lunes, 28 de diciembre de 2015

SILENCIO INVERNAL

El Otero

Silencio invernal

Sobre el oasis verde del Campo San Francisco y sus virtudes contra el estrés

28.12.2015 
Silencio invernal
Silencio invernal
Cuando era un poco más chaval que ahora, en horas libres del instituto, gustaba pasar esos breves momentos de libertad condicional en el centro del Campo San Francisco en lugar de matar las horas, ya muertas de antemano, en el bar. Disfrutaba sentándome en un banco del paseo del Bombé y, sencillamente, contemplar ese espléndido entorno vivo. Mucho le debemos a ese oasis urbano. Oviedo esencial. Remanso de serenidad carbayona que nos une, sutilmente, a nuestro propio inicio. El Campo era para mí como un nítido paréntesis de silencio en medio del insustancial trasiego cotidiano. Por eso me gustaba dejarme sosegar al arrobo de las hojas lánguidas de final de calendario. 
Ahora que apuramos ya las últimas horas del año; en estos días que buscamos el cobijo del hogar y nos convocamos en torno a la mesa de la fraternidad familiar; en estas fechas en las que las calles rebosan luz, color y mil músicas; en estas jornadas de compras compulsivas en calles atoradas de gente a la captura del último regalo, siempre pendiente; en estos momentos, precisamente, cuando yo mismo formo parte de ese barullo humano tan característico, es cuando recuerdo y retorno a mi vieja foresta amiga, cómplice de afanes casi adolescentes que me envolvía y reconfortaba para mitigar mis miedos e incertidumbres ante los fantasmas que llamaban desde un futuro temido y que, ingenuamente, creíamos inalcanzable. 
A veces, casi inconscientemente, busco de nuevo ese silencio, cada vez más difícil. El Campo se ha ido dejando, como pelos en la gatera, muchos de esos árboles que luchaban como titanes contra el tenaz acoso del intenso tráfico que lo rodea. Algunos, como los de Alejandro Casona, murieron de pie. Otros? Pero ahí sigue. Ahora con nuevos vecinos que vienen con sus vuelos en bandadas, que son legión, a romper, precisamente, el silencio invernal y a amenazar a los arriesgados transeúntes con llevarse del campo algo recuerdo no deseado. Permanece el Campo ofreciendo su quietud a quien quiera disfrutarla. Por eso todo esfuerzo por mejorar el pulmón vital de la ciudad es poco. Necesita protección, mimo, interés para que no deje de ser lo que siempre fue: nuestro bosque franciscano. Bien es cierto que no es malo un poco de follón. Estimula. Anima. Pero para salir ileso de los ruidosos remolinos del día a día no viene mal arribar a alguna orilla en la que dejar que el silencio nos permita encontrarnos, cara a cara, con ese tipo que nos mira desde el otro lado del espejo y nos hace tantas y tantas preguntas que, en ocasiones, rechazamos -o tememos- responder. Sólo en ese silencio hallaremos al único amigo que jamás nos engañará. Así que cuando vayan estos días de tiendas dense un paseo por el Campo. Siéntense un rato. Déjense mecer por el entorno. Contemplen. Sientan que miles de ovetenses han disfrutado y sentido esa misma calma carbayona que, necesariamente, ha de perdurar de forma indeleble e irrenunciable. Sintamos que en el Campo, además de los patos, las palomas y, ahora, los cansinos estorninos, también puede morar, como un huidizo busgosu, el esquivo y necesario silencio. Por la cuenta que nos tiene, que el Campo siga siendo el Campo y que nunca nos falte un refugio de silencio en los ruidos de nuestras vidas? 
¡Feliz año nuevo!
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/12/28/silencio-invernal/1861316.html

