Calles y nombres
Sobre la ausencia en el callejero de figuras relevantes en la historia local
Carlos Fernández Llaneza 06.07.2020
¿Habla el callejero de una ciudad de sus habitantes? En cierta forma, sí. Es como un espejo en el que se reflejan emociones, querencias, costumbres? es un libro repleto de nombres que, de una u otra forma, han ido moldeando ese inmenso bloque de barro que es nuestra propia historia. Corresponde a los responsables municipales el lograr el mayor consenso en las ampliaciones o modificaciones del nomenclátor para evitar, en la medida de lo posible, nombres de quita y pon, flagrantes injusticias y posibles omisiones con aquellos que atesoren méritos contrastados. Reciente está el fallecimiento de Jaime Álvarez-Buylla, nombre que, parece, pasará a formar parte de esa singular nómina. Igual que el del gran Jaime Martínez del Río, que no hace mucho nos dejó, con méritos tan sobrados como merecidos para que su nombre figure en el callejero ovetense. Seguro que ustedes tienen algún nombre en mente que juzgan acreedor de ese honor. Tal vez algún día habría que definir quién es el responsable de la adjudicación de nombres, ¿una comisión heterogénea que recoja las distintas propuestas y que no quede así al albur del dirigente de turno? Podría ser una buena opción.
En mi lista particular hay varios nombres que echo en falta, aun siendo partidario de recuperar topónimos tradicionales o desaparecidos. Imposible hablar del callejero y no recordar, una vez más, al imprescindible José Ramón Tolivar Faes, con más que merecida calle en la zona del Cristo desde el 6 de abril de 1995 además de ser hijo adoptivo de Oviedo. Pues bien, hay nombres que se quedaron orillados en la historia de la ciudad que son preciosos: Albergueros, Calleja del Campo, Cigüeña, Pedrera del Mercado, Los Solares, Posadiella, Rua de los Cambiadores, Platería, Signun Salutis, Socastiello, Rua de la Torre, Trasantirso, Viña? Quizá estaría bien recuperar alguno de ellos. Pero como para muestra vale un botón, voy a poner dos ejemplos de nombres propios que echo en falta: Pérez de Ayala y Juan Miguel de la Guardia. Y quizá piensen: ¿Pérez de Ayala? ¡Pero si tiene calle! Pues sí, pero el titular es Ramón Pérez de Ayala y Pizarro, quien fuera alcalde de Oviedo por primera vez el 26 de abril de 1895. Volvió a la alcaldía sucediendo a Longoria Carbajal el 1 de julio de 1897 permaneciendo en ella hasta su dimisión el 14 de abril de 1901. Pero su sobrino, Ramón Pérez de Ayala y Fernández del Portal, autor de "Tigre Juan" y de tantas obras relevantes, no tiene hueco en el callejero de "Pilares". Sí le reconoció la ciudad con un monumento en el Campillín. La biblioteca pública del Fontán lleva su nombre así como un Instituto de secundaria. En la calle Campomanes se encuentra una placa conmemorativa de su nacimiento pero calle, no tiene. Juzguen ustedes. Otro nombre que me gustaría ver con más relieve en el callejero, y así lo escribí hace años, es el de Juan Miguel de la Guardia Ceinos. Bien es cierto que, desde el 15 de marzo de 1988, tiene un Paseo con su nombre en el Campo San Francisco que se extiende desde Marqués de Santa Cruz hasta el Bombé pero, qué quieren que les diga, aunque el Campo es un sitio magnífico para perdurar, personalmente y, dada la magnitud, calidad y relevancia de su obra en Oviedo, me gustaría que el nombre de Juan Miguel de la Guardia figurara con más relieve aún. No es ocasión de entrar a analizar su obra; ocasión habrá de volver a hacerlo. Pero De la Guardia ha sido uno de los mejores arquitectos que ha tenido esta ciudad, y la nómina no es pequeña. Por eso me parece acertada -y desde aquí sumo mi apoyo- la iniciativa que están llevando a cabo "Los Franciscanos" para que Juan Miguel de la Guardia sea hijo adoptivo de Oviedo. Como dije, méritos tiene. De sobra. Y de bien nacidos es ser agradecidos.
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