miércoles, 18 de junio de 2014

SANCTA OVETENSIS

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El Otero

Sancta ovetensis

La catedral de Oviedo y su papel como testigo de la ciudad

18.06.2014
Sancta ovetensis
Sancta ovetensis
Hay puertas que al cruzarlas es como entrar en otro mundo. O en otro tiempo. Como si los parámetros cotidianos del tiempo y del espacio se distorsionaran tensados por fuerzas extrañas e indomables. Es lo que me ocurre cuando cruzo la de nuestro templo catedralicio. Su atmósfera, su silencio, su luz, su olor, su ser, su historia, su magnitud me sobrecogen. Y tal parece que percibiera el sentir de los miles de ovetenses que, a lo largo de los siglos, se llegaron hasta esta Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de San Salvador de Oviedo con sus penas, miedos y esperanzas, a descansar sus muchas fatigas en la "kathedra", silla que a todos debe acoger y abrazar. Y el de peregrinos que, llegados de remotos lugares, venían, movidos por la fuerza motriz imparable de su fe ancestral, a postrarse ante la figura del Salvador y a venerar las reliquias custodiadas en su Cámara Santa, Sancta Sanctorum ante el que no se hacían preguntas y, simplemente, se dejaban sobrepasar por lo ignoto e inabarcable de un misterio secular. Devoción y fe. Tradición y costumbre. Historia y leyenda se dan la mano a través de un tiempo que, hoy, quiere alejarse de días en que Oviedo era una ciudad sometida al gris de sombras levíticas.
Los tiempos mudan, siguen llegando peregrinos, claro que sí, que se mezclan con turistas, estudiosos del arte y de la historia, con curiosos... Pero estos centenarios muros siguen guardando, intacto, el frescor de lo misterioso. Entre los cientos de turistas que transitan sus oscuras soledades, vaga aún el espíritu de esos ovetenses de fe inocente e incondicional que se asomaban, inquietos y curiosos, a la Cámara Santa, henchida ahora de luz y claridad recuperada.
Los ovetenses de hoy tenemos la oportunidad de seguir admirando y sintiendo nuestra catedral y no dar la razón a Antonio Pérez y Pimentel, que en su obra "Recuerdo de Oviedo" de 1926, se lamentaba de que "apena el ánimo ver cuán pocos se dan cuenta de los tesoros artísticos, religiosos, históricos que la Santa Basílica encierra cuidadosamente guardados".
Disponer de una tarjeta que da acceso ilimitado a todas las zonas visitables con audioguía y participar en los eventos culturales que se lleven a cabo es factible por ocho euros anuales. Dejando al margen lo conveniente o no de pasar por caja para la visita, puede ser una buena oportunidad para acercarnos a esa parte intrínseca de nuestra propia historia, conocerla y experimentarla como algo esencialmente propio. Que generaciones futuras de ovetenses perpetúen la admiración hacia ese "poema romántico de piedra, delicado himno, de dulces líneas de belleza muda y perenne". Y que siglos venideros puedan entroncar, de alguna manera, con la inspiración de Fruela I que en un momento de su reinado (757-768) fundó una basílica bajo la advocación del Salvador en un lugar ya denominado Ovetao y que recoge el texto de una de las dos inscripciones fundacionales de la catedral erigida por Alfonso II, donde alude a la fundación precedente de su padre: "Quienquiera que contemples este templo, honrado por el culto de Dios, conoce que antes que éste, hubo aquí otro, dispuesto del mismo modo, que fundó el príncipe Froila suplicante al Señor Salvador".
Los ovetenses de hoy somos el fruto y el resultado de una narración que a lo largo de siglos se ha ido desarrollando en torno a esa torre "arrogante y atrevida" como la definiera Canella. Historia de pequeñas historias.
Y orgullo de esa memoria.














