Efectivamente, basta ya
Hace pocos días, nuestra cronista Carmen Ruiz Tilve, en uno de sus deliciosos “pliegos de cordel” titulado “basta ya”, volvía a poner el dedo en la llaga sobre uno de los temas que de forma recurrente me están comentado en los últimos tiempos, especialmente por aquellos que como un servidor, tienen hijas e hijos en esa difícil frontera de la adolescencia. Alertaba Carmen del uso y abuso del tiempo de ocio sabatino por parte de nuestros más jóvenes, especialmente en las calles del Oviedo antiguo. No voy a repetir los detalles que en la memoria de todos están; Esteban Graciet, dedicaba el pasado sábado su sección también a este turbio tema, titulándolo “Tolerancia, ma non troppo”, por lo que supongo al lector consciente en pelos y señales de la situación. Supongo que en mi adolescencia también dirían aquello de “Señor, Señor… esta juventud está perdida…” y el socorrido: “¿pero dónde iremos a parar…?”, pero palabra, que lo que veo cada sábado que salgo a dar mi paseo por el Oviedo circular me produce lástima. No me considero una persona conservadora como podrán imaginar, y presumo de conocer bastante a los adolescentes; no en vano he trabajado con grupos de ellos en los últimos veinte años, pero creo que nos estamos pasando. Repito que no creo necesario entrar en detalles, pelín escatológicos los más, pero igual comparten mi opinión que desde el ámbito de la política municipal se podría y debería hacer algo, ¿pero qué y cómo? Nuestros rivales políticos del PP, no suelen perder ocasión para repetir como discos rayados que los socialistas carecemos de ideas y propuestas para Oviedo; mi opinión al respecto: una chorrada. Pero en este tema, reconozco que no veo una solución clara. En el pleno de noviembre de 2003, cuando se sometía a aprobación la ordenanza municipal sobre ruidos, el que suscribe afirmaba en su intervención: Sería conveniente reflexionar sobre que cultura de ocio estamos fomentando o permitiendo, especialmente entre el colectivo de adolescentes. Aunque esto sin duda, sería motivo de un amplio debate, estos adolescentes son los que semana tras semana generan una gran parte del problema del que numerosas personas se quejan, y a fin de cuentas, son los que sustentan una buena parte de estos negocios, algunos de los cuales nos consta, se mantienen en la flagrante ilegalidad. ¿No sería conveniente que desde la concejalía de juventud se extendieran los programas de ocio alternativo a otros días y franjas horarias? Entre los clínicos se suele decir que la mejor de las medicinas es la prevención. Pues eso.
En el pleno del 3 de enero de 2005, se sometió de nuevo a debate esta ordenanza y entre otras cosas, de nuevo insistimos en medidas de tipo educativo como otorgar distintivos a los establecimientos hosteleros que fomenten actividades no relacionadas con el consumo de alcohol, iniciativas culturales, etc., o que demuestren un compromiso adicional para la prevención del consumo abusivo de alcohol, tabaco o sustancias psicoactivas. Sugeríamos de nuevo aumentar las iniciativas de ocio juvenil, doblando su presupuesto, implicando en ellas a un mayor número de asociaciones juveniles, culturales, deportivas, etc., y ampliando su horario a tardes de viernes y sábados enfocándolas a adolescentes entre 13 y 17 años. Y por último incrementar las actividades dirigidas a la prevención del consumo de alcohol, tabaco y sustancias tóxicas, incrementado el presupuesto del Plan Municipal de Drogas, ampliando sus objetivos y capacidad de actuación en ámbitos como el escolar.
Probablemente estas medidas no serán un bálsamo de Fierabrás, pero pueden ser el efecto catalizador para abrir un debate público. ¿Soy un ingenuo? Creo que no, pero bueno… En fin, problema complejo sin duda; pero ante problemas complejos, imaginación y diálogo. Sugeriría la creación de un foro de debate donde podrían aportar sus ideas y sugerencias concejales como el de infraestructuras y/o seguridad ciudadana, educación, juventud, representantes de los grupos de oposición, representantes de los profesores, de los padres, algún profesional de la psicología y de la medicina, hosteleros, y donde personalmente, recibiría con los brazos abiertos a todo aquel capaz de aportar algo. Cualquier esfuerzo encaminado a paliar esta lamentable situación, debería de ser muy tenido en cuenta. Si no hacemos los mayores esfuerzos por nuestros jóvenes, ¿por qué los vamos a hacer? Ellos son nuestro futuro, pero ese futuro tenemos que ayudar a construirlo desde este presente y para ese cesto no tenemos otros mimbres. Desearía que antes de acabar poniendo un guardia en cada esquina, fuéramos capaces de poner medidas en juego que sean eficaces y no consolarnos con eso del mal de muchos… Caso contrario, acabaré diciendo cada sábado que salga a dar una vuelta como dice un buen amigo mío, del occidente astur él: “mete medo, o medo que mete….”.
Pues hala, manos a la obra.
Publicado en La Nueva España el 7 de mayo de 2005
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