lunes, 19 de julio de 2021

UNA SILLA REAL

EL OTERO CARLOS FERNÁNDEZ LLANEZA Una silla real Historia del canapé monumental levantado en 1776 19·07·21 Difícil sustraerse hoy a recuerdos de infancia vinculados a las visitas a mi abuela en Buenavista. Para ir a su casa cruzaba La Ería de la Argañosa y de esos tránsitos quedan en los anaqueles de la memoria imágenes, un tanto difusas, de una tejera, la cantera de Lavapiés, una fábrica de galletas, la casa de Quitapesares, probablemente una antigua casa caminera, y un arenero del que se obtenía arena para fregar. Si llovía, la prudencia aconsejaba, por eso de evitar charcos y barro, subir por la Silla del Rey. En mi fantasía imaginaba que por allí habría estado algún regio trono en el que sentara sus reales algún monarca de postín. Con el tiempo uno va saciando aquella incipiente curiosidad infantil y se entera que la “silla” es en realidad un banco o canapé que data de 1776 y su autoría corresponde a Manuel Reguera González, arquitecto bajo cuya supervisión estuvieron numerosas obras de ingeniería civil relacionadas con infraestructuras para la canalización de aguas. A él se debe el pórtico de la iglesia convento de Santo Domingo y, desde 1768, en colaboración con Ventura Rodríguez, el Hospital, el Hospicio o el Balneario de las Caldas. Volvamos al banco de piedra. En su gran respaldo, encabezado por una Cruz de los Ángeles, constaba la siguiente inscripción: “Reinando la majestad –del señor Carlos III– y siendo su Regente –en este Principado– D. Miguel de Barreda y Yebra, –se feneció este paseo– Año de 1776”. Se da la circunstancia de que esta obra monumental es la más antigua de las que conservamos en la ciudad. En sus inicios estaba coronoda por una gran bola de piedra desaparecida hace años. El nombre de Silla del Rey se dio al tramo de la carretera de Galicia que hoy ocupa la Avenida de Galicia y Fuertes Acevedo, continuación del que primero se denominó Paseo de Chamberí. En 1968 el canapé fue trasladado al Campo San Francisco, a la Avenida de Italia, que en su día formó parte del anteriormente citado Paseo de Chamberí, vía que bajaba desde la carretera de Las Caldas hasta la ciudad, atravesaba el Campo y accedía a la antigua ciudad por la Puerta de San Juan. En los años noventa volvió a su emplazamiento original, en la esquina de Fuertes Acevedo con la calle a la que nominó esta escultura: Silla del Rey. Cuando era niño pasé por muchos sitios sin que los lugares o los nombres pasaran por mí. Pero, afortunadamente, la vida te va brindando respuestas a muchas preguntas, casi inconscientes, con las que nos tropezábamos. De aquellas visitas a Buenavista, de aquel curioso nombre con reminiscencias reales, queda este retazo de respuesta que comparto con ustedes y que contribuyó a aprender una cosa más de este Oviedo inabarcable.
https://www.lne.es/oviedo/opinion/2021/07/19/silla-real-55196902.html

