El 6 de junio de 2004, el Pleno del Ayuntamiento aprobó la adhesión de Oviedo a la declaración asturiana por la sostenibilidad, conocida como declaración de Llanes (¿brindis al sol...?), lo que implicaría más o menos asumir un compromiso por parte de nuestro Ayuntamiento por el que nos obligaríamos a planificar el desarrollo local, de manera que sea social, económica y ambientalmente sostenible. Este modelo implicaría implantar y desarrollar un sistema de gestión municipal que tuviera en cuenta las políticas ambientales, sociales, económicas y culturales del municipio, que persiguiera y tuviera el objetivo de lograr la sostenibilidad local, lo que implicaría la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos de un municipio de tal modo que se integre:
La supervivencia y respeto del entorno; un respeto por el medio ambiente, medio en el que vivimos y tenemos que conservar para nuestros hijos e hijas.
La necesidad de equidad o justicia social; un desarrollo social más justo en el que se eliminen o disminuyan las desigualdades.
Equilibrio económico; un desarrollo económico más equilibrado en el que se consuman menos recursos y se genere menos residuos.
Objetivos ambiciosos, sin duda. Tenemos la letra, ahora hay que poner la música. El Consejo municipal de medio ambiente es un importante y acertado paso para ir en esa dirección. No nos vaya a pasar lo que dice un amigo muy querido con un sentido del humor envidiable: "En Oviedo, el medio ambiente anda fatal, no llegar ni al cuarto..."
En definitiva, se trata de que todos los ciudadanos tengamos un poco más de calidad de vida; y eso, no les quepa duda, es lo que debe pretender lograr en último término con esa herramienta que ustedes nos ponen en la mano cada cuatro años: la política.
Publicado en La Nueva España el 31 de diciembre de 2006
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