lunes, 28 de diciembre de 2015

SILENCIO INVERNAL

El Otero

Silencio invernal

Sobre el oasis verde del Campo San Francisco y sus virtudes contra el estrés

28.12.2015 
Silencio invernal
Silencio invernal
Cuando era un poco más chaval que ahora, en horas libres del instituto, gustaba pasar esos breves momentos de libertad condicional en el centro del Campo San Francisco en lugar de matar las horas, ya muertas de antemano, en el bar. Disfrutaba sentándome en un banco del paseo del Bombé y, sencillamente, contemplar ese espléndido entorno vivo. Mucho le debemos a ese oasis urbano. Oviedo esencial. Remanso de serenidad carbayona que nos une, sutilmente, a nuestro propio inicio. El Campo era para mí como un nítido paréntesis de silencio en medio del insustancial trasiego cotidiano. Por eso me gustaba dejarme sosegar al arrobo de las hojas lánguidas de final de calendario. 
Ahora que apuramos ya las últimas horas del año; en estos días que buscamos el cobijo del hogar y nos convocamos en torno a la mesa de la fraternidad familiar; en estas fechas en las que las calles rebosan luz, color y mil músicas; en estas jornadas de compras compulsivas en calles atoradas de gente a la captura del último regalo, siempre pendiente; en estos momentos, precisamente, cuando yo mismo formo parte de ese barullo humano tan característico, es cuando recuerdo y retorno a mi vieja foresta amiga, cómplice de afanes casi adolescentes que me envolvía y reconfortaba para mitigar mis miedos e incertidumbres ante los fantasmas que llamaban desde un futuro temido y que, ingenuamente, creíamos inalcanzable. 
A veces, casi inconscientemente, busco de nuevo ese silencio, cada vez más difícil. El Campo se ha ido dejando, como pelos en la gatera, muchos de esos árboles que luchaban como titanes contra el tenaz acoso del intenso tráfico que lo rodea. Algunos, como los de Alejandro Casona, murieron de pie. Otros? Pero ahí sigue. Ahora con nuevos vecinos que vienen con sus vuelos en bandadas, que son legión, a romper, precisamente, el silencio invernal y a amenazar a los arriesgados transeúntes con llevarse del campo algo recuerdo no deseado. Permanece el Campo ofreciendo su quietud a quien quiera disfrutarla. Por eso todo esfuerzo por mejorar el pulmón vital de la ciudad es poco. Necesita protección, mimo, interés para que no deje de ser lo que siempre fue: nuestro bosque franciscano. Bien es cierto que no es malo un poco de follón. Estimula. Anima. Pero para salir ileso de los ruidosos remolinos del día a día no viene mal arribar a alguna orilla en la que dejar que el silencio nos permita encontrarnos, cara a cara, con ese tipo que nos mira desde el otro lado del espejo y nos hace tantas y tantas preguntas que, en ocasiones, rechazamos -o tememos- responder. Sólo en ese silencio hallaremos al único amigo que jamás nos engañará. Así que cuando vayan estos días de tiendas dense un paseo por el Campo. Siéntense un rato. Déjense mecer por el entorno. Contemplen. Sientan que miles de ovetenses han disfrutado y sentido esa misma calma carbayona que, necesariamente, ha de perdurar de forma indeleble e irrenunciable. Sintamos que en el Campo, además de los patos, las palomas y, ahora, los cansinos estorninos, también puede morar, como un huidizo busgosu, el esquivo y necesario silencio. Por la cuenta que nos tiene, que el Campo siga siendo el Campo y que nunca nos falte un refugio de silencio en los ruidos de nuestras vidas? 
¡Feliz año nuevo!
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/12/28/silencio-invernal/1861316.html

lunes, 21 de diciembre de 2015

BRINDEMOS POR EL CASTELLANO

El Otero

Brindemos por el castellano

21.12.2015
Brindemos por el castellano
Brindemos por el castellano
Si me permiten, me gustaría invitarles -las fechas son idóneas- a compartir un brindis. Un brindis por el castellano. Por su salud. Por su buen uso. Por su futuro. La utilización de anglicismos o, directamente, el uso de expresiones en inglés son, lamentablemente, cada vez más frecuentes fagocitando nuestro rico y variado idioma. Dando una buena patada en salva sea la parte a una lengua que compartimos, según datos del Instituto Cervantes, nada menos que casi 560 millones de personas. Sólo nos supera el chino mandarín. Se estima que en tres generaciones el 10% de la población mundial se entenderá en español. Por otra parte, más de 21 millones de alumnos estudian español como lengua extranjera. ¿Es o no es motivo, por tanto, de sentirnos orgullosos de nuestra lengua? ¿Es o no es motivo suficiente para mimarla y protegerla? Pues bien, viene todo esto a cuento porque estoy empezando a sentir cierto hartazgo de todas estas intrusiones que venimos padeciendo. Primero fue el "Halloween" que en un viaje de ida y vuelta nos ha colonizado orillando costumbres más tradicionales. Y ahora también nos llegó el "black friday"; bien podría ser el "viernes del chollo", por ejemplo. Inmediatamente después es el turno del "cyber monday" y se quedan tan anchos. Como donde éramos pocos parió la "güela", llegó el "Oviedo Christmas Shopping Day"; ¡toma ya! Carteles y anuncios en los que ni se toman la molestia de traducir nada inundan revistas, escaparates y vallas publicitarias. No tengo nada en contra de iniciativas que impulsen el comercio, faltaría más, pero ¡coño! (expresión española donde las haya empleada para expresar distintos estados de ánimo especialmente extrañeza o enfado, según la RAE) ¡pongámoslo en castellano hombre! Desde hace un tiempo, José María Íñigo, en el programa de RNE "No es un día cualquiera" tiene una sección en la que recopila, precisamente, anuncios o expresiones que abusan de forma innecesaria del inglés y les aseguro que algunos son de traca. 
Reivindico el castellano y no porque tenga nada en contra del inglés (salvo la pasta que me gasté en academias y cursos para intentar desentrañar sus enigmas) pero cada cosa a su tiempo y los nabos en adviento. Miedo me da como sigamos así, que en Oviedo acabemos celebrando el 21 de septiembre la fiesta de "Saint Matthew", viendo el famoso desfile del "American Parade in Asturias" o "Floats Parade", yendo a comer unos suculentos "Stuffed bread buns" al "San Francisco Park", donde los carbayones (¿o podríamos decir "oakones"?) iremos también a celebrar después del domingo de Pentecostés el "Tuesday Country Festival", famosa fiesta que organiza, como todo el mundo sabe, la Balesquida, aunque, por qué no, la "Guild of tailors". 
En fin? espero que no tuviera razón Guillermo Cabrera Infante cuando decía que, en su opinión, "el español es demasiado importante para dejarlo en manos de los españoles". Personalmente me gustaría estar más en línea con Azorín quien deseaba que "el idioma español llegue a ser para nosotros como un licor que paladeamos y del cual no podemos ya prescindir". 
Brindemos, pues, y seamos beodos del idioma. 
Y del asturiano, que también necesita lo suyo, hablamos otro día...
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/12/21/brindemos-castellano/1858830.html

