Aquellas jiras al Naranco
Evocación íntima e histórica de la popular romería ovetense que se recupera este verano
Carlos F. Llaneza 18.06.2017
En la imagen de arriba del todo, una de las primeras ediciones de la jira al Naranco, en la que participaron varios miles de personas. Debajo, un dibujo de Alfonso Iglesias inspirado en la romería. Sobre estas líneas, dos dibujos promocionales de la tradicional cita. M. LÓPEZ
Alguien me dijo en una ocasión: ten cuidado con lo que sueñes, puede hacerse realidad. Quien más quien menos alberga sus pequeñas o grandes ilusiones, sus pequeños o grandes deseos, con la esperanza de que algún día se puedan materializar.
Pues bien, yo tengo un montón. Y aunque los más relevantes tengan que ver con cuestiones poco materiales, hay uno que sí está a punto de verse cumplido. Y es que desde que hace muchos años empecé a conocer datos de aquellas fantásticas jiras al Naranco, que llegaron a reunir en 1933 a 25.000 personas, empecé a soñar con ver de nuevo a cientos de ovetenses compartiendo y disfrutando de nuestro monte.
Y cuando el 2 de abril de 2014 presentamos en sociedad, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA la nueva asociación "Manos por el Naranco", ya anunciamos que una de nuestras intenciones a medio plazo era recuperar esa Jira. En estos últimos tres años fuimos madurando la idea y, por fin, este año, la propuesta encontró en nuestro Ayuntamiento el eco, la complicidad, la ilusión y, cómo no, los recursos necesarios para ponerla de nuevo en marcha.
Pero nada nuevo estamos descubriendo. Seguimos los pasos de los pioneros que, en su día, pensaron que el Naranco sería un lugar idóneo para compartir un día de encuentro festivo. Y entre esos nombres destacan los de José María Fernández Ladreda, Juan Uría y, especialmente, Ángel Fernández Gala, al que podríamos considerar como el principal impulsor de la Jira.
La primera edición fue el domingo 7 de julio de 1929. Fue todo un éxito. Unas 15.000 personas acudieron a la cita. Fue organizada por la Sociedad "Amigos del Naranco", fundada también por Ángel Fernández Gala, y la Coral Vetusta. Se celebraba el primer domingo de julio en lo que hoy es el área recreativa y alrededores. El éxito no fue cuestión de azar. Hubo un trabajo previo de difusión a través de carteles y octavillas por toda la región.
José Luis García López del Vallado, muy probablemente el mejor conocedor del Naranco, escribía en 2004 en LA NUEVA ESPAÑA sobre la celebración de esa primera Jira: "El 7 de julio de 1929 el tiempo fue bueno y en Oviedo la respuesta de la población fue multitudinaria. Para la Jira se salía oficialmente de la plaza de la Escandalera pero los romeros subían cuando les parecía bien. Las calles era ríos de gente alborozada, con el paquete de comida bajo el brazo y la ropa ligera de verano (más tarde se aprendería que también se necesitaba la de invierno, porque incluso en julio puede subir por la reguera del Cabañas una brisa como un cuchillo), y luego una gran muchedumbre fue confluyendo en la falda del monte y hormigueó ladera arriba: desde la ciudad se veían móviles puntitos de colores. Amigos y familias se habían concertado para subir en grupos, algunos muy grandes en los que no cesaría el jolgorio en todo el día. Arriba tocaba la banda del Hospicio, pero también había gaitas, concursos, fotógrafos del minuto y decenas de tenderetes y puestos de pasteles, avellanas, caramelos, frutas, bebidas y comidas. Pero lo mejor de la animación venía de los propios romeros que formaban grupos y corros, a veces gigantescos".
La de 1936 fue la última que se celebró como se venía celebrando hasta ese momento. Bien es cierto que siempre estuvo en la memoria y fueron varios los intentos de recuperación. Las ganas de Jira nunca desaparecieron. En los años cuarenta y cincuenta se celebraron varias. La de 1960 fue multitudinaria coincidiendo con el Corpus. Hay no pocas fotografías en lugares del Naranco, como el Centro Asturiano, pero nunca consiguieron ni la asistencia ni el empaque de aquellas primigenias Jiras que incluso celebraban importantes verbenas la noche del sábado en el entorno de las calles Doctor Casal, Nueve de Mayo y Campoamor. La propia sociedad Amigos del Naranco intentó su recuperación pero no cuajó. Tampoco conviene confundir con la Jira al Sagrado Corazón. Incluso en 1988, asociaciones vecinales hicieron una fiesta en lo alto del Naranco que la prensa calificó como "popular y reivindicativa" y en la que se contó con Manolo Avello como pregonero. Hubo concursos de pintura infantil y se distribuían unas pegatinas con el lema: "Ye nuestru, defiéndelu".
Pues bien, hayan sido más o menos los intentos de revivirla, lo importante es que los ovetenses vamos a tener la oportunidad de hacer un guiño a nuestra propia historia. De recuperar una tradición que se perdió en las sombras del tiempo. Una oportunidad de compartir y disfrutar de una jornada alegre y de encuentro. Y también, por qué no, con la que pedir disculpas al Naranco por todos estos años en los que le hemos dado sistemáticamente la espalda. Una ocasión de encontrarnos de nuevo con La Cuesta.
Marcos del Torniello escribía en 1934: "Viste todo el payar de punta en blanco/ y encamen la famosa romería/ millares del romeros del Naranco."
También en 1934, en uno de los porfolios que se hacían previamente a la Jira, los organizadores decían:
"Pocas palabras más, estamos en plenas fiestas y queremos sumarnos al regocijo general, pasando unas horas de diversión, pues la vida bastante triste es para que logremos una compensación, aunque solo sea pasajera, en este perenne avatar de las pasiones humanas. A divertirse pues todos y contribuir con vuestra presencia a dar realce a estas fiestas que os brindan Los Romeros del Naranco". Dicho queda.