lunes, 29 de febrero de 2016

¡LAS DOCE Y SERENO!

El Otero

¡Las doce y sereno!

La olvidada figura de los históricos vigilantes nocturnos de las calles

29.02.2016 | 03:47
Un sereno de Oviedo, durante su labor.
Un sereno de Oviedo, durante su labor. 
¿Alguno de los presentes guarda en su memoria este grito en medio de la noche? Yo, desde luego, no. Y eso que conocí la figura del sereno en Vallobín, Molina, al que mis perversas hermanas utilizaban cruelmente para infundirme miedo. La figura del sereno de ronda por las calles velando por la seguridad del vecindario forma parte ya de esa nómina de oficios que se han quedado por las orillas del tiempo. 
En Oviedo, en 1820, se publicó un "Reglamento para los serenos de la ciudad" que no tiene desperdicio. Según este reglamento, el establecimiento de serenos es "una de las medidas más importante de la policía para asegurar la tranquilidad pública, para evitar robos y otros excesos y para que los vecinos tengan auxilio en los accidentes imprevistos que suelen ocurrir en horas extraordinarias". Sobre las cualidades requeridas, nada excepcional: "españoles, casados o viudos (de los solteros no debían fiarse), con arraigo, robustos y de buenas costumbres, comprobadas por certificaciones del párroco, informe del señor Alcalde constitucional y de los Señores Regidores". Eran diez y cada uno tenía asignada una zona que iban "rolando entre ellos en un preciso y determinado orden que no podrá alterarse salvo en circunstancias muy particulares". Percibían seis reales diarios y, además, "se les dará de tres en tres años un capote de paño de somonte con capucha y mangas para que les sirva de abrigo en las rígidas estaciones de invierno". Salían a las diez de la noche entre octubre y marzo y a las once en el resto de los meses, "debiendo dar principio a la voz desde el momento de su salida". La voz debería limitarse a anunciar el tiempo y hasta eso tenían regulado: "Deberá ser publicada al menos una vez cada media hora". Tan regulado estaba que "para evitar caprichos o voluntariades de los serenos y que una cosa de tanto interés sea motivo de risa o menosprecio", se precisaban las voces siguientes: "En tiempo sereno, nublado, tormentoso, ventoso o nevado: tal hora y sereno". Asumían una función de vigilancia y mantenimiento del orden, lo que les permitía, llegado el caso, detener a alguna persona "que por la hora, sitio o traje creyesen sospechosa". Si el sereno pillaba a alguien con las manos en la masa "haciendo alguna fractura, rompimiento o escalando a alguna casa, deberá evitarlo avisando a sus compañeros por medio del pito o corneta". Era también obligado informar a la autoridad más próxima "de las reuniones que observen en las tabernas, calles o parajes sospechosos". Hoy en día no darían abasto. De su responsabilidad era, asimismo, el avisar a "médico, cirujano, comadrón, fraile o cura para que ocurran prontamente al socorro de una necesidad espiritual o temporal". Por supuesto, entre las detalladas obligaciones, la de encender los faroles se da por supuesta; eso sí, como alguno estuviera apagado o "diesen escasa luz por disminuir los hilos de que debe constar la mecha, serían responsables y castigados pecuniariamente". Pero también era un cuerpo acreedor de valoración. Así pues, el sereno "como fiel centinela del buen orden y de la seguridad de las propiedades, será respetado de los ciudadanos, absteniéndose de atropellarlo, insultarlo ni ridiculizarlo puesto que en tal caso sufrirán el que se les forme causa y se castigue el atentado con todo el rigor". 
Para cumplir de forma adecuada su cometido tenían que estar equipados convenientemente y, así, el reglamento establecía que "llevarán un chuzo de asta de nueve cuartas de alto con punta, corte y gancho de detener, un farolillo de mano de nueve pulgadas de alto, una corneta o pito colgada de un cordón y se les permite llevar pistolas". 
