No andaban descaminados en Gijón. Para muchos ovetenses entre los que nos contamos, la Ronda Norte se incluye en la sección de realismo mágico asociado a la política. No es para menos. Llevamos asistiendo con cierta perplejidad desde la última década del siglo XX, a la presentación de varios proyectos de una ronda por el Naranco con cargo a fondos mineros, después de una más que construiría el Ministerio de Fomento, luego de una ronda verde municipal con un viaducto y un túnel bajo el parque de Pura Tomás. Como en la canción, el tiempo pasará? y la zona de Prados de la Fuente, donde todos los proyectos planteaban la construcción de una autopista de cuatro carriles, con mediana, arcenes, carriles de incorporación y salida, cambia completamente su fisonomía. Lo que hace 30 años eran praos se ha transformado en un espacio colmatado de viviendas y equipamientos escolares como el Fundoma, Colegio Loyola, Colegio Parque Infantil, y el IES Monte Naranco.
Algunos empezábamos a dormir algo más tranquilos pensando que hay gente pá tó, pero que la sensatez suele terminar por imponerse y esa pesadilla de una brecha de hormigón por la falda de la Cuesta fue quedando en el olvido, mientras intentábamos mantener la moral pensando que en el peor de los casos pelearíamos en la última trinchera de Santa María del Naranco.
No estábamos preparados para una de las últimas alternativas presentadas. Un túnel de Pando a San Claudio. No es únicamente que nos refiramos a una zona con conocidos y graves problemas de filtraciones de aguas, ni que se pretenda realizar perforaciones continuas bajo monumentos Patrimonio de la Humanidad y a los que cualquier sociedad civilizada debería evitar estos sobresaltos. Sinceramente, ¿merece la pena este destrozo?, ¿qué aspectos del tráfico de Oviedo mejoraría ese túnel sin salidas desde Pando hasta Las Mazas?
Sabemos que no es conveniente pedir a los criadores de ternera Asturiana de los Valles que defiendan los postulados del colectivo vegano; así que, como representantes de dos asociaciones comprometidas con la defensa de nuestro monte ovetense y, desde el respeto a las opiniones divergentes, manifestamos nuestra total oposición. Pero no por capricho.
Nos oponemos porque sería una infraestructura ineficaz para mejorar cualquier tráfico urbano, con un inasumible y continuo impacto ambiental, y que, de hacerse serviría para establecer una frontera más entre la ciudad y el Naranco, aislando zonas urbanas con el engañoso pretexto de mejorar su comunicación y movilidad. Parece un sarcasmo que, cuando Oviedo está tratando de eliminar los desastres originados por infraestructuras que produjeron importantes fracturas en el tejido urbano de la ciudad en
La Corredoria, Rubín, Ventanielles, La Tenderina, Otero y San Lázaro, se gaste dinero público en una edición no corregida sino ampliada de aquellos dislates.
Nos oponemos porque la mayoría del tráfico generado en las zonas periféricas de la ciudad, en torno a un 80% de éste, se dirige hacia el centro urbano, como demuestran todos los estudios monitorizados por el Ayuntamiento de Oviedo, con lo que la pretendida ronda poco solucionaría.
Nos oponemos porque llevamos años esperando por pequeñas actuaciones que sí mejorarían el tráfico de la ciudad como la conexión de San Claudio con la autovía A-63, un vial que conecte las Campas con la glorieta de Santa Marina de Piedramue- lle, la ampliación de Nicolás Soria, que lleva años rebotando por los presupuestos generales del Estado, o el desdoblamiento de la salida hacia la glorieta de Luis Oliver, además de un enlace desde el Fundoma con la AS-II para dar curso al tráfico procedente de Prados de la Fuente y Ciudad Naranco. Con estas actuaciones, realizables y sencillas, se racionalizarían las salidas y entradas del este a un coste razonable y con impactos positivos sobre el tráfico urbano. Por otra parte, es falso que Oviedo sea la única ciudad sin ronda exterior. Sí la hay. No conocemos la ronda norte de Gijón, ni de Santander, ni de Bilbao porque a nadie se le ocurrió pasar el tráfico de esas ciudades bajo el mar.
Nos oponemos porque según el Plan para la Movilidad Multimodal en el Área Metropolitana de Asturias 2018-2030 encargado por el Principado de Asturias, los tráficos de vehículos particulares descenderían en un 40% en las próxima década, lo que cuestiona aún más la necesidad de esta agresiva infraestructura.
Por otra parte, cada vez un número menor de jóvenes en España acceden al permiso de conducción; de más de 800.000 a menos de 200.00 en una década, lo que apunta a un sustancial cambio del uso de vehículos particulares. Además, el Plan de la Unión Europea de 0 emisiones en 2050 nos señala un futuro con muchos menos coches y más transporte público no contaminante.
Creemos sinceramente que es un buen momento para la transparencia y la responsabilidad, por parte del Gobierno Autonómico, el Ministerio de Fomento, y el Ayuntamiento de Oviedo, que deben informar con claridad a los ovetenses de las alternativas proyectadas. La gente en general no es experta en obras públicas ni en urbanismo, ni tiene por qué serlo. Es el urbanismo el que debe hacerse para la gente y es bueno para todos los ovetenses estar informados de las medidas que toman los poderes públicos en un ámbito tan sensible como el monte Naranco.
Por tanto, nuestro deseo sería que nos olvidáramos de esta obra innecesaria y, mejor, que se centren los esfuerzos en recuperar el Naranco como el espacio de gran valor medioambiental que debería de ser.
Qué pena que no supieran en Gijón y por tanto no lo pudo conocer Dylan, que un veterano alcalde achacaba de mal fario a una obra que se llevó por delante a todos los que tuvieron algo que ver con ella, concluyendo: “además ¿para qué vamos a gastar las perras en una ronda si con medio quilómetro de cuatro carriles enlazamos la autovía de Grado con San Claudio y con eso tenemos ronda y media...”.
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