martes, 25 de junio de 2019

EL DÍA DEL NARANCO

El Otero

El día del Naranco

La histórica fiesta del monte ovetense que se celebra el próximo domingo

Carlos Fernández Llaneza 25.06.2019 
Oviedo no es el mismo de los años 30. Eso es tan obvio que huelga decirlo. La ciudad actual muy poco tiene que ver con aquella. Son momentos sociales, económicos, culturales y políticos completamente diferentes. Pero imaginemos por un momento el Oviedo de 1929. Domingo, 7 de julio. La Sociedad Amigos del Naranco, constituida en Oviedo el 21 de julio de 1928, con la colaboración de la Coral Vetusta, decide convocar a los ovetenses a disfrutar de una fiesta en el Naranco: la Jira. El día del Naranco. Y el resultado no pudo ser mejor: 15.000 personas se congregaron en la cima, desparramándose por los pinares de Juan Uría y aledaños. 
Hoy, 90 años después, los ovetenses estamos de nuevo convocados a disfrutar de un día de fiesta, de encuentro, de convivencia, con el Naranco como protagonista. Esa Cuesta a la que hemos dado la espalda demasiado tiempo. Nadie pretende emular aquellas Jiras de los años 30, lo sabemos. Pero nueve décadas después, el Naranco nos sigue esperando. ¡Qué buena oportunidad el domingo 30 de junio para volver a encontrarnos en su cima! Oviedo y el Naranco. El Naranco y Oviedo. Pareja indisociable que, por fuerza, tarde o temprano tendrán que reconciliarse y emprender juntos un futuro esperanzador. Claro que han pasado 90 años. Pero nada impide mirar hacia atrás para imaginar ese futuro. Escuchar los ecos de aquellos miles de ovetenses que el Naranco congregaba. Mirar hacia atrás, sin nostalgia, para reivindicar hoy, con convicción y firmeza, un Naranco mejor. 
No. Claro que nada es lo mismo. Nadie nos anunciará el sábado a las 12 con potentes cohetes el inicio de las fiestas de la Jira al Naranco. Nadie se sorprenderá el sábado a las 10 de la noche con una sorprendente iluminación eléctrica en la calles Nueve de mayo, Campoamor, Melquiades Alvarez y Dr. Casal. No escucharemos a la banda de música de la Residencia Provincial. Ni el señor Emilio García instalará su potentísima gramola con la consabida música del país; tampoco el organillo del popular "Ginio" despedirá sus notas. No habrá verbena en la que nos sorprenda Manolín Álvarez "Gan", el "amu" preparando y disparando cohetes de múltiples colores. Tampoco se lanzarán al cielo globos de gran tamaño que, en su ascenso, despidan bombones, caramelos y otras golosinas de la acreditada confitería de Bernabé Jiménez. 
El domingo, tranquilos, ninguna diana con música del país les despertará a las siete de la mañana. No habrá nadie en Dr. Casal repartiendo a los romeros una suculenta empanada de medio hojaldre rellena con bonito fresco y tomate ni tampoco la elaborada con harina de trigos fuertes de Aragón por la acreditada panadería "La Flor de Asturias", rellena de riquísimas "Salchichas Arrieta" y riquísimo jamón suministrado por D. Víctor González de Vegadeo. Tampoco se llevarán una botella de rico vino Tierra legítimo de León de los acreditados almacenes "Viuda de Gabino F. Canseco". Tampoco hay socios que pasen a recoger su latita de anchoas de la casa Albo y botellines de anís dulce "Domecq". 
En la cima del monte, a las cinco de la tarde, no estará el Sr. Arenas, despegando un "montgolfier" dedicado a los socios. La noche del domingo ninguna calle ovetense vivirá una nueva verbena amenizada por la Unión Instrumental Ovetense y el indispensable organillo con su música del país. Tampoco se efectuará ningún sorteo entre los socios de 500 pesetas en metálico y nadie será agraciado con un artístico álbum de las "Bellezas de Asturias". En fin, como ven, todo ha cambiado. 
Quizá lo que perdure es el amor de muchos hacia nuestro monte. Y las ganas de fiesta, de convivir, de bailar, de cantar, de reír con el Naranco como anfitrión. De gozar de sentirnos ovetenses y naranquinos. ¡Anímense! Como decían aquellos precursores: Ovetenses, ¡todos Romeros del Naranco". 
Que el 30 de junio sea, de verdad, el día del Naranco.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/06/25/dia-naranco/2493245.html


