¡Pues yo quiero un cabrio!
Los avatares de la construcción del palacio de Calatrava
13.11.2014
Carlos Fernández Llaneza
El otro día me encontré con mi amigo Xuan y tras preguntarle qué era de su vida, compartió conmigo un monumental cabreo. Se considera víctima de una engañifa pistonuda. Os cuento: resulta que uno de sus sueños era tener un coche cabrio, lo que viene siendo un descapotable de toda la vida, vamos... Bien, pues tras hacer buena cantidad de cuentas, allá que se va todo contento al concesionario. Mira ofertas, descuentos, y, por fin, salió todo contento con su flamante descapotable. El día era soleado. Invitaba a dejarse acariciar por el viento. Se pone a plegar la capota y ¡coime!, que no funciona... Pestes varias y al concesionario. Miran y remiran, dan vueltas y más vueltas y le dicen al mí Xuan que, efectivamente, la capota no se mueve, pero que a ver qué hizo, que si no será que dejó algo sin pagar... ¡Pásmate! Se subía por las paredes el prubín... Habla con varios mecánicos y hasta tres le dicen que "nomenó", que clarísimamente es por problemas técnicos. Recurre al fabricante. Pues mire oiga, que no, que nosotros no tenemos la culpa, igual en el concesionario le hicieron alguna cosina ahí apresuradamente... Arreglos para acá y para allá, total, que acabó pagando una dineral más del acordado y la capota del coche del sufrido Xuan sigue sin moverse ni un ápice. ¿Es o no es para mosquearse? Ya le digo a Xuan que no sea fatu, que lo solucionen y le den el coche en las condiciones que estaban reflejadas en el contrato, ¡qué menos!
Pues este relato, amigos, entre bromas y veras, refleja lo que nos ha pasado a los ovetenses. Diseñaron un palacio de Congresos por 76 millones de euros que costó al final ¡360! para alegría y regocijo de los promotores. Sobre una de sus características estrella, su visera móvil, hay que decir casi como Galileo: Y sin embargo, no se mueve. Calatrava dice que, ¡ah...! se siente... que va a ser por unas soldaduras que algún gañán hizo por ahí y que Jovellanos XXI anda más tiesa de dineros que la mojama y que de esos polvos vienen estos lodos. Éstos, a su vez, dicen que tururú. Los responsables de las empresas que participaron en la construcción aseguran que los problemas son de tipo técnico y que los monumentales sobrecostes "se deben al sistema de trabajo de Calatrava", "todo se hace sobre la marcha" afirman. Sólo faltan Pepe Gotera y Otilio para completar el equipo. Como guinda, el renombrado arquitecto afirma: "hay una campaña de descrédito contra mí con fines electorales". Mira tú... Y lo del diálogo con las torres, ¿cómo irá? Yo no soy técnico ni financiero. Soy un ovetense al que le gustaría que, ya que regalamos el terreno para que la ciudad dispusiera de un flamante Palacio de Congresos y que la operación conllevó la construcción de un nuevo campo de fútbol por casi 50 millones de euros (13 más de los previstos inicialmente, por cierto), nuestro patrimonio se gestionara de forma eficaz y transparente y al que no le dieran, cada dos por tres, gato por liebre. Así que, como mi amigo Xuan, digo: "¡Pues yo quiero un cabrio!".
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