lunes, 14 de diciembre de 2015

LA TORMENTONA DE 1723

El Otero

La tormentona de 1723

Sobre el rayo que dañó la torre de la Catedral en el siglo XVIII

14.12.2015 
La tormentona de 1723
La tormentona de 1723
Tal día como ayer, pero del año 1723, cayó una tormenta en Oviedo que debió ser, en dicho popular "de fundise los plomos". Hace por tanto, en cifra capicúa, 292 años del fenómeno que no debió ser tormenta como a la que cantaba George Brassens, a quien el buen tiempo disgustaba y el azul del cielo ponía furioso, pues el amor más grande que había tenido en la tierra se lo debía al mal tiempo. Ya se sabe: hay gente "pa to". 
El caso es que los ovetenses del XVIII no debían estar tan encantados con aquella especie de ciclogénesis barroca; de ingrato recuerdo y por la que no sé si, como aquella tormenta que sufrió el héroe de la Eneida y los troyanos saliendo de Sicilia y por la que Venus se lamentaba, nos quejaríamos como la diosa al mismísimo Júpiter o al maestro armero, pero el caso es que, resignados o no, dejó su huella. Tal es así que hasta el mismo fray Benito Jerónimo Feijoo recogió el parte meteorológico en sus escritos, aliviado, incluso, del incumplimiento de funestos augurios que al personal tenía bastante preocupado. 
Decía Feijoo: "En esta ciudad de Oviedo, inmediatamente a aquella furiosa borrasca del día 13 de diciembre del año 23, que no se olvidará jamás en este país por el estrago que hizo con un rayo en la hermosa torre de esta catedral, se esparció la voz de que un misionero vecino y conocido de todos, había profetizado para el día veinte otra tempestad mucho más horrenda y cuan nunca habían visto los mortales, lo cual fue tan creído que estaba dominada de un terror pánico toda la plebe. El misionero, que es ejemplar y discreto, no había dicho tal cosa: y el día señalado fue de los más apacibles y serenos que se han visto". Continuaba Feijoo detallando en su parte: "De orden del Ilustrísimo Cabildo fueron examinados los daños de la torre por un arquitecto, el cual los ha tasado en sesenta mil ducados, grande suma para que pueda esperarse, ni aun en muchos años, el reparo, porque los fondos de la fábrica de esta insigne iglesia son muy desiguales a tanto coste; las rentas de los capitulares están tan menoscabadas que necesitan manejarse con delicada economía para alcanzar a su docencia. Está puesta la confianza en el religiosísimo celo de nuestro amado monarca, a quien se ha recurrido". 
Supongo que el Cabildo y pueblo en general, al contrario que el amigo Brassens que no dejaba el balcón prestando la máxima atención a cirros, cúmulos y estratos pues la menor nube gris le colmaba de placer, estarían un poco escamados y elevando plegarias para que la próxima tormenta descargara su furia en algún lejano paraje o, como mucho, en alguna ciudad vecina y ya puestos, previa petición de cuartos a quien se dignara a aflojar la bolsa y/o rascarse el bolso, a clamar a Santa Bárbara bendita que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita. Santa Bárbara doncella, líbranos de la centella. En el ara de la cruz, pater noster, amén. Que, ya se sabe, por lo general, por estos lares somos mucho de acordarnos de Santa Bárbara sólo cuando truena...
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/12/14/tormentona-1723/1855414.html

martes, 8 de diciembre de 2015

PORQUE ES POSIBLE, NADIE SIN HOGAR

El Otero

Porque es posible, nadie sin hogar

La injusta situación de las personas sin un techo bajo el que cobijarse

08.12.2015 
Porque es posible, nadie sin hogar
Porque es posible, nadie sin hogar
Pocas cosas más duras se me ocurren que verte obligado a vivir en la calle. Solo. Desamparado. Abatido por algún viento recio y adverso. Olvidado. La dignidad pisoteada. Con un pasado que te olvida y al que, imagino, te gustaría borrar. Con un presente desgarrador y vacío. Sin futuro. Invisible? Y, sin embargo, esa es la realidad que asuela diariamente a muchos conciudadanos nuestros. Ahora debería contar que el pasado 29 se conmemoró el día de las personas sin hogar y que Cáritas, ese "Pepito Grillo" esencial, presentó su campaña: "Porque es posible, nadie sin hogar". Debería decirles que ese día tiene como objetivo recordar a la opinión pública que, el hecho de que todas las personas tengan un hogar, es un derecho por el que Cáritas lucha. También pretenden hacer un llamamiento a las administraciones públicas para que desarrollen políticas sociales comprometidas; a fin de cuentas, son éstas las que deben velar por sus ciudadanos, ¿no? Y a los medios de comunicación para que se impliquen con un enfoque sensible. ¿Y a nosotros? Pues nos piden comprender que no hay derechos para unos y "sobras" para otros. Todos somos poseedores de los mismos derechos en tanto que somos seres humanos. Que participemos en movimientos sociales y ciudadanos para modificar un modelo social que favorece el sostenimiento de la exclusión social. Que seamos agentes movilizadores de esperanza, lo que nos llevará a denunciar, exigir y reclamar esos derechos. Les podría dar las cifras, normalmente, frías y asépticas; por ejemplo Cáritas, a través del albergue de transeúntes, atendió en lo que va de año a 832 personas. En la casa de acogida, donde albergan a personas en estancia de medio y largo plazo, a 53. Y 13 familias han sido alojadas en los apartamentos del Cano Mata. Datos elocuentes que hablan por sí solos y que denotan, claramente, la importancia y necesidad de esa vocación y compromiso de Cáritas con los más desfavorecidos. 
Pero no creo que todo eso sea lo más importante que les pueda contar; al fin y al cabo, toda esa información la tienen a golpe de clic. Quizá lo más importante sea lo que no sé contar. Porque cómo contar lo que sientes cuando vas al albergue y miras cara a cara a los que allí están. Cómo contar lo que sientes cuando intentas, aun de lejos, asomarte a las terribles historias que les han hecho tocar fondo. Cómo imaginar, siquiera, la vida tan dura que, seguramente, haya detrás de cada uno de esos rostros a los que te da cierto pudor mirar. 
Es difícil ponerse en una situación así. Muy difícil. Pero en el fondo, lo que te asusta es pensar que podrías ser tú. Una sucesión de extrañas carambolas de la vida y? 
Pertinentes palabras las del Papa Francisco a un grupo de doscientas personas sin hogar en Washington: "Quiero ser muy claro. No hay ningún tipo de justificación social, moral o del tipo que sea para aceptar la falta de alojamiento. Son situaciones injustas". 
Ahora que vamos camino de la Navidad, no estará de más, si ponemos el Nacimiento en casa, recordar que el propio Jesús vino a este mundo como un "sin techo". Quizá eso nos ayude a acercarnos, a comprender y, el que pueda, a comprometerse con este problema y ser conscientes de que, efectivamente, ¡porque es posible, nadie sin hogar!
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/12/08/posible-nadie-hogar/1852615.html

