lunes, 26 de noviembre de 2018

ASTURIAS, ¿PARAÍSO NATURAL?

El Otero

Asturias, ¿paraíso natural?

Ante los problemas de contaminación y los alarmantes datos de suspensión de partículas

26.11.2018

A buen seguro que muchos hemos presumido con el acertado eslogan de "Asturias, paraíso natural". Ciertamente Asturias es un paraíso. Pero incompleto. Porque algo tan esencial como el aire que respiramos no concuerda con el de ningún paraíso. 
Y no es asunto baladí. La semana pasada el Principado de Asturias activaba el protocolo por contaminación en Oviedo debido al incremento de la contaminación atmosférica por partículas en suspensión. Bastaron unos días de situación anticiclónica y polvo de origen africano para que el aire que respiramos se enrareciera. 
Datos sobre contaminación hay muchos y muy variados. Muchas las fuentes donde se pueden consultar. Pero sean porcentajes atinados o aproximados, lo que de verdad reflejan es una situación preocupante. Veamos algunos: Asturias es la comunidad autónoma con mayor índice de infecciones respiratorias en niños, según el informe "Infancia y medio ambiente". En Asturias tenemos dos de las empresas que mas CO2 emiten en España; como es sabido, emisiones claramente relacionadas con el cambio climático, según alerta Greenpeace. También lideramos el total de emisiones de CO2 por habitante en el país, cuatro veces más que la media nacional, según datos que ofrece el Observatorio de la sostenibilidad. 
El área central de Asturias es la zona más contaminada de España por benceno. Lo dice el Ministerio de Medio Ambiente. 
Y en Oviedo, la capital de la "Asturias verde" no estamos tan bien como cabría esperar. Todavía el último mes de agosto, la Coordinadora Ecologista de Asturias alertó de los altos niveles de benceno, muy por encima de todos los niveles máximos que la OMS recomienda. Me inquieta profundamente constatar que, según un informe del Instituto Carlos III de la salud, Oviedo sea una de las ciudades más contaminadas de España liderando en ocasiones el ranking de partículas en suspensión. 
No soy quien para dictar consejos a nadie. Las distintas administraciones deberían saber cómo actuar. De lo que sí me preocupo es de lo que pueda hacer yo. De aquello que, directamente, pueda depender de mí. Y usted puede hacer lo mismo. 
Para empezar, conocer el problema. Ser críticos. Contribuir, en la medida de las posibilidades de cada uno, a sensibilizar a otros. Sin alarmismo infructuoso pero con realismo. Para continuar, adaptar nuestros hábitos de vida y consumo de forma más sostenible; ahí, sin duda, tenemos un gran reto a afrontar. 
Y, por qué no, indignarnos. No seamos indiferentes. Que nadie nos prive del derecho al pataleo. Pero una indignación militante. Con exigencias a los responsables de velar por la calidad del aire que respiramos que, dicho sea de paso, no entiende de fronteras ni de clases. Todos respiramos el mismo aire. 
Y si podemos plantar un árbol o instar a que planten miles, mejor aún. Tiene razón Al Gore cuando dice: "la contaminación nunca debería ser el precio de la prosperidad". 
Sería un muy alto precio a pagar.

