lunes, 15 de abril de 2013

Entrevista en "Esta Hora"

Entrevista publicada en el periódico diocesano "Esta Hora" el 11 de abril de 2013

http://www.iglesiadeasturias.org/publicaciones/esta_hora/estahora2013/2013-04-11.pdf


Testigos | Carlos Fernández Llaneza. ␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣␣
“Hay que unir fe y compromiso con el mundo”
Desde niño lleva vinculado a su parroquia. San Pedro de los Arcos es para él su pasión y en aquella comunidad cristiana trata de transmitir la fe a las generaciones más jóvenes

OVIEDO
¿Cómo fue el proceso para hacerse catequista?
La verdad, creo que surgió de una forma tan natural, espontá- nea y hace tanto tiempo, que no sabría decirte... digamos que sentí la necesidad de contar a otros lo que yo había descubierto y vivido en mi comunidad parroquial, en la que aprendí a ser Iglesia con otros. Por intentar transmitir esos valores evangélicos tan nuevos y vivos. Y por ser colaborador, a pe- sar de todas las dificultades y en la medida que pueda, en la cons- trucción de una sociedad más justa; contribuir a que los jóvenes desarrollen una conciencia críti- ca, que piensen por ellos mismos, que sean más libres en definitiva.
Es catequista para grupos de Confirmación ¿existe cierta cri- sis en esta franja de edad para este sacramento? ¿A qué cree que se debe?
Sí, casi siempre he acompaña- do a grupos de jóvenes. ¿Crisis...? ¡Cuándo no la hubo! El problema, quizá, estriba en que no sabemos hacer una oferta atractiva, que no llegamos a conectar con las ne- cesidades de los jóvenes, que no somos capaces de que descubran lo que desde estos grupos se les pueden ofrecer en su construc- ción como personas, y desde lue- go no será por la fuerza y vigor del mensaje. Actualmente también es cierto que tienen muchas com- promisos y responsabilidades; estudios, deportes, ocio... Es lo que decía al principio; tienen que descubrir lo que les puede apor- tar en positivo un grupo y que esa realidad les lleve a comprome-
su fe y el lugar que ocupa en su vida, en estos momentos en los que parece que no queda ningu- na institución en pie?
Siempre he pretendido vivir mi fe como sinónimo de compromi- so; cosa muy difícil, por cierto; la coherencia es una de las asignatu- ras más difíciles de aprobar. Pero tampoco por eso dejo de creer en todo. En la Iglesia hay cosas que te pueden gustar más o menos, pero la esencia es la que es. El mensaje y valores del Evangelio ahí están y eso no cambia. Tampoco los partidos políticos u otras organi- zaciones sociales viven su mejor momento y no por ello creo que su papel no sea relevante en la sociedad y posiblemente, ahora, más aún. No debemos perder la esperanza, sin caer en la ingenui- dad, claro, pero hay que creer que otro mundo mejor es posible. Y pelear por él, por supuesto...
¿Qué papel cree que, preci- samente en estos años de crisis, debemos tener los católicos, en medio de la vida pública, tanto a nivel personal, como a nivel la- boral, social, etc?
Pues que hay que estar pre- sentes en la sociedad en la que vivimos. Comprometidos, parti- cipando, luchando por mejorar nuestro entorno. Cada uno sabrá cómo y dónde pero hay que estar: en la parroquia, en la asociación de vecinos, en el trabajo, en los sindicatos, partidos, en la familia, sin complejos ni prejuicios. Codo con codo con todos los que quie- ran pelear por hacer un mundo mejor.
Creo que sólo así nos ganare- mos el mérito de ser no sólo cre- yentes, sino creíbles.
ayudar a dar pasos en la dirección propuesta. El que en el arcipres- tazgo sigan funcionando tres zo- nas, restos de la antigua división arciprestal, no nos parece obstá- culo en la consolidación de una UPAP, sino que, al contrario, tra- tándose de un arciprestazgo gran- de, la zona puede ayudar a una colaboración más cercana y espe- cífica, sin perder por ello de vista al arciprestazgo como tal, porque, estamos convencidos, que trabajar arciprestalmente no empobrece la vida parroquial sino que la enri- quece.
“Sentí la necesidad de contar a otros lo que yo había descubierto en mi comunidad parroquial, en la que aprendí a ser Iglesia con otros”
“La Iglesia es como las vidrieras de una Catedral, para ver su belleza, tienes que estar dentro. Muchos jóvenes tienen una imagen parcial”
terse, desde su libertad, a buscar por ellos mismos el valor añadido que un grupo les puede sumar. Y por supuesto, el paso siguiente, que quizá es el más complicado, a comprometerse en la realidad concreta en la que viven y a apor- tar sus valores y talentos. Ahora más que nunca.
¿Qué dificultades encuentra a la hora de transmitir la fe a los chavales de hoy?
Tienen demasiados ruidos a su alrededor. Y falta conciencia de compromiso, pero no sólo religio- so; también social y político. No cabe duda de que hay un notable desencanto y desapego con mu- chas instituciones al que Iglesia no es ajena.
¿Cómo se enfrentan a la realidad de la Iglesia los jóvenes hoy? Temo que con un notable escepticismo y cierta indiferencia,
aunque ya se sabe que las genera- lizaciones nunca son muy justas. Y con distanciamiento. Y al juzgar lo que no se conoce, corremos el riesgo de meter la pata. La Iglesia es como las vidrieras de una Catedral, para ver su belleza, tienes que estar dentro. Y muchos jóvenes –y adultos– tienen una imagen de la Iglesia muy parcial y llena de tópicos.
Personalmente, ¿cómo valora su fe y el lugar que ocupa en su vida, en estos momentos en los que parece que no queda ningu- na institución en pie?
Siempre he pretendido vivir mi fe como sinónimo de compromi- so; cosa muy difícil, por cierto; la coherencia es una de las asignatu- ras más difíciles de aprobar. Pero tampoco por eso dejo de creer en todo. En la Iglesia hay cosas que te pueden gustar más o menos, pero la esencia es la que es. El mensaje y valores del Evangelio ahí están y eso no cambia. Tampoco los partidos políticos u otras organi- zaciones sociales viven su mejor momento y no por ello creo que su papel no sea relevante en la sociedad y posiblemente, ahora, más aún. No debemos perder la esperanza, sin caer en la ingenui- dad, claro, pero hay que creer que otro mundo mejor es posible. Y pelear por él, por supuesto...
¿Qué papel cree que, precisamente en estos años de crisis, debemos tener los católicos, en medio de la vida pública, tanto a nivel personal, como a nivel laboral, social, etc?
Pues que hay que estar pre- sentes en la sociedad en la que vivimos. Comprometidos, parti- cipando, luchando por mejorar nuestro entorno. Cada uno sabrá cómo y dónde pero hay que estar: en la parroquia, en la asociación de vecinos, en el trabajo, en los sindicatos, partidos, en la familia, sin complejos ni prejuicios. Codo con codo con todos los que quie- ran pelear por hacer un mundo mejor.
Creo que sólo así nos ganare- mos el mérito de ser no sólo creyentes, sino creíbles.

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