lunes, 28 de noviembre de 2016

DECISIONES QUE MARCAN EL DESTINO

El Otero

Decisiones que marcan el destino

Sobre el peso que la factura de "Villa Magdalena" va a tener en el presupuesto del próximo año

28.11.2016 

Si algo nos enseña la historia es que pequeñas decisiones pueden cambiar el destino. Las consecuencias que se pueden derivar de una resolución, aparentemente nimia, pueden resultar imprevisibles. 
Se cuenta que el desembarco de Normandía triunfó, en buena medida, porque una división de carros de combate Panzer estacionada cerca de las playas no se desplegó. Sólo podía hacerlo por orden directa de Hitler pero éste había dado instrucciones expresas de que no se le despertara. 
Hay quien sostiene que Napoleón perdió la batalla de Waterloo porque el imperial trasero, afectado de hemorroides, necesitaba más atención casi que el propio campo de batalla... En fin, curiosidades entre el rigor de la historia y la leyenda que podrían llenar decenas de páginas pero que demuestran que, a veces, como se dice en la película de Woody Allen, "Match Point": "Hay momentos en que la pelota golpea el borde de la red y durante una fracción de segundo puede seguir hacia adelante o caer hacia atrás. Con un poco de suerte sigue adelante y ganas o no lo hace y pierdes." ¿Es justo que nuestro destino pueda pender de una decisión arbitraria? Pues seguramente no pero, amigos míos, es lo que hay. Ya decía Terencio hace más de dos milenios que mala cosa es tener un lobo cogido por las orejas, pues no sabes cómo soltarlo ni cómo continuar aguantándolo. Cierto. Pero hay que decidir. Y, recomendable suele ser, buscar la opción menos mala para la mayoría. 
Bien. ¿Y a qué viene todo esto? Me explico. Los presupuestos municipales para 2017 están de actualidad. Y, dejando al margen la idoneidad de prescindir de algunas partidas culturales, uno de los aspectos más sobresalientes es la incidencia de deudas multimillonarias a causa de sentencias judiciales. Condicionan -¡y de qué modo!- multitud de inversiones futuras. Lodos que provienen de unos polvos que colean desde 1998 cuando el equipo de gobierno de entonces, capitaneado por Gabino de Lorenzo, decide recurrir en los tribunales la tasación del palacete de "Villa Magdalena" y consignar los once millones y medio de euros. Cumplen lo primero pero, mira tú, jamás se consignó el dinero en el Juzgado. 
Ante esto, como ciudadano que no entiendo especialmente de asuntos económico-judiciales, me pregunto, ¿el que algo que podría haber costado no más de once millones de euros haya llegado a suponer a las arcas comunes más de sesenta y dos millones tiene que ver con la decisión que alguien tomó de no pagar y de no consignar? La sentencia del Tribunal Supremo en mayo de sumar a los treinta millones ya pagados otros veintiuno en calidad de justiprecio e intereses no es una broma. ¿Se hubiera frenado este despropósito si se hubiera consignado ese dinero en su día? De ser así, me pregunto de nuevo ¿alguien ha asumido alguna responsabilidad? Porque ese dinero, esa enorme cantidad de dinero no podrá ir a inversiones, que mira que se podrían hacer cosas? sino a engordar el bolsillo de quien pagó apenas tres millones de euros por un palacete al que, por cierto, el PGOU aprobado por unanimidad en 1986 declaraba no edificable y de interés para uso público. Repito, ¿nadie asume ninguna responsabilidad en semejante desatino? Poco me preocupan las almorranas de Napoleón o el sueño del Führer, pero los dineros de todos sí me importan. Y mucho. No es una nadería lo que nos va en ello. Y, de paso, que cada palo aguante su vela.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/11/28/decisiones-marcan-destino/2020248.html

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