lunes, 19 de noviembre de 2018

OCURRENCIAS CARBAYONAS

El Otero

Ocurrencias carbayonas

Sobre las ideas para la ciudad que se quedaron por el camino

19.11.2018 

¿Recuerdan aquella hilarante propuesta de hacer una playa en el parque de invierno? Quizá haya quien piense -no me encuentro entre ellos- que a Oviedo sólo le falta para ser perfecta una playa donde solazarse en las tórridas jornadas del estío. Tal vez fuera suficiente una hermosa ribera fluvial por el centro de urbano emulando ciudades que son atravesadas por milenarios y señeros ríos, por eso de que el Nora nos cae un poco fuera de mano y que las piscinas tienen poco encanto. Pues miren ustedes por dónde, lo de los ríos ya se le ocurrió a alguien mucho antes de la genialidad del parque de invierno. Porque ya en el siglo XVIII había quien lamentaba que si no teníamos un río formal es "porque no se ha querido, pues Gonzalo de Güemes Bravamente, famoso matemático y arquitecto prometía (como propuso muchas veces) sacar un mediano río del prado Picón, por su eminencia, arrabal de esta ciudad en cuya empinada falda, frente a oriente y septentrión, se halla el dilatado barrio que llaman de la Capitana y San Cipriano, pero jamás ha tenido graso oído, que nunca falta en los cónclaves alguna torcida intención, mayormente si se trata de cosas que puedan ceder en beneficio común, porque siempre prevalece el interés particular". Bueno, ya ven que las lamentaciones sobre los intereses de algunos en arrimar las ascuas a sus sardinas no es nuevo. Pero si creen que la idea del amigo Güemes era descabellada y única, errarán. Seguimos el Oviedo del XVIII. Y así encontramos en el mismo texto, "Timbres históricos de la ciudad de Oviedo", de autor anónimo que "otro insigne matemático e ingeniero llamado Cornelio Dionisio Galbe (antes tan fino hereje como después católico) propuso traer al lado el río que baja a Lugones y dista de aquí una legua. Pero este noble proyecto, y los tres importantísimos, tanto al Principado de Asturias como a la Real Corona de las Construcciones de Muelles y Puertos Marítimos (que ideaba el mismo ingeniero) en las celebérrimas Conchas de Artedo, en Pravia, y Verdecio en Gozón, se quedaron en sólo demostraciones y diseños (que es lo mismo que en plantas y pinturas sin más acotamiento) con la apertura de un camino real carretero a Castilla, que había de transitar por Proaza". 
Ya ven. Lo de los proyectos tan ilusionantes como descabellados que no pasaban de coloridas y fantásticas infografías no son cosa sólo del presente. Así que ahora que estamos a pocos meses de ser llamados de nuevo a las urnas para elegir a nuestros munícipes, tal vez desayunemos alguna mañana con la idea de que Oviedo no ha de ser menos que Sevilla, Valladolid, León, Madrid, París, Praga o Viena.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2018/11/19/ocurrencias-carbayonas/2382688.html

lunes, 12 de noviembre de 2018

LAVADORAS CONTRA LAVANDERAS

El Otero

Lavadoras contra lavanderas

Publicidad agresiva de hace un siglo

12.11.2018 
Enfocábamos la mirada la semana pasada hacia las lavanderas del Naranco, una actividad importante que contribuyó, de forma notable, a sostener las economías familiares. Como siempre, no faltaban detractores pero si les preguntara quién creen ustedes que fue una de las principales voces críticas, ¿qué me responderían? Seguro que no aciertan. No piensen mucho, se lo voy a revelar: una lavadora. Ya ven qué cosas. En un folleto publicado en los años veinte titulado "Sugerencias para el Naranco", y del que dio cuenta en su día Ernesto Conde, venía una agresiva campaña de publicidad de una lavadora manual llamada "Duplico" en la que se leía: "El poema del Naranco sufre un eclipse comentando cuando el peripatético tropieza en sus andanzas con uno de los tan abundantes lavaderos de ropa. El agua estancada, semisólida, cuyos grumos son condensación de todas las suciedades y entre cuyas ondas pululan miríadas de gérmenes patógenos en contraste con la pureza maravillosa del ambiente, sugiere al observador multitud de pensamientos; porque Naranco, pulmón de Oviedo, cuyas brisas purifican el aire morboso de la ciudad, constituye, por sus lavaderos -donde se limpia la ropa de la mayor parte de los ciudadanos- un gravísimo peligro para la salud pública. ¿Cuántas enfermedades contagiosas habrán sido transmitidas por este vehículo al que tan poca importancia se le concede?". Ríanse ustedes de la publicidad agresiva de hoy. Estos no se cortaban un pelo. Y por si todo lo anterior fuera poco continuaba con la preocupación, también, por el secado; el caso era atacar por todos los flancos: "La ropa se tiende entre sebes, donde se desgarra con las púas de las zarzamoras". E, inasequibles al desaliento, continuaban: "Existe, pues, en el Naranco un problema que es preciso afrontar sin dilación. Cada día que pase sin resolverlo será una brecha que se abre en el estado sanitario de Vetusta. Mas como somos escépticos en este punto, nuestros ediles no se distinguen en general por esta clase de preocupaciones, ya que sienten otras muchas que sino tan interesantes para el pueblo, lo son altamente para ellos, por su más estrecha relación con la política del partido". ¡Vaya! En esto parece que no hemos cambiado tanto. 
La lavadora "Duplico" era, según su anuncio, "un servidor ideal, sobrio, limpio, elegante, discreto, económico y útil". Y eso que había que darle a la manivela. La llegada del progreso exigía romper con usos y costumbres anacrónicos y todo valía para combatir al rival. Así que eso de lavar la ropa por ahí de cualquier manera, nada de nada; en casa y, por supuesto, en una lavadora "Duplico". Que no es plan llevar la ropa a casa llena de manchas de verdín, con limacos pegados, impregnada de mortíferos gérmenes y patógenos perversos y. para encima, llena de agujeros por los escayos. ¡No hombre no! ¡Sean modernos!
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2018/11/12/lavadoras-lavanderas/2378683.html

