Un repicar secular
Sobre el significado de las campanas en la ciudad de Oviedo
Carlos Fernández Llaneza 28.01.2019
"Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre en la Santa Basílica. (..) Bismarck, un pillo ilustre de Vetusta, llamado con tal apodo entre los de su clase, no se sabe por qué, empuñaba el sobado cordel atado al badajo formidable de la Wamba, la gran campana que llamaba a coro a los muy venerables canónigos, cabildo catedral de preeminentes calidades y privilegios".
Nunca me cansaré de releer este primer capítulo de la Regenta. Sencillamente, es sublime. En esa introducción, entre otras cosas, Clarín cita las campanas de la catedral. Desde siglos marcando los tiempos de la ciudad. En cuestiones de campanas, en Oviedo, para empezar, podemos presumir de tener la campana en uso más antigua de las catedrales de España: la Wamba. Data de 1219. Para encontrar a la que más se le acerque habría que ir a la torre Miguelete de la catedral de Valencia. Allí está la "Caterina", datada en 1305. Para admirar a la Wamba tendremos que subir, pacientemente, los numerosos y angostos peldaños que nos conducen hasta la mitad de la torre donde está el maderamen que sustenta el campanario. La Wamba se forjó para repicar en el campanario viejo en tiempos de Alfonso III el Magno. El uso de las campanas con fin litúrgico comenzó, probablemente, en el siglo IV. Su nombre se debe a la región italiana de "Campania" donde se atribuye a San Paulino de Nola ser el precursor en su uso. A partir de ahí su utilización fue dual: por una parte con fines litúrgicos, tanto para llamar a los monjes a los oficios como para convocar al pueblo a actos de culto. Y cumplían, asimismo, un fin social: dar la hora, ahuyentar tormentas o como cuando tocaban a rebato para alertar a los vecinos en momentos de peligro como riadas o incendios.
Volviendo a nuestras campanario catedralicio, me remito a un texto del que fuera deán de la Catedral ovetense hasta 1967, don José Fernández Cuesta, en el que nos hace una detallada descripción: "Se compone de las campanas siguientes: Santa Cruz (inutilizada por el impacto de una bomba en octubre de 1934) del año 1539, tiene un diámetro de 1,52 m. con esta inscripción: "Alabo al dios verdadero, llamo al pueblo de Dios, congrego al clero, lloro a los difuntos, ahuyento las pestes y las fiestas solemnizo. Esta obra fue hecha en el año del Señor MDXXXIX". El esquilón, de 1673 de 0,920 m. y la inscripción siguiente: "Jesús, María y José. Salvador del mundo, apiádate de nosotros. Con mi voz sonora, sirvo en este suelo, a la que en el cielo es emperadora". La Santa Bárbara, de 66 cm. "Jesús, María y José. Santa Bárbara, ruega por nosotros". Los Cimbalillos: son dos de medio pie de diámetro cada uno. "Jesús, María y José: hízose a honra de San Salvador 1817". La de posar, 1817, con la que se convoca diariamente al Cabildo para dar comienzo a los cultos correspondientes. "Me hizo José de Venero", tiene 0,76 m. De propósito hemos dejado para la última la que debería figurar como la primera; esto es, la Wamba, es de 1219. Tiene 1,22 cm. de diámetro en la base, es de figura cónica y la única campana que se conserva de la antigua catedral. Lleva la siguiente inscripción: "con mente pronta a honor de Dios y para libertad de la patria. Cristo nos llama. Cristo Vence. Cristo Impera. Cristo reina. En nombre del Señor, amén. Yo Pedro Peláez, canónigo, mandé hacer esta obra a honra de San Salvador". Continúa el deán en su texto: "¡Cuántas veces en el curso de los siglos nuestra Wamba atronaría el espacio de la capital de Asturias con sus clamores, llamando a los fieles a la oración y al sacrificio, para implorar los auxilios del Cielo, lo mismo en las grandes solemnidades que en las grandes angustias de la iglesia y de la patria!(..) ¡Honor sempiterno a la vieja Wamba!".
Muchas generaciones de ovetenses crecieron bajo el tañido de las campanas de nuestras querida "Sancta Ovetensis". Que el eco de sus seculares repiques no se pierda en la memora colectiva de la ciudad.
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