lunes, 30 de noviembre de 2015

EL JOYERO PEDRO ÁLVAREZ

El Otero

El joyero Pedro Álvarez Miranda

Sobre la figura del orfebre ovetense que regentó locales en las calles Magdalena y Uría y participó en la restauración de la Cámara Santa

30.11.2015 
Cecilia Orejas, autora de la tesis sobre Pedro Álvarez Miranda. A la izquierda, una de sus piezas.

Mañana estrenamos diciembre con la festividad de San Eloy, patrón de los joyeros. Ocasión propicia, por tanto, para traer a estas líneas a uno de los miembros destacados de este gremio: Pedro Álvarez. El pasado mes de junio, Cecilia Orejas presentó su tesis, dirigida por Yayoi Kawamura, profesora de arte de la Universidad de Oviedo, sobre este destacado orfebre por la que obtuvo la máxima calificación. Una aportación valiosa y necesaria a la variada bibliografía local. Tuve la oportunidad de conocer este trabajo y agradezco a Cecilia la información facilitada. Pedro Manuel Álvarez Miranda nació en Oviedo el día 7 de febrero de 1903, en el número 14 de la calle Magdalena; lugar en el que la familia regentó su primer establecimiento, denominado "Joyería y platería de Pedro Álvarez". La empresa había sido fundada en 1897 por Pedro Álvarez del Río quien, tras iniciar su actividad comercial como vendedor ambulante por la provincia, aceptó la propuesta de los sucesores del joyero leonés Ramón González Posada para establecerse en Oviedo. Hacia 1908 Pedro Álvarez del Río traslada su empresa al local del edificio de la plaza de la Escandalera, esquina con la calle Uría, y cuatro años después, al edificio de las calles Uría, 4 y Pelayo, 3 donde se instala también la familia. 
Nacido en un ambiente joyero, Pedro Álvarez Miranda se inició muy pronto en el dibujo y la pintura, disciplinas en las que demostró una gran capacidad. Con 17 años, termina el Bachillerato con calificación de sobresaliente. Aunque alberga la intención de estudiar Arquitectura, su padre le pide que se quede en Oviedo trabajando en el negocio familiar. En ese mismo año ingresa en la Escuela de Artes e Industrias de Oviedo, donde recibe clases del escultor Víctor Hevia. En 1924 inicia su colaboración con el diario "Región" publicando diversas caricaturas. Es, asimismo, un gran aficionado a la papiroflexia, al cine y a la fotografía. Toda su formación, sus continuos viajes por Europa y sus estancias en la ciudad alemana de Phorzheim, una de las ciudades con mayor tradición joyera del mundo, sirvieron para que Pedro Álvarez consiguiera revolucionar el diseño de joyas en Asturias y en España. La importancia de su obra de diseño radica principalmente en la perfección técnica alcanzada en las ilustraciones de joyas civiles, que se traduce en la representación virtual de las piezas proyectadas. 
Tras la Guerra Civil colaboró en el proceso de restauración del tesoro de la Catedral de Oviedo, cuya Cámara Santa había sido volada. La restauración se inicia en 1942 con motivo del milenario de la Cámara Santa. Años más tarde, tras el robo en 1977 de las joyas de la Cámara Santa, de nuevo se le asigna el proceso de restauración. Exclusivamente para tal fin se habilitó como taller el segundo piso del edificio número 3 de la calle Pelayo. 
En opinión de Cecilia Orejas, el carácter emprendedor del padre y el renombre del establecimiento familiar eclipsaron, hasta ahora, la relevancia de su obra de dibujo e ilustración de joyas, tanto por calidad como por extensión. Pedro Álvarez Miranda falleció en Oviedo el 14 de diciembre de 1990, a los 87 años de edad. Figura singular del arte ovetense que bien merecería un reconocimiento institucional, como opina la autora de la tesis. Pues dicho queda.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/11/30/joyero-pedro-alvarez-miranda/1848831.html

lunes, 23 de noviembre de 2015

REGRESO AL PASADO

El Otero

Regreso al pasado

La fantasía de viajar en el tiempo y contemplar los acontecimientos históricos de la ciudad