miércoles, 19 de junio de 2019

REFRANES OVETENSES

El Otero

Refranes ovetenses

Un repaso a las sentencias populares referidas a la capital asturiana

19.06.2019 
Define el diccionario al refrán como un dicho agudo y sentencioso de uso común. Otras definiciones más completas lo describen como una paremia; es decir, un enunciado breve, sentencioso e ingenioso que describe un mensaje instructivo iniciando a la reflexión, de origen popular con intención didáctica, moral e incluso filosófica. 
La lengua española consta de casi cien mil refranes, sin duda, una de las grandes aportaciones del pueblo, a través de los siglos, a nuestra lengua común porque, qué duda cabe, los refranes no dejan de ser ejemplo de la riqueza cultural de un pueblo. No sé si los que somos más jóvenes vamos resguardando ese tesoro oral, trasmitido de generación en generación, que tan bien manejaban nuestras abuelas; sospecho que no. 
La sociedad de las redes sociales y la omnipresente tecnología tal vez vaya orillando esa rica herencia generacional. Ya se verá. Todos conocemos cientos de refranes y, muy posiblemente, en nuestra comunicación cotidiana coloquemos alguno que otro. Pero si les pregunto cuántos refranes conocen que tengan que ver con Oviedo, ¿qué me dirían? Pues convertimos estas líneas una vez más en ese juego bidireccional. Yo les voy a sugerir algunos y, espero, ustedes vayan sacando de los rincones de la memoria alguno más. Apuesto a que me ganan. 
Empecemos por uno que debe su origen a los numerosos peregrinos medievales que emprendían el camino francés y desviaban su itinerario para visitar la Catedral de San Salvador y sus valiosas reliquias. Seguro que ya saben a cuál me refiero: "Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y deja al Señor". Ya saben lo que tienen que hacer si algún día emprenden camino. 
Otro muy conocido que habrán dicho en fecha cercana: "Por la Ascensión, cerezas en Oviedo y trigo en León". Por lo menos antes del cambio climático; ahora cualquiera sabe. 
Confieso que casi no sabría decir alguno más, así que recurro a Luciano Castañón, que tiene un magnífico trabajo al respecto y sí, hay más; por ejemplo: "Burru fo Perico a Uviedo, burru fo y burru vino"; similar al conocido de que "lo que natura non da, Salamanca no presta"; vamos, que el que nace lechón muere cochino. 
Seguimos: "Cuando el sol sale por Burgos y se esconde por Oviedo, pobre del hijo de madre que a jornal gane dinero". Si alguno de ustedes fue jornalero en el campo y trabajó de sol a sol, bien lo entenderá. 
"De Oviedo al cielo y allí un furaquín pa ver a Oviedo", ¿a que sí? ¡Home! 
"Si el turbón está por Oviedo, no temas marinero"; falso, puesto que un tormentón de verano de los de fundir los plomos (literalmente) nunca es bueno y, además, cuando viene el turbón, nueve días son. Y a encomendarse a Santa Bárbara. 
"Fai bien y non mire a quién, non siendo a xente de Oviedo, Babia y Somiedo". ¿De dónde sería el autor de éste? ¿A que sospechan lo mismo que yo? 
"Quien no vio a Oviedo, non vio el cielo". ¡Ahí queda eso! Lo que yo digo. 
"Salí de Santirso y metime en la Catedral"; o sea, que vamos de mal en peor. 
"Xente de Oviedo, tambor y gaita; y los de alreor, gaita y tambor". 
"El que no puede llegar a Oviedo, quédase na Corredoria"; prubín, no da más de sí... 
"Semblante por Oviedo a la mar sin miedo", referido al viento favorable para salir a la mar; los vecinos, supongo. 
Y, por último, uno de mis favoritos: "Cuando la Cuesta del Naranco pon la cota, muyeres de Noreña, quitai la ropa". Eso antes de la época de la Aemet. 
Pues ya saben, quien habla por refranes es un saco de verdades, y refranes y sustos hay para todos los gustos. Añadan el suyo, que saber refranes poco cuesta y mucho vale.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/06/19/refranes-ovetenses/2490382.html

