lunes, 19 de septiembre de 2022

AMÉRICA EN ASTURIAS... Y EN LA MEMORIA

América en Asturias... y en la memoria La huella que deja en el recuerdo el disfrute del día de las carrozas en plena infancia ovetense
19·09·22 Tarde de septiembre sin colegio. Nervios e inquietud. Se acerca la hora. Toca poner la ropa de fiesta. A medida que nos acercamos a las calles del centro se incrementa el rumor de la multitud. Buscamos un buen sitio. Poco a poco me cuelo entre el gentío para ponerme en primera fila. No quiero perder detalle. Es un día excepcional. De pronto, por Uría, enfilan los grupos folclóricos, las bandas de música. Las majorettes. Los abanderados italianos. Las deslumbrantes carrozas como sacadas de un cuento. Oviedo se dibuja con miles de trazos de serpenteantes colores. En el aire se cruzan las músicas de aquí con otras más lejanas y casi exóticas. Mi mirada no abarca tanto. Demasiados detalles. Los colores de los trajes asturianos se funden en perfecta simbiosis con la indumentaria polícroma de los que desandan el camino en sentido inverso al que lo hicieron tantos asturianos que dejaron atrás tierra, familia, amigos, amores, esperanzas y, para siempre, un trozo de su corazón. Pero todo me parece sensacional. Magnífico. Como si el regreso de la cotidianidad que presagia el fin del verano saltara por los aires con un esplendor difícil de imaginar. Cuentan que a finales de los años 40 un artesano fallero valenciano comentó refiriéndose a la calle Uría: "Tienen ustedes una de las calles más bonitas de España para desfiles y cabalgatas". Desconozco si, como leí en algún sitio, Alfonso Iglesias oyó esa frase y fue la chispa que le encendió la idea para crear un gran desfile que sirviera como homenaje a los muchos emigrantes asturianos a América, que en verano volvían haciendo gala de su riqueza, especialmente de sus lujosos "haigas" por un Oviedo con apenas coches. Lo de "Haiga", como saben, viene de una frase atribuida a los "nuevos ricos" que al ir a comprar un coche pedían el más caro que "haiga". El primer desfile se celebró el 23 de septiembre de 1950 y congregó a miles de personas fascinadas por el lujo de casi 60 haigas engalanados de flores y banderas, nueve bandas de música y las carrozas. LA NUEVA ESPAÑA del 24 de septiembre de 1950 informaba sobre los ecos del novedoso desfile: “La fiesta más fina, más alegre, más fraternal, más comprendida, más penetrante, más rica, más españolamérica que hemos visto, ha sido la de ayer, organizada por la SOF, incorporada para siempre a las fiestas ovetenses y evidenciadora al mismo tiempo, de la capacidad, entusiasmo, sentido artístico y hasta sentido psicológico de sus organizadores. Loor a ellos y a cuantos han contribuido a que la esplendidez y la gracia se hubiesen hermanado tan patentemente”. Continua la crónica: “Cuando Oviedo dice “aquí estoy”, es tan señor, tan ponderado, tan afectuoso y tan noble que no hay lugar en el mundo donde puedan aventajarle”. Calles repletas de miles de personas llegadas de toda Asturias en trenes especiales. La mayoría de asistentes lucía una banderita que los identificaba como colaboradores de la fiesta; la SOF había solicitado ayuda para recaudar el presupuesto de 102.634 pesetas de ese primer desfile que estuvo formado por doce carrozas, al frente de las cuales figuraba la sección motorizada de la policía local y, tras ellas, medio centenar de “haigas”. Las carrozas, instaladas en camiones, recreaban distintos pasajes de la vida del emigrante: “La aldea”, “La despedida”, “El desembarco”, una dedicada a México, otra con una pareja de gauchos danzando en medio de un paraje de la Pampa. Una más llamada “América” con un gran abanico compuesto con las banderas de los países latinoamericanos. “El retorno”, un globo terráqueo sobre el que destacaba un lujoso avión, costeada por la SOF. Cuatro más, del Ayuntamiento de Llanes, representando el mar, un jardín romántico, un cisne gigante y una escena musulmana. Cerraba el desfile una carroza aportada por la Fábrica de Armas que llevaba el nombre de “España”. En fin, como relataba este mismo periódico sobre aquel primer desfile: “Gracias a todos los que fueron causa de tanta pompa, de tanta donosura, de tanta gracia como la derrochada ayer en Oviedo con la brillante cabalgata del Día de América en Asturias”. Un día que, muchos años después, hoy, admiraré como si nada hubiera cambiado ni el tiempo hubiera pasado. Desde los ojos del niño que fui. https://www.lne.es/oviedo/opinion/2022/09/19/america-asturias-memoria-75614887.html

