miércoles, 22 de octubre de 2014

CARTA DESDE LA PENA

El Otero

Carta desde la pena

Una visión de la política a través de la epístola a un padre

22.10.2014 
Carta desde la pena
Carta desde la pena
Diez años han pasado desde que te fuiste. Diez años de una sonora ausencia. Tiempo sin discutir de política a la hora de comer. Era tu pasión. Parte de tu esencia vital, a ver si no cómo ibas a dar casi, literalmente, la vida cuando el destino te dio esas cartas... Te debo el crecer mamando ese compromiso y esa lealtad, intentado hacer como propios, por ejemplo y convicción, esos valores. Y si tu recuerdo sigue vivo día tras día, tu concepción de la política aún más; vocación de servicio a los demás, arte noble... Últimamente, ¿sabes?, la han prostituido y vejado. Una panda de sinvergüenzas y canallas sin escrúpulos se han ciscado en ella. Mejor que no veas lo que está pasando, te dolería mucho. ¿Tanto como luchasteis tantos para esto? Da auténtico asco, rabia y pena... Supongo que dirías como Ortega, "no, no era esto...". ¡Claro que no! Cada vez más creen menos en la política y, mucho menos, en los políticos. Se dice que son todos iguales, que todos están a trincar... y yo, ¿ingenuo? digo que no, que no todos son iguales ¡ni mucho menos! Y que ahora, más que nunca, necesitamos de la política para corregir el rumbo, para ayudar a los que se están quedando atrás, para recuperar la confianza en lo público, para rearmar, junto con otro muchos ciudadanos de bien, éticamente esta sociedad herida, ¡para creer en el futuro!. La crisis se ha llevado demasiadas cosas por delante; una crisis que, a mi juicio, es antes ética y de valores que económica o social; ya se sabe, la avaricia rompe el saco. Digo esto pero a la vez me digo que no tengo ni idea de qué hacer para cambiar algo. Y me cuestiono si tantos políticos, empresarios o banqueros corruptos son fruto de una sociedad corrupta. Quiero pensar que no, que la sociedad es mucho más alta de miras, mucho más responsable. Claro que hacen falta políticos honrados, ¡por supuesto! y fontaneros y pasteleros y abogados y... ¿Y qué hacer entonces? Una pregunta recurrente. Supongo que habrá que empezar por uno mismo, ¡qué menos! En nuestro entorno, en lo que dependa de nosotros, cómo harías tú. A comportarnos con los demás como nos gustaría que actuaran con nosotros. Y a exigir a los que nos representan que estén a la altura y si no que se vayan. Que nos eviten sus miserias, que se escondan bajo tierra si hace falta porque no son dignos de mirarnos a la cara. Que se pudran en sus propias inmundicias. Que se vayan muy lejos, tan lejos como han hecho irse a miles de nuestros jóvenes mejor preparados, nuestro propio futuro. ¡Cómo hemos podido estar tan ciegos tanto tiempo! ¿Nadie sabía lo que estaba pasando? Sólo pido que la Justicia se quite la venda y castigue. Con rigor. Que toda esa caterva de delincuentes de la más baja estofa paguen su factura con la sociedad a la que han traicionado.
No sé... echo en falta con quién desahogarme y por eso, supongo, me puse a escribirte esta carta. Quizá sea una buena terapia para sobrellevar estos días.
Te sigo echando de menos, papá...
http://www.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2014/10/22/carta-pena/1659806.html

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