23.11.2015 
Regreso al pasado
Regreso al pasado
Un siglo se cumplirá el próximo miércoles desde que Albert Einstein presentara ante la Academia Prusiana de las Ciencias su Teoría de la Relatividad General, teoría que alteró nuestra manera de concebir el espacio, la energía o el tiempo y que tuvo no pocas repercusiones, filosóficas incluso. También este año, el 21 de octubre, fue la fecha que muchos esperábamos con la ilusión de encontrarnos por la calle a Marty McFly y a "Doc" a bordo de su DeLorean, viajeros asombrados desde un lejano 1985. Mucho daría por subirme a bordo de tan fantástica máquina, émula de la creada por H.G. Wells en 1895 y a la que alguna vez ya cité en estas líneas porque sería vehículo perfecto para saltar por el tiempo y saciar tanta curiosidad. Bien es cierto que el interés en brincar de un tiempo a otro conlleva el riesgo de que te acabes perdiendo el presente y, al final, ni aquí ni allá. Suspirar permanentemente por lo vivido, (cualquier tiempo pasado fue mejor), o pasar la vida pensando en que cuando llegue a no sé cuándo haré no sé qué, es habitual y, entretanto, el presente se te va de las manos como el agua de un cesto. Y eso no es plan. No me voy a meter en ningún jardín científico ni a pisar ningún charco filosófico pero lo cierto es que gracias a Einstein y su teoría, o con la literaria máquina de Wells, o bien a bordo del DeLorean, la posibilidad de asomarme no ya a lugares, sino a momentos lejanos, se me antoja muy atractiva. 
Vamos a hacer un ejercicio. Acabo de alquilar el DeLorean por unos días (ya pagaremos a escote?) y les invito a dar una vuelta, como decíamos con la bici. Les propongo que piensen unos segundos y elijan a dónde, perdón, a cuándo ir. Y por eso de acotar, que el tiempo es muy suyo, escojamos un momento de la historia de nuestra ciudad que para eso estamos en las páginas de Oviedo. ¿Ya?? ¡Ah! que no es fácil? ¡Claro que no! Mira que hay dónde? y dale? cuándo escoger. O me van a decir que no les encantaría asomarse al Oviedo del siglo I y comprobar que quizá, la colina de Ovetao a la que arribaron Máximo y Fromestano en el 761 no estaba tan desierta como se cree. Tampoco estaría mal asomarse al momento en el que Fruela decide construir una basílica en honor al Salvador. Quedarse un tiempo por allí y esperar a que Alfonso II comenzara la gran transformación de la urbe. Ir con él a Compostela para vanagloriarnos de que fuimos pioneros en el peregrinaje jacobeo. Y haber sido espectador de la apertura del Arca Santa en el 1075 no me negarán que habría sido para nota? O acompañar a Juan I en 1388 en la fundación del Principado de Asturias en una ciudad que iba creciendo poco a poco. 
Ser testigo de algunos de los muchos momentos interesantes que el siglo XIX protagonizó esta ciudad. Y qué me dicen del turbulento siglo XX. Si no fuera por lo mucho que se sufrió, contemplar con ojos, sin duda llorosos, el octubre revolucionario o la confrontación civil sería? pongan el adjetivo que consideren. 
Quién no soñó con encontrarse a sus abuelos o padres peleando por salir adelante en aquellos años duros de posguerra y charlar con ellos desde el anonimato que nos daría el futuro? 
Aunque quizá, al final de tanto viaje temporal, llegaríamos a la conclusión de que dónde mejor estamos es ahora. Así que vivamos el presente que es lo único real que tenemos y mañana? Dios dirá.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/11/23/regreso-pasado/1845460.html

lunes, 16 de noviembre de 2015

CRÓNICA "NON GRATA"

El Otero

Crónica "non grata"

Sobre las reflexiones acerca de la ciudad y sus gentes realizadas por un naturalista alemán hace más de un siglo

16.11.2015 
Un grupo de visitantes se fotografía junto a la estatua de "Rufo".

Es incontestable que cada vez son más los visitantes que eligen Asturias para pasar unos días de vacaciones atraídos por la numerosa oferta que brinda nuestro paraíso natural. Oviedo, obviamente, no se queda al margen y aquellos veranos en los que la ciudad quedaba sólo con los "Rodríguez" y los desafortunados que no podían escapar, son ya historia. Oviedo siempre supo acoger a sus visitantes y, como precursores lejanos de los actuales turistas, a lo largo de la historia fueron miles los peregrinos que se acercaban a la "Sancta Ovetensis" a venerar sus reliquias. Muchos fueron los viajeros que dejaron testimonio escrito de su visita, los más, impresionados por nuestro rico patrimonio histórico, artístico y natural. Pero como nunca falta un roto para un descosido, me encuentro con una crónica de Hans Gadow, naturalista alemán que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX y que en su libro "Por el norte de España", publicado en 1897, recoge una crónica de su visita a la ciudad que les voy a contar parcialmente para que juzguen ustedes mismos. Tras dar unas pinceladas sobre el origen de la ciudad pasa a hablar de los palacetes y edificios más notorios, destacando, lógicamente, la Catedral de la que resalta que "alberga la cruz santísima y las tumbas de muchos reyes". Poco más al respecto excepto la mención a "dos carteles colgados bien a la vista en la puerta principal, en los que puede leerse: se prohíbe entrar con madreñas y se ruega a los fieles no escupan en este santo templo". Pues vale. 
Continúa citando la Universidad, el museo de historia natural "en el que destaca una colección de pájaros y minerales aunque su estado de conservación deja mucho que desear" y alguna que otra lindeza. Y lo siguiente ya es para nota: "No nos sentimos especialmente atraídos por los habitantes de Oviedo, quienes sin duda estaban más que acostumbrados a recibir a los extranjeros que venían desde Gijón, y se habían vuelto codiciosos y maleducados. Cuando quiera que entrábamos en una tienda nos topábamos siempre con la misma mala suerte: nos recibían con una sonrisa de desconfianza, guiñaban un ojo a alguno de sus compañeros y hacían lo posible por vendernos el peor producto del local. (?) En el café más importante de la ciudad nos sirvieron agua helada con un limón podrido que no parecía haber manera de que lo retirasen. (?) Todos estos detalles nos dejaron una mala impresión de las gentes del lugar (?) Queda avisado quien tenga intención de visitar Oviedo de que no debe alojarse en el hotel de París, un hotel amplio, de reciente construcción situado en la calle principal que comunica la estación con la ciudad, a cuyo cargo está una familia francesa. Nosotros no aguantamos allí más de media hora, pero puedo decirles que nos costó algo más de una hora librarnos de sus garras". 
Es bueno escuchar las críticas, sin duda, ayudan a mejorar. Son un toque de atención. Nuestra pasión por la ciudad no ha de nublar nuestro sentido crítico. ¿Acaso nuestra novela más señera, La Regenta, no es una crítica a una sociedad polvorienta y ensimismada? Pero Oviedo, a buen seguro, ha sabido ir dejando por los renglones de su historia muchas de sus imperfecciones y limitaciones para superarse y progresar. 
En fin, señor Gadow, desde el siglo XXI le digo que encantado de recibirle. Pero dada su grata y amable crónica le digo (nótese tono de ironía) que agradecidos y que vaya usted con Dios. 
Que tanta paz lleve como descanso deja.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/11/16/cronica-non-grata/1842266.html

