"Rufos"
Una llamada de atención sobre el respeto hacia los animales
28.09.2015
"Rufos"
Carlos Fernández Llaneza
Tiene que estar contento "Rufo". Lo imagino, allá en el cielo de los perros -que a la fuerza ha de ser el nuestro también- agradeciendo, manso y bonachón como siempre, las muchas caricias que en estos días le están llegando. Aplaudí la iniciativa de erigirle una estatua hace meses desde estas líneas y sigo creyendo que cualquier idea que pretenda llamar la atención sobre el respeto hacia los animales ha de ser bien recibida. "Rufo", desde su posición sedente, ya para siempre en el corazón de Oviedo, se ha convertido en un símbolo a través del cual cientos de ovetenses han querido llamar la atención sobre la necesaria sensibilidad social hacia el mundo animal. No se entiende una sociedad que no sea capaz de respetar a los animales. Por desgracia, vemos muchos ejemplos aún de maltrato. Ejemplos que, cuando menos, resultan anacrónicos y poco afortunados en una sociedad que quiera ser avanzada en la consideración de los derechos de los animales.
Hay que convivir con un perro, por ejemplo, para entender que un animal es mucho más. En la puerta de la nevera tengo un par de chapas que me regalaron mis hijos con unas frases que definen muy bien lo que quiero decir: "Un perro sensato puede enseñarnos mucho de lo que necesitamos saber: paciencia, cariño, compañerismo y amor" (Pam Brown). Y la segunda reza: "Las personas necesitamos la felicidad que proporcionan las pequeñas cosas. Un perro te da el amor incondicional a cambio de nada". (Charlotee Gray). Seguro que estarán de acuerdo conmigo; especialmente si usted, amigo lector, tiene un chucho esperándole en casa. Dije una vez que mientras haya un ser humano que viva peor que mi perro no estaría satisfecho y no utilizaría más esa expresión de "vida de perros", pero eso no resta un ápice a lo dicho hasta ahora. Mientras escribo estas líneas, "Roy" duerme plácidamente a mis pies y, de vez en cuando, abre un ojo como diciéndome: "¿todo bien?".
"Rufo" ha sido protagonista estos días. Pero aún hay perros abandonados, maltratados. Olvidados. Otros "Rufos" que nunca tendrán ya no una estatua, sino un hogar donde les correspondan con una caricia su lealtad, cariño, y, me atrevería a decir, amor incondicional.
Aprovecho para traer a esta ventana, siempre abierta, la queja de una ovetense que no entiende por qué no puede pasar con su perro por el parque Pura Tomás, camino del Naranco, si éste va convenientemente atado. Supongo que la lógica dicta que, al igual que por cualquier otra calle de Oviedo o cualquier otro parque, los perros, atados y perfectamente controlados por sus dueños, puedan transitar, ¿o no? Todos padecemos alguna vez las consecuencias de la negligencia de algunos dueños de canes porque, como en botica, hay de todo. Pero la culpa no la tiene el perro. Conste.
En fin, que el espíritu de "Rufo" nos ayude a ser una sociedad más sensible y respetuosa con el mundo animal y, especialmente, con esos seres de cuatro patas que nos miran con devoción sin par; no en vano, para Kafka, todo el conocimiento, la totalidad de preguntas y respuestas, se encuentran en el perro.
"Roy" dice que ese Kafka tiene razón.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/09/28/rufos/1819339.html