martes, 29 de marzo de 2016

PURA TOMÁS

El Otero

Pura Tomás

29.03.2016 
Pura Tomás
Pura Tomás
¿Quién es Pura Tomás? Digo es, en presente, porque a pesar de fallecer en 1990, de una persona con la trayectoria vital como Pura siempre perdura su recuerdo. 
A esta pregunta tuve el honor de intentar responder al asomarme a su figura, una de las cinco mujeres que, junto con Gontrodo Pérez, Joaquina Bobela, María Andallón y Ana Ozores, reivindican en la película "Rostros del recuerdo" que la asociación "13 Rosas" presentó el pasado 18 de marzo. 
A Pura se la definió en ocasiones como la hija de Belarmino Tomás o la mujer de Rafael Fernández, dos hombres que en palabras del socialista ovetense, Emilio Llaneza, "marcaron su vida entre el espíritu de lucha y la moderación de acción. Ella asimiló ambas posturas para definir su propia personalidad". Efectivamente. Pura logró por derecho propio marcar su propio ritmo. Despertó a la militancia con sólo catorce años. Gran oradora, era invitada a muchos mítines, lo que la llevó a participar muy activamente en numerosos actos siempre en defensa de sus ideas socialistas, y siempre abogando por los derechos de la mujer. Desmoronada la República tras la guerra civil, Pura y Rafael forman parte de la caravana humana que cruza los Pirineos. En ese camino infernal, tan de actualidad en Europa desgraciadamente, pierden a su primer hijo a los veinte días de nacer. Posteriormente Pura y Rafael se exilian a México, país en el que permanecieron treinta y cuatro años. Allí continuó con su militancia, editando dos revistas, "Mujer" y "Horizontes", y organizando la Agrupación Socialista de México, cuyo millar de votos serían decisivos para elegir en el Congreso de Suresnes de 1974 a Felipe González como Secretario General del PSOE, "un chaval sevillano muy majo que tiene el sobrenombre de Isidoro", según sus palabras. Fue el propio Felipe González quien tras una visita en su casa de México en 1976, les dice: "Os necesito en Asturias". Y así fue cómo Pura y Rafael volvieron a Asturias a pesar de que no era poca la incertidumbre. Recuperada la democracia, Pura continúa con su militancia. Se adscribe a la Agrupación de Oviedo y junto con Encarna, mujer de Marcelo García, participa en la organización del partido en Asturias. Ese compromiso es el que le lleva a aceptar la petición de Antonio Masip para que se sume a la lista con la que el PSOE concurre a las elecciones municipales en Oviedo, siendo elegida concejala. Su trabajo en la concejalía de atención al ciudadano no pasó desapercibido. Su gran dedicación, su capacidad de escucha, de empatía; su vitalidad y optimismo, la llevan por un lado a ser una persona querida y respetada y por otro, a tener una idea clara de los problemas reales y cotidianos de los ciudadanos. Revalida su acta de concejal en 1987. 
Plasmar, mínimamente, una vida tan rica en una pocas líneas es imposible. Pero más que ahondar en su biografía, para alguien que, como yo, no tuve la oportunidad de conocerla ni de trabajar con ella, queda su legado: coherencia, compromiso, lealtad. 
Estaremos de acuerdo en que personas como Pura, de arraigadas ideas a las que mantuvo siempre una fidelidad inquebrantable, son referentes necesarios, incluso para aquellos que no las compartan. Vivimos tiempos en los que no está de más no sólo evocar, sino tener muy presente a una generación que fue capaz de dedicar su vida a luchar con honradez y convicción por sus ideales.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/03/29/pura-tomas/1903249.html

lunes, 21 de marzo de 2016

AIRES DE CUARESMA

El Otero

Aires de Cuaresma

Una reflexión sobre las otras "semanas de pasión" a las que se enfrentan muchos colectivos