lunes, 9 de noviembre de 2015

EL CABALLO DEL APOCALIPSIS

El Otero

El caballo del Apocalipsis

El daño que hizo la droga durante los ochenta en barrios como Vallobín

09.11.2015 
El caballo del Apocalipsis
El caballo del Apocalipsis
La hemeroteca de LA NUEVA ESPAÑA es como una especie de puerta que nos permite acceder a momentos y lugares remotos en el tiempo. Recuperarlos. Revivirlos. Así me ocurrió hace días cuando leía una noticia rescatada desde el 27 de octubre de 1990: "Cerca de un millar de personas residentes en el barrio de Vallobín participaron ayer en una manifestación convocada por la coordinadora antidroga de la zona para protestar por el tráfico y consumo de estupefacientes. Los convocantes de la protesta pretendían demostrar la disposición de todos los vecinos para acabar con este problema". Lo recuerdo con claridad. Y lo que es peor: conocí perfectamente el problema. Crecí a su lado. El final de la década de los 70 trajo consigo un fenómeno al barrio que no conocíamos: la droga. Asistimos, entre sorprendidos y temerosos, a la metamorfosis que sufrían algunos con los que habíamos compartido pupitre. Cambios extraños en su conducta. En su físico. Todo a su alrededor convertido en caos. Su vida se iba, poco a poco, por el desagüe sin que su entorno, en algunos casos ya desestructurado, pudiera hacer nada. Las jeringuillas tiradas por cualquier rincón empezaron a ser, desgraciadamente, elementos frecuentes del paisaje. En la serie de TVE, "Cuéntame", vimos la pasada temporada el barrio de San Genaro alterado y preocupado. A Luis, destrozado por el "caballo? historia que me retrotraía a esos años en los que ese "caballo del Apocalipsis" cabalgaba desbocado devastando juventud; arrasando familia, amigos y futuro. 
"Toqui" fue el primero. No tenía relación directa con él pero lo conocía desde niño. Un buen día apareció muerto y allí se acabó su vida complicada y conflictiva. Luego vinieron más. Algunas madres intentaron tomar las riendas y convertidas en "madres coraje" pelearon contra todo y contra muchos para intentar rescatar a sus hijos de un infierno al que parecían condenados sin remisión. Durante años, en la parroquia de San Pedro de los Arcos, encontraron amparo y con el apoyo de un joven cura, buen conocedor del problema, pelearon por paliar un tsunami que parecía imparable. 
Fue una cotidiana y cruda realidad. Pero, visto desde la actualidad, no me cabe duda de que las víctimas eran ellos. Por desgracia no siempre es fácil escoger el tipo de vida que queremos. El delegado del Gobierno entonces estudiaba clausurar algunos establecimientos donde constaba que había tráfico y consumo de drogas. ¿Era esa la solución? Puede ser. O al menos una parte. Pero también otros pelearon por revertir la situación, comprometiéndose en proyectos que pretendían rehabilitar a la persona. Devolverle la dignidad secuestrada por el "caballo", pelear por darles una nueva oportunidad. Como hoy siguen haciendo desde Proyecto Hombre, o desde Cáritas con el Centro de Encuentro y Acogida (CEA) o el Proyecto Emaús. 
Dos formas de mirar a los ojos a ese caballo apocalíptico: la de quienes querían echarlos de las calles y la de los que se implicaron -y se implican- en la lucha por recuperar a la persona. Juzgar y opinar desde ahora, sin que me hubiera salpicado desde muy cerca el problema, es fácil. Pero el trabajo que algunos hicieron en el barrio con las familias y con los propios toxicómanos, además de dar sus frutos, es para reconocer y agradecer. 
"No montes ese caballo pa pasar de la verdad, mira que su nombre es muerte y que te enganchará". Qué razón tenía Miguel Ríos.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/11/09/caballo-apocalipsis/1838858.html

lunes, 2 de noviembre de 2015

SALAMANDRAS CARBAYONAS

Salamandras carbayonas

02.11.2015 
Salamandras carbayonas
Salamandras carbayonas
Va a ser verdad eso de que nunca te acostarás sin saber una cosa más. Y con asuntos ovetenses, tanto hay y tan variado que se me antoja imposible de abarcar y acabo diciendo como Sócrates: sólo sé que no sé nada. El caso es que hace tiempo que tuve conocimiento de una noticia curiosa: la existencia de una salamandra específica de Oviedo. La curiosidad y las ganas de saber prendieron la mecha. 
En el Vallobín de los setenta que me vio crecer las fronteras entre lo urbano y lo rural se desdibujaban. Los praos, escenarios cotidianos de ocio, eran a la vez réplica perfecta del libro de ciencias naturales. Convivir con todo tipo de bichos era de lo más normal: renacuajos (cabezones) que por cientos se transformaban en ranas y sapos, esculibiertos, grillos, tritones y, por supuesto, salamandras o sacaberas que, haber, había y a montones. 
Me sumerjo en los cajones del conocimiento para averiguar que fue en 1928 cuando José Bernárdez recogió en un talud de la estación del Vasco un ejemplar de salamandra que consideró singular y, tras enviarla para su estudio a Alemania, un grupo de expertos la catalogó como una nueva subespecie a la que dieron, como reconocimiento a su descubridor, el nombre de S.s. Bernardezi, aunque se la conoce más como "salamandra de Oviedo". El por qué de esta singularidad hay que buscarlo, probablemente, en la propia configuración de la ciudad medieval. El hecho de que Oviedo estuviera amurallado pudo favorecer el desarrollo de poblaciones de anfibios que, poco a poco, se fueran aislando unas de otras. Y bien porque abundaran en la época, bien porque era considerado un animal al que se le atribuían propiedades maravillosas como la capacidad de resistir al fuego, convirtiéndolo en la Edad Media en una animal tan fantástico como el unicornio y los dragones, no pasó desapercibido a los canteros y artesanos de la catedral; no en vano, vemos figuras de salamandras en un capitel del claustro catedralicio o en la sillería del coro. 
Me pregunto si lo acontecido a este anfibio le podría haber pasado a algún autóctono que, gustoso de su morada, naciera, creciera y muriera intramuros, obviando, por gusto o necesidad, el mundo más allá de sus narices o murallas. Creo que no. Somos los ovetenses gentes de mente abierta, curiosos, ávidos de conocer mundo, de traspasar fronteras, de enriquecernos con la diversidad, con la multiculturalidad. Bueno, todos, todos... igual no; que ya se sabe que en Oviedo, como en botica, hay de todo... Pero seguro que nuestras salamandras, a las que a partir de ahora incluyo en la estantería de las curiosidades locales, son bichos muy orgullosos de su singularidad carbayona por una parte, y de su pertenencia al orbe salamandresco por otra. 
Cuidado cuando anden por ahí, sobre todo en días lluviosos, no vayan a pisar una y cargarse, sin saberlo, un elemento tan peculiar y característico de la evolución biológica local. Avisados quedan.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/11/02/salamandras-carbayonas/1835581.html

lunes, 26 de octubre de 2015

LIBERTAD SIN IRA

El Otero

Libertad sin ira

Las posturas enfrentadas respecto a los premios "Princesa de Asturias" y la manera de expresarlas