viernes, 16 de julio de 2021

POR SAN PEDRO, FIESTA

EL OTERO CARLOS FERNÁNDEZ LLANEZA Por San Pedro, fiesta Las celebraciones que antaño señalaban el inicio del verano 28·06·21 Oí muchas veces de pequeño un dicho que procuraba cumplir por si acaso: “Hasta que San Juan bendiga las aguas, no te puedes bañar”. Tampoco es que tuviéramos muchas opciones para darnos un chapuzón. Pero San Juan, además de bendecir aguas, marcaba el inicio del calendario estival. La tradición de la hoguera llegó para mí años después incluyendo salto y danza prima. Los apuntes no siempre los pude arrojar al fuego purificador por mor de que más de un año me tocó pasearlos durante el verano; qué le vamos a hacer. San Juan iniciaba, pero San Pedro le seguía los pasos días después. Y ahí vamos. San Pedro es parroquia antigua; probablemente, tanto como la propia ciudad. Pero su condición de parroquia “extramuros” la hizo pasar discretamente por nuestra historia común. Cuando se hablaba de parroquias de Oviedo siempre se citaba a San Tirso, San Juan, San Isidoro y Santa María de la Corte, pero no se solía nombrar a San Pedro o a Santullano. Antes de la iglesia actual, obra del arquitecto Luis Bellido de 1910, autor también de San Juan, 1915, hubo otra iglesia pequeña, de aire rural, con humilde espadaña y pórtico familiar pero orgullosa en su otero. A su vez, construida sobre otra antigua capilla de la que nada sabemos pero que se remonta, con toda seguridad, a época románico visigótica. El acueducto de los Pilares cambió su nombre a San Pedro de los Pilares durante un tiempo y, posteriormente, al actual de San Pedro de los Arcos. Muchos siglos siendo testigo de cómo la ciudad se estiraba a sus pies y con vocación urbana y rural a la vez, abarcando desde el Cristo hasta Pumarín. Durante siglos seguro que siempre se festejó al pescador de Cafarnaún en el mismo campo de la iglesia, pero, también hubo años en los que la fiesta se deslizaba por las laderas del otero. Consta en los álbumes de fiestas que, al menos entre 1950 y 1960, había festejos en Vallobín, barrio con marcado carácter ferroviario entonces, y en la Argañosa que, años más tarde, una vez desmembrado su territorio de San Pedro, celebraría la fiesta de San Pablo. Sabemos por los programas de aquellos años 50 que el día 28 ya había verbena con iluminación entre el puente sobre la vía y la última parada del tranvía, en las inmediaciones del “Gran Bar” cuyo propietario era uno de los principales organizadores. El día del patrono, misa con tambor y gaita más procesión desde la iglesia hasta el puente de la Argañosa. No faltaba el imprescindible reparto del bollu y el vino ni el partido de fútbol entre San Pedro y San Juan, así como concursos de llave y rana en Casa Julio. En una bolera sita en la primera travesía de la Argañosa tenía lugar concurso de bolos y, curioso, en 1953 tuvo lugar una becerrada en la plaza de Buenavista, así como una Gymkana motorista entre el puente y el Cine Roxy. Obviamente, de aquellas fiestas de San Pedro, nada puedo contar pues ni estaba ni se me esperaba. Viví otras, tiempo después, en la década de los 80, cuando un grupo de jóvenes ayudamos a veteranos dirigentes de la antigua Sociedad de Festejos de Ntra. Sra. de los Ángeles de Vallobín a recuperar la fiesta de San Pedro, pero esa es otra historia. https://www.lne.es/oviedo/opinion/2021/06/28/san-pedro-fiesta-54393283.html

