miércoles, 13 de mayo de 2015

¡RÍASE HOMBRE!

El Otero

¡Ríase, hombre!

A propósito del día mundial de la risa y las ideas de nuestros gobernantes

13.05.2015 
¡Ríase, hombre!
¡Ríase, hombre!
Me preguntan a menudo si no es difícil tener un tema para llenar estas líneas cada semana; mi respuesta siempre es la misma: no. Oviedo es inabarcable. La actualidad, nuestra historia o los comentarios diversos que llegan a esta ventana de cuando en vez son suficientes para nutrir con creces esta presencia semanal. Lo difícil, añado, es optar entre las diferentes posibilidades. Para hoy me había parecido interesante un análisis que bajo el título de "La trampa de Oviedo", hacía el pasado domingo en estas páginas de LA NUEVA ESPAÑA el profesor Fernando Rubiera, en el que afirma que debido a la presión de la capitalidad, la configuración urbana de la ciudad y la presión fiscal, vivir en Oviedo es relativamente caro, lo que favorece que importantes núcleos de población del entorno de la capital crezcan. Para hacerse más atractiva, la ciudad mejora su estética urbana y, en ese proceso, incrementa más aún la presión fiscal y el coste de vida en la ciudad, lo que ahuyentaría a más población, especialmente jóvenes. Aunque no se esté de acuerdo en todo el planteamiento, el debate que se puede entablar es, sin duda, muy interesante. Pero quedará para mejor ocasión porque se cruzó en mi camino otra noticia que me hizo gracia, nunca mejor dicho, aun a riesgo de mezclar churras con merinas; ¿sabían que cada primer domingo de mayo se celebra el día mundial de la risa? Pues sí, mira qué cosas. Esta celebración fue creada en 1998 por el Dr. Madan Kataria como un gesto para conseguir la paz mediante la risa como una emoción positiva y que la población aprenda sus múltiples beneficios; a saber: libera angustia, incremente autoestima, ayuda a curar la depresión, aumenta el ritmo cardíaco, elimina emociones negativas, limpia y ventila los pulmones, aumenta la confianza en uno mismo, ayuda a reducir la glucosa, favorece la producción de endorfinas, disminuye la presión arterial, relaja los músculos que se encuentran en tensión, favorece la digestión... vamos, ¡el bálsamo de Fierabrás! No sé qué hacemos que no nos pasamos el día desternillándonos de risa por las esquinas. ¿Será que la vida que llevamos o la realidad cruda de cada día no favorece la carcajada? A ver si va a ser eso... Leer un periódico o ver las noticias no es como para partirnos de risa: paro, pobreza, violencia, odio, codicia, corrupción y demás aprendices de jinetes apocalípticos galopan por nuestras horas cotidianas, cierto, pero ¿y si tuviera razón Charles Chaplin cuando decía que un día sin reír era un día perdido? Tampoco es plan de ir por ahí riéndose sin ton ni son como un bobo, que ya decía Erasmo de Rotterdan que reírse de todo es propio de tontos; pero también decía que no reírse de nada lo era de estúpidos.
Destilar la política económica, urbanística, medioambiental o estética desarrollada en los últimos años por nuestros regidores municipales sería un atractivo ejercicio que daría para llenar varias páginas y, quizá -sin ánimo de frivolizar- despertaría la risa floja a más de uno; pero hoy, entre las dos noticias, me quedo con la importancia de intentar ver el lado gracioso de las cosas y lo saludable que es una buena carcajada. Seguro que esa misma realidad que a veces asusta, también nos da más de un motivo para, al menos, una vez al día, echarnos unas buenas risas y, para empezar, y sin ir más lejos, de uno mismo, por qué no, que afortunado el hombre que se ríe de sí mismo; seguro que nunca le faltará motivo de diversión...
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/05/13/riase-hombre/1755910.html

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