Pisemos la Luna
Las enseñanzas que deja para la vida diaria un reto épico del que se acaban de cumplir 50 años
Carlos Fernández Llaneza 02.09.2019
Una de las efemérides de este año que seguí con interés fue el 50.º aniversario de la llegada del hombre a la Luna. Vi casi todo lo programado en diferentes canales de televisión. Un reto tecnológico realmente épico que siempre me fascinó. Armstrong, Collins y Aldrin volvieron con fuerza a la actualidad. Pero ¿alguien se acuerda del último astronauta que pisó la Luna? Pues casi nadie, supongo. "El último hombre en la Luna" fue uno de esos programas que disfruté este verano. Contaba la historia de Eugene Cernan, el comandante del "Apolo 17" que despegó de la Luna el 14 de diciembre de 1972. Desde entonces, la Luna espera a que los humanos volvamos a poner el pie en nuestro satélite. Pues bien, al final del reportaje, Cernan dice: "A menudo les digo a los niños, y sobre todo a mis nietos: no te subestimes. Nunca sabes lo bueno que eres hasta que lo pruebas. Sueña lo imposible y haz que se haga realidad. Yo caminé sobre la Luna, ¿qué hay que no se pueda hacer?" Y me quedé pensando en ello. Actualmente están muy de moda los libros calificados de "autoayuda". Recetas mil para transformar nuestra vida como por ensalmo, espantar todos los demonios que nos acechen y ser feliz por arte de birlibirloque. Uno de los autores de más éxito en ese campo es el brasileño Paulo Coelho, padre de una frase que se ha multiplicado hasta la saciedad: "Cuando realmente se desea algo, el universo conspira para que lo consigas". ¿Saben qué creo? Que, con el debido respeto, es una solemne chorrada. Si deseas realmente algo, ponte a trabajar por ello. Con convencimiento. Con ilusión. Con esperanza. Con confianza. Con tesón. Y, a pesar del esfuerzo, es posible que no lo consigas, así que prepárate a gestionar la frustración y a otra cosa mariposa.
El éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo, decía Churchill y, en eso, el universo poco tiene que ver. Pero sí es cierto que reflexiones como las de Coelho y experiencias como la de Cernan nos pueden venir muy bien para no rendirnos cuando la miel de los días se transforma en hiel. ¿Hay alguien a quien la vida no le haya dado alguna bofetada? No. Claro que no. Este verano he compartido alguna amarga experiencia. Y la esperanza, si eres paciente, si no te subestimas, está ahí, aguardando. Como decía Cerner: "Nunca sabes lo bueno que eres hasta que lo pruebas".
Me encanta la montaña. En ella siento la verdad. Lo real. Lo auténtico. Sobrecoge y te hace sentir humilde. Comparto con ustedes una experiencia de hace unos días. Mi hijo Carlos y yo acompañamos a Jorge Egocheaga, tan buen montañero como mejor persona, a los Picos de Europa. A una cumbre que jamás pensé que pudiera subir: Peñasanta de Castilla. Catorce horas de ruta, trepadas, destrepadas y rápeles que para este "pisapraos" parecían, a priori, imposibles. Tal es así que si llego a ver alguna foto o vídeo de la ruta el día antes, probablemente, no hubiera ido. Pero con el ánimo de Jorge y Noelia subí. Y bajé, claro. Recordé las palabras de Cernan: No te subestimes.
Y una vez más aprendí otra lección de esa gran maestra que es la montaña. No somos conscientes de lo que podemos lograr hasta que, verdaderamente, nos lo proponemos. Y eso sirve para subir una montaña (sin perder el sentido común, claro) o para levantarte cuando alguna de esas frecuentes zancadillas que nos pone la vida te hace morder el polvo. Sé que el universo no va a conspirar para traerme nada a casa pero, quizá, tampoco esté mal soñar lo imposible. Peleemos porque se haga realidad. El mundo necesita utopías. O estaríamos perdidos.
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/09/02/pisemos-luna/2523641.html
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