Por contra, dado que eran responsables de lo que aconteciera en su área, tenían que andar con cuidado porque cualquier exceso podría acarrear la pérdida de destino. Podrían incluso llegar a ser ejecutados ya que, de acuerdo a las leyes "se impondría la pena de muerte si en el acto del ejercicio de su empleo robasen o hiciesen capa a otros para que lo ejecutasen". También tenían que andar con cuidado de que no amaneciese alguna pared empapelada, pues había castigo reglamentario. "Sufrirán los más estrechos cargos por los pasquines o libelos que aparezcan fijados, y así recorrerán a la aurora todas las esquinas y puntos de su respectivo cuartel para averiguar si halla alguno, el cual quitarán antes de que persona alguna lo vea", decían las normas. Y buen cuidado guardarán de no echar un trago en noches de relente puesto que "el sereno que fuese hallado ebrio durante las horas de su ocupación será irremisiblemente separado del encargo y privado de poder obtenerlo jamás". Y así se firmaba este reglamento en las Casas Consistoriales de Oviedo, el 10 de diciembre de 1820. Curioso ¿no? 
Hay más notas singulares a este respecto. Se trata de las observaciones de un viajero del siglo XIX, Edgar T.A. Wigram, quien en unas notas sobre su viaje por Asturias se refería a los serenos como "extraños vigilantes que son una especie de símbolo de respetabilidad para la ciudad". Le debían parecer curiosos y, quizá, anacrónicos puesto que se refería a ellos como "personajes pintorescos ataviados con capas y sombreros anchos y armados con faroles de mano que por la noche aportan un delicioso aspecto rústico a las calles desiertas". Sí reconocía el visitante que tenían su valor puesto que eran de gran ayuda "a los trasnochadores porque llevan llaves de todos los portales de la calle, con lo que el vecino errante siempre puede introducirse tranquilamente en su casa tras haber despertado a media parroquia al grito de ¡se-re-no!" Lo que recogía también el cronista es la poca gracia que hacía a algunos vecinos esta figura puesto que "las personas con sueño ligero odian a estos personajes de potente voz que con su melodioso bramido '¡las doce de la noche y sereno!' son capaces de despertar a todos los perros que llevaban sin ladrar desde las once de la noche. Resulta del todo innecesario hacer de las noches un infierno para informar de que no llueve". 
Sabido es que en Madrid la mayor parte de los serenos eran originarios de Cangas del Narcea. Cuando en el siglo XVIII Pontejos fundó el gremio de serenos de Madrid, éste estaba compuesto por mil doscientos serenos de los cuales solo cien no eran asturianos y otro centenar no era de Cangas del Narcea, por lo que el resto, un millar, eran cangueses. Raro que en las fiestas de San Isidro no haya una "Descarga".
Y por ultimo, por medio de un querido amigo me llega una curiosa anécdota que demuestra que en Oviedo hay gente "pa tó". Se trata del sereno de la zona de la calle del Rosal, de quien se cuenta que, en aquellos años de posguerra, había subido al Naranco a la pata coja por una apuesta y que era capaz, sin inmutarse, de comer un caldero de fabada. Me evoca también la figura de los "Vallaurones", guardias del Campo que deben su nombre al que fuera concejal en los años cincuenta, Julio Vallaure y que, émulos de la policía montada del Canadá, eran un mezcla de "serenos y mosqueteros, verdaderamente pintorescos y un tanto ridículos" según su acertada definición pero a quienes los críos teníamos buen cuidado de evitar y a los que, como me narra otro querido amigo, "padecíamos las parejucas que no teníamos un real e íbamos a amartelarnos al Campo, sentados en un banco y en tres estaciones del año, muertos de frío. Lo más suave que te decían era: 'mantengan una postura decorosa'". Si van ahora...
Pues bien, queden estas líneas como homenaje a todos esos hombres que velaban por los sueños de los ovetenses de entonces, o, quizá, se los turbaban cada media hora, porque como en tantas otras cosas, todo depende del color del cristal con que se mire...
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/02/29/doce-sereno/1889966.html

