Patricia Secades: «Bellido fue una figura puente en la historia de la arquitectura»
La experta analiza la obra del autor de la iglesia de San Pedro de los Arcos
Oviedo, David ORIHUELA
El centenario de la parroquia de San Pedro de los Arcos es momento perfecto para recuperar la figura de Luis Bellido (1869-1955), el arquitecto autor del proyecto de la iglesia. Así lo hizo Patricia Secades, doctora en Historia del Arte por la Universidad de Oviedo, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. Secades respasó la obra de Bellido con especial atención a la parroquia ovetense.
Bellido nació en Logroño en una familia vinculada a la construcción, ya que su padre y su hermano eran ingenieros. Nada más licenciarse en arquitectura fue contratado en Galicia, pero sólo estuvo un año, y se trasladó a Asturias como arquitecto diocesano. En el Principado compaginó su trabajo para la Iglesia con su tarea de arquitecto municipal del Ayuntamiento de Gijón, y con el trabajo de profesor de dibujo en la Universidad de Oviedo. La experta desgranó la carrera de «uno de los arquitectos más importantes que ha trabajado en Asturias», y que destacaba por un «espíritu crítico» que le llevó a interesarse por las nuevas corrientes artísticas. La importancia de la figura de Bellido radica en que su producción arquitectónica se lleva a cabo en una etapa de transición, lo que en opinión de Secades convierte al arquitecto en «figura puente», en la que se da un cambio de valores del sistema neoclásico, que entra en crisis en este momento, hasta la aparición del movimiento moderno.
En sus obras, algo que también se aprecia en San Pedro de los Arcos, Bellido siempre utiliza todo el estilo neogótico, el neoárabe y el neorománico. Con estos mimbres construye «arquitecturas tremendamente funcionales, lo que provoca que los edificios prolonguen su vida en la historia», como el Seminario conciliar de Oviedo, más tarde cuartel y hoy facultad de Filología de la Universidad de Oviedo, en el Milán.
En esencia es Bellido un arquitecto bien cualificado y prolijo, «aunque dota a sus obras de pocas características personales». Un profesional que entiende la arquitectura como herramienta y la utiliza para resolver problemas formales.
El proyecto de San Pedro de los Arcos data del año 1902, y en él se dibuja un templo de una única nave, con una cabecera poligonal. El historicismo se puede apreciar en los pilares, con soluciones muy tradicionales, unas columnas rectangulares que recogen el empuje de los arcos, en lo que supone una solución que se empieza a dar en Asturias ya en el prerrománico, según explicó la profesora, que analizó punto por punto cada aspecto arquitectónico del templo ovetense que cumple cien años.
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