lunes, 16 de mayo de 2016

HERENCIA BALESQUIDA

El Otero

Herencia Balesquida

Sobre el valor de una tradición

16.05.2016 
Herencia Balesquida
Herencia Balesquida
¿Es importante mantener viva la llama de la tradición de una ciudad? ¿Es relevante que las nuevas generaciones conozcan su herencia cultural? Y poniendo por caso -ya que estamos en la fecha que estamos- la fiesta de la Balesquida, ¿es sustancial que Oviedo preserve el legado custodiado por esa vieja cofradía y que llega hasta nosotros desde el siglo XIII? Yo afirmo que sí. ¡Claro que sí! 
Sobre la Balesquida se ha escrito mucho. Sin duda, su larga y rica historia dan para mucho. Aunque no me sorprendería que quede algún nuevo matiz, algún dato recóndito, agazapado entre las sombras del tiempo, aguardando, paciente, a ser revelado. Son siglos de cumplir con esta vieja tradición local, así que me parece pertinente rendir homenaje a todos los que han hecho -y hacen- posible que una celebración tan ovetense llegue hasta nuestros días. 
Lejos queda aquel día en el que doña Velasquita hace donación de sus bienes: "En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo y en virtud del Espíritu Santo, amen. Yo Doña Balesquida Giraldez en la era de mil y doscientos y setenta años á cinco dias del mes de Febrero, fago donacion, doctacion é nueva institucion última y postrera voluntad por redencion de mi ánima y de mis padres y de todos mis bienhechores á vos todos los confrades de la confradía que hago é instituyo de los Alfayates ó Jastres y de otros vecinos y buenos de la ciudad de Oviedo, dóivos y concédovos?". Ahí está el germen de la antigua Cofradía de Nuestra Señora de la Esperanza y hasta ahí se hunden una parte de las raíces de Oviedo, gigantesco y variado mosaico elaborado a base de multitud de teselas multiformes. Un pueblo que vuelva la espalda a sus tradiciones, que olvide su historia, es un pueblo al que le será dificultoso cimentar su futuro. Por eso me parece oportuno cuidar ese patrimonio intangible que son nuestras costumbres ancestrales. 
Y buen ejemplo de ello es la cofradía de la Balesquida que, no sin dificultades y, con el "auxilio" de la Sociedad Protectora -como constaba en el artículo 1º de sus estatutos firmados el 23 de febrero de 1930- ha llegado hasta el siglo XXI. Una institución que, en palabras de Juan Uría "va indisolublemente unida a la perpetuación de las tradicionales fiestas y mimos inherentes a las celebraciones patronales de esta clase de asociaciones, de cuya conmemoración en Oviedo, a lo largo de los siglos, existen no pocos testimonios. Estas finalidades lúdicas, unidas a la condición de vecindad precisa para pertenecer a la asociación, perfilan en el presente a la Balesquida como una castiza agrupación de ovetensismo, celosa guardadora de las tradiciones locales. La fiesta del bollu celebrada cada martes de Pascua de Pentecostés en el Campo de San Francisco, pulmón y corazón de la capital del Principado, constituye la más general y popular romería subsistente en ella". 
Me agradaría que mis hijos, cofrades desde la cuna, mantengan en el futuro esa decisión que en su día tomamos por ellos y se sientan deudores y responsables de legar a los futuros ovetenses todo nuestro acervo. Creo no errar si digo que, con ello, coadyuvan a mantener cierto sentimiento de orgullo al percibirnos como un eslabón más de esa cadena secular y, por otra parte, a vincularnos, desde donde quiera que estemos, a esta realidad histórica, geográfica y social que es nuestra ciudad de Oviedo. 
Los niños y jóvenes ovetenses de hoy, muchos ignorantes de la historia de esta antiquísima celebración, deberán asumir el compromiso de gestionar en positivo la herencia cultural y patrimonial de la que, como nosotros hoy, serán meros usufructuarios. Y nuestra es, a su vez, la responsabilidad de mimarla para, en su día, depositarla en sus manos. A fin de cuentas, como decía el novelista francés André Malraux, "la tradición no se hereda, se conquista".
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/05/16/herencia-balesquida/1927444.html

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