lunes, 16 de octubre de 2017

LA EDUCACIÓN NO ES UN CAMINO: ES EL CAMINO

La educación no es un camino: es el camino

16.10.2017 | 03:29
La educación no es un camino: es el camino
La educación es el arma más poderosa que podemos utilizar para cambiar el mundo. Estoy firmemente convencido. Y totalmente de acuerdo con Nelson Mandela, de quien es la frase. Muchos de los problemas que atenazan a nuestra sociedad tienen su origen en una carencia de valores asumidos en y desde la libertad. La educación debería, por tanto, ser una prioridad absoluta. ¿Lo es? 
Comportarse de manera ordenada y acorde con unas normas básicas de convivencia no obsta, en ningún modo, para disfrutar de los tiempos de ocio de cada cual. Y es que hoy quería referirme a algo que, a buen seguro, todos habrán visto y de lo que habrán hablado: el botellón. Cualquier fin de semana se hacen evidentes en algunas zonas, especialmente del casco antiguo, los efectos de esta forma de diversión, por llamarlo así. Las fiestas de San Mateo fueron muestra evidente de sus consecuencias. No es sólo un problema de limpieza, que también, sino un problema -y no menor- de salud. 
El estudio sobre el consumo de alcohol en adolescentes y jóvenes del concejo de Oviedo, publicado por la Concejalía de Juventud en 2014, alertaba: "El alcohol es la sustancia psicoactiva cuyo consumo está más extendido entre los estudiantes de 14 a 18 años. (...) Es más, no solo constituye el tercer factor de riesgo para la salud, cuyos efectos se relacionan con la aparición de graves problemas psicológicos y psicosociales, sino que también explica la muerte de 2,5 millones de personas al año. En la población más joven supone un total del 9% de las muertes que se producen entre los 15 y 29 años". Este estudio constataba asimismo la temprana incorporación al consumo de alcohol: "Se confirma la reducción progresiva en la edad de inicio en la práctica del botellón, situándose en la adolescencia, en torno a los 13 años". Triste. Preocupante. 
Por tanto, no puedo estar de acuerdo con un concejal de nuestro ayuntamiento cuando manifestaba: "el botellón es una forma de convivir de una generación que no hace daño a nadie" y que "no es el enemigo a combatir". También dudo de que la simple aplicación de la normativa que recoge prohibiciones de consumo de bebidas alcohólicas en la calle y la aplicación de sanciones sirva, por sí sola, como un bálsamo contra el botellón. Me temo que no. 
Vuelvo al inicio. Educación. Y no me refiero a las escuelas solamente. Es la sociedad en su conjunto la responsable. 
Por eso me alegró leer en LA NUEVA ESPAÑA del pasado domingo una noticia en la que se contaba que un grupo de futuros maestros, que habían celebrado una fiesta en su facultad, recogían los restos de un botellón que ellos no habían organizado. "Estudiamos para profesores y tenemos que dar ejemplo", decía uno de los jóvenes siguiendo la máxima de Turgot: "El principio de la educación es predicar con el ejemplo". 
Sé que un grano no hace granero, pero son pequeños gestos, uno a uno, los que, tal vez, sirvan para ir cambiando las cosas poco a poco. Una pequeña luz en la oscuridad no sirve para disipar todas las tinieblas pero es menos que nada. 
Les pediría a estos profesores que además de enseñar el teorema de Pitágoras, cuando toque, asuman también su idea: "Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres".
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2017/10/16/educacion-camino-camino/2178429.html

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