21.03.2016 
Aires de Cuaresma
Aires de Cuaresma
Noche de marzo. Despejada. Fría. El gélido viento nordeste siega los reflejos de una tímida luna que quiere crecer. De camino a casa aminoro el paso al cruzar el Campo. Siempre es placentero Me acompañan los rescoldos de una conversación sobre nuestra Semana Santa. E intento ordenar ideas. No es fácil. Son como bolas en una mesa de billar: chocan unas contra otras. Rebotan. De pronto una pregunta me asalta: ¿Qué es la Semana Santa? ¿Qué significa? Me sorprende. Y, claro, intento contestar. Pero, ¿acaso hay una sola respuesta? ¿Es la Semana Santa sólo un tiempo de asueto, de vacaciones, de cambio de aire sin más pretensiones? Podría ser. Quizá también sea ocasión propicia para emprender algún viaje con el fin de asomarse como espectador a alguna procesión con el único interés de contemplar una manifestación plástica, artística. O saborear la gastronomía típica de estas fechas. También podría ser. Tal vez, para algunos, no sea nada. Unos días más en el tedioso calendario cotidiano. 
Hay, también, quienes prefieren vivir estos días de una forma más sencilla, intramuros de sus comunidades parroquiales, de un modo más recogido, más familiar. Y también está bien. 
Y probablemente para otros es la hora más ansiada del año. El momento en el que los cientos de cofrades de la ciudad teñirán las calles con sus colores. Unas calles que se quemarán con gotas de cera que serán como lágrimas emocionadas. Todo el año aguardando a que el viento meza el humo del incienso con sus volutas elevándose al cielo como sinuosa plegaria. A que llegue el momento de manifestar, a su modo, su fe. Con devoción. Con pasión. Y con normalidad. Expresión, por tanto, cultural, tradicional, artística y, por supuesto, religiosa que bien merece reconocimiento y apoyo. Recuerdo las palabras de Alberto Lleras: "Un pueblo sin tradición es un pueblo sin porvenir". 
¿Cuál es, por tanto, la respuesta idónea a la pregunta de qué es la Semana Santa? ¿Cuál es la mejor forma de vivirla? No hay, sospecho, una respuesta válida. Todas son aceptables y respetables. Ya en casa, quemo los últimos minutos del día repasando la actualidad. Noticias estremecedoras las más. Y de pronto, en esas truculentas escenas adivino otras procesiones. Otros nazarenos que cargan, resignados, con sus cruces. Refugiados luchando y muriendo por un pedazo de futuro que les han robado. Niños sin niñez. Sin derecho a sonreír ni a jugar. Sin derecho a ser niños. Ahogados en los mares de la inacción. Adultos con miradas derrotadas. Esperanzas estafadas y enterradas en el frío y cruel lodo de una Europa inane e insensible. 
Asesinados en nombre de un Dios del que, si existiese, me declararía ateo irredento. Odio y crueldad que se desparrama sin lógica ni justificación alguna. O el martirio silencioso y continuo de cristianos por el mero hecho de serlo. Sin más. 
¿Y qué decir del goteo insoportable e incesante de mujeres víctimas de un estúpido e inconcebible machismo? Mujeres que viven en su propio hogar un auténtico infierno. Que sólo ansían encontrar un inexistente rincón escondido para rumiar, arrugadas en su humillación lacerante, su miedo. 
Cuántas personas que conviven solamente, mano a mano, con su soledad. Ni el tiempo pasa por sus vidas. Sólo el silencio. Y el olvido. 
Demasiadas familias en las que la angustia y la rabia llenan sus días por ver, impotentes, que no son capaces de llenar sus platos. 
Entretanto, salgamos a las calles a ver algo más en nuestras procesiones ovetenses. Que contemplar a Jesús en su borriquilla, al Cristo de la Misericordia, al Cristo flagelado, a la Virgen de la Amargura, a Nuestro Padre Jesús Nazareno, a Jesús Cautivo, a Nuestra Señora de la Merced, al Cristo Yacente o a la Dolorosa, no nos deje indiferentes. Y que no nos deje indiferentes porque sea un toque de atención. Y una llamada a la acción. Y una respuesta. 
Que esa mirada nos conmueva y revuelva hasta las entrañas por ver en ellos a los condenados inocentes de hoy. A las madres desgarradas ante el injusto destino de sus hijos. No son pocos. Demasiado odio, demasiada violencia. Demasiada crueldad. Miles y miles de seres humanos que hacen, cada día, su particular vía crucis camino de su propio Gólgota. Todos, también, esperan el milagro de su propia resurrección. Su tiempo de paz. 
Su propia Pascua.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/03/21/aires-cuaresma/1900298.html