lunes, 22 de febrero de 2016

¿PARA QUÉ SIRVE UN ÁRBOL?

El Otero

¿Para qué sirve un árbol?

Sobre la importancia de preservar los montes

22.02.2016 
¿Para qué sirve un árbol?
¿Para qué sirve un árbol?
Si les preguntara para qué sirve un árbol seguro que no serían pocas las respuestas: obtención de madera, papel, frutos, leña, medicamentos, producción de oxígeno, reducción de la erosión del suelo, aminorar el efecto del viento, reducción de ruidos, absorción de metales pesados del aire, regulación del clima, ser hábitats de flora y fauna, crea sensación de relajamiento, almacenamiento de CO2? Vamos, ¡casi nada! 
Hace días leía en este diario la noticia de la presentación del libro "Árboles de junta y concejo" de Ignacio Abella, quien apunta: "Los árboles eran la plaza, el parlamento, el ayuntamiento y el juzgado a la vez". Refiere también a Plinio quien afirmaba, ya en el siglo I, que el árbol fue "el primer templo de los hombres". Recoge asimismo el naturalista un hermoso testimonio sobre la íntima conexión ente los hombres y los árboles; se trata de una mujer del pueblo quirosano de Bermiego, llamada Rosario, que le narraba: "Cuando los hombres del pueblo empezaban a emigrar a Argentina se abrazaban al texu o al roble para despedirse del pueblo y, luego, cuando ya en Buenos Aires escribían a los familiares, también se interesaban por los árboles que eran símbolos vivos del pueblo en los que ellos se reconocían y con los que se identificaban". 
Para no pocas culturas los árboles desempeñaban un papel mitológico. Por tanto, a la vista de este breve resumen, cualquier visitante extraplanetario daría por supuesto que serían tan de vital importancia para el hombre que los cuidaríamos como si nos fuera la vida en ello. Que nos va. Pues no. Según la FAO, aunque la tasa de deforestación neta ha disminuido en los últimos 25 años, se sigue perdiendo masa forestal: 129 millones de hectáreas desde 1990. ¡Como toda Sudáfrica! 
En Asturias hemos vivido un fin de año trágico para nuestros montes. Y mucho se ha escrito y discutido sobre lo que se debería hacer para potenciar más el bosque como recurso no solo medioambiental sino económico. Pero me temo que seguiremos debatiendo sobre galgos y podencos mientras nuestros bosques y montes siguen en el olvido. Y en Oviedo ¿qué? Tenemos el "pulmonín" del Campo, que en el último cuarto de siglo ha visto caer un buen número de ejemplares. Desde la tala alevosa de nuestro totémico "Carbayón" muchos son los árboles singulares que sucumbieron a "Doña Hacha". Y tenemos el pulmón, nuestra cuesta. El Naranco. Con cientos de hectáreas que podrían ser de nuevo lo que históricamente fueron: un bosque a la misma puerta de la ciudad que vio nacer y crecer. Y ahí sigue, como siempre, esperando. Decepcionado. Solo ante su mayor enemigo: la indiferencia. 
El novelista José Francés, en su "responso a los álamos de Oviedo", lamentaba la pérdida de estos árboles franciscanos; su reflexión puede ser extensible a muchos otros árboles ovetenses: "sin los álamos, Oviedo ve mutilado el brazo de los adioses y de las bienvenidas. Y todos nos sentimos más viejos, más abrumados de recuerdos, más descentrados en la estólida prisa de descaracterizarse, de falsificarse que tienen las almas miopes y las ciudades indefensas". 
Quiera Dios que las palabras de la escritora puertorriqueña Iris M. Landrón no sean proféticas: "Algún día el árbol que has tronchado te hará falta para respirar". Porque ese día seremos realmente conscientes de para qué servía un árbol.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/02/22/sirve-arbol/1886618.html

viernes, 19 de febrero de 2016

MALDITA AVARICIA

El Otero

Maldita avaricia

La honradez de los que levantan un país frente a la miseria de algunos que simulaban ser respetables

