lunes, 9 de mayo de 2022

CLARÍN EN EL RECUERDO

Clarín en el recuerdo “Sobre el legado del escritor y los reconocimientos que le ha tributado Oviedo” 09·05·22 Parpadea, diría que nervioso, el cursor sobre la pantalla en blanco. A la espera. Inquieto. No es para menos. Me propongo dirigir hoy esta mirada curiosa semanal hacia Clarín. Nada más y nada menos. Sobre Clarín se ha escrito mucho, tanto que pudiera casi parecer pretencioso sumarse a quienes lo han hecho con anterioridad y autoridad. Clarín es como Oviedo: inabarcable. Quizá compendie, como pocos, la esencia de la ciudad. José Ignacio Gracia Noriega lo definía acertadamente como una “representación inspirada del espíritu ovetense, no solo por él, sino porque, gracias a él, los ovetenses somos más ovetenses”. ¿Ven como va a ser difícil mejorar lo ya escrito? Aunque le “nacieron en Zamora”, se sentía ovetense. En plenitud. Aunque desde Oviedo contemplase el mundo que le rodeaba con mirada abierta. En una carta a Pérez Galdós en 1884 decía: “De Oviedo no pienso salir, a no ser por temporadas, en algunos años. Hago mi vida de hombre bueno, que me sienta muy bien. Mi mujer y mi hijo, mi casita con luz, aire, techos altos y vistas a la nieve de Morcín; por café, la casa de mis padres, que ambos viven; en el casino, billar; en la cátedra, algún discípulo listo, y los libros de ustedes y trabajo mío”. Clarín, me atrevería a decir, entendía Oviedo. Sentía Oviedo. Amaba Oviedo. Y, como escribió Martínez Cachero: “Era de esperar que creara Vetusta, reflejo de Oviedo. ‘La Regenta’ es la novela de un vecino de Oviedo”. Obviamente no voy a hacer ningún acercamiento a su obra aunque, para muchos, “La Regenta” sea la mejor novela del siglo XIX. Ese éxito le valió el reconocimiento y admiración, pero, probablemente, también sirvió para granjearle no pocas animadversiones. Blanco y negro. Amor y odio. Odio silente. Rencores larvados que, en febrero de 1937, en mi opinión, se volcaron contra su hijo dando cuerpo a una de las mayores injusticias de nuestra historia. “Habéis fusilado a un santo”, clamaba el Magistral de la Catedral, Benjamín Ortiz. Todo cabía en la levítica ciudad de entonces. Tal vez fuera pertinente preguntarse si Oviedo sigue siendo así. Quizás algo perdure. ¿Ha reconocido Oviedo como se merece a Clarín? ¿La sociedad de Vetusta ha hecho las paces, por fin, con él? Juan Antonio Cabezas, autor de una de las mejores biografías de Clarín, concluye su obra con estas palabras: “En ese mismo cementerio, casi pegado a la cerca que limita su lado norte, hay un humilde sepulcro de piedra, rematado en una cruz. Sobre la losa enmohecida por la humedad, se lee esta breve inscripción: Leopoldo G. Alas y Onofre García Argüelles. RIP. Por una hendidura de la piedra ha brotado un fresno joven y una hiedra, que se cuelga perezosa de los brazos de la cruz. En el Campo de San Francisco, bajo los árboles tantas veces evocados poéticamente en las páginas de Clarín, una plácida fuente costeada por la devoción popular, lleva su nombre. Pobres ofrendas parecen estas para colmar la vanidad humana. Pero son suficientes para evocar a Clarín, que amó lo verdadero, lo pequeño, lo puro. Una cruz, una fuente, un fresno y una hiedra. ¿Qué mejores atributos para el recuerdo de un poeta?”. La fuente o monumento a que se refiere Cabezas fue inaugurada el 4 de mayo de 1931. Ya que andamos de aniversario me pareció oportuno detenernos en ella y evocar la crónica de su inauguración. Cabezas, en su obra “Asturias, biografía de una región” de 1970, dice de esta construcción: “En una ladera del frondoso jardín, frente a la calle Santa Cruz, estuvo antes de la guerra, y está de nuevo, el monumento dedicado al escritor asturiano, hoy máxima figura de las letras españolas, Leopoldo Alas Clarín. Cierto que desde hace algunos años Clarín tiene en Oviedo buena prensa. Pero solo eso, buenas palabras y obras son amores. Los periódicos pedían que se reinstalase el monumento a Clarín en San Francisco. Los artículos se comentaban en centros oficiales, Ateneo y tertulias más o menos intelectuales, pero de comentarios no pasaba. Ahora, Clarín, tan considerado en el mundo literario universal, es también profeta en su tierra”. Y como no debemos extendernos en demasía, dejamos la crónica de la inauguración del monumento en 1931 y alguna de sus vicisitudes para un próximo encuentro si les place. https://www.lne.es/oviedo/opinion/2022/05/09/clarin-recuerdo-65873064.html

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