lunes, 21 de diciembre de 2015

BRINDEMOS POR EL CASTELLANO

El Otero

Brindemos por el castellano

21.12.2015
Brindemos por el castellano
Brindemos por el castellano
Si me permiten, me gustaría invitarles -las fechas son idóneas- a compartir un brindis. Un brindis por el castellano. Por su salud. Por su buen uso. Por su futuro. La utilización de anglicismos o, directamente, el uso de expresiones en inglés son, lamentablemente, cada vez más frecuentes fagocitando nuestro rico y variado idioma. Dando una buena patada en salva sea la parte a una lengua que compartimos, según datos del Instituto Cervantes, nada menos que casi 560 millones de personas. Sólo nos supera el chino mandarín. Se estima que en tres generaciones el 10% de la población mundial se entenderá en español. Por otra parte, más de 21 millones de alumnos estudian español como lengua extranjera. ¿Es o no es motivo, por tanto, de sentirnos orgullosos de nuestra lengua? ¿Es o no es motivo suficiente para mimarla y protegerla? Pues bien, viene todo esto a cuento porque estoy empezando a sentir cierto hartazgo de todas estas intrusiones que venimos padeciendo. Primero fue el "Halloween" que en un viaje de ida y vuelta nos ha colonizado orillando costumbres más tradicionales. Y ahora también nos llegó el "black friday"; bien podría ser el "viernes del chollo", por ejemplo. Inmediatamente después es el turno del "cyber monday" y se quedan tan anchos. Como donde éramos pocos parió la "güela", llegó el "Oviedo Christmas Shopping Day"; ¡toma ya! Carteles y anuncios en los que ni se toman la molestia de traducir nada inundan revistas, escaparates y vallas publicitarias. No tengo nada en contra de iniciativas que impulsen el comercio, faltaría más, pero ¡coño! (expresión española donde las haya empleada para expresar distintos estados de ánimo especialmente extrañeza o enfado, según la RAE) ¡pongámoslo en castellano hombre! Desde hace un tiempo, José María Íñigo, en el programa de RNE "No es un día cualquiera" tiene una sección en la que recopila, precisamente, anuncios o expresiones que abusan de forma innecesaria del inglés y les aseguro que algunos son de traca. 
Reivindico el castellano y no porque tenga nada en contra del inglés (salvo la pasta que me gasté en academias y cursos para intentar desentrañar sus enigmas) pero cada cosa a su tiempo y los nabos en adviento. Miedo me da como sigamos así, que en Oviedo acabemos celebrando el 21 de septiembre la fiesta de "Saint Matthew", viendo el famoso desfile del "American Parade in Asturias" o "Floats Parade", yendo a comer unos suculentos "Stuffed bread buns" al "San Francisco Park", donde los carbayones (¿o podríamos decir "oakones"?) iremos también a celebrar después del domingo de Pentecostés el "Tuesday Country Festival", famosa fiesta que organiza, como todo el mundo sabe, la Balesquida, aunque, por qué no, la "Guild of tailors". 
En fin? espero que no tuviera razón Guillermo Cabrera Infante cuando decía que, en su opinión, "el español es demasiado importante para dejarlo en manos de los españoles". Personalmente me gustaría estar más en línea con Azorín quien deseaba que "el idioma español llegue a ser para nosotros como un licor que paladeamos y del cual no podemos ya prescindir". 
Brindemos, pues, y seamos beodos del idioma. 
Y del asturiano, que también necesita lo suyo, hablamos otro día...
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/12/21/brindemos-castellano/1858830.html

lunes, 14 de diciembre de 2015

LA TORMENTONA DE 1723

El Otero

La tormentona de 1723

Sobre el rayo que dañó la torre de la Catedral en el siglo XVIII

14.12.2015 
La tormentona de 1723
La tormentona de 1723
Tal día como ayer, pero del año 1723, cayó una tormenta en Oviedo que debió ser, en dicho popular "de fundise los plomos". Hace por tanto, en cifra capicúa, 292 años del fenómeno que no debió ser tormenta como a la que cantaba George Brassens, a quien el buen tiempo disgustaba y el azul del cielo ponía furioso, pues el amor más grande que había tenido en la tierra se lo debía al mal tiempo. Ya se sabe: hay gente "pa to". 
El caso es que los ovetenses del XVIII no debían estar tan encantados con aquella especie de ciclogénesis barroca; de ingrato recuerdo y por la que no sé si, como aquella tormenta que sufrió el héroe de la Eneida y los troyanos saliendo de Sicilia y por la que Venus se lamentaba, nos quejaríamos como la diosa al mismísimo Júpiter o al maestro armero, pero el caso es que, resignados o no, dejó su huella. Tal es así que hasta el mismo fray Benito Jerónimo Feijoo recogió el parte meteorológico en sus escritos, aliviado, incluso, del incumplimiento de funestos augurios que al personal tenía bastante preocupado. 
Decía Feijoo: "En esta ciudad de Oviedo, inmediatamente a aquella furiosa borrasca del día 13 de diciembre del año 23, que no se olvidará jamás en este país por el estrago que hizo con un rayo en la hermosa torre de esta catedral, se esparció la voz de que un misionero vecino y conocido de todos, había profetizado para el día veinte otra tempestad mucho más horrenda y cuan nunca habían visto los mortales, lo cual fue tan creído que estaba dominada de un terror pánico toda la plebe. El misionero, que es ejemplar y discreto, no había dicho tal cosa: y el día señalado fue de los más apacibles y serenos que se han visto". Continuaba Feijoo detallando en su parte: "De orden del Ilustrísimo Cabildo fueron examinados los daños de la torre por un arquitecto, el cual los ha tasado en sesenta mil ducados, grande suma para que pueda esperarse, ni aun en muchos años, el reparo, porque los fondos de la fábrica de esta insigne iglesia son muy desiguales a tanto coste; las rentas de los capitulares están tan menoscabadas que necesitan manejarse con delicada economía para alcanzar a su docencia. Está puesta la confianza en el religiosísimo celo de nuestro amado monarca, a quien se ha recurrido". 
Supongo que el Cabildo y pueblo en general, al contrario que el amigo Brassens que no dejaba el balcón prestando la máxima atención a cirros, cúmulos y estratos pues la menor nube gris le colmaba de placer, estarían un poco escamados y elevando plegarias para que la próxima tormenta descargara su furia en algún lejano paraje o, como mucho, en alguna ciudad vecina y ya puestos, previa petición de cuartos a quien se dignara a aflojar la bolsa y/o rascarse el bolso, a clamar a Santa Bárbara bendita que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita. Santa Bárbara doncella, líbranos de la centella. En el ara de la cruz, pater noster, amén. Que, ya se sabe, por lo general, por estos lares somos mucho de acordarnos de Santa Bárbara sólo cuando truena...
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/12/14/tormentona-1723/1855414.html

