martes, 16 de diciembre de 2014

SOBRE EL DERRIBO DE LOS PILARES


Carlos Llaneza: "Derribar los Pilares fue uno de los errores históricos de la ciudad"

El estudioso lamenta la pérdida en 1915 de una obra que recogió elogios de Jovellanos

16.12.2014 
Carlos Fernández Llaneza, ayer, en la AMSO.
Carlos Fernández Llaneza, ayer, en la AMSO. 
"El derribo de Los Pilares, que ahora sería una joya es uno de los grandes errores históricos que se han cometido en Oviedo". Así entiende Carlos Fernández Llaneza, estudioso de la historia de la ciudad, lo sucedido desde el 5 de enero de 1915, cuando las autoridades locales decidieron terminar con la construcción que había facilitado la traída de agua desde 1599 hasta la puesta en marcha de los depósitos de Pérez de la Sala, en 1875. Llaneza ofreció estas reflexiones durante una conferencia que pronunció ayer por la tarde en la sede de la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo y que minutos antes compartió con este periódico. Asegura el conferenciante que hasta el propio Jovellanos había expresado en sus tiempos admiración por una obra "de arquitectos montañeses pero digna de romanos".
Los Pilares recogían agua de la fuente de Fitoria y también del recóndito manantial de Boo, cercano al cementerio de Ules. Y la llevaban, a lo largo de más de 300 metros, sobre 41 arcos y siempre por encima de los diez metros, hasta lo que sería el actual entronque de las calles Cervantes y Marqués de Teverga, donde recaía en una traída que llegaba hasta la Puerta Nueva, en el cruce de las calles Campomanes y Magdalena.
Carlos Fernández Llaneza repasó las dificultades que supuso su construcción. "Hubo que hacer dos proyectos. El primero estaba mal diseñado y al final se lo encargaron al fontanero mayor de Valladolid, Gonzalo de la Bárcena, a quien se le puso como condición que el agua debía llegar hasta la Puerta Nueva", relata Llaneza. También cuenta cómo La Ciudad -el consejo formado por representantes de la iglesia, del rey y del municipio- encontró la financiación para la obra. "Fue a través de las sisas, que era un impuesto sobre la sidra y el vino, uno de los primeros gravámenes que se dieron para desarrollar obra pública. Esto está recogido en el 'Libro viejo de Fitoria', una recopilación de escritos de entre 1568 y 1600, que se conserva en el Archivo Municipal", continuó Llaneza.
El derribo supuso no poca polémica en la ciudad. "El sambenito del derribo está repartido, pero sobre todo fue la empresa del ferrocarril, la Compañía del Norte, la que más empujó. Justificaba acabar con el acueducto ofreciendo salvar con un puente el paso a nivel de La Argañosa; aseguraban que el material del derribo daría un dinero el Ayuntamiento y que las tareas para derribar la construcción darían trabajo a los obreros de la ciudad".
En las discusiones a favor de mantener Los Pilares terció con fuerza pero sin éxito Fermín Canella. "Hasta se colocaron unos arcos de cartón piedra frente al Campoamor como crítica satírica", cuenta Llaneza, que lamenta el derribo y subraya la importancia que tenían Los Pilares. "Incluso De la Guardia proyectó un paseo peatonal por la parte superior". Nada de esto salvó a Los Pilares.
http://suscriptor.lne.es/oviedo/2014/12/16/carlos-llaneza-derribar-pilares-errores/1686860.html

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