lunes, 17 de mayo de 2021

LOS ENIGMAS DE SANTA MARÍA DE NARANCO

EL OTERO

Los enigmas de Santa María de Naranco

Las diferentes teorías sobre el origen y usos de una de las joyas del Prerrománico asturiano


17·05·21

Es comúnmente aceptada la tesis de que Santa María de Naranco fue concebida como palacio de recreo, aula regia o pabellón real que, junto a San Miguel de Lillo, formaría un complejo arquitectónico o conjunto palaciego único. Así lo aprendimos y así todavía se explica aún o se lee en multitud de páginas web. 

Parte superior del arco que afloró en las excavaciones de 1998 junto a Santa María de Naranco. 

Mi curiosidad e interés por estos monumentos me llevó a leer distintos textos que, para mi sorpresa, hacen cuestionar esta creencia. Uno de ellos es un trabajo de 1884 del imprescindible Fermín Canella: “Ara inscripcional de Santa María de Naranco” (nótese que utiliza la preposición, no el artículo por considerar que este sería el topónimo correcto como en el caso de San Miguel sería Lliño); pues bien, ya en el inicio habla Canella “de los templos de San Miguel y de Santa María, fundados por Ramiro I, que levantó sobre aquellos agrestes sitios otros edificios de gran valía, que el tiempo voraz echó por tierra”. 

Hay otro dato que captó mi atención: la inscripción en el ara de Santa María. Canella completa la traducción con la ayuda de Ciriaco Miguel Vigil y Manuel Fernández de Castro y Menéndez Hevia, catedrático de Latín del Seminario Conciliar, canónigo penitenciario de la Catedral y posteriormente obispo de Mondoñedo; por cierto, autor de la primera traducción al asturiano del Evangelio de Mateo, publicada en Londres en 1861. En la inscripción del ara se lee: “Cristo hijo de Dios, que en el vientre virginal de la bienaventurada María entraste sin humana concepción y saliste sin corrupción. Que por tu siervo Ramiro, príncipe glorioso, con Paterna reina, su mujer, renovaste este templo por su excesiva antigüedad consumido y por ellos edificaste esta ara de bendición a la gloriosa Santa María en este lugar santo, óyelos desde tu habitación de los cielos y perdona sus pecados. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen. A nueve días de las calendas de julio de la era 886”. Cuestiona, por tanto, Canella la teoría palaciega de Santa María asentada entonces principalmente por Amador de los Ríos, miembro de las Reales Academias de la Historia y las Bellas Artes de San Fernando. Años después, en 1947, el arqueólogo alemán Helmut Schlunk, del Instituto Arqueológico Alemán, también contribuyó a consolidar el relato tradicional del conjunto palatino integrado por un edificio civil y una capilla regia. Volviendo al ara fundacional, parece que esta refleja claramente su concepción religiosa, aunque también hay estudiosos que sostienen que esta podría provenir de San Miguel de Lliño y que, tras su ruina, se habría trasladado al edificio palaciego. 

Canella no solo está seguro del origen eclesial de Santa María. Está convenido de la existencia de un tercer edificio destinado a uso civil. Se basa en actas del Cabildo ovetense de principios del siglo XVI. De una de estas actas del 21 de marzo de 1511 se derivaría la prueba de la existencia de un palacio “al lado de la casa de la Virgen” que en esta época se utilizaba como casa de corrección sacerdotal, “pues allí se mandaron con este objeto a algunos capitulares”. Para Canella “consta aquí de un modo terminante la existencia del palacio al lado de la iglesia”. En una de esas actas, los Sres. Deán y Cabildo de Oviedo, en pena de algunas palabras ofensivas que dijo en la iglesia a los arcedianos de Grado y de Gordón el bachiller García de Villaviciosa, le “mandavan en pena e penitencia dello que la mañana sábado por todo el día se vaya a la iglesia de Ntra. Sra. de Naranco e a su palacio e fasta el jueves sancto inclusive non buelba a la ciudad”. 

Viniendo a tiempos más recientes, el arqueólogo César García de Castro publica en 2019 en la revista “Nailos” un ilustrativo trabajo: “Marco territorial y planteamiento urbanístico en Santa María de Naranco y San Miguel de Lliño”. Destaco de este artículo dos párrafos que me parecen relevantes y esclarecedores: “En todo caso, el mero examen superficial de Santa María ya permite concluir que entre sus funciones no estuvo la residencial: es difícil concebir un edificio menos adecuado a la habitación: abierto a los cuatro vientos, carente de instalaciones de calefacción o chimenea, falto de toda división interna en dependencias funcionales indispensables: cocina, dormitorios, comedor, despensa... Es evidente que la residencia de Ramiro I, llegase o no a ser construida y rematada, hubo de encontrarse en otros edificios, hoy desconocidos”. Y sobre la idea extendida de que Santa María y San Miguel formasen parte de un todo integrado, García de Castro afirma: “Tampoco cabe pensar que los dos edificios fueran integrantes de un complejo palatino. No existió el más mínimo acondicionamiento conjunto del terreno entre ambos, y no fue prevista ni construida ninguna infraestructura que los relacionase físicamente. La distancia, la falta de acondicionamiento topográfico intermedio y la diferencia de cota, a la vez que su posición recíproca completamente fuera de eje, impiden cualquier posibilidad de considerarlos parte de un proyecto urbanístico conjunto”. 

En 1998, este mismo arqueólogo inició unas excavaciones en el entorno de Santa María en las que afloró un muro circular de dos metros de sección, base de una torre de importancia relevante, así como un arco de mampostería que encabezaría una estructura de al menos tres metros. Esa excavación, inexplicablemente, no se concluyó. Por tanto, no sé a ustedes, pero estas líneas que comparto, con gran esfuerzo de síntesis, desde mi posición única y exclusiva de curioso lector, siembran en mí una duda razonable sobre el origen de esta emblemática construcción. ¿Con qué fin se construyó Santa María de Naranco? Parece que, desde su inicio, tuvo claramente una función religiosa, aunque no podamos definirla como iglesia. Pero tampoco parece que fuera ningún tipo de instalación residencial. ¿A qué pertenecían los restos hallados en su entorno? ¿Hubo edificaciones anteriores? Dado su carácter de Patrimonio de la Humanidad y la importancia relevante de los edificios naranquinos –y no solo para Oviedo– sería deseable que las autoridades pusieran en marcha un estudio arqueológico ambicioso para tratar de dar respuesta a demasiadas incógnitas que aún permanecen en torno a nuestros monumentos. A fin de cuentas, la vida es un proceso de aprendizaje constante y con pocas certezas absolutas. Ya lo decía Sartre: “Incluso el pasado puede modificarse; los historiadores no paran de demostrarlo”.

https://www.lne.es/oviedo/opinion/2021/05/17/enigmas-santa-maria-naranco-51903005.html

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