lunes, 12 de septiembre de 2022

LA PERDONANZA DE OVIEDO

La perdonanza de Oviedo
12·09·22 Oviedo, un año más y por fin libres de restricciones, está de fiesta. Para encontrar los orígenes de esta semana festiva debemos remontarnos más de diez siglos atrás. Una tradición que proviene de unos privilegios otorgados en su día a la ciudad por considerarla como un auténtico relicario que acoge las Cruces de Oviedo y que atraía a multitud de peregrinos. La celebración del Jubileo de la Santa Cruz o Perdonanza era ya un acontecimiento en el siglo XVI. En el año 1537 se hablaba de procesión solemne por las calles, con el obispo vestido de pontifical portando la Santa Bula, de tapices colgando de los balcones y de antorchas luciendo noche y día en la Catedral. En el año 1563, en la tarde del 29 de agosto, "a toque de tambor y de pínfano, se manda la Perdonanza por las calles y plazas, que a media noche repiquen solemnemente las campanas y que a la mañana siguiente se toque música en la torre". A las 9 de la mañana deberá hacerse procesión con la Bula del Jubileo. Se mostrará el Santo Sudario, se rezarán maitines a media noche según la antigua costumbre, arderán lámparas toda la noche alrededor del coro. Se abrirá la puerta tapiada de la Cámara Santa hasta el final del Jubileo, como narra Enrique López Fernández en el libro "Las reliquias de San Salvador de Oviedo". Es conocido que Alfonso II el Casto, una vez dispuesta la Cámara Santa, obtuvo del Papa indulgencias para todos aquellos que visitaran las reliquias. En la escritura de fundación de la Cofradía de la Cámara Santa se explica la llegada de las reliquias en un arca procedente del cercano Monsacro donde el rey Alfonso las depositó en una Cámara que llamaron Capiella de los Ángeles, y que contó, más adelante, con la donación de la Cruz de los Ángeles en el 808. La Cruz de la Victoria, de Alfonso III, llegaría un siglo más tarde. También a Alfonso II se debe la llegada de las cenizas de Santa Eulalia, traídas desde Santianes de Pravia. Estas reliquias fueron objeto de veneración desde antiguo y, aunque se encontraba entre ellas el Santo Sudario, éste no se menciona hasta el año 1075 cuando se abre el Arca Santa para inventariar su contenido a petición de Alfonso VI. No fue el Sudario protagonista hasta varios siglos después, por lo que las reliquias que motivaron el Jubileo son las cruces, especialmente, la Cruz de los Ángeles, por eso el Jubileo es conocido como de la Santa Cruz añadiendo el término de Perdonanza como símbolo de la alegría por el perdón. En Oviedo, el Papa Clemente VI, a petición del obispo Juan Sánchez, concedió en octubre de 1344 numerosas gracias y perdones "a todos cuantos quisieran ser cofrades de la santa Iglesia de San Salvador". Posteriormente, los capitulares solicitaron a la Santa Sede la gracia de un Jubileo como corresponde a un templo de la importancia de la Catedral de San Salvador. El Papa Eugenio IV en una Bula concede la indulgencia plenaria a cuantos visitaran la Catedral de Oviedo el día de la Exaltación de la Santa Cruz o una semana anterior o posterior; sabido es que los españoles somos de dejar las cosas para última hora, por lo que solía visitarse mayoritariamente en la semana posterior, congregándose más número de asistentes el 21, San Mateo, convirtiéndose así en el día más festivo. Durante tiempo era costumbre colocar unas banderas rojas en la torre para señalar el periodo de la Perdonanza, tradición que este año, felizmente, se recupera. Como se recupera la mostración de la Cruz de los Ángeles en las misas entre los días 15 y 20. Cuando los peregrinos regresaban a casa llevaban consigo unos regalinos o perdones. Así que si vienen por aquí estos días, cumplan, no vayan a decirles: "Fuistite a la romería, no me trajisti perdones, en veniendo les mayuques, maldita la que me comes". En fin, un recorrido por nuestra historia para, una vez más, ser conscientes de que en el remoto pasado podemos hallar las respuestas a muchos hechos de nuestro presente. https://www.lne.es/oviedo/opinion/2022/09/12/perdonanza-oviedo-75317154.html

