Maldita avaricia
La honradez de los que levantan un país frente a la miseria de algunos que simulaban ser respetables
19.02.2016 | 05:05
Maldita avaricia
Carlos Fernández Llaneza Woody Allen tiene que estar encantado. Un último homenaje a su ópera prima: toma el dinero y corre. ¡Esto es un no parar! El caso Vitaldent, con un supuesto fraude de más de diez millones de euros es la última guinda. Su propietario fue detenido, listo él, cuando se sospechaba que iba a dejar el negocio y poner pies en polvorosa. Sumemos todos los casos de corrupción política que hemos ido viendo en los últimos meses y que no enumero porque me saldría del espacio deseable. Más los banqueros en el banco... de los acusados, claro. Empresarios que, corruptos y corruptores, pillines ellos, quieren llenar las arcas con malas artes; y es como para exiliarse a no sé dónde. De castaño a oscuro empieza a pasar esto. Pareciera que tanto afán tengan por los cuartos que dirían como el Lazarillo: "maldita la gota se perdía". Alumnos aventajados le han salido al zagal.
Iba a seguir lamentándome y temiendo que tanta corrupción sea intrínseca a cierto carácter ibérico pero no; no lo haré. Uno, porque no lo creo y dos, porque no me apetece ser plañidero. Por contra, traigo dos testimonios que, no por conocidos, son menos valiosos. Ilustran una parte en positivo que me parece más oportuna resaltar frente a la inmundicia de algunos que se atrevieron a llamarse respetables y que vivieron con indolente indiferencia ante las necesidades acuciantes de muchos de sus conciudadanos.
Uno es Roberto Darín, fantástico actor argentino, y que, en una entrevista en una televisión de su país, ante la pregunta de por qué no había dado el salto a Hollywood y rechazado el dinero que podría haber ganado, contestaba: "¿El dinero para qué sirve? ¿Para vivir mejor? ¿Mejor de lo que yo vivo? Me pego dos duchas calientes por día. Me estaba yendo bien en el teatro, estaba trabajando genial, nos iba la gente, nos besaba y abrazaba en la calle... La ambición te puede llevar a un lugar muy oscuro, muy desolador. A mí no me moviliza. No es que no me guste la guita o no me guste ganar guita o estar en una situación de estabilidad y tranquilidad económica. No estoy hablando de eso".
Recordé también a un personaje singular y admirable, Pepe Mújica; cuando menos, un político atípico. Su criterio es digno de escuchar. Entre otras cosas, y a lo que nos trae hoy, decía: "cuando yo compro algo, o tú, no lo compras con plata, lo compras con el tiempo de vida que tuviste que gastar para tener esa plata. Pero con esta diferencia: la única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta. Y es miserable gastar la vida para perder libertad". Un presidente que decía, con buen criterio: "a los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política. Son un peligro".
En fin, es obvio que de poco servirá ser el más rico del cementerio... Y más si para conseguirlo tienes que empeñar tu alma al diablo o traicionar todo lo traicionable.
Me pareció conveniente, frente a la avaricia, la codicia, la avidez, la miserable mezquindad de algunos, traer a otros personajes que pongan un contrapunto a tanta miseria moral, y, por qué no, recordar a los millones de españoles que, cada mañana, se levantan para ir a un trabajo que, probablemente, no les gusta, por el que no serán reconocidos ni bien pagados, pero que hacen de forma honrada. Esos son los que levantan un país y a los que, toda esa caterva de sinvergüenzas, nunca podrán mirar a la cara.
"Oh miseria humana, a cuántas cosas te sometes por el dinero". El gran Leonardo ha dicho. Y no tengo más que añadir.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2016/02/19/maldita-avaricia/1885449.html
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