martes, 8 de diciembre de 2015

PORQUE ES POSIBLE, NADIE SIN HOGAR

El Otero

Porque es posible, nadie sin hogar

La injusta situación de las personas sin un techo bajo el que cobijarse

08.12.2015 
Porque es posible, nadie sin hogar
Porque es posible, nadie sin hogar
Pocas cosas más duras se me ocurren que verte obligado a vivir en la calle. Solo. Desamparado. Abatido por algún viento recio y adverso. Olvidado. La dignidad pisoteada. Con un pasado que te olvida y al que, imagino, te gustaría borrar. Con un presente desgarrador y vacío. Sin futuro. Invisible? Y, sin embargo, esa es la realidad que asuela diariamente a muchos conciudadanos nuestros. Ahora debería contar que el pasado 29 se conmemoró el día de las personas sin hogar y que Cáritas, ese "Pepito Grillo" esencial, presentó su campaña: "Porque es posible, nadie sin hogar". Debería decirles que ese día tiene como objetivo recordar a la opinión pública que, el hecho de que todas las personas tengan un hogar, es un derecho por el que Cáritas lucha. También pretenden hacer un llamamiento a las administraciones públicas para que desarrollen políticas sociales comprometidas; a fin de cuentas, son éstas las que deben velar por sus ciudadanos, ¿no? Y a los medios de comunicación para que se impliquen con un enfoque sensible. ¿Y a nosotros? Pues nos piden comprender que no hay derechos para unos y "sobras" para otros. Todos somos poseedores de los mismos derechos en tanto que somos seres humanos. Que participemos en movimientos sociales y ciudadanos para modificar un modelo social que favorece el sostenimiento de la exclusión social. Que seamos agentes movilizadores de esperanza, lo que nos llevará a denunciar, exigir y reclamar esos derechos. Les podría dar las cifras, normalmente, frías y asépticas; por ejemplo Cáritas, a través del albergue de transeúntes, atendió en lo que va de año a 832 personas. En la casa de acogida, donde albergan a personas en estancia de medio y largo plazo, a 53. Y 13 familias han sido alojadas en los apartamentos del Cano Mata. Datos elocuentes que hablan por sí solos y que denotan, claramente, la importancia y necesidad de esa vocación y compromiso de Cáritas con los más desfavorecidos. 
Pero no creo que todo eso sea lo más importante que les pueda contar; al fin y al cabo, toda esa información la tienen a golpe de clic. Quizá lo más importante sea lo que no sé contar. Porque cómo contar lo que sientes cuando vas al albergue y miras cara a cara a los que allí están. Cómo contar lo que sientes cuando intentas, aun de lejos, asomarte a las terribles historias que les han hecho tocar fondo. Cómo imaginar, siquiera, la vida tan dura que, seguramente, haya detrás de cada uno de esos rostros a los que te da cierto pudor mirar. 
Es difícil ponerse en una situación así. Muy difícil. Pero en el fondo, lo que te asusta es pensar que podrías ser tú. Una sucesión de extrañas carambolas de la vida y? 
Pertinentes palabras las del Papa Francisco a un grupo de doscientas personas sin hogar en Washington: "Quiero ser muy claro. No hay ningún tipo de justificación social, moral o del tipo que sea para aceptar la falta de alojamiento. Son situaciones injustas". 
Ahora que vamos camino de la Navidad, no estará de más, si ponemos el Nacimiento en casa, recordar que el propio Jesús vino a este mundo como un "sin techo". Quizá eso nos ayude a acercarnos, a comprender y, el que pueda, a comprometerse con este problema y ser conscientes de que, efectivamente, ¡porque es posible, nadie sin hogar!
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/12/08/posible-nadie-hogar/1852615.html