos comicios era innegable. La coalición ganó las elecciones y el 14 de abril fue proclamada en toda España la II República. Por tanto, ochenta y cinco años nos contemplan. En Oviedo los monárquicos obtuvieron cinco concejales y 1.930 votos. Por contra, la conjunción republicano-socialista logró 26 concejales y 6.706 votos. La curiosidad, como siempre, me lleva a preguntarme qué y cómo se vivió en Oviedo aquel día. Mucho se ha escrito sobre ese período de la historia. Una época que llegó cargada de ilusión con la esperanza de asistir a la modernización de un país que se había quedado atascado en los lodos del pasado. Muchas de aquellas esperanzas se truncaron. Muchos palos se metieron por unos y otros en la rueda. Una revolución quiso tumbarla. No pudo. Pero el golpe militar de julio de 1936 desencadenó una guerra que sí lo consiguió. ¿Qué hubiera sido de España de haber continuado la República? Entraríamos en el terreno de la ciencia ficción? De momento, quedémonos en Oviedo. 
La agencia de noticias francesa "Havas" facilitó esta nota a los medios: "Oviedo, 15 abril. La República fue proclamada con grandísimo entusiasmo por los numerosos elementos que constituyen la Conjunción Republicana-Socialista y otros partidos republicanos más los elementos de la CNT y Partido Comunista, es decir, por parte considerable de la población. Ayer, desde las primeras horas de la mañana, se concentraron en la calle Fruela y Uría y plazas de la Escandalera y Ayuntamiento grandes grupos con banderas republicanas y rojas y algunos instrumentos que tocaban incesantemente el himno de Riego, la Internacional y la Marsellesa. Se portaban también retratos de los capitanes Galán y García Hernández (capitanes de Infantería sublevados en la guarnición de Jaca en 1930, juzgados sumarísimamente y fusilados), Pablo Iglesias, Clarín y Lenin. Grupos de ciudadanos ocuparon el Ayuntamiento, la Diputación y el Gobierno Civil con el apoyo de todas las fuerzas de orden público que han mostrado su acatamiento a la soberanía popular reconociendo el nuevo régimen que el pueblo se ha dado a sí mismo. Las fuerzas militares, ya republicanas, están acuarteladas. El entusiasmo y los grupos populares duraron hasta las primeras horas de la noche. Sólo se registró un pequeño incidente al ser quemada una nueva bandera que los republicanos habían colocado en el Círculo Diocesano en la calle de Santa Cruz, en el centro de la ciudad, hecho que se atribuye a los llamados "legionarios" de Albiñana o a los carlistas. Se dice que se hará cargo de la alcaldía el doctor Laredo, un distinguido médico republicano de izquierdas, y que para gobernador civil ha sido designado el consecuente republicano y periodista valenciano señor Alonso Mallol, pero interinamente parece ser que posesionará del Gobierno el abogado ovetense señor Miaja. La proclamación del nuevo régimen fue un gran día de fiesta popular en la capital de Asturias, día además que abre nuevas esperanzas en tan culta población bien significada por su tradición liberal y últimamente por una nutrida presencia socialista, pero en la cual todavía persiste una fuerte influencia que actúa principalmente sobre la clase media y zonas rurales. Como signo de los nuevos tiempos, la ciudad aparece llena de banderas republicanas y a todo lo largo del teatro Campoamor figura un gran cartel que dice: ¡Viva la República!".
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/04/15/oviedo-14-abril-1931/1911789.html

lunes, 11 de abril de 2016

EL CASTRO DE MONTE ALTO

El Otero

El castro de Monte Alto

Los despropósitos contra el patrimonio histórico de la ciudad

11.04.2016 
Una imagen de Monte Alto.

"Despropósitos históricos de Oviedo"; bien podría ser también el título. O algo así. Los atentados que se han perpetrado contra nuestro patrimonio histórico a lo largo de los años, bien por desconocimiento, porque prevalecieran intereses contrarios a la preservación, o por lo que fuere, han ido dejando por el camino, cual pelos en la gatera de los siglos, una parte, nada desdeñable, de nuestra herencia cultural. Pero como hay que empezar por algún sitio, voy a referirme a uno de los castros que tuvimos en la ciudad, concretamente en Monte Alto. Y no era el único. En 2005, la ampliación de una cantera -para vergüenza de las autoridades municipales, autonómicas y del Consejo de Patrimonio que lo consintieron- se llevó por delante el denominado "Castiellu de Llagú", datado entre el s. VI a. c. y la época romana. En Fitoria se emplazaba el castro de La Cogolla; también pasó a mejor vida. Castillo en Cuyences, el Canto de la Torre en Paredes y así hasta dieciséis catalogados. Y en Monte Alto, en lo que hoy es el parque "Pura Tomás", se ubicaba el que nos ocupa. Cientos de veces pasé por allí en mi infancia con extremo cuidado de los doberman que, cual fieles cancerberos, guardaban la finca de Julián Rodríguez, sin tener la más remota idea de que estaba pisando, probablemente, una de las primeras zonas habitadas, mucho antes del 761, fecha tradicionalmente admitida como la de los inicios de la ciudad. No en vano "no es cosa dudosa, antes bien está notorio a muchos, como tú el sobredicho Máximo limpiaste y desmontaste antes de agora este lugar, que llaman Ovetao, y lo allanaste con tus esclavos estando áspero y fragoso sin que nadie lo poseyese y lo despojaste del monte que tenía", según traducción de Ambrosio de Morales del documento fundacional del Monasterio de San Vicente. 
Pero a lo que vamos. Monte Alto es un escalón o contrafuerte del borde inferior del Naranco, situado al Noroeste de Vallobín, a 312 metros de altitud y al sur de los monumentos prerrománicos de Santa María del Naranco y San Miguel de Liño. De hecho, se ha resaltado la importancia de este recinto por su cercanía a los monumentos y a una posible villa romana en el Naranco. El castro, por desgracia, totalmente desaparecido, se hallaba en la zona superior del contrafuerte y constaba de un recinto un poco ovalado de 72 metros de longitud Norte-Sur y 85 Este-Oeste. El recinto estaba protegido por un escarpe de 4 metros de altura, rodeado de un foso que se conservaba en el cuadrante Noroeste del castro. No existían restos visibles de construcciones, ni de la muralla o del parapeto que sin duda tuvo sobre el escarpe, al menos en el lado norte, frente al istmo que enlaza el contrafuerte con el monte. La ausencia de restos visibles de las antiguas construcciones, obedecería al aprovechamiento de la piedra de los mismos en las edificaciones posteriores del contorno o a que se trataba de un castro con empalizada y vivienda de madera. Es muy probable que se tratase de un castro-torre o de una torre de vigilancia que controlaba, dada su posición prominente sobre la ciudad, toda la cuenca ovetense y el paso de los caminos hacia Lucus Asturum y la ciudad romana de Gigia. Y todo esto lo sé, no porque haya hecho yo excavación alguna en el parque; no... sino gracias al gran trabajo y horas de estudio que hicieron en 1964 José Manuel González y Fernández Vallés, apodado cariñosamente por los que gozaron de su amistad en vida como "piedrina". Algún día habría que reivindicar y recopilar la ingente obra de este gran estudioso de nuestra historia antigua. 
Cuando paseen por el parque piensen que otros ojos, mucho antes que nosotros, disfrutaron también de ese soberbio paisaje que se desliza, plácido y armónico, hacia el horizonte montañoso que configura y circunda nuestra maravillosa Asturias Central.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/04/11/castro-monte-alto/1909682.html