CONTAMOS CONTIGO

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El Otero

Contamos contigo

La participación popular en las decisiones sobre la ciudad

12.06.2014 

Contamos contigo
Contamos contigo
Contamos contigo: ése era el eslogan con el que a través de la televisión en blanco y negro de años ha se invitaba a los españolitos de entonces a mover el esqueleto y a beneficiarse de los múltiples frutos de la gimnasia; mira tú por dónde, parece que ese vetusto mensaje cobra actualidad en la política de nuestros días.
Sí, qué cosas, porque tal pareciera que ahora se están dando cuenta de que es importante contar con la opinión de los ciudadanos y dejarles algo más de espacio y protagonismo en esta bendita democracia nuestra que el de meter un sobre en una urna cada vez que somos llamados a ejercer ese derecho, un poco devaluado a juzgar por los últimos índices de participación y por el que tantos, a los que tanto debemos, lucharon durante tanto tiempo, frase un poco liosa y que parece evocar la dedicada por Churchill a los pilotos de la RAF tras la batalla de Inglaterra, pero que, con total sentido, me brota desde el más hondo respeto y agradecimiento.
Algunos partidos políticos quieren elegir a sus dirigentes no sólo ya con el voto de sus militantes, sino con el de cualquier ciudadano que así lo desee, en un ejercicio democrático que alabo. Y ya en lo nuestro, el alcalde de Oviedo tiene previsto iniciar "un novedoso proceso de participación popular para que todos los ovetenses, toda la ciudad, pueda tomar parte en la decisiones de las grandes obras", según nos informaba en días pasados LA NUEVA ESPAÑA. En esa información, el Alcalde manifestaba que "vivimos nuevos tiempos y nuevas formas de hacer política" y "hay decisiones que por su trascendencia se deben tomar con un protagonismo absoluto de la ciudadanía". Nada que objetar. Totalmente de acuerdo con lo dicho por nuestro regidor. Lo que me extraña es que me sorprenda; me explico: cuando cavilaba sobre estas líneas, me llamaba la atención el hecho de que en una democracia seria, adulta y consolidada -así debería de ser la nuestra- pueda resultar chocante o noticiable algo que, como antaño el valor en la mili, se debería de presuponer: el hecho de que se tenga en cuenta el sentir de los ciudadanos, que se pongan a disposición de éstos cauces participativos y se les brinde la posibilidad de participar más en el día a día, especialmente, en la política municipal, la más cercana y cotidiana.
Existen ya desde hace tiempo cauces como los consejos de distrito -parece que por fin arrancan- o los consejos municipales por los que, en mi parecer, nunca se apostó. La ciudad es la casa y cosa común, por tanto, necesita de la implicación y participación, en medida y cauces lógicos, obviamente, para que sea construida de forma óptima y más en días en los que las redes sociales son de acceso cotidiano y cada vez más generalizado.
Bienvenida por tanto esta conversión, después de años en los que la ciudad se construyó de acuerdo a una gestión personalista, y sólo espero que no sea obligada flor de un día, fruto de un ejercicio de pragmatismo forzado por las circunstancias, sino que estos nuevos aires vengan para quedarse, tanto en nuestra Casa Consistorial como en los partidos políticos.
Quizá sea buena forma de que los ciudadanos, que están hasta el gorro como está quedando patente, puedan ir, poco a poco, recuperando la confianza en la política, una de las dedicaciones más nobles que existen, y que no le de la risa floja a nadie, estoy absolutamente convencido de que así es.
"Todos los males de la democracia pueden curarse con más democracia", decía el político estadounidense Alfred Smith. Y va a ser que tenía razón...

5 DE JUNIO ¿Y...?

El Otero

5 de junio ¿y...?

Lo que se puede hacer para conservar el planeta

05.06.2014 
5 de junio ¿y...?
5 de junio ¿y...?
Con cierta frecuencia los medios de comunicación nos informan de la celebración del día internacional de no sé qué; ciertamente, la mayoría, por desgracia, pasan sin pena ni gloria. Mañana, 5 de junio, le toca al Día Mundial del Medio Ambiente. Esta jornada es una de las herramientas principales de las Naciones Unidas para impulsar la sensibilización y acción por el medio ambiente en el mundo. En 1972 la ONU, en la conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente, estableció esta fecha con la intención de examinar la situación ambiental y suscitar una alerta mundial en este campo a la vez que pretende incrementar la actuación y acción política. Visto lo visto me preguntaría ¿alguien hace caso en algo a la ONU? Temo que no corren buenos tiempos, tampoco, para las cuestiones medioambientales y, lo que aún es peor, que en algún momento podamos cruzar una línea roja que traerá consecuencias que, a buen seguro, lamentaremos amargamente. Quizá nos consolemos pensando que no podemos hacer nada para frenar el calentamiento global y sus consecuencias; para qué preocuparnos, los datos alarmantes que cada vez con más frecuencia distintos observadores internacionales nos brindan, son cuestión de cuatro exagerados, ¿seguro? Aprovechemos esta efeméride para dedicar unos segundos a pensar si lo que está sucediendo en el planeta nos resbala como la nieve por el sendero o, por el contrario, sí que podemos aportar algo para construir ese necesario muro de la preocupación global en defensa de un planeta que no conoce fronteras. Hay una norma muy sencilla que nos puede ayudar en esta reflexión: las tres "erres"; a saber, reducir, reciclar y reutilizar. Reducir el consumo de agua, energía y materias primas. Reciclar el plástico, el vidrio, el papel... En Oviedo, hay que reconocerlo, tenemos un sistema de recogida de basuras que en este sentido facilita la tarea del reciclado y puede ser eficaz. Y por último, no tirar las cosas cuando todavía son útiles. Esa es nuestra responsabilidad.
Pero también los municipios pueden y deben hacer mucho en este sentido. La sensibilidad medioambiental debería empapar todas las políticas municipales. Oviedo se adhirió en 2004 a la declaración asturiana por la sostenibilidad, conocida como "Declaración de Llanes" o "Carta de Aalborg", un documento firmado en 1994 en la ciudad danesa de Aalborg por 80 autoridades locales europeas y representantes de organizaciones internacionales, que refleja el compromiso a participar y desarrollar las iniciativas locales del Programa 21 de modo que la ciudad se involucre en el proceso de desarrollo de programas a largo plazo para caminar hacia una ciudad más respetuosa con el medio ambiente.
Lo he dicho varias veces. En Oviedo tenemos un Consejo Municipal de Medio ambiente que no funciona y en el que se debería de revisar qué estamos haciendo y qué podemos hacer. Es el verdadero órgano consultor, cauce de participación y fuente de ideas para mejorar nuestra situación medioambiental. Hay muchos asuntos para debatir en este consejo: calidad del aire que respiramos, transporte, iluminación, saneamientos, mejoras de las tasas de reciclado, aplicación de energías renovables, incentivos a los ciudadanos que fomenten actuaciones de mejoras medioambientales, compras "verdes", canteras, arbolados, el Naranco, zonas singulares del municipio...
Pues ojalá este 5 de junio no quede en un mero día más marcado en un calendario repleto de olvidos y sirva, al menos, para concienciarnos de que nuestra aportación individual es imprescindible tanto por nuestras propias acciones, como por convertirnos en ciudadanos responsables que exijan a sus gobernantes, por la cuenta que nos trae, mayor implicación y compromiso en pro de un mundo más habitable; a fin de cuentas, no tenemos otro.