lunes, 5 de noviembre de 2018

LAVANDERAS OVETENSES

El Otero

Las lavanderas ovetenses

El monte Naranco y su relación con las mujeres que se dedicaban a la limpieza de ropas y ajuares

05.11.2018 

Dice un proverbio oriental: "Sólo se pierde aquello que no se cuida. No se cuida aquello que no se valora. No se valora aquello que no se ama. No se ama aquello que no se conoce". Totalmente de acuerdo. Así que vamos a conocer otra curiosa historia con el Naranco como protagonista: el lavado de ropa; no en vano, esta actividad fue durante tiempo un buen complemento para las economías familiares del lugar. 
Muchos pueblos de la zona rural del municipio solicitaron al ayuntamiento la creación o reparación de numerosos lavaderos desde finales del siglo XIX hasta mediada la década de los 60. Obviamente, el agua era una necesidad primaria en todo el concejo pero, a pesar de que Oviedo está enclavado en el corazón verde de Asturias, el agua dio muchos quebraderos de cabeza a la ciudad. Cómo no recordar la gran historia que hay detrás de la construcción del magnífico y malogrado acueducto de Los Pilares, pero en el Naranco el agua aún cobraba más valor por la importancia que tuvo, hasta décadas no muy lejanas, el lavado de ropa. Consta ya esta actividad en fechas en torno a 1850. Y aunque en los años 60 ya había decaído aún se siguieron construyendo lavaderos ya que el agua corriente aún no había llegado a la periferia rural. 
Por el Diccionario de Madoz, editado en 1849, sabemos que: "la proximidad de la ciudad de Oviedo estimula a las mujeres (de la parroquia de Naranco) a dedicarse al oficio de lavanderas y panaderas". 
El que fuera el Naranco el lugar elegido para el lavado de ropa y no otras zonas de la ciudad, podría ser, aparte de la abundancia de agua, porque los vientos impulsarían el humo producido por la combustión de carbón y leña sobre la zona del Cristo. Así mismo, la altura de la sierra y su orientación tendrían, a buen seguro, su importancia. 
¿Y para quién se lavaba la ropa en el Naranco? Pues, lógicamente, a aquellas familias más pudientes que podían permitirse el coste. Pero no solo: hoteles, restaurantes, o clínicas completarían la clientela. 
Un visitante de la ciudad en el siglo XIX, Juan Gualberto López Valdemoro, Conde de las Navas, decía a este respecto: "En rústicos estanques, formados de lajas, que alimenta el arroyo, despeñándose desde las alturas, o la fuente nacida allí mismo; bajo la sombra tupida del "Carbayón" o del viejísimo castaño, se congregan las muchas lavanderas que suben y bajan de y a Oviedo todos los días del año. Aquí y allá, como manchas de nieve que no derrite el sol, la ropa blanca, tendida sobre el prado, interrumpe los verdores de la sierra, y los pajizos y rojos zagalejos, las medias azules, los pañuelos de vivas tintas, alumbrados por un rayo de luz que a duras penas se filtra por el espeso ramaje, componen cuadros de incomparable colorido, de vida exuberante. ¡Ni más ni menos que los que a diario nos ofrecen las floridas márgenes del caudaloso Manzanares!". 
Oviedo tuvo su primera estación meteorológica en 1851. Establecida por el entonces catedrático de física y luego rector León Salmeán. Estaba situada en la torre del edificio de la propia Universidad en la calle San Francisco. Pero para los ovetenses de entonces, tal vez fuera más fiable mirar a La Cuesta para prever el tiempo que iba a hacer. Si estaba la ropa tendida al verde era garantía de buen tiempo. 
Pues quede aquí esta nueva tesela de ese inmenso mosaico que es nuestro querido Naranco. Merece la pena conocerlo. Pueden estar seguros.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2018/11/05/lavanderas-ovetenses/2375070.html