19.02.2016 | 05:05
Maldita avaricia
Maldita avaricia
Woody Allen tiene que estar encantado. Un último homenaje a su ópera prima: toma el dinero y corre. ¡Esto es un no parar! El caso Vitaldent, con un supuesto fraude de más de diez millones de euros es la última guinda. Su propietario fue detenido, listo él, cuando se sospechaba que iba a dejar el negocio y poner pies en polvorosa. Sumemos todos los casos de corrupción política que hemos ido viendo en los últimos meses y que no enumero porque me saldría del espacio deseable. Más los banqueros en el banco... de los acusados, claro. Empresarios que, corruptos y corruptores, pillines ellos, quieren llenar las arcas con malas artes; y es como para exiliarse a no sé dónde. De castaño a oscuro empieza a pasar esto. Pareciera que tanto afán tengan por los cuartos que dirían como el Lazarillo: "maldita la gota se perdía". Alumnos aventajados le han salido al zagal. 
Iba a seguir lamentándome y temiendo que tanta corrupción sea intrínseca a cierto carácter ibérico pero no; no lo haré. Uno, porque no lo creo y dos, porque no me apetece ser plañidero. Por contra, traigo dos testimonios que, no por conocidos, son menos valiosos. Ilustran una parte en positivo que me parece más oportuna resaltar frente a la inmundicia de algunos que se atrevieron a llamarse respetables y que vivieron con indolente indiferencia ante las necesidades acuciantes de muchos de sus conciudadanos. 
Uno es Roberto Darín, fantástico actor argentino, y que, en una entrevista en una televisión de su país, ante la pregunta de por qué no había dado el salto a Hollywood y rechazado el dinero que podría haber ganado, contestaba: "¿El dinero para qué sirve? ¿Para vivir mejor? ¿Mejor de lo que yo vivo? Me pego dos duchas calientes por día. Me estaba yendo bien en el teatro, estaba trabajando genial, nos iba la gente, nos besaba y abrazaba en la calle... La ambición te puede llevar a un lugar muy oscuro, muy desolador. A mí no me moviliza. No es que no me guste la guita o no me guste ganar guita o estar en una situación de estabilidad y tranquilidad económica. No estoy hablando de eso". 
Recordé también a un personaje singular y admirable, Pepe Mújica; cuando menos, un político atípico. Su criterio es digno de escuchar. Entre otras cosas, y a lo que nos trae hoy, decía: "cuando yo compro algo, o tú, no lo compras con plata, lo compras con el tiempo de vida que tuviste que gastar para tener esa plata. Pero con esta diferencia: la única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta. Y es miserable gastar la vida para perder libertad". Un presidente que decía, con buen criterio: "a los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política. Son un peligro". 
En fin, es obvio que de poco servirá ser el más rico del cementerio... Y más si para conseguirlo tienes que empeñar tu alma al diablo o traicionar todo lo traicionable. 
Me pareció conveniente, frente a la avaricia, la codicia, la avidez, la miserable mezquindad de algunos, traer a otros personajes que pongan un contrapunto a tanta miseria moral, y, por qué no, recordar a los millones de españoles que, cada mañana, se levantan para ir a un trabajo que, probablemente, no les gusta, por el que no serán reconocidos ni bien pagados, pero que hacen de forma honrada. Esos son los que levantan un país y a los que, toda esa caterva de sinvergüenzas, nunca podrán mirar a la cara. 
"Oh miseria humana, a cuántas cosas te sometes por el dinero". El gran Leonardo ha dicho. Y no tengo más que añadir.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/02/19/maldita-avaricia/1885449.html

lunes, 15 de febrero de 2016

OVIEDO SE PONE INTERESANTE

El Otero

Oviedo se pone interesante

A la espera de conocer el presupuesto municipal

15.02.2016
Oviedo se pone interesante
Oviedo se pone interesante
No sé si como aseveró Bertolt Brecht corren malos tiempos para la lírica o no, que cada uno, ya se sabe, habla de la feria según le va en ella. Pero sí es cierto, yendo a lo que pretendo, que donde parece que no corren buenos tiempos es en la política. Se dice que hay "desapego" por parte de los ciudadanos ¿Y nos extraña? A mí, desde luego, no. El "marxismo" crece sin resistencia, campa a sus anchas; sí, sí? pero el de Groucho, entiéndase. Bien decía el genial humorista: "la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". Y así nos va. Aunque quizá sea un juicio excesivamente severo. Hay miles de políticos en este país con auténtica vocación de servicio y muchos, incluso, que desempeñan su tarea con dedicación gratuita y desinteresada. Y la política, nos guste o no, está en el aire. Se respira. Nos atañe a todos. Todo hombre lleva dentro de sí una parte de ese "animal político" que definiera Aristóteles. Lo malo es que algunos han invertido los términos y se han transformado en "políticos animales", con perdón de los animales que son bastante más civilizados que muchos de nosotros. Recuerdo, cuando tuve el honor de representar a los ovetenses en las Consistoriales, que mi madre me decía: "Ay niñín, tas chiflau, qué ganes tienes de metete en líos? no te mentas en follones y dedícate a lo tuyo?" Y yo decía: ¡también la política es lo mío! No en vano, la política es, sin duda, una de las mejores herramientas que tenemos para transformar la sociedad en positivo; por tanto, ¿es o no es cosa de todos? Pero en estos tiempos, es cierto, muchos son los que dicen, por unos u otros motivos, no. No encuentran la actividad política suficientemente atractiva o estimulante. 
Pero el caso es que ya no sé qué pensar. El año pasado, Caunedo, ostentando la alcaldía, decía ante un sorprendido auditorio en Burgos que quería un "Oviedo sexy". Y la semana pasada, el actual regidor, haciendo gala de un sano sentido del humor, dijo: "gobernar Oviedo es casi un orgasmo permanente". ¿A ver si va a resultar que hay un irresistible "sex appeal" en el ejercicio del noble arte de la política que el común de los mortales nos estamos perdiendo y que esté subiendo la temperatura de la Consistorial? ¿Tendrá algo que ver todo esto con la famosa "erótica del poder" Hasta ahora, creíamos que la temperatura subía cuando se cruzaban exabruptos y calificaciones poco cariñosas en, por ejemplo, un pleno, pero, en vista de lo visto, parece que la cosa local se pone atractiva. 
El escritor británico Aldous Huxley sospechaba que un intelectual es una persona que ha encontrado algo más interesante que el sexo. ¡Coime! A ver si va a ser cierto que en política hay muy pocos intelectuales? 
Lo que, en cualquier caso, no vendría mal, es que después de tanta floritura sexual y de tan largo periodo de gestación asistiéramos, por fin, al parto de los presupuestos municipales. Habrá que mirar cuándo cambia la luna. 
Definitivamente, a tenor de lo visto, sin duda, Oviedo se pone interesante.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/02/15/oviedo-pone-interesante/1883350.html

