lunes, 1 de marzo de 2021

TEJOS CARBAYONES

EL OTERO

Tejos carbayones

De Santa Ana al claustro de la Catedral, algunos ejemplares destacados del árbol sagrado


Que el árbol más famoso de Oviedo es un roble o carbayu es sabido: nuestro totémico Carbayón. Dio con sus ramas en tierra el 2 de octubre de 1879. No faltó previamente una viva polémica como gustamos los ovetenses; al igual que sucedió en numerosas ocasiones, la piqueta se llevó el gato al agua, o el hacha el carbayu al suelo. Cuando hace unos días curioseaba para intentar descubrir cuál es el árbol más añoso de Oviedo, concluí que, seguramente, sería el texu de Santa Ana de Meixide o de Vega. Pero no es el único. En la aldea naranquina abandonada del Pevidal hay unos cuantos ejemplares magníficos. Aledaño a Santa María del Naranco encontramos un vetusto ejemplar. En el bosque de Ajuyán, uno de los bosques más sorprendentes del concejo, podemos ver buenos tejos. Es un árbol magnífico. Se da la circunstancia de que en esta conífera de la familia de las taxáceas todo es tóxico, a excepción de sus semillas recubiertas por una capa carnosa rojiza. Durante mis años en la industria farmacéutica, trabajé en la compañía que desarrolló un fármaco contra el cáncer, el paclitaxel, principio activo que se basa en las propiedades citotóxicas del tejo. Pacientes con cáncer de ovario, pulmón o mama se han beneficiado de él. Los griegos fueron los primeros en aprovechar propiedades medicinales del tejo como antídoto contra la mordedura de serpiente o de insectos venenosos. Infusiones de hojas de tejo se utilizaban como abortivo. También los romanos conocían perfectamente sus propiedades. El propio emperador Claudio dio cuenta de ellas en el senado. Julio César cuenta en “La guerra de las Galias” cómo Catuvalcus, jefe celta de la tribu de los eburones, se suicidó tomando una infusión de ramas y hojas de tejo. Para los druidas celtas el tejo gozaba de condición de árbol sagrado atribuyéndole propiedades mágicas. Por eso construían sus templos cerca de las tejadas o los plantaban alrededor de los mismos. De él obtenían los druidas sus báculos y los finos palillos con los que adivinaban el futuro. En las islas británicas obtuvo fama y mayor número de aplicaciones; su madera se utilizaba para ejes de carros o para los flexibles arcos de guerra y caza. La tradición anglosajona asegura que el arco de Robin Hood era de madera de tejo. Algunos ataúdes egipcios también se construyeron con esta madera. En Japón, asimismo, es frecuente plantarlos junto a los templos. En la península ibérica el tejo no gozaba de tan buena fama. No era infrecuente que los pastores los arrancaran para evitar intoxicaciones del ganado. Afortunadamente, muchos sobrevivieron. Hay documentado algún ejemplar que se cree ronda los dos mil años de vida. Por tanto, no es extraño que en Asturias sea común verlos delante de las iglesias. Se creía que las ramas avanzaban hasta las sepulturas y, metiéndose por la boca de los difuntos, volvían a éstos a la vida. En los tejos era costumbre, en determinadas fechas, exponer el Santísimo.

Dibujo de Francisco Ruiz Tilve de Santa Ana de Meixide.

Dibujo de Francisco Ruiz Tilve de Santa Ana de Meixide.

Volvamos a Oviedo. En el claustro de la Catedral hubo un tejo. Fue abatido en 1889. Con su madera se construyó un relicario. En el texto que cuenta el traslado a Oviedo de los restos del santo de Quirós, San Melchor, se narra: “Se colocaron las dos cajas interiores en otra mayor construida con maderas de un tejo regular que se cortó del claustro de esta iglesia”. 

Los árboles siempre a nuestro lado para mucho más que darnos sombra. Viven para darnos vida.

https://www.lne.es/oviedo/opinion/2021/03/01/tejos-carbayones-36396221.html

1 comentario:

  1. Muy interesante. Otros ejemplares notables del concejo son los que se encuentran junto a las iglesias de San Juan de Priorio y San Esteban de Sograndio. También en la aldea de Requexu, junto al río Nora, hay un ejemplar muy curioso.

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