26.10.2015 
Libertad sin ira
Libertad sin ira
¿Qué pensaría un extraterrestre que se dejara caer por Oviedo el pasado viernes? Lo imagino paseando por ahí como Gurb, el gracioso alienígena creado por Eduardo Mendoza, que callejeaba por Barcelona bajo distintas formas. Me gustaría saber qué pasaría por su cabeza si, por ejemplo, movido por su cósmica curiosidad, se acercara a observar a los terrícolas reunidos en lo que supondría un acto importante. Bajo forma humana, el observador objetivo, contemplaría miles de personas en torno a un magnífico teatro deduciendo que, sin duda, algunos de los que entraban debían ser humanos importantes. Quizá le sorprendiera un poco más el hecho de que, mientras unos aplauden a rabiar y exhiben banderas bicolores, unos metros más allá, otro grupo vocifera, pita y enarbola pancartas y banderas diferentes. Con hábil deducción llegaría a la conclusión de que unos y otros carecen de sintonía alguna. Habría que explicarle que ese fenómeno que contemplaba se llama diversidad de opinión, de pensamiento, divergencia; en resumen: libertad. Algo por lo que el ser humano ha luchado sin descanso. Se atribuye a Voltaire (no sé si acertadamente) la frase: "no comparto tus ideas, pero daría mi vida por defender tu derecho a expresarlas". Así es. Pero la libertad sin responsabilidad de poco sirve. La responsabilidad que tenemos cada uno de que, en su ejercicio, no atente contra la de otro. De no imponer "mi verdad". De no creernos posesores de la razón absoluta. De no insultar. De no manipular interesadamente para arrimar el ascua a mi sardina... Quizá en ese sutil equilibrio estribe la dificultad. Y por encima de todo, el respeto a la ley. Nos guste más o menos. Es así. No puedo hacer lo que me dé la gana y campar (o acampar) a mis anchas. No.
Sería difícil de explicar al visitante galáctico que en este país anduvimos a palos no hace tanto. Si algo hay que sacar en claro de nuestra historia es la necesidad de aprender de los errores. Y no volver a cometerlos. Creo con San Agustín que el pasado ya no es y el futuro no es todavía; por tanto, solo tenemos el ahora. Ese presente en el que debemos de convivir y esas libertades que nos hemos dado y que hay que cuidar como oro en paño.
Le recitaría a nuestro visitante una de las delicias del Quijote: "La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida"
Educación. Diálogo. Encuentro. Concordia... No es poco lo que podemos perder. Y mucho lo que merecemos ganar. Con libertad, todo. Sin libertad, nada.
Cuando en este país se empezó a recuperar buena parte de la libertad perdida, había una canción del grupo onubense Jarcha que casi todos recordamos: "Libertad, libertad, sin ira libertad". Ésa es la cuestión (Hamlet dixit).
Quizá, después de todo, nuestro estelar amigo se vaya sin pensar de los terrícolas lo que Obélix de los romanos: están locos.
Pues eso.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/10/26/libertad-ira/1832200.html

lunes, 19 de octubre de 2015

DE PRINCESAS Y PREMIOS

El Otero

De princesas y premios

En defensa de los galardones que se entregan esta semana en Oviedo

19.10.2015 
De princesas y premios
De princesas y premios
Erase una vez en un país muy, muy hermoso... Tentador empezar así cuando hay alguna princesa en el relato; pero no. Hoy estas líneas se pegan un poco más a la actualidad y traigo a ellas algo que desde 1981 viene permitiendo que Asturias y Oviedo sean el centro del mundo por unos días: los Premios "Princesa de Asturias" y a la Fundación que los sustenta, creada un año antes, con el objetivo de fomentar valores científicos, culturales y humanos. Repasar la nómina de eventos organizados o de premiados sería una tarea excesivamente prolija, así que la omitiremos. Como ovetense me siento orgulloso de ver que Oviedo, cada año, traspasa fronteras y se convierte en epicentro de un acto cultural sin parangón. Alguno de mis compañeros y amigos de EE UU, antes de sufrir mi insistencia en la tarea de divulgar los encantos de mi tierra asturiana y mi pasión ovetense, ya conocían Oviedo, una pequeña ciudad que serían totalmente incapaces de ubicar en mapa alguno pero que sabían de su existencia porque en ella se entregaban unos premios que tal pareciera que quisieran hacer sombra a los mismísimos Nobel.
Oviedo es una sociedad viva y variada y cualquier controversia ha de ser aceptada y bienvenida mientras sea ésta desde el respeto. Todo se puede discutir: galgos o podencos, público o privado; incluso monarquía o república y su derivada en los Premios Princesa. Uno, lógicamente tiene sus propias ideas y mis reyes favoritos desde siempre fueron Melchor, Gaspar y Baltasar, pero eso no resta en absoluto para que reconozca el mérito de la fecunda tarea de la Fundación Princesa de Asturias. Para sí la quisieran muchas ciudades.
José Hierro, en la lectura de su discurso en la entrega de premios de 1981, en una España que apenas se había recuperado del susto del fallido golpe de Estado decía: "Este aire de libertad que respiramos es el que nos permitirá continuar adelante en la tarea de lograr la España que anhelamos". Esa España anhelada durante décadas y esa libertad conquistada se gestaron, en buena medida, en el pacto constitucional que los españoles nos otorgamos en el 78 y que sigue plenamente vigente, aunque no sea inamovible. Muchos de los que lucharon por esas libertades cerraron heridas al votar esa constitución que ha permitido el mayor periodo de convivencia en paz de la historia reciente de este país tan cainita. Periodo de paz y convivencia que hay que seguir cultivando con mimo y generosidad.
Pero al margen de cuestiones políticas o económicas, lo que está claro es que Oviedo y Asturias deben mucho en su proyección internacional a la Fundación y a los Premios; no en vano, son un hecho sociocultural de primer orden y logran que, durante unas horas, el mundo se tiña un poco de azul. Y eso es lo relevante.
Como ovetense, por supuesto, me alegro.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/10/19/princesas-premios/1828854.html

lunes, 5 de octubre de 2015

"FALÍN DE VETUSTA"