viernes, 12 de febrero de 2016

EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS

El corazón de las tinieblas

La escasa repercusión que tuvo la noticia, divulgada el 31 de enero, de que diez mil niños refugiados han desaparecido en Europa

12.02.2016 
Dos niños sirios muestran sus canicas en un campo de refugiados de Jordania.

"¡El horror, el horror!". Es esa frase pronunciada por Kurtz, el personaje creado por Joseph Conrad en su obra de 1902 "El corazón de las tinieblas", la que me inspira el título de estas líneas y me hace abismar en lo tortuoso de la condición humana. Al igual que el capitán Willard, quien a medida que remonta el río en busca del Coronel Kurtz en la cinta de Coppola "Apocalipsis Now" va descubriendo el lado tenebroso del ser humano, a veces asisto atónito a determinadas noticias que me hacen creer que, efectivamente, Thomas Hobbes tenía razón: "El hombre es un lobo para el hombre". Difícil de explicar, si no, algo como lo que me impele a escribir estas líneas: "Diez mil niños refugiados han desaparecido en Europa". La noticia sacudía las redacciones el pasado 31 de enero. Y lo que debería ser encabezado de todo tipo de noticiarios apenas si tuvo repercusión. Y ya no se habla de ello. ¡Diez mil niños! ¡Diez mil! Según Europol, aunque algunos hayan podido acabar con familiares, la mayoría se encuentra en organizaciones de tráfico de personas, a merced de una "infraestructura criminal paneuropea", relativamente nueva y enormemente sofisticada que ha fijado su objetivo en los refugiados. Solo el año pasado llegaron a Europa cerca de veintiséis mil menores sin acompañamiento, huyendo de la guerra en Siria y otras zonas de conflicto. 
Diez mil niños que como por obra de alguna martingala maléfica se han esfumado. ¿Qué actitud adoptar ante semejante atrocidad? Poco, me temo, se puede hacer. Salvo no olvidar. Y sentir asco. Y vergüenza. Y rabia. Asco por constatar que haya personas tan viles como para aprovechar una desgracia como la grave crisis de los refugiados para lucrarse a costa de un ser humano. Infancias vulnerables. Precios baratos? Vergüenza por ver o, mejor dicho, por no ver un inminente y gran esfuerzo multinacional encaminado a resolver esta infamia. Una ignominia que se diluye, dócilmente, en la indiferencia comunal. Rabia porque Europa, tan preocupada cuando un problema escupe a su puerta, capaz de movilizarse en campañas mil, de todos los colores y formas, ante el drama de los refugiados, sin embargo, se escabulle en un aséptico lavado de manos. En la mente de todos están los recientes atentados en Europa. Lamentables y condenables. Por supuesto que no pretendo caer en demagógicas y estériles comparaciones, pero me sirven para contrastar la repercusión mediática de unos frente a la discreción de una noticia como la desaparición de estos diez mil niños. Y tantos casos más de diarios dramas humanos que pasan, acurrucados y cohibidos, silentes entre miles de noticias que, por comparación, diríanse frívolas. No olvidemos a esos niños ausentes. Nos faltan. Ni olvidemos esas siluetas lacerantes, inertes, en la orilla solitaria y fría de un mundo que un día fue su esperanza. Futuros truncados. Imágenes insoportables de una niñez frenada en seco. No borremos, tampoco, la imagen de la ciudad de Alepo a vista de pájaro. Arrasada. Vencida por el odio de unos y la incapacidad de otros para frenar una guerra absurda, como todas las guerras. A una sociedad que se acostumbra a convivir con sucesos como éste sin sentir un escalofrío en el espinazo colectivo algo esencial le está empezando a fallar. 
Me pregunto, por tanto, si el corazón de las tinieblas está al final de un río africano o vietnamita o, más bien, el corazón de las tinieblas, en buena medida, está arraigando en el mismo corazón de esta vieja e inane Europa...
http://suscriptor.lne.es/opinion/2016/02/12/corazon-tinieblas/1882109.html