lunes, 10 de junio de 2019

SANTA ANA DE VEGA O DE MEIXIDE

El Otero

Santa Ana de Vega o de Meixide

Una histórica capilla estrechamente vinculada a La Balesquida

Carlos Fernández Llaneza 10.06.2019 

Una cofradía que atesora tanta vida como La Balesquida ha de tener, por fuerza, sus anaqueles rebosantes de historia; de nombres, fechas y lugares concretos que han ido configurando, serenamente, su devenir hasta nuestros días. Quiero hoy referirme a uno de esos lugares: la capilla de Santa Ana de Vega o de Meixide, reconstruida en 1997 y reinaugurada el 24 de mayo de ese año con asistencia del vicario general de la Diócesis, del alcalde de Oviedo y de los cronistas oficiales de Asturias y de Oviedo. Estaba enclavada en el territorio de la parroquia de San Pedro de los Arcos, aunque actualmente pertenece a la parroquia del Cristo de las Cadenas y su historia está unida a la centenaria tradición ovetense de la Balesquida. No en vano jugaba un importante papel en las fiestas de la cofradía, la más antigua de la ciudad y entre las más vetustas de España, del siglo XIII. Vinculada al gremio de "xastres" o alfayates, entre cuyos cometidos se encontraba la organización de las fiestas y celebraciones de la Pascua de Pentecostés. En esos días había en la ciudad procesiones, fiestas y comparsas durante tres días, que concluían en el martes de la fiesta grande cuando la procesión de devotos arribaba hasta Santa Ana de Meixide, en el barrio de Vega. 
Aquella caminata, bien nutrida de ovetenses, llegaba hasta los alrededores de la capilla donde se daba buena cuenta del torrezno con pan de "fisga" y medio cuartillo de vino blanco de "pasado el monte". Pero nada es eterno y, a partir de 1787, la procesión llegó solamente hasta la capilla de Santa Susana, en la calle homónima, hoy desaparecida, quedando ya para siempre la fiesta unida al cercano Campo San Francisco, con lo que ya pasó a denominarse Martes del Campo o Martes del Bollo. 
Ese cambio de costumbre tuvo como consecuencia el progresivo abandono del lugar al que sin embargo, como cuenta Carmen Ruiz Tilve "permanecieron fieles muchos vecinos de la zona y algunos ovetenses amantes de llegar hasta allí, incluso a diario". La capilla era de construcción sobria "a la sombra del añoso tejo, con efigies antiguas", tal como la describe Canella. Algunas de aquellas imágenes, posiblemente del siglo XV, a los lados de la principal, Santa Ana, eran san Antonio y san Benito. 
Carmen Ruiz Tilve recoge en un escrito dedicado a esta capilla un texto de Constantino Cabal de 1950, quien cuenta que, tras los destrozos de la guerra, momento en el que fueron "fusilados" los santos mencionados delante del tejo y la capilla toda maltratada, "aquello quedó convertido en un montón de ruinas: quedan medio deshechos unos muros; resta la fachada en pie. La nave está cubierta de maleza y el pórtico destruido y, únicamente, en el campillo estrecho que tiene delante el pórtico se yergue el tejo de siempre en la seguridad de que su vida, atiborrada de siglos, aún habrá de nutrirse de sustancia de siglos de porvenir". 
En 1863, el abogado y periodista Enrique Fernández Rojas, bajo el seudónimo de "Lupercio" firmaba una gacetilla con el epígrafe "Un mayordomo de la Cofradía de los Alfayates" (recogida por Protasio S. Solís en sus "Memorias Asturianas", Madrid 1980, apartado de fiestas y romerías), donde, con un sentido humorístico, pone de relieve el secular descuido por que el que no se llevó a efecto el antiguo proyecto del camino a Meixide y, en consecuencia, hacía muchos años que la procesión no pasaba de Santa Susana. Así, la humilde capilla sobrellevó más de un siglo de desamparo hasta que la guerra la arruinó totalmente. 
