sábado, 29 de mayo de 2010

San Pedro y la Balesquida


Grabado de Francisco Ruiz Tilve


LA BALESQUIDA Y SAN PEDRO DE LOS ARCOS


¡Pero hombre! ¿Estos de san Pedro también se apuntan a la Balesquida? Pues sí... Si me permiten, me cuelo de nuevo en las líneas de la memoria colectiva, y es que también podemos contar una pequeña historia, en este año de celebraciones para nuestra parroquia; no en vano, nuestro andar centenario por los últimos siglos da para mucho.

No voy a entrar en la historia de la Cofradía de la Balesquida que no es momento y ya se ha contado en muchas ocasiones, pero si me gustaría compartir con los ovetenses con los ecos del Martes de Campo frescos aún en la memoria, una parte de nuestra historia que como tantas otras, se engarza con otras historias ovetenses como las cerezas en un cesto.

Como es conocido, la intención de Dña. Velasquita Giráldez fue la de fundar un hospital para pobres menesterosos al amparo de la Cofradía de los Alfayates (sastres), y entre otras disposiciones expresadas en la escritura de reorganización allá por el año de 1232, se encontraba la de realizar el primer martes de la Pascua de Pentecostés una función religiosa en la que se incluía una procesión popular con la imagen de la Virgen de la Esperanza hasta la antigua capilla que de Santa Susana que se encontraba hacia la mitad de la calle del Rosal; allí la recibía el párroco de san Pedro del Otero, revestido de capa pluvial y acompañado de cruces y ciriales; agregados a él, el abanderado y otros representantes de la Cofradía, seguidos por los cofrades y numerosos vecinos; continuaba la procesión por el camino que llevaba hasta la ermita de Santa Ana de Mexide, sito en el término de Truébano, (parroquia de san Pedro por aquel entonces) entre hermosas praderías y árboles frondosos que brindaban el frescor de su sombra. Se celebraba allí misa cantada con sus letanías y finalizada ésta se repartía el bollo de pan de fisga (escanda) con torrezno y medio cuartillo de vino de “pasado el monte” (entiéndase León); al abanderado sacristán se le daba un azumbre (cuatro cuartillos) de vino si había portado enhiesta la bandera, y si la había descansado en el hombro no se le daba.

A partir de 1835, con motivo de las Leyes desamortizadoras de los bienes eclesiásticos, el edificio del templo y convento de los PP Franciscanos, así como el solar de su huerta y espacioso bosque adjunto -llamado Campo san Francisco- pasaron a ser propiedad del Estado, y en su virtud quedaron abiertos al público con lo cual el pueblo ovetense abandonó el lugar de Mexide para estos eventos en beneficio del Campo. Y así, el párroco de san Pedro, se ahorraba una procesión al año... En febrero de 1959 se erige la parroquia de san Francisco de Asís y su entonces filial del santo Cristo de las Cadenas y ya los vecinos de Truébano y alrededores, dejaron de pertenecer a san Pedro, lo que a buen seguro, los curas de las últimas décadas agradecen...

No quisiera poner el punto final a este guiño a la historia local sin transmitir mi sincera felicitación y reconocimiento a todos aquellos que año tras año hacen posible que esta tradición tan nuestra continúe.

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