lunes, 14 de marzo de 2016

SEAMOS CAPACES

El Otero

Seamos capaces

La odisea urbana de las personas con movilidad reducida

14.03.2016 
Un hombre en silla de ruedas, ante un bordillo.

¿Se imaginan transitando tranquilamente por la calle y que al grito de ¡agua va! les vertieran desde una ventana cualquiera aguas menores (o no tan menores) por encima? ¿Y se figuran lo que supondría tener que estar acarreando agua desde la fuente hasta nuestros hogares para cubrir todas las necesidades domésticas diarias? ¿Cómo se sentirían si las noches urbanas se tornaran en negrura cual boca de lobo porque lo único que iluminara la ciudad fuera alguna que otra mortecina luz de gas? Usos anacrónicos felizmente superados. Hoy, las ciudades ofrecen servicios y prestaciones que se nos antojan tan irrenunciables como imprescindibles. Y así ha de ser. Algo bueno ha de tener el progreso. Sin embargo, me temo, la ciudad es, aun en este siglo XXI, hostil para muchas personas. Hay no pocos lugares que son, sencillamente, inaccesibles para personas con movilidad reducida. Y eso no debería ser así. Bordillos imposibles. Rampas escarpadas. Comercios infranqueables. Rebajes de aceras tramposos. Edificios públicos inexpugnables. Portales insuperables. Y por gracia y virtud de las graníticas bases de las decimonónicas farolas gabinianas que inundan la ciudad, aceras intransitables en muchas calles que a todo aquel que vaya en una silla de ruedas le obliga a invadir la calzada. En ocasiones son los conductores los que, aparcando encima de las aceras, impiden el tránsito normal en un gesto, cuanto menos, incívico. En fin, un auténtico rosario de trampas y obstáculos que sufren cada día muchos ovetenses. Bien podría mentar ahora a la Constitución Española, que proclama los derechos de los ciudadanos a disfrutar sin marginación alguna de servicios, formación, etc... Y que exige a las administraciones la provisión de los medios precisos para que ello sea posible, aunque bien sabemos que muchos derechos constitucionales son papel mojado. Podría citar también el Manual Europeo de Accesibilidad: "El entorno debe disponerse de modo que permita a todos desenvolverse igualmente y de la forma más independiente". Amplia es la legislación europea, estatal y autonómica que contempla medidas en pro de la promoción de la accesibilidad. A fin de cuentas, es indiscutible que, para una persona con movilidad reducida, la existencia de barreras que impidan el desarrollo de sus libertades supone una limitación en el ejercicio de sus derechos como ciudadano. 
Pero, sin duda, la mejor legislación que podemos aplicar es la del sentido común. 
¿Es Oviedo ejemplo y modelo de accesibilidad? A juzgar por lo expuesto en el reportaje que pudimos leer el pasado 5 de marzo en estas páginas de LA NUEVA ESPAÑA, parece que aún estamos lejos. 
Qué bueno sería para Oviedo marcarse como objetivo y aspiración conseguir el "Premio Europeo de Accesibilidad" que reconoce a las ciudades dedicadas a ofrecer un entorno más accesible en todos los ámbitos promoviendo ciudades más accesibles e inclusivas. 
Que todos tenemos el mismo derecho a transitar por una ciudad amable y abordable es obvio. 
Y que una ciudad mejor siempre es posible, también. Seguro. 
¡Seamos capaces!
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/03/14/seamos-capaces/1896730.html

lunes, 7 de marzo de 2016

¡ES LA FELICIDAD, ESTÚPIDO!