Sobre su construcción, es difícil aventurar una fecha. Lo único que podemos pensar es que, acaso, haya sido erigida a partir de una donación de terrenos (1232), a no ser que ya hubiese allí una ermita anterior. De todas formas, según reza el proyecto de restauración efectuado por el estudio de José Rivas, se trataba de una construcción sencilla y pobre: de carácter medieval. 
Obligada mención al tejo centenario que está delante de la capilla. Uno de los más longevos de Asturias y, tal vez, el único en la ciudad de este calibre. En la hoja dominical de la parroquia del Cristo correspondiente al 14 de mayo de 2017, su párroco, Julián Herrojo, escribe sobre este tejo en estos términos: "Junto a la capilla de Santa Ana tenemos uno de los más grandes (tejos) de Asturias que forma parte del grupo de "los tres" que tienen seis metros o más metros de perímetro: Bermiego (Quirós), Santa Coloma (Allande) y Salas. El tejo ha sido tradicionalmente plantado junto a las iglesias precisamente por su longevidad, teniendo así la seguridad de que permanecerá por varios siglos. En Asturias hay catalogados 256 tejos en el campo de la iglesia". 
Es muy dificultoso cifrar la edad de este tejo, pero se calcula que puede rondar los cinco siglos. Mucha vida ovetense ha visto pasar a su sombra? 
En uno de los deliciosos "Pliegos de cordel" que Carmen Ruiz Tilve nos regalaba cada semana, escrito en mayo de 2012, leemos: "En 1994, gracias a la buena memoria de Joaquín Manzanares, que empezó a desbrozar el abandono que cubría la capilla, donde ya ni siquiera se refugiaba el ganado, se inició la recuperación, con la intención de devolver a aquel lugar la antigua costumbre de llevar hasta allí la fiesta de La Balesquida. La primera parte del proyecto se cumplió, afortunadamente, y la capilla estuvo terminada en la primavera de 1997". 
Y así fue. Durante los años 1996 y 1997, la capilla fue objeto de una profunda reconstrucción por encargo del Ayuntamiento de Oviedo. Una obra que dio un nuevo aliento a esta centenaria capilla que, desde entonces, reclama un futuro que durante décadas permaneció aletargado entre zarzas y yedra. Cuando se empezó a pensar en esta obra, el entonces concejal de servicios del Ayuntamiento de Oviedo, Manuel Palmero, manifestaba en LA NUEVA ESPAÑA del 19 de octubre de 1994: "La restauración de la capilla es el primer paso para recuperar el escenario original de la fiesta del Bollu. El entorno natural de la ermita, rodeada de prados, invita a pasear, a descansar y es un lugar perfecto para celebrar el Martes de Campo". Pues aquella idea parece que no cuajó entre los ovetenses y el primer martes después de Pentecostés el Campo sigue siendo el lugar que congrega y reúne a más ovetenses. Los más jóvenes gustan más del parque Purificación Tomás que ese día se ve totalmente abarrotado. Quizá no fuera mala idea pensar en tornar la vista, de algún modo, hacia Meixide? 
En fin, la obra se concluyó y, así, el 26 de julio de 1997, festividad de Santa Ana, se celebró de nuevo la misa en honor de "Santa Anina". Extractamos unas palabras de la homilía como conclusión a estas líneas: "Aún no hace dos meses inaugurábamos esta capilla milenaria, después de la reconstrucción. Y después de más de 60 años reanudamos una antiquísima tradición, la de la fiesta en Vega, la fiesta de Santa Anina a la que acabamos de sacar en procesión y la que nos disponemos a venerar como hacían nuestros antepasados. Hoy por tanto es un día de fiesta importante para esta parroquia y para este pueblo de Vega".
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/06/10/santa-ana-vega-o-meixide/2485921.html



