lunes, 17 de abril de 2017

HISTORIA QUE SE DESDIBUJA

El Otero

Historia que se desdibuja

Sobre la falta de fondos públicos para conservar el Prerrománico

17.04.2017 
Aspecto que presentaba ayer la iglesia de San Julián de los Prados
Fue en febrero del año pasado. En el marco de unas jornadas científicas sobre el Prerrománico en Oviedo. La entonces subdirectora general de Protección del Patrimonio Histórico y secretaria de Estado de Cultura, Elisa de Cabo de la Vega, manifestaba que "el Prerrománico asturiano está en un estado de conservación excelente".

En esas mismas jornadas, Pilar García Cuetos, profesora de arte de la Universidad de Oviedo, defendía una máxima -según nos informaba LA NUEVA ESPAÑA- "que empieza con la obligación de conservar. Si hace falta, reparar y, en último extremo, restaurar". Añadía que "el Prerrománico necesita mucho diálogo". Bien. Seguramente. Y así debería ser. Pero la realidad, tozuda como suele ser, dicta otra cosa. Por ejemplo, las pinturas murales de San Miguel de Lillo están que se caen. Y nunca mejor dicho. Necesitan una actuación urgente. Pero ¡oh sorpresa! en los Presupuestos Generales del Estado no hay ni un euro para este concepto. Y, revisando la hemeroteca, es fácil constatar que llueve sobre mojado. Quizá alguien debería de haber llevado a la entonces secretaria de Estado a cursar una visita al monumento naranquino. Y el recorte no es sólo para San Miguel. La merma es de más del 60 por ciento de las inversiones previstas para la conservación del Prerrománico para el período 2011-2019. No me extraña que Lorenzo Arias, uno de los mayores expertos en el Prerrománico asturiano, se mostrara, digamos, ligeramente contrariado: "Si una consejería de Cultura no tiene recursos y no es capaz de conseguir del Estado medio millón de euros para restaurar unas pinturas que son únicas en el mundo, ¿para qué sirve? ¿Para qué la queremos? ¿Simplemente para certificar lo abandonado que está todo? ¿Simplemente para pagar a sus funcionarios? Para eso, mejor cerraba".

Hace años que se deberían haber tomado medidas "pero esa obra se paró porque algunos grupos políticos, dentro de la Junta General, se dedicaron a poner palos en las ruedas" como también denunciaba en este diario el restaurador Jesús Puras.

Somos depositarios de un legado secular de valor incalculable. Nuestra es la responsabilidad de cuidarlo y preservarlo. Pero, me temo, no damos la talla. Una de las primeras referencias que hallamos sobre San Miguel es de Ambrosio de Morales (1513-1591) que en su "Viaje Santo y Crónica General" ya manifestaba su fascinación: "Con no tener ésta más que cuarenta pies de largo, y veinte de ancho, tiene toda la gracia que en una iglesia metropolitana se puede poner. Mirado por de fuera se viene a los ojos con mucho contento su buena proporción, y vista de dentro alegra la buena correspondencia, crucero, cimborio, capilla mayor, tribuna, escaleras para subir a ellas, campanario y todo lo demás tiene cierta diversidad en tamaño y en forma, y enlazándose lo uno y bajando lo otro, ensancharse aquello y retraerse lo otro que se goza enteramente las partes del edificio dándose lugar a las unas y a las otras, para que se parezcan lo que son y qué lindas son".

Supongo que al viajero del siglo XVI le resultaría poco comprensible que la sociedad del siglo XXI, con los recursos que posee, dejara caer un trozo único de nuestra propia historia.

Esas pinturas, esa construcción secular, no son solamente piedras. Son parte de lo mejor de lo que fuimos. Y de lo que somos. Es un tesoro único que de forma casi milagrosa ha llegado hasta nuestro presente.

Debemos buscar urgentemente la forma de garantizar su preservación. O no podremos mirar a los ojos a las generaciones futuras. Por pura vergüenza.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2017/04/17/historia-desdibuja/2089915.html

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