El Otero
Leyendo a Oviedo
Sobre la feria del libro de la ciudad
Carlos Fernández Llaneza 07.05.2018
"No es posible vivir sin libros". (Thomas Jefferson)
Que Oviedo es una ciudad bien novelada es sabido. Y es cierto. Oviedo es una ciudad que ha gozado del privilegio de ser escenario para muchas novelas. Y su idilio con los libros no acaba ahí. También hemos tenido -y tenemos- la fortuna de disfrutar de muchas y buenas librerías aunque, lamentablemente, asistimos en los últimos años al cierre de algunas emblemáticas; un hueco que es mucho más que un local vacío. Aun así, los libreros de Oviedo nunca se amilanaron ante las dificultades y continúan esforzándose para que los ovetenses no nos privemos del placer de leer. Y en ese empeño, la Asociación de Libreros de Oviedo organiza, un año más, Libroviedo, que con esta edición ha llegado, felizmente, a su 25.º aniversario. Desde el pasado 4 de mayo, en la plaza de Trascorrales, quince librerías nos ofrecen un multicolor mosaico de libros para todos los gustos.
Se temía que las nuevas tecnologías fueran orillando, poco a poco, al libro en papel hasta convertirlo en una reliquia. Afortunadamente no es así. El libro sobrevive a los soportes digitales, a la crisis o a la injusta piratería que, como una legión de termitas voraces, pretende aniquilarlo. Y resistirá. El gran reto está en incorporar nuevos lectores. No sé si los jóvenes y niños de hoy, que nacieron con un móvil casi como un nuevo apéndice podrán llegar a establecer una relación de afecto con los libros. Ese es el gran desafío a encarar porque si no, nos enfrentaremos a una curiosa paradoja: nunca se ha publicado tanto y se ha leído tan poco.
Vargas Llosa afirma que la cosa más importante que le ha ocurrido en su vida ha sido aprender a leer. Le creo. Leer nos permite viajar, soñar, reír, pensar, gozar, vivir un sinfín de aventuras, emocionarnos; en definitiva, abrir una inmensa ventana a mil mundos reales o imaginarios. Todo cabe en unas páginas, que igual atesoran el polvo sereno y paciente de años y años de silente calma en el fondo de una estantería, que rezuman, en hojas bullangueras, el olor del papel nuevo y de la tinta fresca. Todo en unas páginas pretendientes de ese flechazo entre el libro y el lector que cuando se da es como un pequeño milagro.
¿Recuerdan sus primeros libros? Esos que perduran, indelebles, en nuestra memoria con el color y el olor original. Quizá fuera un regalo. Tal vez algún libro escolar. Piensen. Seguro que hay uno que, al evocarlo, les hace sonreír... ¿lo ven...? Yo recuerdo uno con especial cariño: "La isla del volcán". Narraba las peripecias que vivía un oso que viajaba a una isla en la que un volcán entraba en inoportuna erupción. Aún rememoro, nítida y clara, la imagen de la portada. Libros que formaron parte de nuestras vidas.
Queden, pues, estas líneas como reconocimiento y agradecimiento a los libreros de Oviedo por su trabajo y dedicación, no siempre fácil ni rentable. Y con el deseo de que veamos los 50 años de Libroviedo.
E intentaré no olvidar ese proverbio árabe: "Libros, caminos y días dan al hombre sabiduría".
A fin de cuentas, en buena medida, somos fruto de lo que leemos.
http://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2018/05/07/leyendo-oviedo/2281958.html
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