lunes, 3 de junio de 2019

ILDEFONSO MARTÍNEZ, VIDA POR OVIEDO

El Otero

Ildefonso Martínez, una vida por Oviedo

Los avatares del médico que luchó contra el cólera en la ciudad

03.06.2019



Estábamos en deuda con Ildefonso Martínez desde que hace unos días hablábamos de Salsipuedes; no en vano, su nombre denomina la empinada calle ovetense desde 1895. Pues, con gusto, vamos a saldarla. 
Ildefonso Martínez Fernández nació en Benia de Onís el 28 de abril de 1821 en una familia con escasos recursos, lo que motivó que, con nueve años, viajara a Madrid bajo el cuidado de un tío materno. A los catorce años ingresó en los Reales Estudios de San Isidro donde estudió Ciencias y Humanidades, graduándose en 1837. En ese mismo año inicia los estudios de Medicina doctorándose en 1844. Durante el periodo de estudiante fundó la Sociedad de Instrucción Recíproca, posteriormente Ateneo Médico Quirúrgico Matritense y, después, Academia de Esculapio. Asimismo, fundó el Instituto Médico que llegó a presidir y del que fue profesor. 
Fue colaborador de varias publicaciones literarias y políticas bajo varios seudónimos. Además de la medicina, sentía una gran atracción por la filosofía y la historia. En 1850 oposita a la plaza de Médico del Balneario de Fuensanta, en Nava, pero, aunque logra el número uno, no le conceden la plaza por lo que es asignado como director del Balneario de Baños de Bellús en Valencia hasta que a finales de 1854 logra que se le permute por la de Nava donde pasó la temporada de 1855. En septiembre, cuando se disponía a regresar a Madrid, avisado de la epidemia de cólera desatada en Oviedo, se ofreció al Ayuntamiento para venir a la ciudad a luchar contra la enfermedad. En aquellos días, una de sus más valiosas aportaciones fue la redacción de una cartilla popular higiénica y terapéutica del cólera morbo-asiático. Una de aquellas cartillas la envió Ildefonso a Madrid dedicada al hijo del tío que lo había acogido en la capital a los nueve años: "A mi primo D. José Fernández Tielve, ¡quién sabe si será la última ofrenda!". 
A los 34 años falleció víctima de la enfermedad contra la que voluntariamente luchaba. Recibió sepultura en el cementerio de San Cipriano donde el Ayuntamiento colocó una placa con la inscripción: "A la memoria del Dr. D. Ildefonso Martínez, médico distinguido, que murió el 26 de septiembre de 1855 víctima de su celo, abnegación y caridad cristiana asistiendo a los enfermos coléricos de esta capital". 
En 1920 le fue concedida sepultura perpetua en el cementerio de San Salvador, siendo trasladados sus restos desde la capilla de la Universidad, a donde habían sido llevados, con asistencia del Colegio de Médicos y de la Corporación Municipal. 
Todo un ejemplo de compromiso con los demás y de fidelidad a su vocación que no viene nada mal en estos tiempos de "vida líquida", según el premio Príncipe de Asturias, Zygmunt Bauman; es decir, una sociedad basada en el individualismo y en una forma de vida cambiante y efímera carente de valores sólidos. 
Y por eso me parece loable también la iniciativa que, desde hace cuatro años, viene desarrollando la asociación Oviedo Redondo quienes cada año, como ayer hicieron, leen, bajo la placa que recuerda al que Canella calificara con "médico heroico" situada desde 2015 en el corazón del Oviedo más hondo, la biografía de Ildefonso como homenaje y merecido recuerdo. 
Si como decía Cicerón "la vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos", gracias a la iniciativa de Oviedo Redondo, Ildefonso Martínez, que dio su vida por salvar la de muchos, permanecerá, sin duda, en la memoria colectiva de los ovetenses.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/06/03/ildefonso-martinez-vida-oviedo/2482434.html