Carta del Naranco a los ovetenses
Sobre la falta de respuesta institucional a los problemas del mítico monte del concejo
04.03.2015
Carlos Fernández Llaneza
Mis queridos vecinos de Oviedo:
Un año ya desde que, por este mismo medio, os trasladé en una carta mis temores e inquietudes. Un año. En todo este tiempo, desde mis alturas serenas, seguí velando y celando vuestra vida cotidiana. Confiado en que alguna de mis demandas encontrara el eco adecuado. Todo un año ha pasado y aquí sigo. Esperando. Y con cierta frustración, para qué vamos a negarlo. Quise hacer vuestros mis muchos miedos con la esperanza de que hicierais mi voz vuestra voz. Con la ilusión de que vuestra fuerza fuera mi fuerza. Con la creencia de que vuestra determinación se convertiría en mi impulso. Vuestra voluntad en mi oportunidad. Vuestra decisión en mi futuro. La realidad... Pues la realidad es la que es. La certeza a la que estoy resignado: todo sigue igual.
He asumido que mis problemas no son solamente la deforestación, las canteras, las líneas de alta tensión... Esos tendrían solución. ¿Sabéis cuál creo que es mi mayor problema? La indiferencia. Siento que no os importo. Que nada de lo que me ocurre os preocupa. Que nada de lo que me pasa es motivo suficiente para mover vuestra voluntad. Y la rabia y la pena me pueden. Tan sólo os pido que, de verdad, me ayudéis a ser lo que siempre fui: vuestro espacio natural por excelencia. ¡Vuestro bosque! No necesito más. No preciso de grandes inversiones. No deseo grandes e innecesarias infraestructuras.
Tampoco quiero convertirme en parte de los papeles de nadie, ocupando unas cuantas líneas de compromiso que se sacan a pasear convenientemente antes de vuestras citas electorales para luego condenarme, de nuevo, al olvido de algún cajón oscuro en vete tú a saber que despacho perdido.
Necesito vuestra ayuda sólo para ser lo que necesito ser. ¿No os dais cuenta aún? Me necesitáis tanto como yo os necesito. Qué bien me entendió ese escritor de vuestro vecino concejo de Grado, Valentín Andrés, cuando dijo esa frase que gusto de repetir y de la que me siento orgulloso: "Millares de siglos antes de existir Oviedo, el Naranco ya era ovetense".
Soy vuestra historia, vuestra vida, vuestro silueta esencial, vuestros recuerdos, vuestro horizonte, vuestro espacio vital, vuestro paisaje ancestral, vuestro abrigo, vuestro propio aire, vuestro reto, vuestro destino, ¡soy vosotros mismos!
¿De verdad es tan complicado aunar esfuerzos y voluntades para empezar a hacer algo, por poco que sea?
¿De verdad es tan difícil, que miréis para mí y decidáis llegado el momento de alzar la voz para reclamar lo que por historia, por derecho y por sentido común me corresponde? ¿De verdad es tan complejo sellar un compromiso real y firme con mi futuro?
Miradme. Entendedme. ¡Ayudadme!.
Os sigo esperando.
Siempre.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2015/03/04/carta-naranco-ovetenses/1721818.html
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