¿RONDA NORTE? NO, GRACIAS

EL OTERO CARLOS FERNÁNDEZ LLANEZA ¿Ronda Norte? No, gracias 05·07·21 No es la primera vez que escribo sobre la Ronda Norte y, de seguir con el inexplicable empecinamiento en la construcción de esta vía, sospecho que no será la última. Una ciudad que debate es una ciudad viva. Sin duda. Confrontar ideas es necesario y enriquecedor siempre y cuando se elimine de la discusión todo tipo de sectarismo, partidismo e intereses oscuros que desvirtúen los argumentos. Vivimos en una sociedad excesivamente polarizada, circunstancia que dificulta aún más una controversia serena. Los mensajes sin contrastar, las noticias falsas y la crítica fácil desde el anonimato que brindan las redes sociales tampoco ayudan. Con relación al debate sobre la Ronda Norte se esgrime como argumento, no menor, a favor de esta infraestructura que sería el bálsamo de Fierabrás que mejoraría la fluidez del tráfico en toda la zona oeste de la ciudad; pues bien, desde el respeto a los que defienden esa postura sostengo que la Ronda Norte es anacrónica, innecesaria e inasumible tanto económica como medioambientalmente. Intentaré argumentar por qué estoy en contra, al igual que muchos otros ovetenses. Hay alternativas más rápidas, económicas y menos agresivas. Conexión en San Claudio a la autovía A63 que discurre a escasos metros. Acceso a la glorieta de la Pixarra desde Las Campas que facilitaría la salida a la ronda exterior. Desdoblamiento de Nicolás Soria cuanto antes; asistimos a demoras intolerables en esta obra. Desdoblamiento de la salida de Praos de la Fuente a la glorieta de Luis Oliver. Pinchazo por detrás del Fundoma a la ASII. El tráfico del futuro no será el actual. Según el “Plan de movilidad multimodal en el área metropolitana de Asturias 2018-2030” encargado por el Principado de Asturias, el tráfico de vehículos particulares disminuirá en un 40%. Las licencias de nuevos conductores se están reduciendo drásticamente. En diez años han pasado de 800.000 a 200.000. Estudios monitorizados por el propio Ayuntamiento en mayo de 2018 revelan que más de la mitad del tráfico es interno y podría realizarse caminando en un tiempo máximo de 15 minutos. En este estudio destaca, asimismo, que los ciudadanos consideran prioritario la mejora del transporte público, la implantación de carriles bici y la minimización del ruido urbano. Por otra parte, difícilmente encaja una autovía de estas características con la “Estrategia de movilidad sostenible e inteligente” y el “Pacto Verde” de la UE. Buena parte de los problemas puntuales de tráfico de la zona oeste se generan por la afluencia de padres y alumnos en vehículos particulares a los numerosos centros educativos en ella ubicados y por el movimiento de trabajadores en la zona del polígono industrial de Ciudad Naranco; ¿sirve para algo la Ronda Norte en este caso? No se puede soplar y sorber al mismo tiempo. Es imposible. Por tanto, no podemos hablar de una gran iniciativa como es el “Anillo Verde” y, simultáneamente, permitir realizar un “Anillo de asfalto y hormigón”. Por pura coherencia. A la vez, queremos potenciar el Camino de Santiago, iniciativa loable y necesaria, con el lema “Oviedo, origen del Camino” y permitir destrozar parte del camino como así ocurriría con la mayoría de trazados propuestos; no olvidemos que este camino es Patrimonio de la Humanidad desde 2015. Asimismo, ambicionamos esa declaración y reconocimiento para la ciudad mientras pretenden una autovía a escasos metros del área de protección del prerrománico. ¿Qué opinará la UNESCO? La Ronda sería un auténtico hachazo al Naranco y a la zona oeste. Irreversible. Estamos intentando coser la herida de la ronda sur o de la entrada por Santullano y a la vez planeamos un nuevo tajo en una de las zonas de mayor potencial medioambiental, histórico, cultural y etnográfico de Oviedo. Estoy convencido de que se lamentaría esta obra, en un futuro no muy lejano, de la misma manera que nos arrepentimos del derribo de los Pilares, del Vasco, del chalet de Concha Heres y de tanto patrimonio que no se supo conservar. Debe potenciarse el transporte público. En la zona oeste circula el tren. Es necesario buscar fórmulas que incentiven su uso por encima del coche privado. Es conveniente promover el uso de la bicicleta y el tránsito peatonal. El coste económico, en un futuro de inevitables restricciones presupuestarias, no sería pequeño. Según estimaciones realistas se puede estar hablando de doscientos millones de euros y, ya se sabe, no hay obra en este país que no lleve sobrecostes añadidos. Tocamos a mil euros por ovetense en números redondos. La afectación a todos los vecinos por ruidos y humos sería más perjudicial que los supuestos beneficios en una zona, no lo olvidemos, con once centros educativos. ¿Qué opinan los vecinos de Praos de la Fuente, La Florida y los numerosos usuarios del Paseo de Valdeflora / Pista Finlandesa o el parque Purificación Tomás? Se argumenta, asimismo, que la opción del túnel no tendría impacto alguno en el Naranco. Bien. Asumamos que así fuera, resultado cuestionable. Pero, ¿por dónde accederían entonces los vecinos de Praos de la Fuente, Ciudad Naranco, Vallobín o la Florida a un túnel que se iniciaría en el entorno de Pando y saldría algo más allá de Las Campas? ¿Harán un acceso al túnel cada quinientos metros? Por último, Oviedo ya tiene una ronda exterior. Todavía se leía en este diario hace unos días, citando a fuentes del equipo de gobierno: “Somos la única ciudad del país que no tiene una ronda exterior completa”. Tenemos una ronda por la Bolgachina que une perfectamente la A63 con la A66 y a la que se podría acceder fácilmente desde la zona oeste. Supongo que Gijón, Santander o San Sebastián no se plantearán una ronda completa de la ciudad a no ser que tracen una autovía por encima del mar. En resumen, olviden obras faraónicas, innecesarias y agresivas y construyamos una ciudad más amable. Centremos los esfuerzos en conseguir la adhesión de Oviedo al “Acuerdo de Ciudad Verde”, un movimiento formado por ciudades europeas comprometidas con la conservación del medioambiente, con la mejora de la calidad del aire y del agua, conservar y mejorar la naturaleza y la biodiversidad, fomentar la economía circular y reducir el ruido en las ciudades. Ese sí sería un reto interesante. Por mi parte, recordando aquel eslogan famoso en toda Europa en los 70 contra la energía nuclear, afirmo: ¿Ronda Norte? No, gracias. https://www.lne.es/oviedo/opinion/2021/07/05/ronda-norte-gracias-54671685.html