Ha fallecido el anciano que sobrevivía alimentado por los vecino en el Postigo. ¿Y ya está? ¿Quedará el eco de esta noticia mañana? ¿Qué pasa en esta sociedad nuestra del bienestar para que no nos conmueva profundamente algo así? Y lo malo es que no es un caso aislado. Hace unos meses me sorprendió ver en la calle Uría a una persona que dormitaba entre cartones una noche gélida. No quería ninguna atención. Estaba allí por propia decisión. Y tampoco es un caso aislado. Personas que por una razón u otra se quedan al margen y deambulan por la vida olvidadas de casi todos u olvidándose de sí mismos. No se trata de culpar a nadie, simplemente esta noticia me lleva a esta reflexión a título individual. ¿No está fallando algo en nuestra sociedad actual para que casos así ocurran?Nos movilizamos en defensa de causas de lo más variopintas y está bien, pero ¿qué es lo que pasa para que una persona se deje morir a nuestro lado y no haya una movilización social mayor? Que cada uno saque sus propias conclusiones. Por la parte que me toca, no puedo evitar sentir vergüenza. Me pregunto si desde nuestro ayuntamiento se tiene claro que la prioridad son las personas por encima de cualquier otra. Quiero pensar que sí. Pero hoy no puedo evitar sentirme mal. Así lo siento y así lo cuento.
Publicado en La Nueva España el 26 de marzo de 2007
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