martes, 21 de mayo de 2013

BARÓMETROS Y PORTADAS

http://www.lne.es/oviedo/2013/05/15/barometros-portadas/1412287.html?fb_action_ids=439343896156359&fb_action_types=og.recommends&fb_source=aggregation&fb_aggregation_id=288381481237582

El Otero

Barómetros y portadas

Ante el sentir de los ciudadanos que reflejan varias encuestas 

15.05.2013 
Barómetros y portadas
Barómetros y portadas
Hace pocos días aparecieron simultáneamente dos noticias en la prensa de ésas que te dicen: ¡eh!, ¡quieto parao! La primera: según el CIS, para el 81,3 por ciento de los asturianos la principal preocupación es el paro laboral. El segundo lugar del podio lo ostentan los problemas económicos, con un ya distante 4,4 por ciento, pero el tercer lugar, atención, es para... ¡los políticos!

La segunda: el «New York Times» ha dedicado una de sus portadas a España. ¿Por su gastronomía? ¿Su cultura? ¡No! ¡Por la corrupción! Un millar de políticos están siendo investigados actualmente por la justicia. No sé a ti, amigo lector, pero a mí me indigna, por poner un calificativo suave. Es como si una buena parte del colectivo médico estuviera siendo investigado por perpetrar asesinatos. Dos matices antes de continuar: la política es noble y necesaria. De ésta, sólo nos saca la política. Otra cosa es que, en ocasiones, quien la ejerza no sea digno. Obvio. Y sigo creyendo en la honestidad de la mayoría de los políticos. Pero no puedo evitar preguntarme: ¿Por qué? ¿Por qué nuestro solar patrio ya no huele a ajo y domina el hediondo aroma que emana de las cloacas de nuestra sociedad, sin respetar prácticamente institución alguna e incrementando abismalmente la distancia entre gobernantes y gobernados?

No parece que ninguno de los pillados «in fraganti» provenga de ningún otro planeta cercano ni lejano; eso parece. Por tanto, son hijos y fruto de nuestra ibérica sociedad. En ella han nacido y crecido, así que si diéramos por cierta la afirmación de que la mayoría de los políticos son unos corruptos, nos llevaría a una conclusión que no me produce ningún regocijo: nuestra sociedad, mayoritariamente, ¿sería corrupta?

Reprobamos con vehemencia -y con razón- a los que meten la mano en el cajón de lo común. Pero ¿y el que pide pagar sin IVA?, ¿y el que está de baja laboral indebidamente?, ¿y el que...? Podríamos seguir poniendo ejemplos que están en la mente de todos. Por no hablar de los empresarios, acaudalados y poderosos que proponen corruptelas a quienes, impúdicamente, se dejen seducir por nauseabundos cantos de sirena. Quizá lo que sea necesario es un gran esfuerzo nacional por invertir en lo único que nos sacará de esto: en Educación. Con mayúsculas. Y evitar, entre otras cosas, que el ¡20% de nuestro PIB! siga en la economía sumergida. Es posible que haya mucho que reformar: la Constitución, la ley de financiación de partidos, endurecer la legislación contra los corruptos, consensuar un gran pacto en educación y lo que haga falta.

Cambiar leyes es lo más fácil. En cambio, lograr una sociedad con fuertes convicciones cívicas, con sólidos principios éticos, con un sincero rearme en valores, que no se defraude ni se engañe -no porque nos castigue la ley, sino porque como ciudadanos libres y responsables no nos entre en la cabeza-, lograr eso es más difícil. Es una cuestión de sentido común. De creer que sólo con el esfuerzo honesto y la participación comprometida de todos saldremos adelante.

«Con las artes que digo ganaba más en un mes que cien ciegos en un año». Esa mentalidad del Lazarillo de Tormes perdura en este país, y así nos va.

Ponernos todos de acuerdo para buscar la manera de cambiar las cosas sería bueno. En todos los ámbitos. Y hoy mejor que mañana. Y que España vuelva a oler a ajo, o a romero y tomillo o a mar... Y a confiar en nuestras posibilidades y a sentir orgullo de país. No es fácil, claro, pero si empezamos por asumir cada uno nuestra propia porción de responsabilidad ciudadana habremos dado ya un importante paso.
Publicado en La Nueva España el 15 de mayo de 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario