Descubriendo a Gerardo Zaragoza
El escultor de Cangas de Onís y su legado en la ciudad
19.11.2014
Carlos Fernández Llaneza
A menudo solemos pasear por las calles sin preguntarnos por lo que nos rodea y, en Oviedo, afortunados nosotros, tenemos un buen ramillete de patrimonio artístico y arquitectónico; más podría ser si confrontaciones bélicas y la estupidez humana en formas variadas no hubieran hecho de las suyas. El caso es que al hablar hace un tiempo de Feijoo salió a colación la escultura de Gerardo Zaragoza, radicada desde 1954 en la plaza que lleva el nombre del fraile benedictino y, claro, la curiosidad, ya se sabe, cuando pica hay que rascarla, y me llevó a querer saber algo más del escultor y de su obra, así que vamos a revolver un poco entre la bibliografía en busca de más información.
Gerardo Zaragoza nació en Cangas de Onís en 1902, hijo del pintor José Ramón Zaragoza. Cursó estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, primero de pintura y posteriormente de escultura, siendo alumno de Cecilio Pla, Julio Romero de Torres y José Capuz. En 1943, el crítico Miguel Moya Huertas escribió sobre Zaragoza: "Hay en él una suma de fuerzas contradictorias que no concluyen destruyéndose recíprocamente, sino que culminan en una síntesis de plenitud. Hay aquí un escultor joven e insigne que ha conseguido un modelado estricto cuyos pormenores y relieves, además de revelar por entero la personalidad del hombre en cada contracción muscular de la fisionomía, tiene un parentesco superior de intención plástica que suprime de la obra toda concesión a un realismo intrascendente".
Y entre su obra encontramos esculturas que nos son familiares a todos; por ejemplo:
Tríptico y bustos del jardín de los Reyes Caudillos en la Catedral de Oviedo, obra de 1942.
El monumento a Palacio Valdés en el Campo San Francisco del año 1953. También obra suya y del mismo año, el monumento al escritor sito en Pola de Laviana.
En Cangas de Onís, el monumento a Juan Vázquez de Mella, de 1961.
En Covadonga, la conocida escultura del Rey Pelayo, obra de 1964.
Del año 1972 es el monumento a Plácido Álvarez Buylla, en la plaza del Carbayón.
Y quizá, su obra más conocida, el monumento al Sagrado Corazón que corona el Picu el Paisano en el Naranco, de 1980.
Gerardo Zaragoza falleció en Madrid en 1985.
Así pues, cuando miremos a los ojos a las pétreas figuras de Pelayo, de Feijoo, o del Sagrado Corazón, tengamos un recuerdo a quien las hizo posibles.
http://suscriptor.lne.es/suscriptor/oviedo-opinion/2014/11/19/descubriendo-gerardo-zaragoza/1673672.html
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