lunes, 8 de febrero de 2021

ORA ET LABORA


EL OTERO

Ora et labora

El arraigo de las Pelayas en la ciudad


Avanza febrero, mes en el que da el sol en cualquier reguero y busca la sombra el perro según el dicho popular. Las mimosas empiezan a brindarnos su amarillenta fragancia, presagio de una cada vez más cercana primavera. En estas fechas, Oviedo celebraba una de sus primeras fiestas del calendario: la romería de las naranjas, también conocida como fiesta de “las Candelas”, heredera de la “festa candelarum” romana. Festividad litúrgica de la presentación del Señor en el templo y de la purificación de la Virgen. Se celebraba en el entorno del convento de San Pelayo por donde se colocaban puestos de naranjas que se extendían por la muralla hasta la calle del Águila. A ella se refiere Palacio Valdés en su obra “La novela de un novelista”: “Asturias no es país de naranjos, pero a la orilla del mar, por la parte de oriente, crecen algunos que dan una fruta bastante aceptable, sobre todo si se la come con azúcar. El día de la Candelaria llegan a Oviedo por la carretera de Gijón muchos carros y se establece en esta carretera un lucido paseo”. Ya no hay puestos de naranjas. Ni farolillos de papel. Tampoco este año pudimos acompañar, tras el rezo de vísperas, a nuestras queridas Pelayas en procesión multitudinaria con velas (candelas) por el claustro. Y tampoco se cumplió la tradición de presentar a los niños nacidos durante el último año. Una fecha, por tanto, muy ligada al Monasterio de San Pelayo, parte esencial del alma de nuestra ciudad y enraizado firmemente en nuestro devenir. La tradición sitúa su fundación en la época de Alfonso II el Casto, bajo la advocación de San Juan Bautista. De 1152 es el primer documento en el consta que las monjas asumen la regla de San Benito aunque posiblemente fuera desde el año 1042. En documentos del 1071 aparecen ya citados los monasterios de San Vicente y San Pelayo por lo que es probable que fuera en torno a esas fechas cuando dejan la dedicación de San Juan Bautista en favor de la actual de San Pelayo, cuyas reliquias habían llegado al Monasterio en el año 994. Siglos, por tanto, de historia compartida. Años en los que se han granjeado, merecidamente, el cariño y respeto de todos los ovetenses. Compartir con ellas algún momento de la liturgia de las horas es vivir un paréntesis de paz. Es acceder a una burbuja que nos aísla del ruido y de los afanes que nos rodean. Un momento y un lugar especial. Difícil sentirse indiferente. En los siglos que el monasterio lleva de la mano con la ciudad, cientos de monjas han dado fiel cumplimiento al mandato benedictino de “ora et labora”. San Benito quería que la oración ocupara el primer lugar: “Nada se anteponga a la obra de Dios”. Seis veces al día, la comunidad monástica se reúne, de día y de noche, para alabar y cantar a Dios. Pero también es necesario ganarse el sustento diario. Así, en su Regla, San Benito explica que “la ociosidad es el enemigo del alma” e insiste en que todo monje ha de ser diligente en el trabajo que le corresponda. Nuestras Pelayas, durante tiempo, dedicaron parte de su trabajo a tareas de restauración y encuadernación. Por diversas circunstancias dejaron esa actividad así que la repostería pasó a ser la principal tarea para su sustento. Y claro, llegó la pandemia y las consecuencias se notan en todo y en todos. También en una general caída de ventas en la hostelería y comercio de toda índole. El obrador de las Pelayas no es ajeno a este declive comercial. Al igual que les ocurre a otros monasterios de vida contemplativa de la ciudad. Así que, si algún día quieren darse o dar un dulce obsequio, quizá una cajina de pastas de las Pelayas pueda ser una buena opción para que su rezar y trabajar pueda seguir vinculado a nuestra historia común por muchos siglos más. 

También el pasado miércoles se celebró San Blas, asimismo tan vinculado a San Pelayo. No fue posible besar la reliquia del mártir de Sebaste, abogado de las afecciones de garganta. Así que a cuidarse. Por cierto, por San Blas no vi cigüeña alguna, así que si no la vieres…

https://www.lne.es/oviedo/opinion/2021/02/08/ora-et-labora-34228564.html

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