El Otero

Falín de Vetusta

Sobre la figura del poeta en asturiano y pintor aficionado

05.10.2015 
Falín de Vetusta
La historia de un país, de una ciudad, no se construye sola porque sí. La construyen las personas, día a día, con sus actos, sus palabras, con sus vidas. Obvio. Muchos de esos nombres pasan a la memoria colectiva. Perduran en sus libros y archivos. Se les recuerda siglos después. Pero hay otros muchos que se desdibujan con el tiempo. Hombre, no todos van a cruzar el umbral de la posteridad, pero ¿a que seguro que todos recordamos a muchos que merecieron perdurar en el recuerdo más de lo que lo han hecho? Estoy convencido de que la respuesta es afirmativa.
Bien, todo esto viene a cuento porque hace años encontré en un álbum de las fiestas del Vallobín de 1950 una copla sobre las fiestas de San Pedro que reproduje en más de una ocasión y que firmaba "Falín de Vetusta", del que nunca supe quién era. Pero mira tú por dónde, al citarlo hace unos meses en estas líneas, uno de sus sobrinos tuvo a bien contactar conmigo y revelarme algo más de su tío. Agradecido. Y me gustaría evocar a Falín y personalizar en él a muchos ovetenses que amaron su ciudad, escribieron sobre ella y mantuvieron viva la llama de la sensibilidad y el cariño hacia las costumbres, tradiciones y cultura asturianas.
Rafael Rodríguez García nació en Oviedo en 1906 y falleció el 26 de noviembre de 1977. Era hijo de Rafael Rodríguez Pereira, concejal del ayuntamiento de Oviedo durante la II República. Rafael era intendente mercantil y trabajó toda su vida, hasta su jubilación, en las oficinas de Droguerías e Industrias Reunidas, S.A. (DIRSA), donde era jefe de compras. Poeta en asturiano y pintor aficionado. Vivió toda su vida en Oviedo. Por su sobrino, Manuel Alberto Rodríguez, recibo decenas de copias de colaboraciones suyas en distintas revistas y porfolios de fiestas; coplas populares, todas en asturiano y cargadas de humor. Como para muestra vale un botón y en homenaje a este personaje, vamos a transcribir literalmente una de esas coplas titulada "El Burru":
"Venía disparau/ per la carretera un haiga, llanzau/ como si corriera el diañu tras él./ Un burru pastiando taba y en aquel momentín/ y cuando el coche allegaba dió un blincu y corrió./ ¡Cómo espatuxiaba!/ Pero allí morrió porque l'altomóvil/ pegói un trastazu dexándolu imóvil/ rotu l'espinazu./ Del coche abaxaron dos siñores finos/ y al burru amiraron bastante mohínos./ Taba allí un paisanu n'el llugar del hechu/ con pinta de aldeanu/ Chó la mano al pechu y dixo: "Ay burrín!/ ¡Qué muerte llevaste!/ ¡Morriste, probín!/ ¡Aquí la topaste!/ Y agora ¿quién fay el trabayu tuyu/ siendo que non hay na más que maguyu?/ ¿Dóndi va atopáse un burru sin cuentu/ que sepa ganase de verdá el sustentu?/ Un de los del autu dixo al paisanín: -¡Vamos, e'nel aztu pagói el pollín!/ y en bonos billetes que nuevinos taben,/ largói mil pesetes./ Y lluego marchaben./ El homín quedose mirando el dineru;/ Allegre, rióse, y el muy puñefleru/ dixo: "¡Quisiera yo ver qué xestu y focicu/ habrá de poner el amu el borricu/ en cuanti se entere/ de que'i lu mataron!/ Sea como fuere ¡a mí me arriglaron!".
Sirvan estas líneas de reconocimiento a Falín y tantos otros que, como él, pusieron su tiempo y cualidades al servicio de sus vecinos y, con su vida, contribuyó también, en su medida, a construir el gran mosaico de la historia común.
http://suscriptor.lne.es/opinion/2015/10/05/falin-vetusta/1822535.html

lunes, 28 de septiembre de 2015

"RUFOS"

El Otero

"Rufos"

Una llamada de atención sobre el respeto hacia los animales

28.09.2015 
"Rufos"
"Rufos"
Tiene que estar contento "Rufo". Lo imagino, allá en el cielo de los perros -que a la fuerza ha de ser el nuestro también- agradeciendo, manso y bonachón como siempre, las muchas caricias que en estos días le están llegando. Aplaudí la iniciativa de erigirle una estatua hace meses desde estas líneas y sigo creyendo que cualquier idea que pretenda llamar la atención sobre el respeto hacia los animales ha de ser bien recibida. "Rufo", desde su posición sedente, ya para siempre en el corazón de Oviedo, se ha convertido en un símbolo a través del cual cientos de ovetenses han querido llamar la atención sobre la necesaria sensibilidad social hacia el mundo animal. No se entiende una sociedad que no sea capaz de respetar a los animales. Por desgracia, vemos muchos ejemplos aún de maltrato. Ejemplos que, cuando menos, resultan anacrónicos y poco afortunados en una sociedad que quiera ser avanzada en la consideración de los derechos de los animales.
Hay que convivir con un perro, por ejemplo, para entender que un animal es mucho más. En la puerta de la nevera tengo un par de chapas que me regalaron mis hijos con unas frases que definen muy bien lo que quiero decir: "Un perro sensato puede enseñarnos mucho de lo que necesitamos saber: paciencia, cariño, compañerismo y amor" (Pam Brown). Y la segunda reza: "Las personas necesitamos la felicidad que proporcionan las pequeñas cosas. Un perro te da el amor incondicional a cambio de nada". (Charlotee Gray). Seguro que estarán de acuerdo conmigo; especialmente si usted, amigo lector, tiene un chucho esperándole en casa. Dije una vez que mientras haya un ser humano que viva peor que mi perro no estaría satisfecho y no utilizaría más esa expresión de "vida de perros", pero eso no resta un ápice a lo dicho hasta ahora. Mientras escribo estas líneas, "Roy" duerme plácidamente a mis pies y, de vez en cuando, abre un ojo como diciéndome: "¿todo bien?".
"Rufo" ha sido protagonista estos días. Pero aún hay perros abandonados, maltratados. Olvidados. Otros "Rufos" que nunca tendrán ya no una estatua, sino un hogar donde les correspondan con una caricia su lealtad, cariño, y, me atrevería a decir, amor incondicional.
Aprovecho para traer a esta ventana, siempre abierta, la queja de una ovetense que no entiende por qué no puede pasar con su perro por el parque Pura Tomás, camino del Naranco, si éste va convenientemente atado. Supongo que la lógica dicta que, al igual que por cualquier otra calle de Oviedo o cualquier otro parque, los perros, atados y perfectamente controlados por sus dueños, puedan transitar, ¿o no? Todos padecemos alguna vez las consecuencias de la negligencia de algunos dueños de canes porque, como en botica, hay de todo. Pero la culpa no la tiene el perro. Conste.
En fin, que el espíritu de "Rufo" nos ayude a ser una sociedad más sensible y respetuosa con el mundo animal y, especialmente, con esos seres de cuatro patas que nos miran con devoción sin par; no en vano, para Kafka, todo el conocimiento, la totalidad de preguntas y respuestas, se encuentran en el perro.
"Roy" dice que ese Kafka tiene razón.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/09/28/rufos/1819339.html

miércoles, 23 de septiembre de 2015

¡VIVA SAN MATEO!

El Otero

¡Viva San Mateo!