El Otero

¡Es la felicidad, estúpido!

Una reflexión sobre las necesidades de los seres humanos para vivir en armonía

07.03.2016 | 03:47
¡Es la felicidad, estúpido!
¡Es la felicidad, estúpido!
Este debería de ser el artículo más importante que haya escrito jamás. Y debería serlo porque pretendo escribir sobre la felicidad. No en vano, de una manera u otra, nos pasamos la vida persiguiendo a esa esquiva mariposa que es la felicidad. 
Una reciente encuesta de la empresa Gallup afirma que el país más feliz del mundo es Paraguay. Los diez primeros son países latinoamericanos por lo que, a priori, parece que el desarrollo económico no está directamente relacionado con el grado de felicidad. España está en el puesto 54. 
El reino de Bután, un pequeño país enclavado en medio del Himalaya, ha decido que en lugar de medir su riqueza por su producto interior bruto (PIB) la medirá por el índice de felicidad nacional bruta. 
La declaración de derechos de Virginia, promulgada en 1776, reconocía la búsqueda de la felicidad como un derecho constitucional. 
Voy a hacerles una pregunta: ¿en qué creen que se basa la felicidad? Piensen un momento. ¿Basta la salud, el dinero y el amor como decía aquella vieja canción? ¿O no? ¿Procedería incluir en una futura reforma constitucional el derecho a ser felices? Pues no estaría mal. Aunque visto el éxito del derecho al trabajo y a la vivienda... Y me pregunto asimismo, ¿tiene algo que ver el lugar en el que vivimos con la felicidad? Pues la respuesta es sí. Así concluye, al menos, un estudio de la Universidad Politécnica de Cataluña según el cual sí hay una relación entre ciudad y felicidad. A grandes rasgos, los ciudadanos quieren más áreas verdes, el aire menos contaminado, menos ruido, una buena calidad del agua y buenos servicios de saneamiento, sumado a otros parámetros como entorno familiar, amistades, educación, sueldo, etc... No hace muchos días se publicó también un estudio que recogía la percepción de los ciudadanos europeos sobre la calidad de vida de sus ciudades en base a parámetros similares a los que detallé antes. El podio lo ocupaba Oslo y la única ciudad española entre las diez primeras era Málaga. Oviedo aparcería en el listado por ser la que sus ciudadanos percibían como más limpia. No está mal. Todo esto nos podría llevar a pensar que quizá en un futuro sería conveniente pedir a los partidos que concurran a las elecciones que incluyan en sus programas la fórmula con la que van a intentar que los ovetenses seamos un poco más felices. Personalmente me agradaría. Sería síntoma de que, realmente, estamos poniendo a las personas en el centro de la diana de nuestros desvelos. Repito: de verdad. Últimamente se habla mucho de la "gente", así, en abstracto, que si la gente lo que quiere es tal, que si la gente lo que necesita es cual? Pues a servidor, que soy "gente", nadie me ha preguntado sobre lo que quiero y necesito, así que ya puestos, aprovecho para decir que yo ¡quiero ser feliz! Creo firmemente que la política ha de ser herramienta con la que mejorar la calidad de la vida de los ciudadanos; cosa que, como el valor en la "mili", debería darse por supuesto. No en vano, desde Aristóteles, el fin último de la política es el de procurar la felicidad del pueblo. Nada más. Y nada menos. 
En fin, al final, igual al personal no le importan tanto las diatribas internas de nuestros ediles o diputados y, parafraseando a James Carville, asesor de Bill Clinton en la campaña presidencial del 92, tendríamos que decir, con el debido respeto por supuesto, a nuestros regidores ovetenses: ¡es la felicidad, estúpido!
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/03/07/felicidad-estupido/1893388.html