martes, 11 de enero de 2022

CRÓNICA DE UN VIAJE

Crónica de un viaje La imagen que Oviedo ofrecía a sus visitantes a finales del siglo XIX
10·01·22 En una lectura reciente encontré el relato de un viajero, Miguel de Castro Marcos, escritor asturiano que visitó la ciudad a finales del siglo XIX y que plasmó sus impresiones en su obra “Asturias, país de amor y tierra de fuego. Motivos literarios del viaje de un sentimental por Asturias”. Siempre me pareció muy interesante leer crónicas de viajeros llegados a la ciudad en tiempos pretéritos; uno, por conocer la opinión de alguien ajeno por completo a la vida e historia ovetenses y, por otra parte, por constatar si el paso de los años nos ha ayudado a cambiar en algo o hay visiones seculares que permanecen inamovibles. Veamos lo que decía el amigo Miguel: “Oviedo tiende a ser una urbe de las más importantes de España. En breve contará con tranvías eléctricos, de los que carece por dejadez y desidia, contando en la actualidad, para el servicio urbano, con un solo coche-tranvía de sangre, conocido por el nombre de cajón. Tiene infinidad de automóviles y coches de alquiler, los cuales llevan al turista indiscreto a todos aquellos lugares que desee. Hay otro servicio también servido por automóviles, que van hasta Castropol y otros hasta Las Caldas, distante este segundo de la capital 8 kilómetros, lugar donde existe un manantial de aguas termo-azoado-bicarbonatadas; adonde acuden todos aquellos enfermos que pueda interesarles su clima y sus aguas para el restablecimiento de su salud. Cuenta también Oviedo con una fábrica de armas. Este establecimiento industrial, digno de ser visitado, está enclavado a la derecha de la carretera de Gijón e imita su fachada a un castillo castrense de estilo alemán. ”Tiene una fábrica de cerillas, varias de cerveza, entre éstas la muy importante de Colloto, varias de chocolate y galletas, de sidra y otras más que contribuyen de una manera poderosa al desarrollo industrial. ”El comercio está establecido en las calles de Cimadevilla, Rosal, Magdalena y Fruela, elegantes y modernas vías estas últimas, siendo el paseo de invierno. Celebra sus fiestas por las Ascensión y San Mateo; sus mercados, los domingos y jueves. Tiene dos teatros y un pabellón cinematográfico, llamando la atención por su elegancia y grandiosidad, el consagrado al excelso vate Campoamor. Existen varias sociedades de recreo y muy elegantes y lujosos cafés. Como lugares de esparcimiento, tiene el hermoso Campo de San Francisco, conocido también en la parte baja con el nombre de paseo de los Álamos, y en la parte alta por el Bombé y, debido a las iniciativas del Marqués de Mohías, con un parque de fieras, el cual cuenta con curiosos ejemplares. Sus afueras sirven para las grandes romerías, donde los ovetenses hacen gala de su buen humor. En el monte Naranco, en su resbalada planicie, se asienta Oviedo. Corta este monte el horizonte y acostados en sus laderas y mecidos por sus valles, hay dos maravillas del siglo IX. Lástima que no haya medios de locomoción hasta este paraje, si bien es verdad que algunos amantes de las bellezas que ofrece el Naranco pretenden hacer un funicular que, partiendo desde Oviedo (junto a la estación de los Ferrocarriles Económicos), suba hasta donde están las bellezas arquitectónicas mandadas hacer por Ramiro I. Siendo alcalde de Oviedo en 1892 el hoy diputado provincial don Ramón Prieto, pretendió y continúa perseverando en la misma idea, que se construyera una cómoda carretera que condujese hasta las iglesias de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo. Mucho trabajó este infatigable hombre por llevar a la práctica sus aplaudidos propósitos; pero dificultades del lento y complicado órgano administrativo nacional han hecho apolillar las demandas, que aún dormirán en el archivo de estudios del Ministerio de Fomento. De esta bien estudiada y necesaria carretera y del ferrocarril funicular, ambas ideas preciosas, que no dudo su cristalización, puedo decir que se llevan con una calma eternal. Creo, y así será, que, debido al síntoma activo que se siente en toda Asturias, las dificultades serán vencidas, y entonces el turista podrá contemplar, sin necesidad de desaliento, los importantes templos de Santa María y San Miguel”. Bien, ¿qué les parece? No salimos muy mal parados si dejamos al margen las dificultades en la tramitación de proyectos que hacen “apolillar demandas”; en eso, igual no hemos cambiado tanto. https://www.lne.es/oviedo/opinion/2022/01/10/cronica-viaje-61410270.html

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