LA ROMERÍA DE LAS NARANJAS

El Otero

La romería de las naranjas

Sobre la celebración de la fiesta de las Candelas en la ciudad

08.02.2016 
Aspecto que presentaba ayer la calle del Águila.

Pues sí. De las naranjas. Y en esta tierra de pomares. La primera del calendario festivo local: el 2 de febrero. También conocida como fiesta de "las Candelas", heredera de la "festa candelarum" romana. Festividad litúrgica de la presentación del Señor en el templo y de la purificación de la Virgen. Se celebraba en el entorno del convento de San Pelayo por donde se ponían puestos de naranjas que se extendían por la muralla hasta la calle del Águila. 
A ella se refiere Palacio Valdés en su obra "La novela de un novelista": "Asturias no es país de naranjos, pero a la orilla del mar, por la parte de oriente, crecen algunos que dan una fruta bastante aceptable, sobre todo si se la come con azúcar. El día de la Candelaria llegan a Oviedo por la carretera de Gijón muchos carros y se establece en esta carretera un lucido paseo. No tiene más que un inconveniente y es que el camino por aquella parte ofrece una fuerte pendiente, lo cual le hace imposible para los asmáticos". 
Era ocasión propicia para llevar la fiesta más allá de sus límites naturales y, como nos recordaba Carmen Ruiz-Tilve en uno de sus imprescindibles "Pliegos de Cordel" allá por 1996: "La fiesta, para unos, estaba en el taberneo interminable por la zona; para otros, frecuentemente mujeres, en el paseo que se animaba hasta la Noceda y Jovellanos. Y para otros, la chavalería, en las batallas en las que se enzarzaban, desde sus acuartelamientos en la plaza de Feijoo, apuntando certeramente con los gomeros para lanzar contra los cogotes del prójimo perfumados dardos consistentes en mondos de naranja. En principio, los dardos de azahar solían ir dirigidos a las niñas, pero por la falta de precisión del arma primitiva y por las prisas, los papás y las mamás y las carabinas recibían la mayoría de los golpes". 
Hoy ya no hay puestos de naranjas. Ni los farolillos de papel que alumbraban, mortecinamente, las calles al atardecer. Pero nuestras Pelayas siguen manteniendo viva la llama de esta tradición y, como legatarias de ese acervo secular, cada año, tras el rezo de vísperas procesionan con velas (candelas) por el claustro del monasterio. Y en el ofertorio de la misa vespertina se cumple la tradición de presentar a los niños nacidos durante el último año. 
Para los campesinos este día era también como un alto en medio del invierno. Fecha idónea para que las reservas de alimentos, tanto para las personas como para el ganado, estuvieran promediadas; varios dichos se conservan de esta costumbre: "El día de les Candeles entremedien les ceberes: si tienes como teníes, comerás como decíes". Si se disponía, al menos, de la mitad de las provisiones no habría problemas ya que: "Por la Candelera mirarás la to panera, la del maíz y la de la yerba, si tienes como comisti, bien salisti". Caso contrario se podría pasar peor: "El día de la Candelera medirás tu yerba y cebera; si tienes como tuviste, comerás como comiste, si no, aprieta la trebolguera". Y en tiempos de ausencia de partes meteorológicos también esta fecha ofrecía pistas: "Cuando la Candela chora, el invierno vai fuora, que chore que deixe de chorar, la mitá del invierno ta por andar". 
Por cierto, no vi cigüeña alguna el día 3, San Blas, que ya se sabe que por ese día la verás. Y si no la vieres, año de nieves. Así que no desesperen los esquiadores.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/02/08/romeria-naranjas/1879938.html

lunes, 1 de febrero de 2016

CUARENTA AÑOS DE ESPERANZA

El Otero

Cuarenta años de esperanza

Las cuatro décadas de vida de una iniciativa pionera en la promoción de la salud emocional

