Cien años en el corazón de Oviedo
La solemne inauguración de la hoy basílica de San Juan el Real, el día 24 de junio de 1915, tal y como fue relatada por el redactor en la crónica del diario "El Carbayón"
24.06.2015
Arriba, fachada del templo de San Juan el Real, en una foto de la época, y sobre estas líneas la nueva iglesia vista desde la calle Melquiades Álvarez.
Carlos FERNÁNDEZ LLANEZA
Tal día como hoy, 24 de junio, pero de 1915, fue un día grande en Oviedo. No todos los días se puede asistir a la inauguración de una obra de la relevancia de la hoy Basílica de San Juan el Real. El hecho tuvo gran repercusión en la prensa local y vamos a repasarlo de la mano del redactor de "El Carbayón".
"Fue el de ayer un día que debemos de señalar con piedra blanca en los anales de la historia de nuestro pueblo. Desde ayer se ha abierto al culto católico un nuevo templo, modelo de solidez y de buen gusto, una nueva casa donde los católicos ovetenses podemos concurrir a elevar nuestras plegarias al Altísimo pidiéndole la necesaria salud del alma. Un lugar más de reposo, de quietud, tan necesario en estos tan revueltos y calamitosos tiempos".
"Por sobre la soberbia cúpula que almena el edificio, acabada obra de la más refinada arquitectura que atrevidamente se yergue hacia el cielo posa el símbolo de la redención dominando aquella populosa parte de la ciudad, inmediata a las vías férreas, como indicando al viajero que llega, su arribo a una población profundamente cristiana que entre sus nombres coloca el más glorioso el de su amor a Dios, el de su más acendrada a la doctrina del mártir del Gólgota. La alegría más profunda, más sincera, más espontánea, embarga nuestro ánimo; lo propio que ha ocurrido a todos los feligreses de la iglesia de San Juan".
"De ello es prueba elocuente la completa multitud que ayer de mañana, a pesar de ser día laborable y de la inclemencia del tiempo, se apiñaba a la entrada de la nueva iglesia, deseando dar con su presencia mayor al primer acto religioso que allí se celebraba; patentiza este júbilo el hecho de haber adornado todo el vecindario los balcones de sus casas, adhiriéndose así a la gran fiesta. El día de ayer es fecha memorable que imperecederamente grabaremos en nuestro corazón los ovetenses".
"Para que los lectores tengan alguna noción, siquiera sea ella muy ligera de lo que es el nuevo templo, vamos a facilitarles algunos datos que juzgamos de interés. El proyecto es del arquitecto Luis Bellido. El solar donde se levanta el templo fue adquirido por el Excmo. Fray Ramón Martínez Vigil, habiendo sido agrandado después con varios terrenos adquiridos por el Sr. Vicario Capitular, Benigno Pajares, quien, como es sabido, a la muerte del llorado obispo, quedó regentando la Diócesis. Este mismo señor fue quien primero puso manos a la obra firmando el contrato para la realización de la obra con D. Claudio Alsina, persona competentísima en esta clase de trabajos como lo acredita la multitud de las que tiene realizadas en el transcurso de su vida. Se abrieron los cimientos y principiaron por tanto las obras a finales del mes de octubre de 1904".
"En la primavera de 1905 se hizo cargo de la Diócesis el actual Sr. Obispo bendiciéndose por éste la primera piedra en la tarde del 24 de junio del mismo año, festividad del santo patrono de esta parroquia. Todavía recordamos aquella fecha memorable en la que hubo concurrencia extraordinaria a dicha solemnidad y de una manera especial recordamos a D. Gumersindo Díaz Agueria, q.e.p.d., párroco entonces de la feligresía de San Juan, tan querido de todos, tan entusiasta de su iglesia y cuyo nombre tardará en borrarse de la memoria de todos sus feligreses por las caridades entre ellos hacía. ¿Quién había de decir que aquel hombre lleno de vida, de robustez, en lo más hermoso de su existencia había de desaparecer antes de ver terminado el templo de sus afanes? No necesitamos seguir paso a paso las fases todas de la construcción de este templo, ni tampoco precisa decir que para levantarlo se acudió a la labor de muchos obreros; pero sí podemos al menos afirmar que desde que se principió la obra no se suspendió ni un solo día y que si eran aparentemente pocos los operarios que a diario trabajaban, esto se hacía, no para retardar la obra, sino para mayor seguridad y solidez".
"En comprobación de ello podemos decir que toda la cantería, tanto en el interior como en el exterior del templo, ha sido colocado por un mismo obrero: Ramón Álvarez. El 25 de octubre de 1913 se colocó la cruz sobre la cúpula central. En el verano de 1914 quedaron instaladas las artísticas vidrieras, obra de las más hermosas del templo y que proceden de los talleres de los Sres. Maumejean. Actualmente, las paredes interiores del templo están por completo desnudas. Forma el interior una cruz con ábsides semicirculares y tiene tres capillas situadas a ambos lados de la entrada principal. Una de estas capillas, la llamada de las ánimas, está por completo terminada y es una verdadera obra de arte. Al fondo, en primer término, se ha colocado provisionalmente un altar mayor, hermosamente trabajado en mármol, con una imagen de Ntra. Sra. del Carmen, también de mármol, primorosamente labrado. Las vidrieras representan diversos pasajes de la vida de San Juan Evangelista, todo ello admirablemente completado".