martes, 5 de abril de 2016

GATOS DEL FORNO

El Otero

Gatos del forno

El olvidado apelativo por el que eran conocidos los habitantes de Oviedo

05.04.2016 
Gatos del forno
Gatos del forno
He hecho una encuesta rápida al personal más joven de mi entorno; la pregunta era sencilla: ¿qué gentilicios conocéis de los naturales de la ciudad? La inmensa mayoría contestó lo esperable: Ovetenses y Carbayones. Correcto. Nada que alegar. Pero no menos cierto es que los hijos de la muy noble y muy leal también éramos conocidos de otra forma: gatos del forno. Y ninguno de mis encuestados lo había oído jamás salvo uno que le evocaba el nombre de un conocido grupo de música folk. Así que para estos lectores más jóvenes, voy a rebuscar información y así aprendemos juntos y, los que sepan la historia, pues no pasa nada, la reviven. 
Vamos a remontarnos al año 1521, concretamente a la Nochebuena, día en el que un voraz incendio arrasó buena parte de la ciudad: Cimadevilla y Rúa, hasta la puerta de Socastiello y hospital de San Juan; el barrio de la Chantría y la Lonja hasta la puerta de La Gascoña; parte del Monasterio de San Pelayo; las calles del Portal y San Antonio; el hospital de San Julián, la calle de la Herrería y gran parte de la iglesia Catedral, según recoge Canella. Quizá la ubicación de todos estos lugares diera para un escrito monográfico, pero bueno, a lo que vamos. Al respecto del incendio, Carballo escribió: "toda la ciudad se abrasó dentro de los muros, si no fue la Santa Iglesia que quedó libre en medio del incendio, aunque el maderage y andamios de una torre, que se iba haciendo, se quemó también". La culpa, que es huérfana y nadie la quiere, se achacó a alguno de los hornos de pan que, a partir de entonces, fueron desterrados extramuros, hacia la zona del Campillín, concretamente, donde se encontraba la Puerta Nueva. Por aquel paraje llegaban a la ciudad los que venían de parranda, pendones ellos, de la zona de San Esteban y aledaños, por donde había varios lugares de "dudosa reputación" y, claro, el que llega tarde ni oye misa, ni come carne? ni encuentra las puertas abiertas por lo que no les quedaba más remedio que quedarse al calorcillo de los hornos, lo que les valió el felino apelativo que hoy centra nuestra atención y a los que Canella -don Fermín, siempre esencial- definía como "gente ruidosa y desocupada que se recogía y descansaba de sus correrías en los hornos de extramuros, donde recibieron el apelativo de "gatos" tal vez porque arañaban hogazas de boroña y pan de bregadera". 
Con el tiempo la ciudad rompió sus costuras amuralladas, Panis, ¿se acuerdan?, jubiló los hornos (y otros muchos antes, claro?), nuestro totémico Carbayón y su historia cobró peso por derecho propio en la vida de la ciudad que, como bien dice otro ovetense esencial, mi querido José Ramón Tolivar Faes: "del afecto de los ovetenses por su árbol da una idea el que siempre tuvieran a gala ser llamados carbayones, no encontrando, en cambio, el mismo placer cuando también tradicionalmente, eran apodados gatos del forno" así que el apelativo gatuno se fue quedando en esas zonas más oscuras de la memoria colectiva. Eso sí, aún hoy quedan muchos "gatos del forno" que gustan de disfrutar de la luz de la luna y del abrigo de las estrellas pero no porque les cierren puerta alguna, sino porque les place el disfrute y contemplación, desde alguna altura naranquina, por ejemplo, de un firmamento límpido y de una ciudad que, a sus pies, como un mar en el que se reflejan mil y una luces, vive, siente y enlaza más allá del tiempo y del espacio con aquellos noctámbulos que hubo, hay y, no les quepa duda alguna, habrá por los siglos de los siglos.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/04/05/gatos-forno/1906668.html