01.02.2016 
Un grupo de voluntarios del Teléfono de la Esperanza, durante el acto de clausura de la celebración de su 40.º aniversario, en Trascorrales.

Nadie. Repito. Nadie se ha visto libre de vivir instantes de zozobra. Momentos en los que parecía que hasta el mismo cielo amenazara con desplomarse encima de nuestras cabezas. Días oscuros en los que parece que nada en nuestra vida tiene sentido. Horas lacerantes. Pero en el fondo, la mayoría, creemos que nunca llovió que no escampara y que, por oscura que sea la noche, siempre hay un nuevo amanecer esperando. Aún así, hay quien cae en un agujero tan hondo y tan negro que le es imposible salir. Personas que sienten cómo las ganas de luchar se esfuman. Que una mordaz soledad les invade. Que la esperanza desaparece. Que la ilusión, simplemente, ya no existe. Y ese pozo se agiganta. Te atrapa. Te engulle. Y te rindes. En ocasiones hasta el punto de sentir que sus hombros ya no soportan más el peso de su propia vida. Aunque no se habla mucho de ello, los datos de suicidio en nuestro país son preocupantes y desgarradores. No parece, por tanto, un problema que se pueda esconder debajo de la alfombra. ¿Qué estamos haciendo mal como sociedad? ¿Qué nos está pasando individual y colectivamente? Cuando parece que tenemos más (con permiso de la crisis) es cuando, tal vez, hay más gente insatisfecha. Jamás hemos tenido acceso a más información y a más bienes pero, quizá, nunca nos hayamos sentido más solos. Por eso, más que nunca, convendría sembrar esperanza. Por eso, vendría bien, aun en las dificultades, vivir con una actitud positiva. Por difícil que sea, que lo es. Y por eso, a pesar del refrán de "consejos vendo y para mí no tengo", qué sano sería para todos que esta frase de Teresa de Calcuta se hiciera realidad: "No debemos permitir que alguien se aleje de nuestra presencia sin sentirse mejor y más feliz". 
Quizá así lo entendió Serafín Madrid, un hermano de la orden de San Juan de Dios, persona tremendamente creativa y emprendedora, que en 1971, en Sevilla, fundó el Teléfono de la Esperanza. Una iniciativa humilde que hoy se ha convertido en una ONG pionera en la promoción de la salud emocional, especialmente, de las personas en situación de crisis individual, familiar o psico-social, y presente en 30 provincias españolas además de en Portugal, Zúrich, Miami y París. 
Y en Asturias están de cumpleaños. Cuatro décadas ayudando a los asturianos y a los ovetenses. Ofreciendo una voz de aliento desde el otro lado del teléfono. Contribuyendo con talleres, cursos y acompañamiento a ayudar a las personas que necesitan un pretexto para agarrarse al futuro. Una voz amiga dispuesta siempre a tender una mano firme para salir de ese pozo maldito. Sea el que sea. Cuarenta años convirtiendo la línea telefónica, anónima, en 7.209 abrazos solidarios y necesarios. Esas son las llamadas recibidas en 2015. Ciento cuatro voluntarios entre psicólogos, psiquiatras, abogados y orientadores permanentemente dispuestos a ser esa voz que nos diga: ¡ánimo! ¡Aún hay una oportunidad! Del 16 al 24 de enero han tenido su merecida celebración en la plaza de Trascorrales. Y aquí seguirán. En su local de la avenida de Bruselas, 4 de Oviedo o en el 985225540, hallaremos una mano tendida que nos ofrece los recursos para levantarnos y continuar. Para derrotar los miedos que nos paralizan. Una escucha comprometida. Una voz que combate punzantes soledades. Palabras cargadas de esperanza. Tan necesarias. Tan imprescindibles. 
¡Felicidades por esos cuarenta! Y gracias.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/02/01/cuarenta-anos-esperanza/1876526.html