"La nave principal de la iglesia mide 40,90 metros de longitud y 22 de altura. Todas las puertas serán de madera de caoba, sólidas y delicadamente talladas. El pavimento es de parquet de roble, procedente de la llamada Bosnia Asturiana. La instalación de la calefacción, que se extiende por todo el interior, es obra de Nuño y Compañía de Valladolid y la eléctrica, soberbiamente hecha, es de la Electra Asturiana. Hasta ahora sólo se han adquirido cuatro campanas nuevas, de las cuales la mayor pesa 1.500 kilos y fueron construidas en los talleres de Moisés Díez, de Palencia. Cada una de estas campanas da su nota musical fija, exacta, matemática y están entre sí tan admirablemente combinadas, que todas juntas dan un hermoso acorde. Es, por lo tanto, este templo el único que a nuestro juicio, tiene sus campanas armonizadas pues no nos consta que las haya en ningún otro de España. Como más abajo se dice, ayer no se ha hecho más que la bendición del templo, la consagración queda para más adelante cuando esté terminado el interior".
"El altar mayor, la verja del presbiterio y el púlpito grande, se están construyendo en los talleres del Sr. Granda Buylla en Madrid, así como también nos consta que se ha encargado a este mismo señor todo el decorado del interior del templo. No sabíamos cuando terminarían definitivamente las obras, pero será pronto porque se les piensa dar gran impulso".
"El día de ayer apareció lluvioso, como los anteriores. A pesar de esto, los feligreses de San Juan, dando pruebas de su sentimientos religiosos, engalanaron los balcones de sus casas con hermosas colgaduras, presentando las calles ese aspecto de las grandes solemnidades. Desde bien temprano el público comenzó a acudir al nuevo templo, donde varios obreros se hallaban ultimando los preparativos para la solemne bendición. El número de personas aumentaba por momentos de manera alarmante. A las diez se desalojó al público del templo y se cerraron las puertas quedando solo en el interior los señores sacerdotes. A dicha hora comenzó a caer fuerte aguacero que no cesó hasta cerca de las once. Cuando llegó el Sr. Obispo salió a recibirle el clero parroquial con cruz alzada. En aquel momento se inició un repique general de campanas y se dispararon varias docenas de gruesos palenques".
"Fuera del templo se revistió con los ornamentos sagrados el Sr. Obispo, y acto seguido comenzó la bendición de la iglesia por la parte exterior. El numeroso gentío allí estacionado, se apiñaba para poder presenciar la ceremonia, costando grandes esfuerzos a los agentes de la autoridad el poder contener aquella masa de carne humana que aguantaba gustosa el tremendo chaparrón, esperando el momento de poder entrar en la amplia iglesia. El Sr. Obispo entró luego en el templo, cantando el clero la letanía de los Santos y terminada la cual, recorrió su Ilustrísima las naves de la iglesia bendiciéndola. Terminada la bendición, se colocaron en el altar mayor varios candelabros intercalados entre grandes ramos de flores, las lámparas eléctricas empezaron a brillar y las puertas principales de la iglesia fueron abiertas de par en par entrando en ella los centenares de personas que fuera esperaban tan deseado momento".
"A las once comenzó la misa que fue de medio pontificial, siendo el celebrante el D. Benigno Rodríguez Pajares, Dean y Provisor del Obispado asistido de D. Eladio Espina, párroco de San Isidoro y de D. Bernardo Cabal, Regente de Santa María La Real de la Corte. Al lado del Evangelio, se hallaba en su trono el Ilmo. Sr. Obispo y sus ministros asistentes, los Sres. D. José Cuesta, Arcipreste; D. Manuel Tamargo, Arcediano, D. Manuel Collada, Maestrescuela, y el maestro de ceremonias D. Pablo Manzanal. Un nutrido coro de voces, dirigido por el presbítero D. Salvador Torner, cantó con gran afinación y gusto la misa. Después del Evangelio subió al púlpito el Sr. D. Arturo Sandoval, canónigo de esta Santa Iglesia Catedral Basílica, quien pronunció un hermoso sermón que versó sobre el tema: "Bendito sea Dios". El orador, en su breve exordio, hizo ver la satisfacción inmensa y el júbilo que se observa en todos los presentes al presenciar la solemne inauguración de la iglesia de San Juan".
En fin, datos para el recuerdo de esta centenaria parroquia; otro capítulo de los muchos que componen ese gran mosaico que conforma la extensa historia común de nuestra ciudad de Oviedo
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