FIESTA EN EL NARANCO

Fiesta en el Naranco
05·09·22 Oviedo ya no es la ciudad que sesteaba en el estío a la espera de que, con el mes de septiembre, el regreso de los veraneantes y los, para mí, temidos anuncios de Galerías Preciados de la “Vuelta al cole”, retomara su tono vital. San Mateo era la guinda del pastel. Días de fiesta que lanzan a los ovetenses a la calle a compartir diversión. Pero antes, Asturias tiene otra cita: Covadonga. Oviedo, por supuesto, no es ajeno a esa cita. El Centro Asturiano, desde la “resbalada planicie” del Naranco, tiene el honor de inaugurar este mes festivo como así sucedió el pasado viernes con el pregón a cargo del periodista ovetense Carlos Franganillo. Y, cosas de la curiosidad, me pregunto, ¿desde cuándo celebra el Centro sus fiestas? En agosto de 1968, la junta sugería la conveniencia de “la celebración de un día del club con reparto de bollo y vino”. Pero hubo que esperar hasta 1974 para que la directiva iniciase la llamada “Jira”; no confundir con la Jira que la Sociedad Amigos del Naranco y la Coral Vetusta instituyeron con notable éxito en 1929 y que se mantuvo hasta 1936. En septiembre de 1974, el Centro Asturiano organizó una Jira con “alicientes regionales”. Misa de campaña con gaita y tambor e invitación posterior a los socios a “sidra natural de espicha”. La jornada estuvo amenizada por los grupos de Coros y Danzas de Avilés, además de “los ases de la canción asturiana Josefina Argüelles y Enrique Palacio el abogau”. Un programa sencillo pero en el que “tampoco hacía falta más”, según informaba LA NUEVA ESPAÑA en aquellos días, añadiendo que “los alicientes fueron suficientes para que la fiesta, con la benéfica complicidad del buen tiempo, resultara magnífica”. A partir de ahí, la directiva asume el compromiso de continuar con la organización de esta celebración “hasta convertirla en una auténtica romería asturiana”. Así fue. Acudimos de nuevo a la hemeroteca. Septiembre de 1975. “La fiesta mayor de Asturias –el día de Covadonga– tuvo su celebración en Oviedo por obra y gracia del Centro Asturiano”. Coincidió la jornada en medio de un puente, pero a pesar de eso “la concurrencia fue muy numerosa en el Naranco”. La fiesta, una vez más, “estuvo basada en dos ingredientes esenciales: la misa de campaña y una espicha”. Tampoco faltaron la música de gaita y tambor “para ambientar típicamente la jornada institucionalizada ya en el calendario de la sociedad, recuperada para las tradiciones festivas de la ciudad”. El salto cualitativo vino en 1978 cuando se sientan las bases del actual modelo festivo. Por primera vez se elabora el álbum de fiestas en el que ya se detalla el programa para cinco días de festejos. Se inicia la “Mini Olimpiada del deporte”, vigente hasta hoy, con competiciones y exhibiciones de fútbol, baloncesto, tenis, natación, bolos, hockey sobre patines, atletismo, judo, chapó, petanca... Se programan dos verbenas, un festival del folclore asturiano, juegos infantiles, reparto del bollo y del vino y, el día de Covadonga, la consiguiente “alborada con parejas de gaiteros recorriendo la finca y lanzamiento de cohetes” antes de la misa de campaña. Oviedo, un año más, mira expectante hacia el Naranco por el privilegio de ser protagonistas del pórtico por excelencia del mes festivo de la ciudad, al abrigo de estas milenarias laderas del Naranco y bajo el cobijo de nuestra Santina confiando en que la fiesta, y solo la fiesta, sea noticia. https://www.lne.es/oviedo/opinion/2022/09/05/fiesta-naranco-75033991.html