Santa Ana de Vega o de Meixide
Una histórica capilla estrechamente vinculada a La Balesquida
Carlos Fernández Llaneza 10.06.2019
Una cofradía que atesora tanta vida como La Balesquida ha de tener, por fuerza, sus anaqueles rebosantes de historia; de nombres, fechas y lugares concretos que han ido configurando, serenamente, su devenir hasta nuestros días. Quiero hoy referirme a uno de esos lugares: la capilla de Santa Ana de Vega o de Meixide, reconstruida en 1997 y reinaugurada el 24 de mayo de ese año con asistencia del vicario general de la Diócesis, del alcalde de Oviedo y de los cronistas oficiales de Asturias y de Oviedo. Estaba enclavada en el territorio de la parroquia de San Pedro de los Arcos, aunque actualmente pertenece a la parroquia del Cristo de las Cadenas y su historia está unida a la centenaria tradición ovetense de la Balesquida. No en vano jugaba un importante papel en las fiestas de la cofradía, la más antigua de la ciudad y entre las más vetustas de España, del siglo XIII. Vinculada al gremio de "xastres" o alfayates, entre cuyos cometidos se encontraba la organización de las fiestas y celebraciones de la Pascua de Pentecostés. En esos días había en la ciudad procesiones, fiestas y comparsas durante tres días, que concluían en el martes de la fiesta grande cuando la procesión de devotos arribaba hasta Santa Ana de Meixide, en el barrio de Vega.
Aquella caminata, bien nutrida de ovetenses, llegaba hasta los alrededores de la capilla donde se daba buena cuenta del torrezno con pan de "fisga" y medio cuartillo de vino blanco de "pasado el monte". Pero nada es eterno y, a partir de 1787, la procesión llegó solamente hasta la capilla de Santa Susana, en la calle homónima, hoy desaparecida, quedando ya para siempre la fiesta unida al cercano Campo San Francisco, con lo que ya pasó a denominarse Martes del Campo o Martes del Bollo.
Ese cambio de costumbre tuvo como consecuencia el progresivo abandono del lugar al que sin embargo, como cuenta Carmen Ruiz Tilve "permanecieron fieles muchos vecinos de la zona y algunos ovetenses amantes de llegar hasta allí, incluso a diario". La capilla era de construcción sobria "a la sombra del añoso tejo, con efigies antiguas", tal como la describe Canella. Algunas de aquellas imágenes, posiblemente del siglo XV, a los lados de la principal, Santa Ana, eran san Antonio y san Benito.
Carmen Ruiz Tilve recoge en un escrito dedicado a esta capilla un texto de Constantino Cabal de 1950, quien cuenta que, tras los destrozos de la guerra, momento en el que fueron "fusilados" los santos mencionados delante del tejo y la capilla toda maltratada, "aquello quedó convertido en un montón de ruinas: quedan medio deshechos unos muros; resta la fachada en pie. La nave está cubierta de maleza y el pórtico destruido y, únicamente, en el campillo estrecho que tiene delante el pórtico se yergue el tejo de siempre en la seguridad de que su vida, atiborrada de siglos, aún habrá de nutrirse de sustancia de siglos de porvenir".
En 1863, el abogado y periodista Enrique Fernández Rojas, bajo el seudónimo de "Lupercio" firmaba una gacetilla con el epígrafe "Un mayordomo de la Cofradía de los Alfayates" (recogida por Protasio S. Solís en sus "Memorias Asturianas", Madrid 1980, apartado de fiestas y romerías), donde, con un sentido humorístico, pone de relieve el secular descuido por que el que no se llevó a efecto el antiguo proyecto del camino a Meixide y, en consecuencia, hacía muchos años que la procesión no pasaba de Santa Susana. Así, la humilde capilla sobrellevó más de un siglo de desamparo hasta que la guerra la arruinó totalmente.
Sobre su construcción, es difícil aventurar una fecha. Lo único que podemos pensar es que, acaso, haya sido erigida a partir de una donación de terrenos (1232), a no ser que ya hubiese allí una ermita anterior. De todas formas, según reza el proyecto de restauración efectuado por el estudio de José Rivas, se trataba de una construcción sencilla y pobre: de carácter medieval.
Obligada mención al tejo centenario que está delante de la capilla. Uno de los más longevos de Asturias y, tal vez, el único en la ciudad de este calibre. En la hoja dominical de la parroquia del Cristo correspondiente al 14 de mayo de 2017, su párroco, Julián Herrojo, escribe sobre este tejo en estos términos: "Junto a la capilla de Santa Ana tenemos uno de los más grandes (tejos) de Asturias que forma parte del grupo de "los tres" que tienen seis metros o más metros de perímetro: Bermiego (Quirós), Santa Coloma (Allande) y Salas. El tejo ha sido tradicionalmente plantado junto a las iglesias precisamente por su longevidad, teniendo así la seguridad de que permanecerá por varios siglos. En Asturias hay catalogados 256 tejos en el campo de la iglesia".
Es muy dificultoso cifrar la edad de este tejo, pero se calcula que puede rondar los cinco siglos. Mucha vida ovetense ha visto pasar a su sombra?
En uno de los deliciosos "Pliegos de cordel" que Carmen Ruiz Tilve nos regalaba cada semana, escrito en mayo de 2012, leemos: "En 1994, gracias a la buena memoria de Joaquín Manzanares, que empezó a desbrozar el abandono que cubría la capilla, donde ya ni siquiera se refugiaba el ganado, se inició la recuperación, con la intención de devolver a aquel lugar la antigua costumbre de llevar hasta allí la fiesta de La Balesquida. La primera parte del proyecto se cumplió, afortunadamente, y la capilla estuvo terminada en la primavera de 1997".
Y así fue. Durante los años 1996 y 1997, la capilla fue objeto de una profunda reconstrucción por encargo del Ayuntamiento de Oviedo. Una obra que dio un nuevo aliento a esta centenaria capilla que, desde entonces, reclama un futuro que durante décadas permaneció aletargado entre zarzas y yedra. Cuando se empezó a pensar en esta obra, el entonces concejal de servicios del Ayuntamiento de Oviedo, Manuel Palmero, manifestaba en LA NUEVA ESPAÑA del 19 de octubre de 1994: "La restauración de la capilla es el primer paso para recuperar el escenario original de la fiesta del Bollu. El entorno natural de la ermita, rodeada de prados, invita a pasear, a descansar y es un lugar perfecto para celebrar el Martes de Campo". Pues aquella idea parece que no cuajó entre los ovetenses y el primer martes después de Pentecostés el Campo sigue siendo el lugar que congrega y reúne a más ovetenses. Los más jóvenes gustan más del parque Purificación Tomás que ese día se ve totalmente abarrotado. Quizá no fuera mala idea pensar en tornar la vista, de algún modo, hacia Meixide?
En fin, la obra se concluyó y, así, el 26 de julio de 1997, festividad de Santa Ana, se celebró de nuevo la misa en honor de "Santa Anina". Extractamos unas palabras de la homilía como conclusión a estas líneas: "Aún no hace dos meses inaugurábamos esta capilla milenaria, después de la reconstrucción. Y después de más de 60 años reanudamos una antiquísima tradición, la de la fiesta en Vega, la fiesta de Santa Anina a la que acabamos de sacar en procesión y la que nos disponemos a venerar como hacían nuestros antepasados. Hoy por tanto es un día de fiesta importante para esta parroquia y para este pueblo de Vega".
https://www.lne.es/noticias-suscriptor/suscriptor/oviedo-opinion/2019/06/10/santa-ana-vega-o-meixide/2485921.html
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