Las curiosidades de la fiesta local en el siglo XIX

23.09.2015 
¡Viva San Mateo!
¡Viva San Mateo!
Con septiembre en retirada y el verano rendido al otoño, Asturias y Oviedo se quitan el traje de fiesta porque este mes, ya se sabe, es sinónimo de celebraciones. Como cada año, el Centro Asturiano prendió brillantemente la mecha y con sus fiestas de Covadonga pusieron el pórtico festivo en la ciudad. Una ciudad que se echó a la calle para soslayar horarios, afanes y preocupaciones. Bien está.
No sé si la curiosidad mató al gato o no; sé que es una fuerza motriz imparable, la misma que me llevó a revolver en busca de curiosidades sobre nuestra fiesta local. Y me encontré algún que otro texto curioso, como es el caso de las "Siluetas Ovetenses", colaboraciones en el periódico "El Carbayón" de Ramón Prieto y José María López Doriga y recogidas en un libro publicado en 1889. En unas líneas dedicadas a San Mateo leemos que "como el galileo evangelista abandonando su telonio, acudió presuroso al llamamiento de Cristo, así también los fieles acuden hoy a ganar la plenaria, tan luego les llaman las vistosas banderolas que, en la torre de la Basílica, flamean alborozadas anunciando el jubileo de la Santa Cruz". Y es que ahí, en la perdonanza y la gran afluencia de peregrinos que conllevaba, está el origen de la fiesta. Pero eso es otra historia. El texto de Ramón Prieto sobre San Mateo nos traslada a una ciudad distante y distinta. Con otro ritmo de vida. Así, tras el período estival "tornaban a sus hogares los que fueron a zambullirse al Cantábrico, los que aspiraron puros aires en el campo, los parroquianos de establecimientos de aguas minerales, y los que emigraron a las provincias en busca de mayores comodidades, mayor número de distracciones y mayores gastos". No sé yo si la mayor parte de la población vivía tan bien. Al colaborador de El Carbayón le parecía "natural que Oviedo reciba a sus hijos descarriados tras el estío y abra cariñoso los brazos a los mateínos". San Mateo era ocasión buena para el disfrute en una ciudad que, según opinión de alguno en aquellos días, "dormía la siesta". Por eso el autor cree que "la mayoría, pero una mayoría absoluta, hace firme propósito de no perder nada de lo que haya". El problema generacional parece que ya estaba a la orden del día puesto que "mientras la gente joven recibe con júbilo los festejos interminables, las caras paternas se nublan porque divisan en lontananza cansancio y aburrimiento". El calificativo de "mateínos" a los visitantes, mira tú que cosas, era también motivo de preocupación en tanto que "no son pocos los que ven con disgusto que se le aplique el nombre de mateínos porque creen que solo lo merecen los que quedan encandilados mirando la torre, con la cabeza echada hacia atrás y la nuez pronunciada y que apenas aciertan a balbucear un elogio (..). A estos es preciso decirles que nada hay de denigrante en la denominación, que si no les agrada no la oirán jamás, que si por venir a una romería quieren que les llamemos romeros se lo llamaremos. Si prefieren el de peregrinos nos pintamos solos para llamar peregrinos a la más fea y si anhelan el de hermanos tenemos un corazón capaz de amar hasta a los que nos tengan mala voluntad". En fin, cuestiones curiosas en torno a un lejano San Mateo. Hoy, Oviedo es distinto. Pero creo que hay algo que permanece inalterable a través de los siglos: el espíritu de acogida, el orgullo de sentirse ovetense y el ánimo de disfrutar de estas seculares fiestas.
¡Ánimo! Ya falta menos para gritar de nuevo: ¡Viva San Mateo!
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/09/23/viva-san-mateo/1817170.html

lunes, 7 de septiembre de 2015

LÁGRIMAS EN LA ARENA


Lágrimas en la arena

La imagen del niño sirio muerto en la playa

07.09.2015 
Lágrimas en la arena
Se llamaba Aylan Kurdi. Tenía tres años. Era Sirio y trataba de alcanzar las costas griegas. No lo logró. Se ahogó junto a su madre y hermano. Pero eso ya lo saben. Y sí, es cierto: una imagen vale más que mil palabras. Así que para qué extendernos. Todos hemos visto esa fotografía. Una imagen que hiere. Que duele. Que revuelve las tripas aunque, tal vez, no lo suficiente para agitar la conciencia de una inane e hipócrita Europa que parece que sólo se preocupa del terrorismo, del ébola o del drama de los refugiados cuando el problema llama a su puerta. No es justo.
Todos quisiéramos ver a los niños jugando en la playa haciendo castillos, chapoteando en el agua mansa, dibujando alegres figuras en la arena... pero no estamos preparados para tanto dolor como encierra esa imagen. Lo que quedó dibujado en esa orilla fue la triste y cruel silueta de la muerte. El grabado de un fracaso global. La imagen de un mundo loco e insensible que genera guerras y conflictos por intereses oscuros y luego, cuando se ve incapaz de parar al monstruo que ha creado, se desentiende. Se lava las manos en las lágrimas y en la sangre de los que se quedan allí mirando hacia nosotros suplicando ayuda. Inocentes que solamente quieren huir del terror en busca de una oportunidad. De un futuro. Aylan no volverá a su casa. Ni a jugar. Ni al colegio. ¿Cuántos niños más no saldrán en foto alguna y quedarán ocultos en un clamoroso silencio? Niños sepultados en el vientre gélido y oscuro de un mar convertido en inmenso cementerio. Niños y adultos anónimos para tranquilidad de nuestras conciencias. Niños víctimas (desde hace muchos años, dicho sea de paso) de la guerra, del hambre, del odio, de la intransigencia y, claro, de la indiferencia. Ver esa foto es como escuchar un desgarrador grito colectivo de miles de inocentes que tan solo anhelan vivir en paz. Un grito ante el que no sé qué hacer...
Me hubiera gustado empezar este mes de septiembre, sinónimo de fiesta en Oviedo, escribiendo en un tono más jovial. Me costaba y me resistía a escribir sobre esto; además, mucho se ha escrito ya, pero un nombre y una foto se ha puesto por delante de todo y se me agarró del alma irremisiblemente. Y estas líneas son mis lágrimas sobre esa fría arena...
Un dibujo en la orilla queda borrado por el agua en segundos. Posiblemente también el recuerdo de Aylan se olvidará pronto. Pero hay fotos que son como bofetadas. Que construyen la historia. Como la de Kim Phuc, la niña vietnamita de nueve años que corría desnuda por la calle con su cuerpo abrasado por el napalm. O la de Kong Nyong, el niño sudanés, arrugado en su derrota, mientras un buitre detrás de él espera su ocasión. Ésta no sé si quedará para la historia. Lo que sí creo es que, sin duda, formará parte, para siempre, del álbum de la vergüenza colectiva.
http://suscriptor.lne.es/opinion/2015/09/07/lagrimas-arena/1810334.html